-Si despediste a la niñera, al menos hazte cargo de David por ti misma- Escuché de la voz de Jorge hablando fuerte a las afueras de mi cuarto.Me paré y abrí la puerta, tomé al niño del brazo para atraerlo adentro y luego con la cara más seria que pude colocar, miré el rostro de Jorge.-¿Y tú, tan machista eres que tampoco puedes atenderlo? –Expresé.-¿Yo? Tengo cosas importantes que hacer. Tú eres la madre, al menos has algo que valga la pena.-Como si yo no hubiese estado todo el día trabajando y solo por andar haciéndote caso –dije enojada.-Agradece que tienes un empleo, a cualquiera no le sale una vacante tan fácilmente. -¡Te aseguré que yo no quería trabajar! –dije indignada.-No es cualquier empresa Andrea, es nuestra oportunidad de averiguar todo sobre esa familia Valderrama.El seguía con esa insistencia, yo lo que quería era tomar la herencia e irme de esa ciudad, pero la ambición de Jorge le hacía intuir que existía algo más que se nos ocultaba. Yo no estaba de acuerdo con
-Cálmate Andrea, a lo mejor no fue nada grave –me decía a mí misma para tranquilizar mis piernas que no dejaban de moverse por mi desespero. La sala de espera estaba tranquila, pocas personas desplazándose de un lado hacia el otro, los vellos de mis brazos se erizaban causado por el frio inmenso del aire acondicionado. La chaqueta que me pudo haber calentado reposaba en el closet cuando más la necesitaba, olvidé tomarla por lo rápido que salí, solo una pequeña manta cubría a David, él dormía recostado sobre mi cuerpo.Había caído la noche, me lo recordaba la luna saludándome a través de la ventana, ahí la miraba, sin el control de cuantos minutos habían pasado, lo sentía como una eternidad debido a mi impaciencia por saber sobre la salud de Jorge. Según ya le habían hecho el tratamiento correcto, lo supe por información de la enfermera, pero no me dejaban pasar, estaba prohibido que los niños sanos entraran a las salas de emergencia y nadie me acompañaba para vigilármelo por un momen
*Narración por Jorge Smith.-No tengo todo el día, debo instalarme –le dije a la chica de mantenimiento al verla mojar el piso con el trapeador. Apurándola para que se retirara, estaba impaciente por empezar en mi nueva oficina, y no era en el edificio de Sanfor Car, en mi antiguo trabajo seguía de reposo y aprovecharía la oportunidad de comenzar en la empresa de la familia Valderrama.Apoyé mi trasero sobre la silla nueva, debido a mi orden le quitaron el plástico, exigí que no merecía algo usado, yo tenía Valor, era el padre del heredero y me merecía respeto.-Aquí está su café señor.-Gracias –Le hice señas a mi nueva asistente para que me lo colocara en el escritorio. Cierra la puerta por favor.Me encontraba entretenido encendiendo el computador, cuando un fuerte sonido me impresionó –¿Por qué la tiras? –Refiriéndome a la puerta- deja la agresividad.-Esto no es lo que esperaba Jorge, ¿ser tu asistente? Yo deseaba un mejor cargo.-¿Qué más podías ser Andrea? ¿Jefa de un departame
*Narración por Jorge Smith.-Me alegro de que hallas aceptado una salida conmigo, por fin –dije mirando los lindos ojos de Andrea, eran color miel y se volvían amarillos al reflejar la luz del sol a sus pupilas. Permanecíamos sentados una tarde alrededor de una pequeña mesa redonda. El sitio de comida rápida era abierto permitiendo refrescarnos con el vaivén de la brisa natural. -Lo hice por David, para sacarlo a pasear –dijo ella mirando al pequeño a nuestro lado jugar con su Tablet.-Una oportunidad para conocernos más –Toqué su mano derecha.-No le veo el sentido –hizo una expresión complicada alejando su brazo.-¿Aun me odias? ¿Me tienes rencor por lo que pasó con nosotros hace cinco años? –Interrogué con la esperanza de que la respuesta fuese negativa.-¿Por haberme embarazado y dejado? No, ya lo superé. Lo que importa es el momento.-‘‘Perfecto’’ –dije mentalmente, estaba esperando a que le pasara el odio hacia mí para proceder a conquistarla, en realidad ella me atraía bastant
Mis manos sudaban mientras esperaba que el doctor regresara del laboratorio, nerviosa e impaciente por saber el resultado. Al abrirse la puerta mi corazón latió rápidamente de los miedos, crucé los dedos con el deseo de que mi menstruación atrasada solo era producto de un simple problema ovárico.Miré al doctor entrar a su consultorio y sentarse nuevamente frente a mí, no alcancé a detallar las escrituras de los papeles colocados sobre el escritorio. Seguidamente miré su rostro tratando de descifrar por mí misma la respuesta. Colocó una sonrisa de felicidad al encontrarse con mi mirada.-¿Qué sucede? -Pregunté con preocupación.-¡Felicidades! ¡Estás embarazada! –expresó alegremente.-¿Y por qué sonríes? ¡Es una tragedia! –Exclamé horrorizada.Acaricié bruscamente mis cabellos con las dos manos y las bajé hasta mi estómago sosteniendo el remolino interno que se me formó ahí por la noticia.-No es ninguna tragedia, el niño viene bien y tienes edad para criarlo –aconsejó el doctor.-¡Soy
Cuatro años después...*Narración por Jorge Smith.Mis pasos se detuvieron al percibir una silueta parada frente a mi puerta, mi vista se dirigió a los tacones y recorrí sus piernas largas hasta chocar con la minifalda, continué acercándome y sentí un poco de vergüenza al reconocerla, era ella, la que me excitaba algunas noches, pero este no era el lugar donde debíamos encontrarnos.-¡Jorge Smith! –Pronunció mi nombre y mi apellido en forma molesta. Me lo aseguró la expresión en su rostro. -Hola Teresa -Me dio igual, pensando que con algún coqueteo la podía calmar. Al introducir la llave por la cerradura la hice pasar. La invité a sentarse como lo hice yo en el sillón, pero ella solo trataba de romper el piso con su calzado de agujas y luego se paró frente a mí, con la mano en la cintura como si esperara una fotografía –Me sorprende verte- le dije y ella empezó a lanzar sus inquietantes quejas de forma interrogante.-¡¿Qué?! ¡¿Y ni siquiera te disculpas?! ¡¿Acaso olvidaste nuestra ci
-Armando habrá llegado de su gira deportista. ¿Vino con amigos e hizo una fiesta? –Me pregunté mentalmente y al ver una cartera roja en el mueble, me dirigí apresuradamente a la habitación. No era mía y no era usual en mi marido, traerme obsequios destapados y dejarlos regados.Empujé la puerta con agresividad y percibí una escena que me dolió en el alma. Armando estaba acostado de medio lado en la cama hurgando su celular, pero no estaba solo, unos cabellos rubios reposaban sobre su pecho.-¡Armando que es esto! -Exclamé con toda la ira que estaba sintiendo.-¡Andrea, estás aquí! Creí que habías viajado para una gira de danza -dijo un poco nervioso, al no hallar donde meterse.-Te dije que mis alumnos irían a esa presentación, no yo ¡Jamás escuchas lo que digo!-¡Eso había entendido¡ ¡Que no regresarías hasta el miércoles! –dijo él con una gran molestia, como si no estuviese pisando mi casa e interrumpiera algo importante.-¡¿Para que deseabas que estuviera de viaje?! ¿¡Para montarme
*Narración por Jorge Smith.Moví las piernas desesperadamente y extendí bruscamente el brazo derecho.-¡Ay! –Grité arrugando totalmente la cara del dolor.-Cuidado, no lo muevas –me dijo la enfermera mientras me vendaba el brazo y trataba de inmovilizarlo. Lo presionó contra mi pecho. –debes mantenerlo así.-¿Durante cuánto tiempo? –Pregunté imaginado que su respuesta sería tras unos minutos mientras realizaban alguna terapia.-Tres meses, más o menos.-¿Qué? ¡Eso es imposible! ¿Cómo voy a trabajar así? ¿Manejar el teclado de la computadora? ¿Atender a mis clientes?-No podrás, por ello te mandarán reposo.-¡Esto no puede estar sucediendo! Jamás pararé mis acciones laborales. Usaré el brazo izquierdo si es necesario –Lo pensé como opción, entendía que mi hueso estaba roto y el desespero me hacía actuar como un niño.-Puedes irte -Me dijo el doctor luego de firmar la orden dándome de alta.Fue un alivio. Era lo mejor que me había pasado luego de tres días internado en ese hospital, me