Twenty five

Sarah Brown

Mordí mi labio al ver cómo él, obedeció mi orden. Jamás imaginé que lo hiciera, pero también tiene que entender que lo hago por su bien.

Él me cuidó, aunque muchas cosas, las tengo prohibidas, pero sé que puedo contar con él, que jamás me dejaría sola. Vladimir sabe cómo cuidarme, cuando me dan los ataques, sabe calmarme. Sabe mirarme a los ojos y relajarme, ahora, me toca a mí cuidarle y obligarle hacer determinadaa cosas.

Salí del despacho y en el salón me encontré con María, que doblaba una cortinas. Me acerqué a ella con una sonrisa

—Hola, María..— ella se giró y me mostró su dentadura tras aquella sonrisa. —¿Cómo estás?

—Hola, mi niña. — me saludó sin dejar de hacer sus cosas. —¿Cómo te encuentras? Vlad a subido a ducharse.

—Lo sé, le he obligado, tengo que curar su herida. — María dejó de hacer lo que hacía y me observó, yo me puse nerviosa tras aquella mirada confusa.

—¿Vladimir hizo eso? — asentí. —No me lo puedo creer, él jam
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