XLV ¿De qué ha servido tanta terapia?

Con el rostro bañado en lágrimas y presa de un convulso llanto, Libi dio dos pasos y cayó de rodillas sobre el piso.

—Libi, ¿qué te pasó? —le preguntó Irum.

Ella no pudo hablar, parecía luchar por respirar. Pese a lo mucho que había deseado estar lo más lejos posible del par de embusteros no había podido ni subirse al auto.

—Libi, amor...

Libi rechazó el toque de Irum. Se aferraba el pecho con la desesperación de tener allí dentro una bomba de tiempo en vez de corazón.

—Le está dando un infarto. ¡Hay que llamar una ambulancia! —gritó Irum.

Pepa se agachó junto a ella. Le cogió las muñecas y aunque Libi tironeo, logró cruzarle los brazos sobre el pecho.

—Respire, Libi, respire. Todo está bien.

Todo estaba terriblemente mal y ella era una mentirosa, Libi quería gritárselo en la cara aunque gastara en ello su último aliento.

—Eso, muy bien, siga así. Inhale, exhale, usted tiene el control.

Otra mentira más, Pepa era una embustera de lo peor.

Cuando Libi se hub0 calmado lo suficiente,
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo