Mis manos sudaban mientras esperaba que el doctor regresara del laboratorio, nerviosa e impaciente por saber el resultado. Al abrirse la puerta mi corazón latió rápidamente de los miedos, crucé los dedos con el deseo de que mi menstruación atrasada solo era producto de un simple problema ovárico.Miré al doctor entrar a su consultorio y sentarse nuevamente frente a mí, no alcancé a detallar las escrituras de los papeles colocados sobre el escritorio. Seguidamente miré su rostro tratando de descifrar por mí misma la respuesta. Colocó una sonrisa de felicidad al encontrarse con mi mirada.-¿Qué sucede? -Pregunté con preocupación.-¡Felicidades! ¡Estás embarazada! –expresó alegremente.-¿Y por qué sonríes? ¡Es una tragedia! –Exclamé horrorizada.Acaricié bruscamente mis cabellos con las dos manos y las bajé hasta mi estómago sosteniendo el remolino interno que se me formó ahí por la noticia.-No es ninguna tragedia, el niño viene bien y tienes edad para criarlo –aconsejó el doctor.-¡Soy
Cuatro años después...*Narración por Jorge Smith.Mis pasos se detuvieron al percibir una silueta parada frente a mi puerta, mi vista se dirigió a los tacones y recorrí sus piernas largas hasta chocar con la minifalda, continué acercándome y sentí un poco de vergüenza al reconocerla, era ella, la que me excitaba algunas noches, pero este no era el lugar donde debíamos encontrarnos.-¡Jorge Smith! –Pronunció mi nombre y mi apellido en forma molesta. Me lo aseguró la expresión en su rostro. -Hola Teresa -Me dio igual, pensando que con algún coqueteo la podía calmar. Al introducir la llave por la cerradura la hice pasar. La invité a sentarse como lo hice yo en el sillón, pero ella solo trataba de romper el piso con su calzado de agujas y luego se paró frente a mí, con la mano en la cintura como si esperara una fotografía –Me sorprende verte- le dije y ella empezó a lanzar sus inquietantes quejas de forma interrogante.-¡¿Qué?! ¡¿Y ni siquiera te disculpas?! ¡¿Acaso olvidaste nuestra ci
-Armando habrá llegado de su gira deportista. ¿Vino con amigos e hizo una fiesta? –Me pregunté mentalmente y al ver una cartera roja en el mueble, me dirigí apresuradamente a la habitación. No era mía y no era usual en mi marido, traerme obsequios destapados y dejarlos regados.Empujé la puerta con agresividad y percibí una escena que me dolió en el alma. Armando estaba acostado de medio lado en la cama hurgando su celular, pero no estaba solo, unos cabellos rubios reposaban sobre su pecho.-¡Armando que es esto! -Exclamé con toda la ira que estaba sintiendo.-¡Andrea, estás aquí! Creí que habías viajado para una gira de danza -dijo un poco nervioso, al no hallar donde meterse.-Te dije que mis alumnos irían a esa presentación, no yo ¡Jamás escuchas lo que digo!-¡Eso había entendido¡ ¡Que no regresarías hasta el miércoles! –dijo él con una gran molestia, como si no estuviese pisando mi casa e interrumpiera algo importante.-¡¿Para que deseabas que estuviera de viaje?! ¿¡Para montarme
*Narración por Jorge Smith.Moví las piernas desesperadamente y extendí bruscamente el brazo derecho.-¡Ay! –Grité arrugando totalmente la cara del dolor.-Cuidado, no lo muevas –me dijo la enfermera mientras me vendaba el brazo y trataba de inmovilizarlo. Lo presionó contra mi pecho. –debes mantenerlo así.-¿Durante cuánto tiempo? –Pregunté imaginado que su respuesta sería tras unos minutos mientras realizaban alguna terapia.-Tres meses, más o menos.-¿Qué? ¡Eso es imposible! ¿Cómo voy a trabajar así? ¿Manejar el teclado de la computadora? ¿Atender a mis clientes?-No podrás, por ello te mandarán reposo.-¡Esto no puede estar sucediendo! Jamás pararé mis acciones laborales. Usaré el brazo izquierdo si es necesario –Lo pensé como opción, entendía que mi hueso estaba roto y el desespero me hacía actuar como un niño.-Puedes irte -Me dijo el doctor luego de firmar la orden dándome de alta.Fue un alivio. Era lo mejor que me había pasado luego de tres días internado en ese hospital, me
No sabía qué hacía allí, lo que sucedía a mi alrededor no era de mi interés. Quizá solo llegué para recibir un abrazo de la mujer que me trajo al mundo. Necesitaba empatía por lo que me estaba pasando, aunque esas personas también se veían llenas de problemas.La vi, acaricié su mejilla y rodeé su cuerpo con mis brazos. Sentí cariño, a pesar de que ambas estábamos vestidas de negro.-Llegaste tarde Andrea, ya lo enterraron.-¡Mamá! –Arrugué mi entrecejo con expresión de molestia- Tomé un vuelo lo más rápido que encontré. Además, no entiendo por qué estás tan triste, para ti era una familia lejana.-El tío de tu padre venía siendo tío tuyo también. Te quería y te consentía cuando eras pequeña.-De grande lo odié. Me negó un puesto de trabajo en su empresa –dije con la imagen de mi pasado en la cabeza.-No fue por mal Andrea, tu padre se lo ordenó, quería que siguieras estudiando.-De igual modo, mi vuelo sale mañana, vine a compartir contigo y a contarte lo deprimente que está mi vida
-Buenas tardes, ¿puedo pasar? –Dije de manera interrogante, aunque mis intenciones no eran pedir permiso, solo que me abrieran con rapidez.-¿Qué desea? ¿A quién busca?Al escuchar las inquietudes del portero eché un vistazo hacia toda la mansión, se veían pocos carros en el estacionamiento y escasas personas en las afueras, comprendí el hermetismo del lugar, no era un sitio público que cualquiera pudiese entrar con facilidad. -La señora Trinidad ¿Se encuentra? –Rogaba que mi madre estuviese ahí, no se me ocurría otro nombre que me sirviera de excusa para justificar mi presencia. Era mi esperanza.-Aquí no vive, creí escuchar ese nombre, pudo haber sido una de las visitantes del velorio, dudo que se encuentre. Puede ubicarla en la iglesia a las seis, aquí se suspendieron todas las misas para evitar disturbios entre los familiares.Con poco interés a lo que me estaba diciendo sabía que debía manifestar mi realidad.-Necesito pasar, dejé algo importante y debo buscarlo.-Lo lamento, no
*Narración por Jorge Smith.Mi cuerpo temblaba por el frío de la desesperación, estaba parado, inmóvil, con el brazo izquierdo enyesado y un gran dolor en la pierna derecha. El tiempo que había trascurrido no estaba en mi conocimiento, despojado de todas mis pertenencias solo divisaba a varios policías al otro lado de las rejas.-¡Por lo menos díganme por qué estoy detenido! –Grité, tan fuerte para que pudiesen escucharme, el del uniforme solo me miró con cara de repulsión como si fuese un maniático descabellado, siguió de largo, sin prestarme la más mínima atención… Logré sentarme, en el duro metal que aplastaba mi trasero, al parecer era la supuesta cama para aquellos que no tienen derecho a la vida, ni mucho menos a las comodidades. -¡Tengo hambre! –Volví a alzar la voz para que alguien escuchara mis suplicas, el estómago me rujía fuertemente, yo siendo de contextura gruesa había acostumbrado a alimentarlo cada tres horas y sentía que me había saltados dos platos de comida.-¡¿Qui
*Narración por Andrea.-Mamá, ¿estás segura de que aquí se encuentra?-Por supuesto, es sitio correcto donde lo envió tu primo –Me respondió mi madre al llegar al orfanato, una casa grande de tres plantas.-¿Hablarás tú? -Pregunté con un poco de inseguridad.-Para nada, es tu hijo y debe ser creíble, actúa como te expliqué.Con un poco de nervios, suspiré para relajarme y montar la escena que estuve practicando en todo el trayecto.-Buenas, ¿que desean? –Preguntó una señora que nos abrió la puerta.-Señora, necesito ver a mi hijo, lo trajeron aquí por error –A pesar de no ser buena actriz logré soltar lágrimas.-Pasen, dígame ¿Cuál es el nombre del niño? –Preguntó cuándo nos adentramos a la sala principal y vimos a varios chiquillos correteando.-Su nombre es… -Dije pelándole los ojos a mi madre para que me ayudara a dar con la respuesta.-David Valderrama –Respondió enseguida.-¿Está segura? – La señora mostró un poco de desconfianza. Capítulo 7Tú lo conoces más que yo, revisa si a