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Amor, Deseo y Venganza
Amor, Deseo y Venganza
Por: Zafir Murano
Comienza la cacería contra Velkan

Boga caminaba lentamente a no más de cinco metros del hombre al que seguía desde hacía más de una hora. Sonrió mostrando varios dientes de oro, tenía un aspecto feroz, no era demasiado corpulento pero se notaba que era fuerte sus casi uno ochenta metros de altura eran suficientes para amedrentar a cualquiera. 

Tenía mucha fuerza y por eso utilizaba ese apodo en turco, porque “boga” significaba “toro”, no recordaba a nadie que lo hubiera vencido en una lucha a mano limpia, o con cuchillo. Era un experto con casi cualquier tipo de armas y era también sumamente ágil en cada situación, podía pasar desapercibido y matar silenciosamente si era necesario.

Por eso había podido matar a la mujer que le habían encargado un par de semanas atrás, en realidad había sido muy fácil y eso que, según le habían dicho, ella era muy diestra con las armas, pero la había sorprendido en la cama de su hotel, se echó sobre ella y aunque luchó con fuerza finalmente la sofocó con cierta facilidad. Salió de la oscura habitación por la ventana, como había entrado.

El hombre al que seguía tomó una calle que se dirigía a las afueras del pueblo.

«¡Tanto mejor! —se dijo a sí mismo»

 Había pensado liquidarlo con una certera puñalada en la espalda, con la que lo dejaría inmóvil el tiempo suficiente para liquidarlo después, pero ahora sería más fácil, un simple disparo con su pistola, a la que tenía acoplado un silenciador, apenas estuviera fuera de la vista de cualquier mirón inoportuno.

Hasta se daría el lujo de llamarlo y dejar que se volteara mientras lo apuntaba, así vería el miedo en los ojos del sujeto. Sí, se podía decir que Boga era un sujeto sádico que se solazaba en el sufrimiento de los demás, hasta pensó en herirlo primero para luego disfrutar antes de rematarlo.

Pronto llegaron a un camino de piedras, era la salida de la ciudad de Ingiris hacia la población siguiente, no habían muchas personas circulando por allí, era fin de semana y pocas personas tomaban ese camino, normalmente salían por la calle principal que iba hacia la carretera que conducía a la capital de Georgia, pero estaba más cerca de las montañas del Cáucaso.

Boga caminaba como un gato y el sujeto que iba adelante no se había dado cuenta de que lo seguía, volvió a sonreír, ya no había nadie a la vista, sacó su arma y apuntó a la espalda del sujeto, pensó en herirlo en la baja espalda, eso le dolería. Quitó el seguro de la pistola y cuando iba presionar el gatillo sucedieron en rápida sucesión varias cosas.

Primero el sujeto que iba adelante dió la impresión de encogerse, porque se había vuelto más pequeño y eso que era más o menos del mismo alto de Boga, Segundo, el sujeto tenía un arma en la mano que no se dió cuenta de dónde la había sacado si él le había visto las manos vacías hasta el último segundo, Tercero, sintió un leve golpe, como un pinchazo en el estómago, y Cuarto, sus brazos se aflojaron, haciendo que el arma cayera de sus manos sin haber podido apretar el gatillo de su arma.

Boga fue perdiendo fuerzas paulatinamente, cayó de rodillas y sintió como algo caliente le corría por el abdomen, puso una mano sobre su estómago y al retirarla la vio completamente llena de sangre. 

Boga no entendía cómo había sucedido esto, miraba con incredulidad la sangre en sus manos y también al sujeto que se acercaba a él, sin mostrar odio o animadversión alguna, aún tenía una pistola calibre .380 en sus manos y le apuntaba con ella. Luego recogió su arma y lo empujó para que cayera de espaldas.

Se vio arrastrado hasta dentro del bosque que rodeaba la carretera por donde habían caminado. cuando estuvieron fuera de la vista de la carretera el sujeto lo miró desde arriba.

—El temible Boga —dijo con una voz suave y sin acento notorio— parece que te has vuelto lento, mi amigo. Lástima que tenga que liquidarte, porque me gustaría enviar un mensaje al que te envió.

Boga trató de hablar pero solo le salió un ruido gutural y una espuma sanguinolenta le subió a los labios.

—Es mejor que no hables, creo que no te diste cuenta que disparé dos veces —le dijo con toda la tranquilidad del mundo— Pero tenía que asegurarme de romper tu arteria aorta, así te quitaría toda la energía de una vez y no tendría que matarte de golpe. Como no puedes hablar yo te haré un par de preguntas y tú sentirás o negarás, ¿De acuerdo?

Boga asintió, aunque el dolor que tenía ahora se estaba volviendo insoportable.

—Bien, me alegro —le dijo con calma— Porque después de responderme entonces te haré el favor de librarte de tu sufrimiento rápidamente, ¿De acuerdo?

Una vez más Boga asintió rápidamente, sabía que se estaba muriendo poco a poco y dolorosamente así que prefería morir de una vez.

—¿Tú mataste a la chica en el hotel Blitz? —le preguntó y hubo un rápido asentimiento por parte de Boga.

—¿El que te envió a matarla es el mismo que te envió por mí? —nuevo asentimiento de Boga.

El sujeto asintió a su vez y preguntó de nuevo.

—¿Es el jefe Kadir quien te envió? —Un nuevo asentimiento de Boga.

—Gracias, Boga —le dijo mientras le apuntaba a la frente— Lo malo para tí es que a Velkan “la sombra” es difícil de matar. —Y diciendo esto puso una bala en el medio de la frente de Boga, quien dejó de sufrir de inmediato.

Velkan Rottemberg se irguió cuán alto era y le quitó el silenciador a su arma antes de colocarla de nuevo en la funda que tenía en la cintura, a la altura de su estómago. Tenía otra igual para su magnum 357 de cañón corto que llevaba en la cintura pero esta casi estaba a la mitad de la espalda.

Estaba tan acostumbrado a desenfundarlas con tal rapidez que casi nadie se daba cuenta de cuando tenía el arma en la mano, por eso era considerado uno de los mejores en todos los lugares por donde había dejado huellas.

Había trabajado años para varios contratantes como mercenario, se había enfrentado a grupos de Kurdos, a rebeldes en Afganistán y a cuanto enemigo le asignaran en su trabajo, pero luego había sido contratado para trabajos especiales por algunos “jefes” de la mafia, desde la madre Rusia, pasando por sus satélites e incluido en Turquía y Europa.

Llegó a ser conocido como “La Sombra” porque era capaz de realizar un trabajo y desaparecer como si nunca hubiera estado allí.

Pero ahora, tal como sospechaba, la mafia turca, de manos de Kadir Yildirim había puesto precio a su cabeza, y lo peor de todo esto era que no podría pedir ayuda a nadie. Ninguno de sus antiguos asociados estaría dispuesto a enfrentarse a esa organización criminal que tenía vínculos con los rusos y varios de sus satélites.

No le quedaba otro camino que buscar la manera de equiparar fuerzas, él solo no podría contra toda una organización, tenían que buscar la manera de conseguir un lugar donde ocultarse y llevarse con él a Tatiana, el amor de su vida.

Ella era la luz de su vida, por ella estaba dispuesto a todo, la amaba con locura. Se habían conocido hacía poco más de un año, él había estado trabajando para la mafia rusa y lo habían mandado a conseguir unos papeles que comprometían a los jefes de la mafia. Allí se conocieron e inevitablemente se enamoraron.

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