Tessa RECIEN CASADOS. Eso éramos, un par de recién casados y no es que fuese una chica que planificaba su boda desde la infancia. Pero hasta para alguien tan sínica como yo, todo aquello era decepcionante, y me provocaba sentir que mi corazoncito era estrujado como una servilleta de papel sucia e inservible, para luego ser arrojado a la basura. Había una limusina esperándonos a las afueras de la estación, sí era una limusina. Aunque por supuesto no había nada de carteles de recién casados, guirnaldas de latas, ni flores. Además sospechaba que mi esposo me odiaba. Lo que significaba que mi primer matrimonio estaba destinado a ser un fiasco que terminaría en divorcio, como era de esperarse. Nada de manteles borgoña, bodas de otoño, pasteles de cinco pisos o un novio que llorase al verme, mientras caminaba hacia él por el pasillo, como en todas las comedias románticas que veía con mi abue, los sábados por la noche, mientras comíamos algún dulce que ella misma hubiese preparado. Debía
CameronMiré a Tessa por el rabillo del ojo, estremecerse como si lo que estuviese viendo fuese una película de terror, miraba fijamente la pantalla y su semblante mutaba del pánico a la sorpresa.Yo tampoco estaba demasiado feliz por lo ocurrido, pero aun así no podía evitar sentir una punzada en el pecho de resentimiento por su horrorizada expresión al ver cómo nos habíamos casado. ¿Tanto me despreciaba?Me llevé nuevamente el vaso con bourbon a los labios. ¿Qué cojones iba a hacer? ¿En qué lio me había metido?Tessa, era una fierecilla indomable, que me sacaba de mis casillas todo el tiempo, no paraba de hablar, sin embargo era ocurrente y transparente. No recordaba cuando había sido la última vez que me había reído tanto o disfrutado como cuando tuve el placer de jugar con ella en el auto.Era muy fácil leerla, sabía exactamente lo que pensaba a cada segundo.Lo que dije sobre que era condenadamente sexy, era verdad. Quizás no fuese la chica a la que hubiese volteado a ver en cir
Tessa«En caso de aceptar, debes saber que esto no es un juego. Tienes dos días para decidir y contactarte conmigo de inmediato o me veré obligado a ir a golpear la puerta de tu casa». Me susurró Cameron con acritud en cuanto me monté con el coche que me llevaría al aeropuerto.«¿Y en que consiste el acuerdo, exactamente? »Le pregunté, nerviosa cuando me abrió la puerta del auto. «Serás mi esposa durante treinta días compartiremos el piso que me otorgué la compañía y seremos muy felices. Luego iras a visitar a tu familia a Nueva York donde te reencontraras con un antiguo amor y por él me vas a abandonar. Durante esos treinta días te comportaras como una esposa amorosa, me acompañaras a todas las reuniones sociales a las que nos inviten. De más está decir que espero que estés a la altura de las expectativas. Una vez que esto termine, recibirás cincuenta mil dólares, más diez mil por adelantado para un guardarropa nuevo. En caso de aceptar, firmaremos el contrato cuanto antes. ¿Alguna
Tessa Era obvio que a Cameron no le importaban los codazos y rodillazos que le daba por debajo de la mesa. Tampoco se sentía tocado por las miradas de odio que le lanzaba cada vez que abría la boca y eso que estaba segura de que lanzaba chispas por los ojos cada vez que lo miraba. Quería que se fuese y rápido. Sin embargo, él parecía lo bastante instalado como para que le importase un comino mi determinación. En cambio, el muy descarado me miraba con una expresión inocente en el rostro, fingiendo que no entendía el porqué de mi rencor. No sabía si odiaba más el hecho de que Cameron estuviese sentado a mi lado o que mi abuela se hubiese esforzado un cien por ciento más es arreglar la mesa para recibir a nuestro indeseado invitado. Lo peor de todo era, que el muy capullo la estaba pasando de miedo con toda la atención que mi Nona le brindaba. Ella alucinó, cuando él le dijo llevándose un gran bocado de estofado a la boca que era abogado y casi se cae hacia atrás cuando mencionó q
CameronLa voz estridente de Nicole casi me reventó un tímpano, cuando le dije con tanta frialdad como podía que necesitaba un tiempo.Aquella pequeña mentira, me parecía adecuada. Estaba ocultando información, sí. No obstante, era por su bien. Cuando los treinta días que necesitaba hasta rendir los exámenes de la colegiatura transcurrieran, todo volvería a la normalidad. Para ese entonces, sabrían que era un gran elemento para la empresa y no querrían desprenderse de mí. Por otro lado ni siquiera deberían darse por enterados de lo que estaba ocurriendo. Mi vida privada, era justo eso y lo que hiciese con ella, era asunto mío.El plan era simple, puede que dejase muchas cosas en el aire, como decía Rhys, no contemplaba muchos puntos a tener en cuenta cómo el asunto de que claramente Tessa no me era completamente indiferente.Aun así era lo mejor que tenía. Quizás, solo estuviese confundido, luego de la desilusión que sentí cuando Nic, no me apoyó como esperaba.Como fuese, el plan ya
Tessa—¡¿Puedes creer que en el cuarto de baño hay…?! —Cerré la boca de pronto al verlo ensimismado, sentado en uno de los lujosos sofás de la sala, se estaba tomando la cabeza con las manos, con los codos apoyados en sus rodillas.Ni siquiera había parecido escucharme y me reprendí por ser tan bocazas. Antes de sentir un ligero pinchazo de culpa. Se veía, apesadumbrado y me pregunté por qué.No estaba segura de cuánto tiempo había estado en la tina, mucho probablemente, porque Cameron ya se había cambiado de ropa. Llevaba unos vaqueros claros que revelaban unas piernas musculosas, además de unas caderas estrechas. Él no se movió, era como si una enorme nube negra estuviese sobre él, mientras que lo alejaba de todo. Eso era parecía lejano a pesar de estar a solo unos pasos.Quería dejarlo solo, aunque también deseaba seguir contemplándolo un momento más. Me mordí el labio, deleitándome en la camiseta blanca que dejaban ver unos fuertes y bronceados brazos, cubiertos por una ligera ca
Cameron—Con este anillo, yo te desposo. —Le dije colocándole la fina argolla en el dedo anular. Ella observó la delicada alianza de oro con una expresión repleta de confusión. —Creí adecuado comprar un par de alianzas nuevas, ya que las necesitaremos para que todos crean que estamos realmente casados. Ese detalle podría delatarnos, tuve que dar excusas o esconder la mano donde iría el anillo en varias ocasiones. —Le aclaré.Esa era una parte de la verdad, la otra era que no me gustaba como la miraban algunos de los hombres solteros que vivían en el edificio. Incluso un empresario que tenía un piso justo bajo el nuestro me preguntó si ella era mi hermana, con el mayor de los descaros. Eso me llevó a plantarme frente a una joyería esa misma tarde.No quería que notase que estaba celoso de los cojones, y por eso no lo mencioné.—Oh, claro. —Sopeso la joya en la mano unos segundos y luego la tomó con dedos temblorosos y dijo: —Con este anillo, yo te desposo. —Me colocó la alianza y me mi
CameronEn cuanto estuve frente a ella, la incomodidad recorrió mi cuerpo.—¿Me estás siguiendo? —Alzó una ceja oscura e inclinó la cabeza.—¿Qué? ¡Claro que no! Ni siquiera sabía que estarían aquí, tu familia es socia del club náutico, hasta donde sabía. —Me enfurecí ante el reproche. —¡Que idiota! —Me di un golpe en la cabeza. —Que tonto de mi parte, olvidé que ahora se codeaban directamente con la gente más poderosa de Santa Mónica. —Mostré los dientes en un intento por sonreír.—Entonces…¿Qué diablos estás haciendo aquí? —Me reclamó, pero al ver que uno de los ocupantes de la mesa contigua a la que ella estaba con su prometido, se acercaba a los aseos. Me tomó de la mano y me arrastro hasta una puerta de emergencia, la abrió de un tirón y me sacó fuera.El exterior no era nada agradable, aunque nadie nos vería allí, ya que los enormes contenedores de basura nos cubrían casi por completo.—Estoy almorzando con jefe, aunque eso no es de tu incumbencia. Por si no lo recuerdas, nosotr