Paseaba sin rumbo por la calle central, miraba todo a mi alrededor con total aburrimiento, — En serio que este día era fatal para mi— La universidad, el trabajo y encima él. Si él mi vecino él que últimamente me tenía con la mente ocupada con sus mensajes sin enviar o quizás ya no tenía ganas de escribirme, sin embargo ayer lo vi, cuando pasaba por su casa estaba de pies mirando su celular quise saludarlo pero no tuve valor, pase caminando a toda prisa y su voz me detuvo en seco.
—Ya ni saludar quieres—Replico con seriedad a lo que fruncí el ceño expectante esperando a ver que más me decia—Muy seria mi vecina.
—No lo creo—Respondi señalando su celular, el lo observo y luego sonrió, mire que empezó a escribir y a los instantes un mensaje entró, diciendo.
—Parece que tu novio ya no te deja chatear conmigo—frunci el entrecejo y sonreí con burla.
—No será al contrario—Comento con sarcasmo, escribo rápidamente y le mando un mensaje—Cuidado es tu mujer la que no permite que saludes a los vecinos.
Note su gesto y luego me saludo con su habitual sonrisa, decidi seguir mi rumbo y de reojo vi que entro dentro de su casa, pero antes escribí rápidamente y nuevamente me entra un mensaje de él.
—Estoy solo, no tengo ni mujer, ni novia, pero me gusta una vecina, hermosa y esta pasando por mi casa.
Muerdo mi labio y niego, quizás habla de otra, volteo a ver por todos lados y no hay nadie, levanto la cabeza y lo veo observándome por su ventana, esta vez me sonroje a lo que negué y seguí caminando a tomar el bus de la universidad.
—Cuídate linda, espero poder seguir chateando contigo.
Sonreí cómo boba, decido responder rápido.
—Esta bien, espero podamos seguir y otra cosa no tengo novio.
Le doy enviar, a lo que el responde rápido.
—Perfecto, espero esta noche podamos conversar un poco, haré todo lo que me pidas.
Vaya, es en serio, uff hacer todo lo que yo le pida, si le pido que me llevé a la luna, será posible que pueda.
Obvio literalmente.
Rio para mis adentros y decido dejar de mensajear por ahora.
Dejo de lado mis cavilaciones para concentrarme en la calle, este dia esta mas caluroso de lo habitual, cruzo la calle rapidamente y sin percatar resbalo con una cascarilla de banano, por suerte unas fuertes manos me sustuvieron de la cintura, avergonzada agradezco pero me quedo de piedra al ver que se trata de Jair mi exnovio.
—Estuviste apunto de caer de bruces, estas bien?—asiento alejándome de su cercania, el sonríe negando.
—Muchas gracias estoy bien. —Exprese bajando la cabeza.
—¿Como has estado?—Pregunto acariciando mi mejilla a lo que quise alejarme, sin embargo no pude, aun me afecta su cercanía.
—Gracias a Dios he estado bien, ¿porque?—Inquiero curiosa
—Digamos que me preocupas, ya sabes después de nuestro rompimiento, he notado que has delgazado, tu pequeña hermana me ha comentado que casi no comes, pasas encerrada en tu habitación.
Pero qué demonios le sucede a Estrella, porque le cuenta mis cosas a este imbécil.
—Piensas que estoy de esa manera por nuestro rompimiento, pues no Jair ya te he superado, no te creas el centro de atención. Hace meses que nos dejamos, ni creas que estoy así por ti—Repliqué firme y sin dejar de verlo a al cara, él negó sonriendo.
—Entiendo que digas eso, sin embargo aún te pienso y te extraño mucho, quisiera que nos diéramos una oportunidad más, quizás mis actos no fueron los buenos, pero por ti puedo cambiar—pidió tratando de persuadirme, a lo que niego sin sentir ni una pizca de sinceridad.
—Ya paso Jair, lo nuestro no funciono, así que estamos bien, tu preferiste a esa Chica.
—No estoy con ella, nunca la ame, solo fue cosa de sexo.
Reí con sarcasmo, a lo que él me observa con seriedad.
—No lo intentes, así que adiós, tengo cosas que hacer— Repliqué Caminando rápido
—Te amo, okey.
No respondí a nada, ya que no me interesa lo que él piensa ahora. Hace unos meses sufri por lo que me hizo, me engaño con esa chica, que según era su mejor amiga, pero resultó una farza, los amigos se comían saceando su sed y yo la tonta que pensaba que eran buenos amigos e inseparable, fui una estúpida ilusa, pero ahora soy más viva que él y ella. No me afecta para nada, por ahora mis ojos están fijos en otra persona y ese tiene nombre y apellido.
Sonriendo decido en no ir a la universidad, necesito comprar unas cosas por lo tanto entro al supermercado a comprar lo que me a pedido mi madre, entre mis compras agrego unas latas de mojitos para refrescar la garganta, los necesito para esta noche, quizás consiga valor para realizar mi objetivo en llamar a Federico y confesar lo que siento.
Llego a casa, dejo todo en la alacena, pongo los mojitos a refrigerar, luego entro a mi habitación, prendo el equipo de música mientras tanto, Edsheeran suena a todo volumen. Entro al cuarto de baño y me ducho dentro de la tina, pienso en todo lo que ha sucedido durante este mes, al empezar mi juegos de chat con mi vecino, Fede es muy serio y a la vez posee una sonrisa real, que hace que mi corazón retumbe hasta el grado de que me de un paro cardiaco. —Se que exagero un poco, pero en fin, se debe ser dramática cuando algo te interes—A Fede, lo conozco desde hace muchos años, en ese tiempo él era rudo tenia su cabello largo, le gustaba utilizabar pañueletas de colores al rededor de su cabeza, realmente se veía como un total delincuente, sin embargo no lo era ya que siempre ha trabajado.
Suspirando dejo de lado a Federico y me concentro en mi baño y necesito concentrarme en mis exámenes finales, me falta pocos meses para finalizar la universidad, pronto seré licenciada en Psicología social, de echo esa carrera fue opcional, ya que en el recinto no hay Escritura literaria, ni diseños gráfico, son las carreras que más llamaban mi atención pero como nunca me fui de mi ciudad natal, no logré estudiar lo que más me gusta, pero en fin, ni modo, se que seré buena en lo que estoy estudiando, eh pasado todas mis pasantillas, han tenido buenos resultados en mis practicas.
Termine mi baño de una hora, si una hora, de tanto estar metida en la bañera hasta se han arrugado las manos y los pies. Rio para mis adentros.
Al secar mi cuerpo aplico crema para hidratar la piel, luego me pongo mi pijama que es un conjunto de blusa desmangada y shorts corto. Me acosté en mi cama y vi varios mensajes unos de Jair y los otros de mi Vecino, el cual uno de ellos decía.
—Hola preciosa, estoy ansiado de verte—con el corazón a mil sonreí de lado, vaya yo estoy igual, deseo verlo
—En serio, estamos igual, cuando seria.
Observe que estaba en línea y empezó a escribir.
—Cuando tu quieres, estoy disponible solo para ti Lunita.
—Waou entonces puede ser esta noche —Propongo a punto de morderme las uñas.
—Esta bien, dime si puedo llegar ya.
Mordiendo mi labio inferior, tecleo rápidamente a mi madre.
—Madre a que hora vienes.
—Iré mañana al mediodía, no podré llegar en la noche, todo bien hija.
—Todo perfecto madre, buenas noches.
Mi madre me mande un emoji y luego sale de línea, le escribo a Federico.
—Puedes venir ahora.
—Espérame unos 10 minutos y yo estoy ahí.
—Esta bien.
Me desconecto del messenger, me levante de mi cama dirigiendo a mi closet, me visto rápido con un vestido negro, dejo mi cabello negro suelto, aplico un poco de labial, después salgo de mi habitación y entro a la de mi hermana, Estrella esta entretenida en su lapto. Sin hacer ruido voy hasta el jardín, abro el portón trasero y lo veo ahí de pies con su habitual pose y sonrisa.
—Ven—Lo llamo a lo que camina con rapidez, se acerca y deje un beso en mi mejilla.
—Hola Luna.
—Hola Federico.
—Estoy dispuesto a todo Cariño.—Asentí acalorada.
No se si es lo correcto sin embargo deseo prender ese fuego que ha estado dormido por meses, quiero que el lo apagué cuanto antes.
Lunaicy.No dejaba de pensar en todo lo que planeaba disfrutar esta noche. Federico no dejaba de mirar mi habitación. Me daba vergüenza, pero no podía dejarlo en la sala. De hecho, no vino para estar en la sala; vino para una noche alocada.—Eres fanática de The Weeknd —cuestionó, mirando los pósters en mi pared.—Sí, me encanta su música y sus locuras.—También te gusta ella —dijo, señalando el póster de Isabella la Rosa.—Sí, ella también. ¿Y a ti qué te gusta?—Tu look es parecido al de ella, Luna —dijo inspeccionándome.—Ups, ¿no te gusta?—Tranquila, de hecho me encanta —me sonrojé— Y me gustan la música electrónica y el metal.—Casi tenemos el mismo gusto —declaré sin dejar de verlo. Su mirada se posó en mi hombro y luego trazó líneas con un dedo. Me puse nerviosa por su tacto.—Me gusta tu tatuaje —expresó, luego dejó un beso en mi hombro donde tenía una línea y una rosa, e incluso mi lunar. Sentí cómo su lengua mojaba mi piel y me ericé como un pollo desplumado.—Federico, ¿pu
Lunaicy.Salí de la universidad a toda prisa. Sabía que mamá me iba a matar si no llegaba a tiempo para recoger a Estrella. Se me había olvidado que mi hermana salía de su clase de ballet a las 11, mientras que yo terminaba a las 12:30. Me quedé investigando sobre el tema que quiero exponer, pero bueno, debía apurarme.Monté en mi moto y salí lo más rápido que pude hacia la escuela de ballet. Cuando llegué, Estrella ya me esperaba en la puerta, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. —Lo siento, cariño,—dije mientras me quitaba el casco. —Sabes que hoy me tocaba salir tarde.—Ya sé, pero tengo hambre,— respondió ella, aunque su tono se suavizó un poco.—Vamos, te llevo a casa,— añadí. Justo en ese momento, mi teléfono sonó. Era mamá.—¿Ya están en casa? —preguntó con su tono serio habitual.—Ya vamos para allá —respondí, intentando mantener la calma—. Estrella está conmigo.—Bien. Quiero que se queden en casa. Voy a llevar a una persona que estará un tiempo con nosotras.—¿Una pe
Lunaicy.No podía creer lo que mi madre estaba diciendo. Entiendo que tiene derecho a rehacer su vida, pero un hombre tan joven... todo esto no me cuadraba. Su mirada no me agradó, y cuando su mano apretó la mía al saludarme, sentí una incomodidad que me recorrió la espalda. Mientras estábamos almorzando, mi madre estaba eufórica, más feliz de lo que la había visto en años. Yo, por otro lado, solo sentía una creciente necesidad de salir de ahí, pero no podía. Era su casa, su decisión. No me correspondía intervenir.—¿Cómo va todo en la escuela, hija? —preguntó mi madre con esa sonrisa brillante que no le gusta mostrarnos a nosotras sus hijas y tal parece que a él si.—Bien, mamá, gracias por preguntar —respondí con una sonrisa forzada.— ¿Y tú cómo vas, Estrellita?—Le pregunto a mi hermanita.—Estoy aprendiendo mucho. Pronto habrá un evento.—Me alegro. Esta vez espero poder ir a cada uno de tus eventos, cariño —respondió mi madre, casi orgullosa, aunque la última vez no pudo asistir.
Lunaicy.Los días pasaban tan rápido que me sentía abrumada. Quisiera que, al igual que el tiempo volaba, mi madre pudiera abrir los ojos y ver que ese hombre no era para ella. Pero claro, los sentimientos no se eligen, ¿verdad? Entiendo que tiene derecho a ser feliz, pero desde que lo vi, algo no me cuadraba. Lo siento, pero no confío en él. No puedo explicarlo bien, es más la forma en la que me mira. Hay algo inquietante, algo que me pone nerviosa. ¿Es que lo imagino o en verdad me observa como un pervertido? No lo sé, pero esa incomodidad está ahí, constante, como una sombra.Lo peor de todo es que ahora quiere llevarnos lejos de aquí, lejos de todo lo que conocemos. No puedo aceptarlo. Siempre hemos estado juntas, y Marta, los vecinos de la cuadra, crecimos aquí en este vecindario. No necesitamos irnos. Ella jamás quiso estar aquí de verdad, mientras trabajaba apenas pasaba tiempo en casa, y cuando lo hacía, dormía. Su trabajo la tenía viajando de un lado a otro, y solo venía los
Este capitulo contiene demasiado 🥵🔞🔞FedericoNo podía quitarme a Luna de la cabeza, estaba molesto conmigo mismo. Al principio, solo la deseaba, como cualquier otra mujer con la que me había cruzado. Quería acostarme con ella y seguir adelante, como siempre lo hacía. Pero esta vez era diferente. No sé en qué momento la cosa cambió. De repente, me encontraba deseándola a todas horas, pensando en ella más de lo que debería. Lo peor era que me estaba afectando de una manera que no había previsto, algo que no me había permitido sentir desde aquella vez. La mujer que amé antes me traicionó, me dejó por su marido. Después de eso, decidí no volver a enamorarme. No más. Solo diversión, sin compromiso, sin complicaciones. Pero ahora, con Luna, todo era distinto.Esta noche la traigo a la casa de Pablo. No era cualquier lugar, era donde ocurrían las cosas que las personas "normales" no entenderían. Desde que bajamos al coche, noté que estaba nerviosa. No me extrañaba, esto no era su ambien
Lunaicy.Abrí los ojos con dificultad, mi cuerpo pesaba, y cada parte de mí dolía. Giré mi cabeza y lo vi, Federico estaba completamente desnudo a mi lado. ¿Qué rayos había pasado? Me pregunté mientras una ola de pánico me invadía. Y miles de imágenes se filtraron en mi cabeza, me levanté rápidamente buscando mi ropa con desesperación. Al encontrarla, me la puse torpemente, sintiendo un mareo horrible. Todo a mi alrededor daba vueltas y las náuseas me golpearon de lleno.—¿Qué diablos hice? —me susurré, confundida y asustada. El dolor en mi cuerpo era extraño, incluso tenía marcas de mordidas. Mi corazón latía con fuerza cuando Federico comenzó a despertar.—Oye, cálmate —dijo con una voz suave pero irritante—. Solo disfrutamos.—¡Suéltame! —le grité, alejándome—. Esto es una locura. ¿Qué hora es? ¡Dios!Federico se levantó con una calma desquiciante y, tras echar un vistazo al reloj, comentó: —Son pasadas las ocho.Mi corazón se hundió. No solo era tarde, sino que había perdido total
FedericoDaba vueltas en mi habitación, la cabeza me daba mil vueltas como cada vez que la voz de mi padre se convertía en el despertador de mis malas mañanas. Gritaba de todo, y a pesar de que yo sabía que no traía suficiente dinero a la casa, me dolía ver cómo nunca parecía alcanzar para sus gastos. ¿Es que acaso él no veía el esfuerzo que hacía? Era como un disco rayado, siempre el mismo sermón, día tras día, rebotando en mi cabeza como una m*****a alarma imposible de apagar. Esta mañana, sin pensarlo dos veces, agarré mi chaqueta y salí de casa rumbo a la plaza. Solo quería escapar de esa espiral de quejas y reproches.Caminé por la calle y, como era costumbre, me detuve en una tienda de la esquina. Compré un emparedado y una gaseosa; en casa, el ambiente era tan sofocante que prefería comer solo, en silencio, lejos de los gritos. Me senté en una de las bancas de la plaza, observando a las familias que disfrutaban del día. De alguna manera, me dolía ver a los niños reír mientras co
Lunaicy El aire era cálido, envolviéndome mientras me aferraba a la cintura de Federico. Sentía cómo la motocicleta avanzaba con velocidad, y la carretera se extendía frente a nosotros, alejándonos de Managua. No me importaba realmente a dónde íbamos; solo quería distraerme, dejar atrás la carga del día. Quizás aceptar salir con él no había sido la mejor idea, pero necesitaba respirar, aunque fuera por un momento.La verdad, aún estaba consternada por lo que ocurría en casa. Mi madre parecía más interesada en su relación con ese hombre que en nosotras, sus hijas. Algo en él no me inspiraba confianza; me parecía alguien falso, como si solo estuviera buscando algo pasajero, más un placer momentáneo que un verdadero amor. Tal vez solo quería asegurarse un buen futuro a costa de mi madre. Y lo peor de todo era su idea de sacarnos de nuestra casa, de nuestra vida en el barrio, y llevarnos a una mansión en algún lugar desconocido. ¿Para qué? La casa en la que vivíamos era grande y había sid