*Narración por Jorge Smith.
Moví las piernas desesperadamente y extendí bruscamente el brazo derecho.-¡Ay! –Grité arrugando totalmente la cara del dolor.-Cuidado, no lo muevas –me dijo la enfermera mientras me vendaba el brazo y trataba de inmovilizarlo. Lo presionó contra mi pecho. –debes mantenerlo así.-¿Durante cuánto tiempo? –Pregunté imaginado que su respuesta sería tras unos minutos mientras realizaban alguna terapia.-Tres meses, más o menos.-¿Qué? ¡Eso es imposible! ¿Cómo voy a trabajar así? ¿Manejar el teclado de la computadora? ¿Atender a mis clientes?-No podrás, por ello te mandarán reposo.-¡Esto no puede estar sucediendo! Jamás pararé mis acciones laborales. Usaré el brazo izquierdo si es necesario –Lo pensé como opción, entendía que mi hueso estaba roto y el desespero me hacía actuar como un niño.-Puedes irte -Me dijo el doctor luego de firmar la orden dándome de alta.Fue un alivio. Era lo mejor que me había pasado luego de tres días internado en ese hospital, me pareció una eternidad. No había recibido visita y no sabía nada de mis pertenencias luego de ese accidente que apenas podía recordar.-¿Y mi teléfono? ¿Dónde está mi auto? –Interrogué y enfermera me miró como si le estuviese formulando una pregunta de otro planeta.-No lo sé, ni lo conozco a usted, entré de guardia anoche.Me dirigí hacia el doctor interrumpiendo el tratamiento de otro paciente en la sala de emergencias.-Doctor, usted me ha atendido desde que llegué ¿verdad? ¿Dónde colocaron mis cosas? ¿Y mi auto a qué taller lo llevaron?-Jorge. Agradezca que usted está vivo y conserva sus extremidades completas. Un accidente como ese le pudo haber costado la vida –Me dijo con seriedad.-¡Eso no responde a mis preguntas doctor! -Exclamé alterado. Recuerdo que el árbol detuvo la carrocería. ¿Al menos no tiene idea a donde lo llevaron para proceder a repararlo?-Lo que me dijeron es que tuvieron que picarlo para sacarlo a usted. Quizá siga en el farallón o lo trasladaron a una tienda de chatarras –expresó el doctor con una sonrisa.-No es gracioso, ¿sabes cuánto costó esa camioneta? Era nueva de agencia y apenas terminé de pagarla -Dije antes de retirarme. Caminado cojeando de un pie.Asumí que mi teléfono se perdió igualmente por el aventón. Debía adquirir uno rápidamente e intentar recuperar los contactos.Odiaba andar en taxi. Después del esfuerzo de conseguir un auto nuevo, aun no podía superar que lo había perdido. Pero sabía que solucionaría mi medio de transporte cuando llegara a la empresa, seguramente me prestarían uno entendiendo mi situación.Le dije al chofer que me esperara en el frente de mi casa mientras me duchaba y me cambiaba. Debía ir al trabajo. Necesitaba organizar una reunión con los clientes nuevos para ofrecerle mis productos.-Buenas tardes –expresé a la secretaria y comencé a saludar a todos en el edificio. La mayoría me miraban de manera extraña. Quizá era porque mi brazo lo tenía guindado de mi hombro, totalmente inmóvil y enyesado. Algunos quizá no sabían lo que me había pasado, otros probablemente se compadecían de mi accidente, pero no tocaban el tema hasta que mi jefe me llamó a su oficina.-Jorge Smith, me alegro que te encuentres bien.-Sí, yo también, y perdí el auto. ¿Podría mandar la requisición para que me consiguieran uno?-Me sorprende verte aquí, pensé que te habían mandado reposo por varios meses –mi jefe me miró con seriedad y preocupación.-Así dijo la enfermera, pero usted sabe que soy un hombre trabajador, no me voy a parar por un simple brazo inmóvil.-Jorge –Mi Jefe colocó su brazo sobre mi espalda-. La empresa tiene sus políticas. Y no queremos multas por estar contras los requisitos médicos. No es un secreto lo tuyo, costeamos tus gastos con el seguro de aquí.-¿A qué se refiere? -Pregunté para que fuera al grano de lo que me quería decir.-No puedes seguir trabajando. Hasta que cumplas con tu reposo completo.-No quiero alejarme de aquí –expresé con preocupación, ¿y qué haré todos estos meses? ¿Echarme en cama?-Es lo que deberías.Entendí que no podía convencerlo, aunque me sintiera bien, él solo seguía las órdenes de la compañía.-¿Seguiré recibiendo el mismo sueldo? –Pregunté, rogando que la respuesta fuese afirmativa.-Recuerda que tu buen pago es la suma de todos los contratos que logras hacer con los clientes en el mes. Así que, si no trabajas, se te transferirá solo el sueldo base, sin los bonos adicionales.-¡Eso no me alcanzará para nada! ¡Señor Lauro tiene que hacer algo! ¡Yo necesito trabajar! –Le supliqué, igual no me sirvió para nada.-Debes irte Jorge, toma reposo y descansa.Se me imposibilitaba subir escaleras, de igual modo usaba el ascensor. Eso debía resolverlo, seis meses eran demasiado tiempo. Algo tenía que hacer, chantajear al doctor para que me quitara el reposo era una buena opción.-Jorge Smith, por favor venga con nosotros –Me dijo un sujeto vestido de policía luego de cruzar la avenida.Me impresioné, pero guardé la calma ya que me creía un hombre libre de errores hasta que otro intentó colocarme las esposas.-¡Cuidado! ¡¿Que no vez que tengo el brazo enyesado? ¡Acabo de salir del hospital! -Grité sin guardar respeto a la autoridad.-Coloque su brazo detrás del pecho por favor y quédese en silencio.-¡¿A donde me llevan?! ¡Yo no he robado nada! -Dije con desesperación cuando introducían mi cuerpo en un auto policial. El forcejeo hacía que me doliera todo, entendí mi enfermedad y el porqué era necesario permanecer días en reposo. *****Narración por Andrea.Un pañuelo llenaba su interior del contenido que expulsaba mi nariz cuando me la sonaba. No era una alergia. La secreción la producía mi llanto. Agradecía que mi amiga me tratara como a una hermana, de igual modo, mi sentimiento al percibir que caminaba hacia la miseria era devastador.-¿Y entonces? ¿Te lograste traer todo lo que pudiste?-No, me faltaron los muebles amiga, las mesas, la vajilla, las vitrinas, los demás artefactos eléctricos y el televisor. –Me coloqué las manos sobre la cabeza de la desesperación- ¡Todo lo habíamos comprado juntos!-Con el dinero de él ¿cierto? –dijo mi amiga.Yo sentada en el sofá de su casa, tomaba una taza de café cuando mi depresión seguía activa en mi cuerpo.-Sí, y yo tenía que disfrutarlo toda la vida. Hasta que esa modelo se aprovechó de él. ¡Cuánto lo odio! ¡Cuánto los odio a los dos! –Exclamé con frustración.-Te dijo que igual iba a dejarte, que no sentía amor hacia ti. ¿Ya eso lo sabías?-¿Cómo voy a saberlo? Antes sí. Cuando me conoció bailando se obsesionó con mi belleza, es lo que me había hecho saber –le expliqué.-Y últimamente ¿cómo la habían pasado? –Interrogó Estefany para adentrarse a nuestra relación.-Él se iba mucho de viaje, apenas compartíamos cundo llegaba a casa. Extraño esos buenos momentos cuando salíamos a comprar cosas.-¿Solo a comprar? –Estefany se puso seria- Veo que lo que más te interesaba era su posición económica.-Por supuesto. –Afirme- Un hombre sin dinero no sirve para nada, de igual forma yo lo quería bastante. Él a mí quizá no, de lo contrario no me hubiese traicionado.-Debes superarlo Andrea, echarle cabeza al asunto no vas a resolver nada. Olvida a ese Armando. Tienes 25 años, eres joven y bella, puedes conseguir algo mejor.-¿Un hombre con más dinero? Es verdad, un hombre de negocio, que produzca –dije con la mente en el espacio imaginando al hombre perfecto.-Que te ame Andrea. Que te quiera bastante y no te cambie por otra a los cinco años.-Para que un hombre millonario se interese en mí, debería aparentar adinerada también, ¿verdad? -Dije sin prestar atención al comentario de Estefany- ¿Cómo conseguiré eso? Ir a fiestas ejecutivas con un traje elegante serviría. ¿Cómo haría para conseguir una invitación?-Andrea –dijo mi amiga mientras recogía las tazas de café- Debes hacer algo por ti misma y no esperar a que un milagro se te aparezca para llenarte de fortuna. Conviértete en una mujer trabajadora, así como lo hago yo. Estoy sola, puedo mantener a mi hija y no me falta nada.-Pero a mí me falta todo Estefany. No podré vivir contigo toda la vida y el pago que los padres me depositan para que le de clases a sus hijos no me alcanzaría para pagar ni el alquiler.-No te voy a correr de aquí, y tu vida cambiaría sin consigues un mejor trabajo, tienes con qué.Nuevamente mi amiga me aconsejaba que ejerciera la carrera que odiaba y había estudiado por obligación de mi padre. -Las mujeres no deberían trabajar, la biblia lo dice, el hombre es al que le corresponde llevar el pan a la casa- Dije en mis pensamientos sin superar que hacía días lo tenía todo y que mi fortuna volvería al recuperar nuevamente a mi hombre.Alguna idea grandiosa se me tenía que ocurrir para que Armando volviera conmigo… ¿Y se le dijo que lo amo y que estoy embarazada?Mi mano temblaba al tomar el celular. Estaba dispuesta a escribirle ese mensaje… Hasta que una llamada entrante me interrumpió…No sabía qué hacía allí, lo que sucedía a mi alrededor no era de mi interés. Quizá solo llegué para recibir un abrazo de la mujer que me trajo al mundo. Necesitaba empatía por lo que me estaba pasando, aunque esas personas también se veían llenas de problemas.La vi, acaricié su mejilla y rodeé su cuerpo con mis brazos. Sentí cariño, a pesar de que ambas estábamos vestidas de negro.-Llegaste tarde Andrea, ya lo enterraron.-¡Mamá! –Arrugué mi entrecejo con expresión de molestia- Tomé un vuelo lo más rápido que encontré. Además, no entiendo por qué estás tan triste, para ti era una familia lejana.-El tío de tu padre venía siendo tío tuyo también. Te quería y te consentía cuando eras pequeña.-De grande lo odié. Me negó un puesto de trabajo en su empresa –dije con la imagen de mi pasado en la cabeza.-No fue por mal Andrea, tu padre se lo ordenó, quería que siguieras estudiando.-De igual modo, mi vuelo sale mañana, vine a compartir contigo y a contarte lo deprimente que está mi vida
-Buenas tardes, ¿puedo pasar? –Dije de manera interrogante, aunque mis intenciones no eran pedir permiso, solo que me abrieran con rapidez.-¿Qué desea? ¿A quién busca?Al escuchar las inquietudes del portero eché un vistazo hacia toda la mansión, se veían pocos carros en el estacionamiento y escasas personas en las afueras, comprendí el hermetismo del lugar, no era un sitio público que cualquiera pudiese entrar con facilidad. -La señora Trinidad ¿Se encuentra? –Rogaba que mi madre estuviese ahí, no se me ocurría otro nombre que me sirviera de excusa para justificar mi presencia. Era mi esperanza.-Aquí no vive, creí escuchar ese nombre, pudo haber sido una de las visitantes del velorio, dudo que se encuentre. Puede ubicarla en la iglesia a las seis, aquí se suspendieron todas las misas para evitar disturbios entre los familiares.Con poco interés a lo que me estaba diciendo sabía que debía manifestar mi realidad.-Necesito pasar, dejé algo importante y debo buscarlo.-Lo lamento, no
*Narración por Jorge Smith.Mi cuerpo temblaba por el frío de la desesperación, estaba parado, inmóvil, con el brazo izquierdo enyesado y un gran dolor en la pierna derecha. El tiempo que había trascurrido no estaba en mi conocimiento, despojado de todas mis pertenencias solo divisaba a varios policías al otro lado de las rejas.-¡Por lo menos díganme por qué estoy detenido! –Grité, tan fuerte para que pudiesen escucharme, el del uniforme solo me miró con cara de repulsión como si fuese un maniático descabellado, siguió de largo, sin prestarme la más mínima atención… Logré sentarme, en el duro metal que aplastaba mi trasero, al parecer era la supuesta cama para aquellos que no tienen derecho a la vida, ni mucho menos a las comodidades. -¡Tengo hambre! –Volví a alzar la voz para que alguien escuchara mis suplicas, el estómago me rujía fuertemente, yo siendo de contextura gruesa había acostumbrado a alimentarlo cada tres horas y sentía que me había saltados dos platos de comida.-¡¿Qui
*Narración por Andrea.-Mamá, ¿estás segura de que aquí se encuentra?-Por supuesto, es sitio correcto donde lo envió tu primo –Me respondió mi madre al llegar al orfanato, una casa grande de tres plantas.-¿Hablarás tú? -Pregunté con un poco de inseguridad.-Para nada, es tu hijo y debe ser creíble, actúa como te expliqué.Con un poco de nervios, suspiré para relajarme y montar la escena que estuve practicando en todo el trayecto.-Buenas, ¿que desean? –Preguntó una señora que nos abrió la puerta.-Señora, necesito ver a mi hijo, lo trajeron aquí por error –A pesar de no ser buena actriz logré soltar lágrimas.-Pasen, dígame ¿Cuál es el nombre del niño? –Preguntó cuándo nos adentramos a la sala principal y vimos a varios chiquillos correteando.-Su nombre es… -Dije pelándole los ojos a mi madre para que me ayudara a dar con la respuesta.-David Valderrama –Respondió enseguida.-¿Está segura? – La señora mostró un poco de desconfianza. Capítulo 7Tú lo conoces más que yo, revisa si a
Mi cuerpo parecía reposar en el cómodo sillón de la sala con las piernas estiradas, pero mi mente no estaba ahí, permanecía en un recuerdo de horas atrás…Su piel medio morena le da el toque de ser una belleza latina, la tonificación de su cuerpo da la impresión de que sigue bailando, su rostro perfilado me recuerda al día en que la conocí y los buenos momentos que pasé con ella, pero que quedaron en el pasado. Lamentablemente…-Si Jorge va a pasar unos días con nosotros al menos exígele que se bañe, se la pasa abrazando a los niños.-¿Quieres que deje de manifestar el cariño que le tengo a mis sobrinos? –dije al escuchar las quejas de mi cuñado.-Ponte cómodo, échate un baño y cámbiate de ropa –opinó mi hermana desde la cocina.-Estoy bien cómodo ahora y cenaré también en este sillón –Expresé.-Por qué no te vas a tu apartamento ¿estás aquí para que mi hermana te atienda?-Por supuesto, son la única familia que tengo y deberías compadecerte de mi situación. No puedo creer que me esté
-Cuando dijiste ‘‘apartamento’’ me imaginé algo más decente. ¿Vives solo y no puedes limpiar un poco? –Interrogué al llegar a la vivienda de mi pareja ficticia, varios zapatos tirados en la sala, el suelo sucio y la cocina desordenada es lo que me recibió.-No creas que soy un hombre descuidado, solo que por mi incapacidad me cuesta tener todo en orden, -respondió Jorge apartando unas bolsas del mueble para sentarse.-¿Y que te pasó en el brazo? –Pregunté mirando que aún seguía enyesado.-Una fractura, ¿no es obvio?-¡Eres tan repugnante! -Me enojé, no me daba ninguna explicación sobre nada- Un hombre misterioso, ni siquiera te conozco y tengo que vivir contigo.-Puedes irte si quieres, el niño se queda conmigo. Cobraré solo la herencia.Aumentó mi molestia por su soberbia.-Tengo que soportarte, no me queda de otra, al menos háblame de ti, ¿trabajas? ¿A qué te dedicas?-Soy un hombre de negocios y necesito invertir, por eso es que busco dinero.-¿Qué tipo de negocios? ¿Buenos? ¿Malos
-¡No, no, no, no puede ser! -Exclamé al salir de la mansión de los Valderrama- ¿El dinero fraccionado y hay que presentar facturas de lo que compremos? -¡Maldición, esto no es lo que esperaba! –Expresó Jorge lleno de cólera.-Pero yo debo regresar a mi pueblo, tener una vida, ¿cuánto tiempo deberé andar detrás de ti solo para que piensen que soy tu mujer?-¡Seis meses, no lo escuchaste! –Me dijo Jorge en voz alta- el problema es que necesito el dinero lo más pronto posible, ojalá nos den una buena cantidad al final de mes. ¿Tienes para el taxi? No cargo efectivo.-¿Y para dónde vamos? –Pregunté, cuando las lágrimas querían salir.-Al apartamento, ¿o querías comprar algo en el super mercado?Fruncí el ceño.-¿Contigo? A ninguna parte, pensaba tomar el dinero y agarrar el vuelo a mi pueblo hoy mismo –expresé.-Las cosas no salieron como esperábamos, los planes cambiaron. -Bueno cambiaran los planes, no puedo vivir contigo y fingir que no te tengo ningún rencor.-¿Y qué piensas hacer?
Mi dedo índice empujó el interruptor del apartamento para hacerlo timbrar, a los pocos minutos la puerta se abrió y entre bostezos y con los ojos casi entre abiertos divisé la cara de espanto del padre del niño.-¡¿Dónde estabas?! –Preguntó Jorge con voz fuerte.-Déjame pasar, que vengo cansada –Medio empujé su cuerpo y me dirigí a la sala para retirarme las sandalias. Eran altas y los pies me dolían, me las había puesto para presumir ser una chica elegante en la reunión de esa mañana.-¡Te pregunté! ¿¡Dónde andabas?! –Insistió con su interrogatorio furiosamente.-¿¡Y eso qué te importa!? –Refunfuñé- Alégrate de que al menos estoy aquí.-¡Tu presencia no me contenta porque veo que no sirves para nada! ¡Al menos cumple con tus responsabilidades y cuida del niño!-Ese pequeño… -Coloqué una cara de repulsión-. ¿Qué te costó cuidarlo mientras visitaba a mi madre?-¡¿Y yo te di permiso para que anduvieras paseando?!-¡Deja de gritarme! –Coloqué ambas manos sobre mis oídos –A ti no te teng