El traslado hasta la hacienda de Robert se realizó sin ningún contratiempo importante, cuando los vehículos entraron a la propiedad ya Robert había avisado a toda la vigilancia de manera que pudieron pasar sin detenerse evitando cualquier emboscada en algún punto.

Cuando Tatiana y el resto de los muchachos qué no habían visto nunca la hacienda, vieron la poderosa construcción a lo lejos se maravillaron, porque no solo era muy grande, sino que se veía sólida y muy firme. Afuera estaban apostados un par de hombres armados con ametralladoras y eso que ya habían pasado a varios en las mismas condiciones a lo largo del camino de entrada.

Afuera también se encontraban Claire Marshall la esposa de Robert con el pequeño Brendan en los brazos. Ellos se lanzaron corriendo a los brazos de su esposo para darle un tierno abrazo y muchos besos, pero el pequeño, que fue a dar un beso a su padre y un tierno abrazo con sus bracitos se volteó hacia Velkan y con voz clara le dijo:

—¡Hola abuelito! —y e