Un año atrás…
Eran tantos los años de haber servido para diferentes grupos, países y diversos grupos secretos, que parecía que había vivido su vida a salto de mata, sin poder tener un hogar, hijos y por supuesto, sin una mujer. La imagen de Tatiana cayendo al río herida de muerte le atormentaba con bastante frecuencia, eso no habría tenido que suceder.
En su cómodo apartamento en Londres tenía todas las comodidades, tantas que le abrumaba, pero no hubiera podido negarse a vivir una vida tranquila,tenía casi todo lo que podía necesitar, al menos de las cosas materiales, había ahorrado bastante dinero desde joven, pensando siempre en el retiro. Su peligrosa profesión no dejaba espacio para los errores y el retiro no era algo que alcanzaba casi ninguno.
Pero él se había esforzado por ser el mejor entre los mejores y lo había demostrado en todo momento. Ahora a sus cuarenta y ocho años se encontraba en buena forma, podía correr a toda velocidad mucho más de un centenar de metros sin agotarse en exceso, hacía pesas y ejercicios a diario. Y era muy saludable.
Pero el vacío de su vida era difícil de llenar, por supuesto que tenía a sus amigos, Robert Landford y su esposa Mary. También al “griego”, Basile Karagiannis, con quién compartía noches de bolos y cervezas. Y su ahijado, el hijo de los Landford, le daba una gran alegría, ocupaba el lugar de ese nieto que nunca había tenido y lo disfrutaba.
Pero su corazón era solitario, nunca había buscado el amor, un mercenario no tenía tiempo de enamorarse, eso le decían siempre sus maestros en el arte del combate, y a su vez él lo repetía a quienes apadrinaba; hasta que conoció a Tatiana. Era prima de Zurab Bairamov, quien a su vez era su contacto en Georgia y El Cáucaso. Él lo visitaba con frecuencia debido a su última misión.
Diez años antes…
Velkan estaba trabajando para los británicos, en una investigación sobre unos documentos que habían sido robados del gobierno Geogiano, donde aparecían involucrados una serie de peces gordos del partido de gobierno y otros personajes menos conocidos. Los documentos trataban sobre un cargamento de oro ilegal y secreto que se habían robado al gobierno para traficar con la mafia y eso se había llevado a cabo con la anuencia de muchas personas.
Si eso se llegaba a saber serían muchas las cabezas que caerían en las altas esferas del gobierno y además se ganarían una serie de sanciones que no serían agradables para los involucrados por apoyar a las mafias.
Por esa razón estaba Velkan aquí en el Cáucaso, según los informes que le habían llegado a través del jefe de la mafia rusa, Nikoloz Gasamov, quien a su vez estaba de acuerdo con los británicos en la consecución y puesta a buen recaudo de ellos.
Gasanov era un hombre conocido de Velkan de hace varios años, podría decirse que eran casi amigos, pero realmente a él no le gustaba Gasanov para nada, lo conocía como un hombre cruel a quien solo lo movían sus intereses personales, aún por encima de su "fidelidad" a su país.
Fue él quien le recomendó a Velkan al buen hombre de Zurab Bairamov, para que fuera su contacto en el Cáucaso, debía trabajar con él en la búsqueda y rescate de los documentos peligrosos. Por eso siempre lo visitaba, Velkan se hacía pasar por un cazador de osos, sus pieles eran muy apreciadas, era la mejor manera de disimular sus constantes visitas.
Fue en una de esas visitas que conoció a Tatiana, Velkan llegó al pueblo y se dirigió a la tienda de Zurab para hacer unas compras y enterarse de los últimos acontecimientos de la jornada. Cuando entró a la tienda, como siempre, lo hizo llamando a Zurab para bromear con él, pero Zurab no estaba en el mostrador esa mañana.
En su lugar estaba una hermosa y alta mujer, casi de su tamaño, Velkan no era un hombre bajo, casi llegaba a 1,80 metros y ella le llegaba al menos a la barbilla. Vestía con un atuendo sencillo de la zona, que resaltaba sus formas suaves y esbeltas; hombros firmes, busto generoso y armoniosas caderas.
Pero lo que más impresionó a Velkan fueron su cabello negro y sus ojos azul piscina que parecían un pozo sin fondo. Un hombre era capaz de perderse en sus misteriosas profundidades si se le quedaba mirando por mucho tiempo. Velkan se obligó a cerrar la boca.
—¿Desea algo? —se escuchó su voz de timbre fuerte pero delicado, era una voz realmente hermosa y estremecedora.
Velkan se obligó a regresar del mundo de ensueños dónde había caído.
—Lo siento —dijo, tratando de organizar sus ideas— ¿Zurab no está?
—No, mi primo tuvo que salir, pero regresará pronto —Velkan solo podía mirar como se movían sus labios al modular las palabras.
«¡Despierta Velkan!» —se recriminó a sí mismo— «¿Qué rayos te está pasando?»
Él nunca había sido del tipo enamoradizo y jamás se había interesado particularmente por ninguna mujer. Sexo no le faltaba, era un hombre apuesto y decidido; pero se allí a tener una relación estable estaba muy lejos, ¡Si ni siquiera tenía amantes fijas!
Pero ahora, esa chica ejercía una rara influencia en él, lo hacía descuidar y embotar sus sentidos y eso, en su profesión era sumamente peligroso. Se obligó de nuevo a centrarse en lo importante.
—¿Y tardará mucho en venir? —lo dijo con amabilidad, pero temía que su cara fuera la de un tonto de remate. La chica tenía una risa burlona aflorando en sus labios, eso le decía que estaba haciendo un papelón delante de ella.
—¿Le pasa algo? —le preguntó antes de contestar la pregunta que le había hecho, y como el denegó con la cabeza siguió hablando— Zurab ya debería estar de regreso.
—Entonces lo esperaré, si no le molesta —le dijo tratando de parecer normal.
—Por mi no hay problema, se ve que ustedes se conocen y usted debe ser un buen cliente de él, ¿No es así? —la pregunta la hizo con una mirada interrogadora.
—Así es, somos conocidos y también soy su cliente más frecuente —dijo ésto sin pensar mucho. Con la cabeza más fría se hubiera preguntado si ella quería sonsacarle alguna información.
Hubo un rato de silencio donde se dirigían miradas tímidas pero cargadas de curiosidad, la admiración era mutua; eso lo vería cualquiera que presenciara la escena. Parecían un par de niños que acababan de conocerse.
—¿Eres cazador? —preguntó ella, con un leve rubor en sus hermosas mejillas. Se notaba que no estaba acostumbrada a esos impulsos.
—Sí, le respondió —sonriendo tontamente como un colegial pillado en falta.
Ambos se miraron a los ojos y soltaron una risa espontánea que siguió y siguió hasta que se convirtió en una franca carcajada. Estuvieron riéndose un buen rato hasta que la puerta se abrió de nuevo y entró Zurab.
—¡Caramba! Pero, ¿Qué está pasando aquí? —preguntó con una sonrisa en la cara, pero con genuina curiosidad— ¿El serio y estirado Velkan riéndose con la "estirada" prima que no trata a nadie? ¡Si me lo hubieran contado no lo creería! —dijo con toda sinceridad.
Tan pronto como se habían puesto a reír se volvieron se volvieron a poner serios. Sus caras se veían cómicas, Velkan con su cara como si lo hubieran regañado y ella con el rubor encendido en las mejillas.
—Pero, ¿qué les pasa? ¿Se traen algo entre manos que yo no sepa?
—No pasa nada —dijo Velkan, quien fue el primero en reponerse y contestar— Sólo reíamos.
—¡Eso es precisamente lo que me extraña!
El sonido del teléfono repicando en la mesa de noche al lado de su cama sacó a Velkan de sus recuerdos.
Levantó la bocina… Era Robert Landford quien le llamaba.
—¿Robert? —contestó mientras miraba el reloj sobre su mesita, eran las 5:30 de la madrugada, ¿para qué lo llamaba a esa hora?—Hola Velkan, disculpa que te moleste a ésta hora, pero no podía dormir y me dediqué a entretenerme un rato en el internet y encontré una noticia que, creo que te interesará —terminó diciendo.—Muy amable —la respuesta irónica de Velkan no molestó a Robert— Veamos, ¿De qué se trata?—Se trata de Nikolos Gasanov —dijo escuetamenteNikolos Gasanov, el nombre vino a terminar de desencadenar los recuerdos de Velkan, el hombre fuerte del servicio secreto Geotgiano, quien había sido su enlace en el caso de los documentos del gobierno y alguien en quien no confiaba completamente, por no decir que no confiaba en nada.—¿Qué le sucedió al viejo Nikolos, lo nombraron presidente de la confederación rusa? —preguntó en tono irónico—No exactamente, pero al menos tiene la aspiraciónÉsta sencilla declaración de Robert lo puso en sobreaviso, ¿Era lo que había escuchado o esta
Eran cerca de las ocho de la mañana cuando el deportivo de Velkan entraba en los jardines de la mansión de los Lanford. Detuvo el auto y le dió las llaves al valet parking que se acercaba. Robert lo miraba desde arriba y una sonrisa se dibujó en su boca.Por lo menos ya estaba "civilizando" al viejo, ese apodo cariñoso con el que ellos trataban a Velkan. Cuando recién tenía el carro, le incomodaba mucho el valet, en especial de que se viera tan sumiso. Le costó mucho acostumbrarse a dejarse servir.Velkan entró en la casa y se dirigió al estudio del segundo piso, luego, sin llamar, empujó una hermosa puerta de madera labrada finamente. Dentro lo esperaba Robert.—¿Qué tenemos? —preguntó después de darle a Robert un cariñoso abrazo.—Aun nada —respondió Robert— No he podido localizar a Giorgi por ningún lado, si alguien sabe algo de las intenciones de Nikoloz es él.—¿Y de Elene? —indagó—Me están averiguando por dónde anda, después que dejó el servicio en Armenia se ha sabido poco de
La puerta se abrió dejando pasar a un sirviente que le anunció a Velkan que el desayuno estaba listo y que los señores lo esperaban en el comedor.Velkan bajó por las amplias escaleras hasta la parte baja de la casa donde se encontraba el comedor, ya se encontraban allí Robert y Mary con el bebé. Con entusiasmo se acercó a la silla del bebé, que ya tenía un año, y lo llenó de besos, el niño reía al reconocer al abuelo.—Hola Mary —saludó a la muchacha dándole un beso en la mejilla y un tierno abrazo.—Hola viejo —respondió ella muy cariñosamente, en realidad amaba a ese hombre que los había ayudado tanto mientras escapaban de la hermandad en Turquía. Era como un padre para ellos y un abuelo para el niño.—Siéntate, Velkan —le dijo Robert— Desayunemos, que hoy tenemos bastante que hacer.Él se sentó y de inmediato el servicio de desayuno fue puesto a la mesa por un grupo de eficientes empleados de la mansión. Degustaron el desayuno conversando cosas intrascendentes. Cuando terminaron
Soltó el maletín que traía sujeto con una cadena y lo empujó sobre el escritorio hacia Gasanov. Acto seguido volvió a sentarse pero sin relajar sus músculos.Nikoloz revisó los papeles con atención por unos momentos, luego suspiró, al parecer satisfecho. Los sujetos que entraron se acercaron al escritorio y uno de ellos le dijo algo al oído. Éste asintió y le hizo una seña para que se alejara, se alejaron un poco pero no salieron de la oficina.—Supongo que les diste una ojeada —no era una pregunta sino una aseveración.—Sip, para revisar los sellos y la autenticidad, tú sabes cómo es eso.—Lo sé —dijo lacónico— Solo que está vez no era muy buena idea.Al decir esto los tres guardias que estaban en el salón se acercaron a Velkan. Lo rodearon poco a poco con toda la intención de capturarlo, pero él no se inmutó, al menos por fuera. Por dentro su cerebro había hecho los cálculos de lucha que tendría que hacer y sus músculos estaban tensos y preparados.Su reacción primaria fue mirar a G
Velkan se acercó a la pantalla para leer mejor, ya que su vista no era tan buena, los años y el desgaste habían tomado algo de terreno y le costaba un poco leer la letra pequeña.En la pantalla la noticia se destacaba y no por los colores sino por el nombre que aparecía en ella, al igual que las circunstancias. La noticia, en turco y georgiano decía:"Muere el director adjunto de la hidroeléctrica en Turquía, Baric Valiev al caer accidentalmente en la Estación Hidroeléctrica de Ilisu, la más grande de Turquía y una de las más grandes de Europa, las circunstancias no son muy claras pero la policía investiga…" La noticia seguía, pero para Velkan era suficiente, era quizás un indicio, pero para él era suficiente para saber que la muerte de Baric no había sido natural para comenzar a sospechar que una extraña "limpieza" había comenzado. Y si era de mano de Gasanov no dudaba que ésta fuera dura, cruel y despiadada.Tenía que recordar cuántos sabían de los fulanos papeles, pues todos estab
Velkan Rottemberg, ese nombre de origen rumano y el apellido de origen europeo confundía a la mayoría de conocidos y enemigos, especialmente a éstos últimos que siempre habían querido averiguar de dónde había salido ese fulano tan letal, con las armas y sin ellas.Algunos lo conocían como “la sombra” otros le decían “el espectro” y alquinos más lo llamaban “el implacable” Después de liquidar a Boga desapareció tan rápido que cuando llegaron algunos carabineros y encontraron el cuerpo, aún tibio de Boga, se desplegaron por todos los alrededores y no pudieron encontrar a nadie, a pesar de las huellas que partían de allá la avenida principal,. pero cuando llegaron allí las huellas simplemente desaparecieron… por eso a Velkan lo llamaban la sombra.No tardó en llegar la noticia a Kadir Yildirim, el jefe de la mafia turca, de que su mejor hombre había sido liquidado por el fulano a quien quería desaparecer de la tierra de los vivientes. No escatimaría ningún esfuerzo para hacer pagar car
Velkan suspiró mientras regresaba al tiempo presente, se dió cuenta que Robert había salido, quizás hacía bastante rato. Arriba del escritorio cerca de él habían puesto una bandeja con unas galletas y unas bebidas. Sonrió, ni siquiera se dio cuenta, algo muy peligroso para él en las actuales circunstancias, sin embargo él sabía que después de hacer catarsis con los recuerdos todo volvería a la normalidad.Mientras no sacara todos esos sentimientos que venían atados a sus recuerdos no podría vivir tranquilo. Todo este asunto de Gasanov había removido viejos recuerdos, viejas heridas, algunas de las cuales no estaban completamente curadas.Decidió seguir recordando, era tan especial recordarla viva, llena de esa energía maravillosa que llenaba todo lo que hacía. Además, tenía una intuición única, era capaz de percibir cosas que nadie más notaría. Eso, al final, sería lo que le salvaría la vida a él esa vez. Lo recordaba como si hubiera sido hace poco tiempo.*******Después de salir de
Velkan se despertó con las primeras luces del alba, el frío era fuerte así que después de su respectivo aseo puso a calentar café que llevaba preparado en un termo, de esta manera no tenía que prepararlo en condiciones tan poco cómodas.Luego de desayunar recogió todas sus cosas y desarmó la tienda de campaña para seguir su camino. Todavía le quedaba un trecho bastante largo de camino y éste no era precisamente uno fácil. En esa zona era bastante inclinado y escarpado.Tardó varias horas en la primera etapa de su viaje, Se sentía cansado cuando se detuvo a acampar, lo que era necesario porque ya comenzaba a ser el sol, mañana a primera hora llegaría a la cabaña.Esa noche pasó sin ningún problema, arregló su refugio con cuidado y luego preparaba café, comía algo y se acostaba. Pasaba casi todo el tiempo pensando en Tatianana hasta que se dormía, no podía dejar de pensar en sus últimas palabras antes de que él saliera de viaje en esta misión. "Eres muy importante para mí" tendría que