Velkan suspiró mientras regresaba al tiempo presente, se dió cuenta que Robert había salido, quizás hacía bastante rato. Arriba del escritorio cerca de él habían puesto una bandeja con unas galletas y unas bebidas. Sonrió, ni siquiera se dio cuenta, algo muy peligroso para él en las actuales circunstancias, sin embargo él sabía que después de hacer catarsis con los recuerdos todo volvería a la normalidad.Mientras no sacara todos esos sentimientos que venían atados a sus recuerdos no podría vivir tranquilo. Todo este asunto de Gasanov había removido viejos recuerdos, viejas heridas, algunas de las cuales no estaban completamente curadas.Decidió seguir recordando, era tan especial recordarla viva, llena de esa energía maravillosa que llenaba todo lo que hacía. Además, tenía una intuición única, era capaz de percibir cosas que nadie más notaría. Eso, al final, sería lo que le salvaría la vida a él esa vez. Lo recordaba como si hubiera sido hace poco tiempo.*******Después de salir de
Velkan se despertó con las primeras luces del alba, el frío era fuerte así que después de su respectivo aseo puso a calentar café que llevaba preparado en un termo, de esta manera no tenía que prepararlo en condiciones tan poco cómodas.Luego de desayunar recogió todas sus cosas y desarmó la tienda de campaña para seguir su camino. Todavía le quedaba un trecho bastante largo de camino y éste no era precisamente uno fácil. En esa zona era bastante inclinado y escarpado.Tardó varias horas en la primera etapa de su viaje, Se sentía cansado cuando se detuvo a acampar, lo que era necesario porque ya comenzaba a ser el sol, mañana a primera hora llegaría a la cabaña.Esa noche pasó sin ningún problema, arregló su refugio con cuidado y luego preparaba café, comía algo y se acostaba. Pasaba casi todo el tiempo pensando en Tatianana hasta que se dormía, no podía dejar de pensar en sus últimas palabras antes de que él saliera de viaje en esta misión. "Eres muy importante para mí" tendría que
Zurab se quedó mirando a su prima como si ella se estuviera volviendo loca.—¿Pero qué estás diciendo? —en verdad parecía que estaba desvariando.—Te estoy hablando de Velkan, no me siento tranquila —tenía una cara de preocupación y angustia que hizo que Zurab se contagiara— Creo que ésta corriendo grave peligro —terminó—Pero, ¿Cómo demonios sabes eso? —No lo sé. Pero es real, ¡Lo puedo sentir! —y lo dijo con una angustia tan auténtica que convenció a Zurab para salir de inmediato a buscarlo.—Está bien, saldremos apenas preparemos lo necesario —Se levantó y comenzó a buscar cosas en la tienda para prepararse y salir— Igual yo tampoco estoy tranquilo —dijo al comenzar a guardar las cosas en una mochila.Tatianana también se levantó y buscó su mochila en la casa, se juntó con Zurab buscando las cosas necesarias para emprender el viaje. Él al verla se extrañó.—¿Qué haces? —le dijo.—Preparándome —contestó— Yo iré contigo, ni creas que me vas a dejar aquí muerta de la angustia.Él no
Mientras Tatiana arrastraba a Zurab cuesta arriba de la montaña, un solitario y adolorido Velkan estaba tendido en el suelo de una sucia cabaña, y como si fuera poco, ya casi no tenía agua, desde hacía bastante tiempo solo tomaba un sorbo cada hora para mantenerse hidratado.La comida ya se le había terminado, solo le quedaban unas pocas galletas las cuales ya no quería comer porque incrementaban la terrible sed que estaba comenzando a sentir.Se sentía débil y muy cansado. Decidió cortar la bota antes de perder el sentido. Aunque no tenía muchas esperanzas de vivir no estaba dispuesto a renunciar a luchar, de renunciar a la esperanza. Cortó la bota con todo cuidado para no cortar su piel, sin embargo el dolor fue lacerante cuando la sangre retomó la circulación por donde había estado retenida. El pie estaba completamente deformado por la inflamación y el tobillo estaba amoratado, pero sin embargo se veía que los tejidos no habían estado por completo sin irrigación sanguínea.Después
Abrió la puerta con cuidado, no se veía a los lobos por los alrededores, pero sabía que no andaban lejos, ellos no iban a renunciar a su presa tan fácilmente, en especial cuando intuían u olían que la presa estaba débil.Con gran esfuerzo caminó los primeros quinientos metros, el sudor le corría por la cara y la espalda. Cuando llegó al promontorio desde donde se veía la cabaña escuchó los gruñidos que lo rodeaban.Siete lobos adultos y hambrientos lo rodeaban mostrándole sus filosos y largos colmillos. Velkan desenfundó rápidamente su pistola y se aprestó a defenderse, se volvió con rapidez y disparó abatiendo el lobo que estaba a sus espaldas, retrocedió como pudo, trastabillando sobre su pierna herida. A sus espaldas estaba una pared rocosa, como de dos metros de altura, allí podría protegerse de los ataques por la retaguardia. Velkan esperaba que con el disparo los lobos salieran huyendo, pero al parecer ésta manada estaba acostumbrada a enfrentarse a cazadores que pasaban por la
Ella miraba su cara con una ternura que iba más allá de lo meramente físico, los hermosos ojos azules recorrían una y otra vez las viriles facciones. Parecía que no se cansaba de mirarlo, su mano recorría en ocasiones ese rostro tan querido para ella y que ahora estaba con los ojos cerrados.Ya era el segundo día desde que habían rescatado a Velkan, había tenido fiebres muy altas pero gracias a los cuidados y atenciones de ella y de Zurab estaba recuperándose. Aunque ella sentía que tardaba mucho en despertar.—¿No debería haber despertado ya, Zurab? —su voz tenía un leve acento de angustia.—No te preocupes, prima querida —le dijo con voz tranquila— En cualquier momento despertará, hay que darle tiempo al cuerpo. Estuvo sometido a mucho desgaste y eso tarda en recuperarse, pero lo hará pronto, es un hombre muy fuerte.—Eso quiero, me desespera verlo así sin moverse —su preocupación era evidente y su amor también.Zurab salió un momento por los alrededores, quería ver si había algún i
En eso estaban cuando de pronto se abrió la puerta de la cabaña al entrar Zurab. No se pudieron separar a tiempo para que no los viera, los ojos de Zurab se abrieron como platos. Luego sonrió con complicidad.—¡Caramba! Después de todo el hombre no está muerto —la carcajada que soltó llenó la pequeña cabaña e hizo desaparecer la cara de sorpresa de él y el rubor de ella.Finalmente todos se echaron a reír con ganas hasta que las lágrimas les saltaban de los ojos, la risa, como un suave bálsamo borraba las preocupaciones y los malos recuerdos.Cuando dejaron de reír se sentían mucho mejor. Tatiana recostó de nuevo su cabeza sobre su hombre… «Su hombre» —eso sonaba tan hermoso en su cabeza, y era algo que no se había imaginado nunca sentir y menos, decir.Zurab los miró con ternura en su mirada, al fin y al cabo eran su prima, a quien adoraba y Velkan, que se había ganado primero su confianza y segundo, su cariño.Velkan se incorporó un poco para ver su pierna. El tobillo seguía hinchad
La mañana siguiente todos estaban listos para partir, incluso Velkan estaba ansioso por descender ya de esta montaña, habían sido días duros y quería estar en un lugar civilizado.—¿Cómo te sientes, mi amor? —fué la solícita pregunta de Tatiana.Habían pasado gran parte de la noche conversando y conociéndose más, ahora no como amigos sino como dos personas que se amaban profundamente. Tenían meses compartiendo como amigos sin darse cuenta que cada vez se enamoraban más el uno del otro.—Estoy bien, cariño. Muy animado por salir de aquí —se le veía en el rostro lo que sentía— Aunque siempre voy a recordar este sitio como algo muy especial, porque aquí hemos descubierto nuestro amor.A ésta frase Tatiana respondió con un tierno beso sobre los labios de su amado.—Bien, tórtolos, ¿Estamos listos? —la voz de Zurab los sacó de su embeleso.—Sí —fue la rápida respuesta de Velkan— Estamos listos para partir.—Bien, pongámonos en marcha.Salieron de la cabaña para dirigirse al camino, Velkan