Twenty eight

Sarah Brown

Vlad me dejó en la cama, se quedó conmigo todo el tiempo. Ahora, se encontraba durmiendo a mi lado, estaba de lado, dándome la espalda. Se había quitado la camisa para estar más cómodo, veía su espalda fuerte y con aquel tatuaje que le llegaba desde casi la nuca hasta la parte baja de la espalda. Tenía tatuado una cruz, no era muy calcado, pero sabía que tatuaje era.

Me tumbe y lo abracé, dejé un beso en su espalda y cerré mis ojos.

Empezó a moverse, se giró y se puso frente mia, pegado a mí rostro. Abrí los ojos y me encontré con su mirada, me observaba en silencio y me sentía nerviosa. Sonreí y me acarició la mejilla, mordí mi labio inferior, anhelaba que me acariciara así. Me fascina que me trate con tanta atención y amor, Vlad a cambiado conmigo, no es el hombre del principio.

Pero sé, que su venganza sigue en pie, sé que sí ve a mi padre, no dudaría en matarlo. Aún tengo dudas de todo esas acusaciones, mi padre no es un asesino, él
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