Lunaicy El aire era cálido, envolviéndome mientras me aferraba a la cintura de Federico. Sentía cómo la motocicleta avanzaba con velocidad, y la carretera se extendía frente a nosotros, alejándonos de Managua. No me importaba realmente a dónde íbamos; solo quería distraerme, dejar atrás la carga del día. Quizás aceptar salir con él no había sido la mejor idea, pero necesitaba respirar, aunque fuera por un momento.La verdad, aún estaba consternada por lo que ocurría en casa. Mi madre parecía más interesada en su relación con ese hombre que en nosotras, sus hijas. Algo en él no me inspiraba confianza; me parecía alguien falso, como si solo estuviera buscando algo pasajero, más un placer momentáneo que un verdadero amor. Tal vez solo quería asegurarse un buen futuro a costa de mi madre. Y lo peor de todo era su idea de sacarnos de nuestra casa, de nuestra vida en el barrio, y llevarnos a una mansión en algún lugar desconocido. ¿Para qué? La casa en la que vivíamos era grande y había sid
Lunaicy Llegamos al hotel donde pasaríamos la noche. Dejé mis cosas sobre la mesa y me acerqué a la ventana para admirar la iluminada noche. El reflejo de las luces parecía danzar sobre el cristal, mientras el silencio del lugar me envolvía. Las manos de Federico rodearon mi cintura con fuerza, y su abrazo me hizo sentir una inexplicable sensación de paz. En ese momento, supe que esa noche sería especial, que a su lado no existían los juicios ni las dudas.Por primera vez, no me preocupaba lo que mi madre pudiera pensar. Siempre me criticaba, como si tener un novio fuera algo indebido, mientras ella vivía su relación como le daba la gana. Ya me daba igual. Si ella podía hacer su vida, ¿por qué yo no podía hacer la mía? Por mucho tiempo pensé en los prejuicios, en lo correcto y lo incorrecto, pero ahora no quería arrepentirme de nada. Quizá lo que hacemos no es perfecto, tal vez Dios me juzgue, pero esta noche solo quiero ser feliz. Nos quedamos abrazados, hablando de cosas triviales
Paseaba sin rumbo por la calle central, miraba todo a mi alrededor con total aburrimiento, — En serio que este día era fatal para mi— La universidad, el trabajo y encima él. Si él mi vecino él que últimamente me tenía con la mente ocupada con sus mensajes sin enviar o quizás ya no tenía ganas de escribirme, sin embargo ayer lo vi, cuando pasaba por su casa estaba de pies mirando su celular quise saludarlo pero no tuve valor, pase caminando a toda prisa y su voz me detuvo en seco.—Ya ni saludar quieres—Replico con seriedad a lo que fruncí el ceño expectante esperando a ver que más me decia—Muy seria mi vecina.—No lo creo—Respondi señalando su celular, el lo observo y luego sonrió, mire que empezó a escribir y a los instantes un mensaje entró, diciendo.—Parece que tu novio ya no te deja chatear conmigo—frunci el entrecejo y sonreí con burla.—No será al contrario—Comento con sarcasmo, escribo rápidamente y le mando un mensaje—Cuidado es tu mujer la que no permite que saludes a los ve
Lunaicy.No dejaba de pensar en todo lo que planeaba disfrutar esta noche. Federico no dejaba de mirar mi habitación. Me daba vergüenza, pero no podía dejarlo en la sala. De hecho, no vino para estar en la sala; vino para una noche alocada.—Eres fanática de The Weeknd —cuestionó, mirando los pósters en mi pared.—Sí, me encanta su música y sus locuras.—También te gusta ella —dijo, señalando el póster de Isabella la Rosa.—Sí, ella también. ¿Y a ti qué te gusta?—Tu look es parecido al de ella, Luna —dijo inspeccionándome.—Ups, ¿no te gusta?—Tranquila, de hecho me encanta —me sonrojé— Y me gustan la música electrónica y el metal.—Casi tenemos el mismo gusto —declaré sin dejar de verlo. Su mirada se posó en mi hombro y luego trazó líneas con un dedo. Me puse nerviosa por su tacto.—Me gusta tu tatuaje —expresó, luego dejó un beso en mi hombro donde tenía una línea y una rosa, e incluso mi lunar. Sentí cómo su lengua mojaba mi piel y me ericé como un pollo desplumado.—Federico, ¿pu
Lunaicy.Salí de la universidad a toda prisa. Sabía que mamá me iba a matar si no llegaba a tiempo para recoger a Estrella. Se me había olvidado que mi hermana salía de su clase de ballet a las 11, mientras que yo terminaba a las 12:30. Me quedé investigando sobre el tema que quiero exponer, pero bueno, debía apurarme.Monté en mi moto y salí lo más rápido que pude hacia la escuela de ballet. Cuando llegué, Estrella ya me esperaba en la puerta, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. —Lo siento, cariño,—dije mientras me quitaba el casco. —Sabes que hoy me tocaba salir tarde.—Ya sé, pero tengo hambre,— respondió ella, aunque su tono se suavizó un poco.—Vamos, te llevo a casa,— añadí. Justo en ese momento, mi teléfono sonó. Era mamá.—¿Ya están en casa? —preguntó con su tono serio habitual.—Ya vamos para allá —respondí, intentando mantener la calma—. Estrella está conmigo.—Bien. Quiero que se queden en casa. Voy a llevar a una persona que estará un tiempo con nosotras.—¿Una pe
Lunaicy.No podía creer lo que mi madre estaba diciendo. Entiendo que tiene derecho a rehacer su vida, pero un hombre tan joven... todo esto no me cuadraba. Su mirada no me agradó, y cuando su mano apretó la mía al saludarme, sentí una incomodidad que me recorrió la espalda. Mientras estábamos almorzando, mi madre estaba eufórica, más feliz de lo que la había visto en años. Yo, por otro lado, solo sentía una creciente necesidad de salir de ahí, pero no podía. Era su casa, su decisión. No me correspondía intervenir.—¿Cómo va todo en la escuela, hija? —preguntó mi madre con esa sonrisa brillante que no le gusta mostrarnos a nosotras sus hijas y tal parece que a él si.—Bien, mamá, gracias por preguntar —respondí con una sonrisa forzada.— ¿Y tú cómo vas, Estrellita?—Le pregunto a mi hermanita.—Estoy aprendiendo mucho. Pronto habrá un evento.—Me alegro. Esta vez espero poder ir a cada uno de tus eventos, cariño —respondió mi madre, casi orgullosa, aunque la última vez no pudo asistir.
Lunaicy.Los días pasaban tan rápido que me sentía abrumada. Quisiera que, al igual que el tiempo volaba, mi madre pudiera abrir los ojos y ver que ese hombre no era para ella. Pero claro, los sentimientos no se eligen, ¿verdad? Entiendo que tiene derecho a ser feliz, pero desde que lo vi, algo no me cuadraba. Lo siento, pero no confío en él. No puedo explicarlo bien, es más la forma en la que me mira. Hay algo inquietante, algo que me pone nerviosa. ¿Es que lo imagino o en verdad me observa como un pervertido? No lo sé, pero esa incomodidad está ahí, constante, como una sombra.Lo peor de todo es que ahora quiere llevarnos lejos de aquí, lejos de todo lo que conocemos. No puedo aceptarlo. Siempre hemos estado juntas, y Marta, los vecinos de la cuadra, crecimos aquí en este vecindario. No necesitamos irnos. Ella jamás quiso estar aquí de verdad, mientras trabajaba apenas pasaba tiempo en casa, y cuando lo hacía, dormía. Su trabajo la tenía viajando de un lado a otro, y solo venía los
Este capitulo contiene demasiado 🥵🔞🔞FedericoNo podía quitarme a Luna de la cabeza, estaba molesto conmigo mismo. Al principio, solo la deseaba, como cualquier otra mujer con la que me había cruzado. Quería acostarme con ella y seguir adelante, como siempre lo hacía. Pero esta vez era diferente. No sé en qué momento la cosa cambió. De repente, me encontraba deseándola a todas horas, pensando en ella más de lo que debería. Lo peor era que me estaba afectando de una manera que no había previsto, algo que no me había permitido sentir desde aquella vez. La mujer que amé antes me traicionó, me dejó por su marido. Después de eso, decidí no volver a enamorarme. No más. Solo diversión, sin compromiso, sin complicaciones. Pero ahora, con Luna, todo era distinto.Esta noche la traigo a la casa de Pablo. No era cualquier lugar, era donde ocurrían las cosas que las personas "normales" no entenderían. Desde que bajamos al coche, noté que estaba nerviosa. No me extrañaba, esto no era su ambien