Viajar a Rusia, fue la peor decisión que tomó Sarah Brown. Acabó en las garras de un Boss de la mafia rusa, un hombre lleno de venganza y odio. Un hombre frío y cruel, con deseo de vengar a su esposa. Sarah fue diagnosticada con problemas de corazón, con una falla cardiaca que la va agotando poco a poco y cada día, su vida se va yendo. Ella desea viajar, conocer otras culturas y países, pero fue el mayor error de su vida. Vladimir Sokolov, quiere tener a su padre en sus manos y su hija, es su moneda de cambio. —¿De qué conoces a mi padre? —pregunté, queriendo saber más. —Tu padre es de esas personas, a las que tienes que pisar como una cucaracha. — tragué saliva. —Mató a mi esposa y quiero verle suplicar. —¿Me... Me matarás? —tartamudeé. —No. ¿Qué sentido tendría matarte? Si lo que más quiero, es tener a tu padre en mis manos. —se levantó del sofá. —Eres mi moneda de cambio, bella dama. —Jamás te diré dónde esta mi padre. —exclamé sacando el valor. —No te preocupes, él mismo se acercará. — sonrió de lado. —Él mismo dará su ubicación. —¿Quién eres realmente? — limpié mis lágrimas. —Bueno, eso es fácil de responder. ¿Has oído hablar de la Bratva? —asentí. —Pues yo soy el líder que la lleva y tú, mi querida Sarah, eres mi rehén. Ahí supo que su vida estaba por acabar, que sus días estaban contados. Estaba en las manos del Boss de la mafia un asesino y narcotraficante. Pero... ¿él será su salvación? o ¿su destrucción?
Leer másVladimir Sokolov Sali de la y Sarah sonreía con su madre, mordía mi labio mientras caminaba hacia ellas. Cuando notaron mi presencia, sonreí forzadamente. Me senté al lado de Sarah y ella se apoyó en mi hombro.—¿Cómo fue todo? — escuché su dulce, mientras acariciaba mi mano. —Os dejo solos. — la voz de su madre, llamó nuestra atención. Su madre se fue y nos dejó solos, estaba pensativo, sintiéndome como una mierda por todo esto. Ella no lo entendía, pero para mí, era duro mentirles mirándoles a la cara. —Vlad, ¿Qué ocurre? — me preguntó y está vez, observándome.—Nada, vamos al hotel, estoy algo cansado. — respondí secamente levantándome. —De acuerdo, avisaré a mi madre. — asentí.Flote mi cara con mis manos, soltando el aíre por la boca. No sé cuánto tiempo podré callar todo esto, mi conciencia no me dejaba tranquilo. Me recriminaba, me torturaba. Su padre fue un gran hombre, dándome a su hija como si yo fuese su salvación y no lo soy... Joder, no lo soy. Yo soy el puto culpabl
Sarah Brown Mi madre y yo entramos a la habitación, queríamos verle y estar juntos junto a él. Cuando Vlad dijo que había despertado, fue como recibir de nuevo el oxígeno al pecho. Quiero hablar con él, cogerle de la mano, cuidarle y vea que regresé a casa. Cuando entramos, mi padre tenía los ojos abiertos y a su derecha en médico, revisándolo. Cuando mi padre notó nuestra presencia, sonrió. Miró a mí madre, pero cuando me observó a mí, creía que soñaba, que yo no estaba ahí. Me miraba con el ceño fruncido, parpadeando como si todo fuese un sueño. Caminé hacia él y le cogí de la mano y notará que era real.—Hola, papá. — sonreí limpiando mis lágrimas. —Soy yo, estoy aquí. —Mi niña. — susurró, con voz ronca. —No sabes lo feliz que me hace Verte, te busqué sin descanso.—Ya estoy aquí, papá junto a tí. — acaricio su mejilla. —Tú por fin despertaste y la familia está completa. —¿Quién te encontró? — preguntó, observé a mi madre y ella asintió.—Vladimir Sokolov, papá. — al decir su
Sarah Brown En el hotel, Vlad duerme como un niño pequeño. Su respiración relajada, su boca cerrada cogiéndome de la mano. Con una sonrisa, apoyo mi cabeza en su pecho y me abraza, acercándome más a él.Cuando despierto, estoy sola en la cama, Vlad no esta a mí lado. —¿Vlad? — le llamo, me levanto de la cama y voy al baño.Cuando abrí la puerta, me tomé con él. Me veo por la mampara trasparente, lavándose el pelo. Me deshago de mi ropa, dejándola en el suelo y entró a la ducha. Le abrazo por detrás, acariciando su torso, él se giró y me sonrió de manera coqueta.—Buenos días, dormilona. — me saluda robándome un beso. —¿Cómo has dormido?—Bien, pero mucho mejor ahora. — le abrazo por el cuello.—¿Te has levantado juguetona? — besó mi cuello, mojándome completamente.—Si, y quiero que juegues conmigo. — respondí coqueta. Me giró y me puso contra los azulejos, acariciando mi intimidad, estremeciéndome. Me penetró con sus dedos, solté un gemido mordiéndome el labio. Necesitaba ésto, ne
Sarah Brown Habíamos llegado a Escocia, mi corazón revoloteaba en mi pecho de alegría y felicidad. Iba a ver a mis padres, iba abrazarles. Necesitaba verles, deseo contarles tantas cosas, me han hecho tanta falta. Deseo contarles que tengo pareja, que me hace feliz, que es bueno, que me cuida. Deseo contarles muchísimas cosas y sobretodo sobre Vlad.Vlad aprieta mi mano acariciándola, le miró y él me sonríe.—¿Estás feliz? — me pregunta y asiento. —Ellos se llevarán una gran sorpresa.—Si, no se lo esperan. Pero deseo abrazarles y estar con ellos. — respondí. —Pero no quiero que tú te vayas de mi vida.—Prometi no hacerlo y lo cumpliré, pequeña. — me besó. —¿Cómo vas con tu corazón? —Mi corazón está feliz. — aclaré acariciando su mejilla. —Esta contento, alegre. No te preocupes.—Sabes que lo hago.—Lo sé, pero ahora Puedes estar tranquilo, porque está fenomenal.Aún creo que es un sueño, aún no me creo que Vlad me haya dejado libre. Observo Escocia por la ventanilla, flotando mis
Vladimir Sokolov Ella me miraba con el ceño fruncido, como procesando mis palabras. Sus bellos ojos, estaban brillosos, como queriendo llorar. Ella merece irse con su familia, estar con sus padre en estos momentos. Yo le arrebaté su libertad y eso no se lo merece, fui detrás de un inocente. Provoqué dolor y sufrimiento a una familia libre de culpa.—¿Me voy? — preguntó tragando saliva y asentí con una sonrisa forzada. —¿Y nosotros?—Que te dejé libre no significa que te aleje de mi vida, seguiré en tu vida, cuidándote y teniendo una relación normal. — respondí. —Solo estarás con tu familia, libre, sin estar secuestrada.Ella se acercó a mi y me abrazó, su rostro pegado a mi pecho y yo la abracé con fuerza, con tanta fuerza que me daba pena dejarla ir. Sarah me ayudó a salir de aquel dolor, esa oscuridad. Con su carácter y con su sonrisa, me elevó al cielo, sacándome del infierno.—No te vayas de mi vida, por favor. — suplicó. —No te vayas.—No me iré, nena. — la sujeté de su rostro p
Sarah Brown Estaba en el salón esperando a que Vlad regresará, sabía que esto iba a ocurrir, en el momento que me viese. Pero tengo miedo que cometa una locura, que haga algo no deba. Andreu es su hermano, sangre de su sangre. Pero el jamás pensó en su hermano, le hizo mucho daño. Andreu se merece un buen golpe, porque no para de provocar a Vlad. Andreu hizo daño a mi padre, a Vlad cometiendo aquel asesinato. No sé exactamente porque lo hizo, pero si se lo digo a Vlad, se formaría una maldita masacre. Pero también salvaría a mi padre de un delito que no cometió.Escucho la puerta y me levanto del sofá, pero cuando le vi, mi pecho se oprimió. Vlad tenía la car golpeada y con sangre, me acerqué a él y me miró.—Estoy bien, Sarah. — habló pasando por mi lado y yendo hacia el sofá. —Solo son pequeños golpes ni importancia.No respondí, fui directamente al baño a coger el botiquín. Volví al salón y me senté de rodillas frente a él, saqué las gasas y el agua oxigenada y empecé a limpiar su
Último capítulo