-Armando habrá llegado de su gira deportista. ¿Vino con amigos e hizo una fiesta? –Me pregunté mentalmente y al ver una cartera roja en el mueble, me dirigí apresuradamente a la habitación. No era mía y no era usual en mi marido, traerme obsequios destapados y dejarlos regados.
Empujé la puerta con agresividad y percibí una escena que me dolió en el alma. Armando estaba acostado de medio lado en la cama hurgando su celular, pero no estaba solo, unos cabellos rubios reposaban sobre su pecho.-¡Armando que es esto! -Exclamé con toda la ira que estaba sintiendo.-¡Andrea, estás aquí! Creí que habías viajado para una gira de danza -dijo un poco nervioso, al no hallar donde meterse.-Te dije que mis alumnos irían a esa presentación, no yo ¡Jamás escuchas lo que digo!-¡Eso había entendido¡ ¡Que no regresarías hasta el miércoles! –dijo él con una gran molestia, como si no estuviese pisando mi casa e interrumpiera algo importante.-¡¿Para que deseabas que estuviera de viaje?! ¿¡Para montarme los cuernos sin que yo me enterara!? –Dije gritando.-¿Qué sucede? –Dijo la mujer despertándose, con la mano en la cabeza como si pasara un ratón de la noche anterior.La reconocí. Era la actriz que salía en las propagandas de refresco en traje de baño al lado de Armando. Había creído que solo era por publicidad, pero al parecer su relación había llegado a la intimidad.-¡¡¡¿Desde cuando te acuestas con ella?!!! ¡¿Y por qué lo haces?!Cualquier mujer cobarde huiría despavorida al presenciar esa escena de terror. Pero mi orgullo no me iba a correr sin antes seguir gritando e intentar humillarlos hasta calmar mi dolor.-Deja el escandalo Andrea, que no me siento bien.Al parecer bebieron toda la noche, en su expresión vi que casi se vomitaba. -¿Qué hace ella aquí? ¿Dijiste que la terminarías? –Intervino la rubia mirándome con total desprecio.Él la miró nervioso y le hizo señas con actitud de calma.Se levantó de la cama, mientras yo miraba su cuerpo totalmente desnudo, tomó una toalla y se cubrió desde su cintura, mientras él se me acercaba yo salía de aquella habitación, llorando. Me daba asco imaginar todo lo que esa Maldit* había hecho con mi marido.Se me paró al frente, en el pasillo. Con todo el enojo que tenía al sentirme traicionada esperaba perdonarlo. No podía imaginar una vida sin él. Cuatro años de relación en concubinato no la podía echar a la borda por una incomprensión. Probablemente fueron los tragos los que los llevaron al error y se sentía arrepentido. Así que solo esperaba sus suplicas, para borrar ese incidente y tratar de actuar como si no hubiese pasado nada. Sabiendo que sería difícil, pero lo iría a intentar.Yo estaba muda, mientras él me miraba con los ojos aguados.-Me da pena por ti, Andrea. Yo quería terminar contigo de otra manera, pero…-¡Ya va! ¡¿Qué?! ¡¿Quieres terminar conmigo?! –Exclamé fuertemente, esperando que mi respuesta fuese negativa y que él se hubiese equivocado con sus palabras.-No me perdonarás por lo que viste, así que, agradezco todo lo que has hecho por mí estos años.-Podría perdonarte, si me pides una disculpa y me das alguna explicación –dije entre nervios, en realidad, no quería perderlo.-No es necesario Andrea y no hay explicación. Estoy en una relación con Milagros desde hace meses y queremos formalizarla.-¿Qué? ¡No, no, no! –Sentí, como cuando te anuncian la muerte de un familiar querido. Terriblemente- Dime que esto no en cierto Armando. Te perdono, no me vayas a dejar.-Lo siento Andrea, entre nosotros no he sentido amor –se excusó.-¿Y con ella sí? -Pregunté con molestia- Ella solo está contigo por la fama y el dinero.-¿Y tú no? Siempre te he visto como una mujer interesada.No lo pude soportar, la que estaba quedando mal parada era yo, cuando él no tenía ni un milímetro de remordimiento por haberme sido infiel. Antes de que se volteara, agarré mi palma derecha y se la planté sobre la cara. –¡Idiota! –le dije en voz baja.-¡Lárgate, que Armando no te quiere, entiéndelo!-¡Cállate estúpida! –Le dije a esa rubia que ni se había parado de la cama cuando entré de nuevo a la habitación. Tenía dos opciones y opté por la segunda. Me fui al closet y en tres maletas grades metí todo lo que estuviese a mi alcance.-Mírala ve, se está llevando hasta el espejo de la peinadora –dijo mi peor enemiga.-Déjala, compraremos otro. –Dijo Armando al asomarse a la habitación y alejarse para evitar que yo le diera otra cachetada.La que se merecía que la estrangulara era la modelo, esa era la primera opción. Pero mi tiempo estaba contado y debía salir de ahí lo más rápido posible. Ya las cataratas de mi llanto hacían charcos en el suelo. Bajé al estacionamiento. Me subí a mi auto y arranqué con prisa a casa de mi amiga.Todo lo había perdido, todo. Mi vida afortunada estaba al lado de ese hombre. ¿Y qué iría hacer ahora? Eso no lo sabía, y no podía pensar. La ira, el odio y la desesperación me carcomían en ese momento. Estaba pobre, sola, triste y traicionada.*Narración por Jorge Smith.Moví las piernas desesperadamente y extendí bruscamente el brazo derecho.-¡Ay! –Grité arrugando totalmente la cara del dolor.-Cuidado, no lo muevas –me dijo la enfermera mientras me vendaba el brazo y trataba de inmovilizarlo. Lo presionó contra mi pecho. –debes mantenerlo así.-¿Durante cuánto tiempo? –Pregunté imaginado que su respuesta sería tras unos minutos mientras realizaban alguna terapia.-Tres meses, más o menos.-¿Qué? ¡Eso es imposible! ¿Cómo voy a trabajar así? ¿Manejar el teclado de la computadora? ¿Atender a mis clientes?-No podrás, por ello te mandarán reposo.-¡Esto no puede estar sucediendo! Jamás pararé mis acciones laborales. Usaré el brazo izquierdo si es necesario –Lo pensé como opción, entendía que mi hueso estaba roto y el desespero me hacía actuar como un niño.-Puedes irte -Me dijo el doctor luego de firmar la orden dándome de alta.Fue un alivio. Era lo mejor que me había pasado luego de tres días internado en ese hospital, me
No sabía qué hacía allí, lo que sucedía a mi alrededor no era de mi interés. Quizá solo llegué para recibir un abrazo de la mujer que me trajo al mundo. Necesitaba empatía por lo que me estaba pasando, aunque esas personas también se veían llenas de problemas.La vi, acaricié su mejilla y rodeé su cuerpo con mis brazos. Sentí cariño, a pesar de que ambas estábamos vestidas de negro.-Llegaste tarde Andrea, ya lo enterraron.-¡Mamá! –Arrugué mi entrecejo con expresión de molestia- Tomé un vuelo lo más rápido que encontré. Además, no entiendo por qué estás tan triste, para ti era una familia lejana.-El tío de tu padre venía siendo tío tuyo también. Te quería y te consentía cuando eras pequeña.-De grande lo odié. Me negó un puesto de trabajo en su empresa –dije con la imagen de mi pasado en la cabeza.-No fue por mal Andrea, tu padre se lo ordenó, quería que siguieras estudiando.-De igual modo, mi vuelo sale mañana, vine a compartir contigo y a contarte lo deprimente que está mi vida
-Buenas tardes, ¿puedo pasar? –Dije de manera interrogante, aunque mis intenciones no eran pedir permiso, solo que me abrieran con rapidez.-¿Qué desea? ¿A quién busca?Al escuchar las inquietudes del portero eché un vistazo hacia toda la mansión, se veían pocos carros en el estacionamiento y escasas personas en las afueras, comprendí el hermetismo del lugar, no era un sitio público que cualquiera pudiese entrar con facilidad. -La señora Trinidad ¿Se encuentra? –Rogaba que mi madre estuviese ahí, no se me ocurría otro nombre que me sirviera de excusa para justificar mi presencia. Era mi esperanza.-Aquí no vive, creí escuchar ese nombre, pudo haber sido una de las visitantes del velorio, dudo que se encuentre. Puede ubicarla en la iglesia a las seis, aquí se suspendieron todas las misas para evitar disturbios entre los familiares.Con poco interés a lo que me estaba diciendo sabía que debía manifestar mi realidad.-Necesito pasar, dejé algo importante y debo buscarlo.-Lo lamento, no
*Narración por Jorge Smith.Mi cuerpo temblaba por el frío de la desesperación, estaba parado, inmóvil, con el brazo izquierdo enyesado y un gran dolor en la pierna derecha. El tiempo que había trascurrido no estaba en mi conocimiento, despojado de todas mis pertenencias solo divisaba a varios policías al otro lado de las rejas.-¡Por lo menos díganme por qué estoy detenido! –Grité, tan fuerte para que pudiesen escucharme, el del uniforme solo me miró con cara de repulsión como si fuese un maniático descabellado, siguió de largo, sin prestarme la más mínima atención… Logré sentarme, en el duro metal que aplastaba mi trasero, al parecer era la supuesta cama para aquellos que no tienen derecho a la vida, ni mucho menos a las comodidades. -¡Tengo hambre! –Volví a alzar la voz para que alguien escuchara mis suplicas, el estómago me rujía fuertemente, yo siendo de contextura gruesa había acostumbrado a alimentarlo cada tres horas y sentía que me había saltados dos platos de comida.-¡¿Qui
*Narración por Andrea.-Mamá, ¿estás segura de que aquí se encuentra?-Por supuesto, es sitio correcto donde lo envió tu primo –Me respondió mi madre al llegar al orfanato, una casa grande de tres plantas.-¿Hablarás tú? -Pregunté con un poco de inseguridad.-Para nada, es tu hijo y debe ser creíble, actúa como te expliqué.Con un poco de nervios, suspiré para relajarme y montar la escena que estuve practicando en todo el trayecto.-Buenas, ¿que desean? –Preguntó una señora que nos abrió la puerta.-Señora, necesito ver a mi hijo, lo trajeron aquí por error –A pesar de no ser buena actriz logré soltar lágrimas.-Pasen, dígame ¿Cuál es el nombre del niño? –Preguntó cuándo nos adentramos a la sala principal y vimos a varios chiquillos correteando.-Su nombre es… -Dije pelándole los ojos a mi madre para que me ayudara a dar con la respuesta.-David Valderrama –Respondió enseguida.-¿Está segura? – La señora mostró un poco de desconfianza. Capítulo 7Tú lo conoces más que yo, revisa si a
Mi cuerpo parecía reposar en el cómodo sillón de la sala con las piernas estiradas, pero mi mente no estaba ahí, permanecía en un recuerdo de horas atrás…Su piel medio morena le da el toque de ser una belleza latina, la tonificación de su cuerpo da la impresión de que sigue bailando, su rostro perfilado me recuerda al día en que la conocí y los buenos momentos que pasé con ella, pero que quedaron en el pasado. Lamentablemente…-Si Jorge va a pasar unos días con nosotros al menos exígele que se bañe, se la pasa abrazando a los niños.-¿Quieres que deje de manifestar el cariño que le tengo a mis sobrinos? –dije al escuchar las quejas de mi cuñado.-Ponte cómodo, échate un baño y cámbiate de ropa –opinó mi hermana desde la cocina.-Estoy bien cómodo ahora y cenaré también en este sillón –Expresé.-Por qué no te vas a tu apartamento ¿estás aquí para que mi hermana te atienda?-Por supuesto, son la única familia que tengo y deberías compadecerte de mi situación. No puedo creer que me esté
-Cuando dijiste ‘‘apartamento’’ me imaginé algo más decente. ¿Vives solo y no puedes limpiar un poco? –Interrogué al llegar a la vivienda de mi pareja ficticia, varios zapatos tirados en la sala, el suelo sucio y la cocina desordenada es lo que me recibió.-No creas que soy un hombre descuidado, solo que por mi incapacidad me cuesta tener todo en orden, -respondió Jorge apartando unas bolsas del mueble para sentarse.-¿Y que te pasó en el brazo? –Pregunté mirando que aún seguía enyesado.-Una fractura, ¿no es obvio?-¡Eres tan repugnante! -Me enojé, no me daba ninguna explicación sobre nada- Un hombre misterioso, ni siquiera te conozco y tengo que vivir contigo.-Puedes irte si quieres, el niño se queda conmigo. Cobraré solo la herencia.Aumentó mi molestia por su soberbia.-Tengo que soportarte, no me queda de otra, al menos háblame de ti, ¿trabajas? ¿A qué te dedicas?-Soy un hombre de negocios y necesito invertir, por eso es que busco dinero.-¿Qué tipo de negocios? ¿Buenos? ¿Malos
-¡No, no, no, no puede ser! -Exclamé al salir de la mansión de los Valderrama- ¿El dinero fraccionado y hay que presentar facturas de lo que compremos? -¡Maldición, esto no es lo que esperaba! –Expresó Jorge lleno de cólera.-Pero yo debo regresar a mi pueblo, tener una vida, ¿cuánto tiempo deberé andar detrás de ti solo para que piensen que soy tu mujer?-¡Seis meses, no lo escuchaste! –Me dijo Jorge en voz alta- el problema es que necesito el dinero lo más pronto posible, ojalá nos den una buena cantidad al final de mes. ¿Tienes para el taxi? No cargo efectivo.-¿Y para dónde vamos? –Pregunté, cuando las lágrimas querían salir.-Al apartamento, ¿o querías comprar algo en el super mercado?Fruncí el ceño.-¿Contigo? A ninguna parte, pensaba tomar el dinero y agarrar el vuelo a mi pueblo hoy mismo –expresé.-Las cosas no salieron como esperábamos, los planes cambiaron. -Bueno cambiaran los planes, no puedo vivir contigo y fingir que no te tengo ningún rencor.-¿Y qué piensas hacer?