«Admite que me deseas, que añoras lo bien que te hacía sentir y que nadie va a poder darte lo que yo te di». «¡No! ¡No te deseo y nunca volveré a confiar en ti! ¡Nunca volveré contigo! Casarme contigo fue mi peor error ». Suspiré al sentir que me apretaba contra su pecho firme. «¿No? Tu cuerpo me dice lo contrario». Sus labios acariciaron suavemente los míos. Treinta días, solo debíamos mantener la farsa por treinta días de aquel matrimonio acordado y luego todo se habría solucionado. Iba a ser muy fácil, solo tenía que pulirme un poco para que pareciese la esposa de clase perfecta, y el resto sería pan comido. Él iba a obtener el trabajo de sus sueños y yo recuperaría mi dinero. Solo teníamos dos reglas: No consumar. No enamorarnos. Pero a veces las reglas se crean solo para romperlas… Y por muchos planes que realicemos, difícilmente podamos controlar el amor. Cameron Hamilton es un abogado meticuloso con aspiraciones a manejar el legado familiar, un hombre que cree tener todo planeado y bajo absoluto control, mientras que Tessa Joyce es lo que podría llamarse un desastre de cabo a rabo que no para de meterse en problemas. De mundos diferentes y sin nada en común, estaban destinados a nunca conocerse. Sin embargo, una noche de tragos en Las Vegas puede poner el mundo de ambos, patas arriba.
Leer másCameronNadie nos había dicho que sería fácil, y podíamos asegurar que no lo era. Pasaba la mayor parte de la noche despierto con la pequeña Nola para Tess lograse descansar, al menos un poco.Por lo general, era ella quien despertaba en cuanto la escuchaba lloriquear a través del monitor de bebes y de inmediato se levantaba como si tuviese una alarma interna, adherida que le decía que su pollita la necesitaba. La buscaba y le daba de comer. Luego yo la relevaba, una vez que estaba alimentada. La hacia eructar y le cambiaba el pañal, antes de mecerla en mis brazos hasta que se durmiese, cosa que podía ocurrir en treinta segundos o en dos horas.Era como un deporte extremo. ¿Dormiría tres horas de corrido? ¿No dormiría nada?Nadie lo sabía y eso me gustaba.Tina, nos tranquilizó, convenciéndonos de que pronto pasaría aquel ajetreo, que solo era cuestión de agarrarle el tranquillo a la rutina y en menos de un mes, nuestra preciosa bebé, estaría durmiendo más de cuatro horas. Me pregunta
Cameron Aún estaba desnuda, cuando desperté, sintiéndola apretarse contra mi cuerpo. Y tal como solía ocurrirme, cuando despertaba y la sentía acurrucada junto a mí. El corazón me palpitó rápido. Había añorado eso durante tanto tiempo, que aun por momentos me costaba creer que aquello se hubiese convertido realidad. En ocasiones no podía convencerme de que ya, no solo era un loco anhelo de mi corazón desesperado, si no mi realidad.Acaricie su rostro con cuidado, disfrutando de lo maravilloso que era tenerla en mis brazos y la besé lentamente, disfrutando del sabor de sus labios, de su piel suave, hasta que ella se removió entre mis brazos.No podía creerlo o dejarla de contemplarla fascinado, estaba durmiendo, allí conmigo y por alguna razón sentí que debía memorizar cada detalle de su rostro, cada curva de su cuerpo, la dulce manera en la que fruncía el ceño cuando soñaba algo que no le gustaba o como entreabría los labios, dejando escapar suaves ronquidos si se e
TessaUn año después…Ya había pasado un año, desde que dejamos todo atrás y nos mudamos a Byron Bay.Encontramos una pequeña casa frente a la playa y nos enamoramos de ella. No era muy grande para ser exactos, pero era preciosa, con paredes blancas y pisos de madera. Tenía una increíble terraza donde colocamos un pequeño juego de comedor, allí, solíamos cenar o picar algo mientras observábamos los atardecer y como las olas rompían contra la playa.Por las noches, Cameron ponía música, bailábamos, mientras la briza jugaba con mi cabello y me susurraba cuanto me amaba. Otras noches, simplemente nos tirábamos en el piso de madera a observar las estrellas, aunque casi siempre terminábamos enredados y jadeando.Claro, que jamás me quejaba de eso.Nunca antes me imagine que en mi pecho entraría tanto amor y felicidad. Aquello no significaba que no peleásemos o discutiésemos de vez en cuando. Sobre todo los días en los que no lográbamos ponernos de acuerdo en los detalles de la apertura del
TessaMarcus, nos estaba esperando y abrió la puerta en cuanto nos acercamos a ella. Asomó la cabeza y entornó los ojos en busca de algún movimiento extraño, y solo cuando estuvo seguro de que no nos seguían cerró la entrada, colocándole el seguro.La puerta, crujió a nuestra espalada y con una sola mirada, vimos que el departamento, era mucho más grande de lo que parecía por fuera. Dentro se encontraban al menos media docena de personas trabajando.El periodista borroso de las fotos oscuras que encontramos en la carpeta: “limpieza y control”. Estaba allí, justo frente a nosotros. Era bastante mono, con el pelo rubio desalineado y complexión delgada.—Antes que nada. Felicidades… —Nos felicitó, mientras nos guiaba al interior del departamento donde un grupo de redactores y sonidistas, preparaban todo —. Sé que esto es un caos —tomó una pila de carpetas que estaban sobre una de las sillas y las colocó sobre la mesa —, pero si buscan seguro que encuentran donde sentarse —dijo, incorporá
Cameron La música comenzó a sonar y todas las miradas, se volvieron hacia la puerta por donde la novia apareció resplandeciente, con un vestido que le sentaba como un guante. Lo que le había dicho, era cierto, me hubiese sido imposible encontrar las palabras para describir lo bellísima que se veía. Su hermoso rostro estaba enmarcado por su cabello suelto, que caía delicadamente en ondas suaves. El vestido era sencillo, pero resaltaba perfectamente su figura y me era imposible apartar la mirada de los tirantes blancos que se encontraban coronados por un moño con lazos blancos que caían sobre sus hombros dorados.Esperar la noche de bodas, si iba a convertir en una terrible tortura, solo quería arrancar los tirantes y ver el conjunto que había elegido como regalo de bodas para mí, lo antes posible. Ese bendito vestido, era, por mucho, lo más sensual que vi en mi vida. Y esa mujer sexy y etérea que se movía hacia mí, se convertiría en mi esposa. Me elegía a
TessaAunque la capilla estaba muy cerca del hotel, tuve que luchar durante todo el trayecto por no comerme las uñas, mientras nos movíamos por las Vegas Boulevard en la limusina blanca que nos habían enviado de la capilla, para recogernos. Finalmente, al bajarnos del auto y caminar hacia la capilla, sentí que las piernas me temblaban. Fuera se encontraba otra enorme limusina blanca, estacionada y la capilla resplandecía, completamente iluminada. Era mucho más pequeña de lo que recordaba, aun así, me pareció sumamente acogedora. El color blanco del edificio, contrastaba perfectamente contra el cielo purpura y rosa. Todo era mágico.Allí habíamos dado el sí, por primera vez, hacía seis años y de alguna manera nos pareció romántico, volver a unirnos nuevamente en el lugar que comenzó todo.No recordaba mucho de esa noche, estaba demasiado ebria, al igual que Cameron y Rhys, aunque si sabía qué; Elvis no me llevó al altar. Sonreí al recordar como Cameron lo contaba, entusiasmado en el av
Tessa Tomé la llave electrónica, el móvil y mi bolso, antes caminar hacia Tina y Bianca que me esperaban en la puerta de la habitación.Tina me extendió un vaso de café y me guiñó un ojo.—¿Mala noche? —Sonrió.—Todo lo contrario, fue un sueño maravilloso y todo fue gracias a ti —murmuré para que Bianca no nos escuchase, aceptando el café. Le di un largo sorbo y ella se mordió el labio, para no comenzar a chillar de emoción al ver el anillo de compromiso que ahora adornaba mi dedo —¿Qué ocurre con la licencia matrimonial? —Cambié de tema y me volví hacia Bianca que se encontraba enviando un mensaje.—El inmaduro del padrino de tu novio dice que la capilla se hace cargo por un pago extra. Solo espero que así sea, no confío ni un poco en ese pelmazo —realizó una mueca torcida —. Me parece tan…Tan…—¿Atractivo? —Bromee y ella frunció el ceño.—Atractivo —repitió, realizando una sonrisa irónica —. No creo que exista una palabra más inexacta para describir a Rhys —nos dirigimos
CameronDormía tan profundamente que sentí pena por despertarla. Aun así, toqué suavemente el hombro de Tessa y ella se exaltó, abriendo repentinamente, los ojos, asustada. —¿Qué estás haciendo, aquí? —Parpadeo varias veces, intentando entender que sucedía.Me llevé el dedo índice a los labios y le pedí que guardase silencio.—Shhh… —le indiqué con un gesto que los demás estaban durmiendo —. Tina y Bianca, duermen. Debemos salir muy callados o la dictadora de tu amiga nos encontrará. Solo sal de la cama y vamos. —Ella se llevó la mano a la boca para reprimir una risita nerviosa, sonrojándose —. ¿Soñabas conmigo? —Le pregunté y Tess, solo rodó los ojos en respuesta, antes de que tirase de su mano para levantarla.—No piensas sacarme de la habitación en pijama, ¿o sí? —Me interrogó, aterrorizada por la idea de recorrer el pasillo así como estaba —. Debo cambiarme, al menos.—No, así estás perfecta, siempre lo estás —la atraje hacía mí con fuerza, para obligarla a incorporarse.Llevaba
CameronMe obligaron a sentarme en una silla, y escuché a Tessa suplicándoles desde el otro lado de la puerta. Les pedía que me dejase ir, golpeando ferozmente. Estaba seguro de que no se rendiría, porque así era mi chica.A pesar de que ella estaba del otro lado de la puerta, no iba a negar que estaba muy nervioso. Las palmas de las manos me sudaban y sentía la boca seca. Después de todo, mi antiguo jefe se convertiría en algo así como mi suegro y Landon, quería a Tess como su hermana. Debía ganármelos o sería demasiado incómodo para todos y me negaba a comenzar con mal pie. No obstante, sería un trabajo duro, considerando que ya me odiaban por lo que creían de mí.—Landon, por favor —Le pidió, Tess. Golpeando la puerta, cada vez más nerviosa. —Juro que si no lo dejas ir, no voy a volver a hablarte en lo que resta de nuestra vida.—No se irá hasta que le abramos la puerta, —bufó Landon, mirándome con recelo.No confiaba en mis intenciones, ni un poco.¿Cómo se reconquistaba la conf