Capítulo 2

Rodrigo De la Sierra

2 años atrás

Recibí una llamada de un número desconocido, estando dando mis clases de literatura en la Universidad de Guanajuato, ignoré esa llamada y seguí con mis clases con el grupo de alumnos con el que me tocaba enseñar, pero sentía sonar y sonar en repetidas ocasiones el teléfono dentro de mi chamarra que en cuanto terminé de dar mis clases, esperé a que volvieran a llamarme y tomé la llamada. Tenía que saber de una vez por todas, quién me estaba llamando tan insistentemente.

–Sí, diga – Dije al responder – ¿Quién habla?

–La solución a todos tus problemas, bueno no solo a los tuyos, también a los de Sandra. Necesito que me ayudes, necesito que nos veamos, es algo que nos conviene a los dos – Dijo la voz de una mujer – No te vas a arrepentir.

–Sea quién sea usted, señora. Yo no tengo tiempo para este tipo de juegos, tengo muchas cosas en la cabeza y problemas de los que debo ocuparme.

–Lo sé, problemas de dinero y yo te estoy ofreciendo la salida de ellos – La mujer insistía – Dime, ¿Cómo te sentirías con 5 millones de pesos libres de impuestos? Sé por lo que estás pasando, te he investigado y sé que no tienes ni para pagar el parto de tu esposa, por cierto, felicidades. Sé que van a ser padres de un hermoso niño.

No podía creer lo que estaba escuchando, quién quiera que fuera esa mujer sabía muchas cosas de mí y eso era sorprendente lo bien que investigó sobre mi vida, pero también era demasiado aterrador. No me gustaba que nadie supiera tantas cosas sobre mí, tantas que me daban demasiado miedo y no quería que siguiera jugando conmigo, así que decidí jugar yo con ella.

–Dígame un lugar y nos vemos ahí, solo le puedo conceder una hora de mi valioso tiempo – Puse mis condiciones – Si no le parece o no le sirve, dígame para no vernos.

–Nos vemos fuera del Teatro Juárez, hoy a las 4 de la tarde y sea puntual – Me exigió la mujer – No me gusta esperar y créame, usted tampoco quisiera esperar sabiendo el ofrecimiento, qué pienso hacerle, es mucho dinero en juego.

–Eso está por verse, la veo a las 4 de la tarde.

Corté la llamada con quién fuera que sea esa mujer que me dejaba con muchas interrogantes, no sé ni de dónde obtuvo mi número de teléfono y luego me ofrece una cantidad exagerada de dinero, cuando yo ni siquiera la conozco. Me dejaba pensando demasiadas cosas y me ponía en alerta máxima todo ese asunto con ella. Terminé mis clases ese día como pude y me fui a la cita con esa desconocida, esperando que esto no fuera a ser una trampa o un chantaje que me llevara a terminar en una situación peor.

–Buenas tardes, profesor de la Sierra – Me abordó una mujer de unos 50 años aproximadamente – Menos mal que decidió venir a verme, créame que esto le conviene.

–Buenas tardes, no quiero hacer aspavientos aquí, pero quisiera saber quién es usted y lo que quiere de mí – Dije desconfiado – Necesito saberlo urgentemente, de lo contrario, me marcharé, así como he llegado.

No debí exponerme abiertamente, hubiera esperado a que ella llegara primero al lugar acordado para estudiarla bien y luego abórdala yo a ella, no al revés, estaba perdiendo mis facultades intuitivas. 

–No puedo hablarle de este asunto tan delicado aquí, tendremos para eso que ir a casa de un amigo mío, está a unas calles ¿Viene?

Ella se separó de mí y se adelantó caminando, iba a no sé dónde y yo sinceramente no quería ni seguirla, pero pudo más mi curiosidad y saber esa mujer quién era y cómo dio conmigo y lo más importante, como sabía de mi esposa Sandra. Tenía muchas preguntas y si quería saber las respuestas, tenía que seguir a esa mujer a su casa. Ella caminaba muy rápido, yo la seguí a su mismo paso hasta llegar a una pequeña entrada de una puerta roja, ahí ella introdujo una llave y abrió la puerta y después, me cedió el paso a mí.

–Después de usted, profesor – Me dijo ella – Adelante, por favor.

–Gracias.

Entré con mucha desconfianza al lugar, no podía confiar en esa mujer para nada y menos sin saber ni su nombre. Ella me invitó a que me sentara y hasta me ofreció algo de tomar, cosa que yo no acepté. Quedamos sentados frente a frente y al fin yo iba a saber lo que quería ella y por lo que me había buscado.

–Sé que tiene muchas preguntas, pero antes que las haga, le quiero mostrar lo que le prometí – Sacó varias maletas con muchos fajos de efectivo – Aquí está lo que le prometo y le daré la mitad por adelantado, quiero saber si eso no significa una motivación, para que usted me haga el trabajito.

Se notaba que esta mujer estaba acostumbrada a hacer este tipo de cosas, se manejaba como pez en el agua, no cabía duda que el dinero que está ofreciéndome para no sé qué, no le importa en lo absoluto.

–Primero quisiera saber, ¿Quién es usted? Y ¿De qué trabajito se trata? Yo no estoy tan tonto para aceptar algo a ciegas, de alguien que no había visto nunca hasta el día de hoy y otra cosa, necesito que se presente con su nombre o no haré nada.

Solo me había metido en la casa de una desconocida, pero la curiosidad me había ganado, ahora esperaba que no quisiera hacerme daño, era una medida de prevención, el no ir a ningún lugar solo con alguien al que no conoces.

–Me llamo, Dora Zabaleta Fernández y necesito, concretamente, que usted me haga un trabajo con una de sus alumnas – La mujer estaba muy metida en su papel – Se llama, Jazmín Zabaleta Villa, su alumna y mi sobrina.

Mi cabeza trabajaba a una velocidad extraordinaria, tratando de pensar en Jazmín, tenía 3 alumnas con ese nombre en los grupos a los que yo les daba clases, de la licenciatura de letras. Entonces vino a mi mente, la imagen de una chica muy hermosa, rubia y de ojos grises, casi de mi estatura que se sienta siempre al fondo de mi clase, es muy tímida y también es muy inteligente.

–Sí, Jazmín es una de mis alumnas – Respondí – Ya la recuerdo, no me diga que me quiere hacer rico a cambio que su sobrina, pase con excelencia mi materia. Ella no lo necesita, es muy inteligente y dedicada.

No tenía que pagar por algo que ya estaba más que comprobado, esta chica es una de las mejores, esta señora me iba a pagar esa suma de dinero en balde, su sobrina no necesitaba que le pusiera buenas notas si ya las tenía.

–Sabía que no me iba a equivocar a elegirlo a usted, profesor De la Sierra, pero no es eso lo que quiero. Sé que va a ser padre y que está apretado de dinero, que vive con su esposa Sandra solo de su sueldo como docente en la Universidad y que ella está a un mes de dar a luz a su primogénito, por lo que usted necesita de este dinero.

Desde luego que era una suma que no se podía dejar pasar, con esto tenía muchos años asegurados, pero yo no era un asesino, no me iba a convertir en uno porque me estuviera ofreciendo ese dinero, yo no iba a matar a nadie.

–No le puedo negar que ese dinero me resolvería mi vida, pero necesita explicarme ¿Qué es exactamente lo que tengo que hacer? Si está pensando por su loca mente que tengo que desaparecer a esa chica, ya puede irlo olvidando.

No me iba a manchar las manos y hasta ir a parar a la cárcel por ese tipo de delitos, tenía a una mujer embarazada a punto de dar a luz y un bebé en puerta, era absurdo meterme en problemas ahora.

–Aprenda a escuchar primero, profesor de la Sierra – Sentenció molesta – Lo que le quiero proponer es muy simple, usted solo debe enamorar a mi sobrina y hacerla que se ilusione con usted, al punto de llevarla a la cama y que sea grabado un video de ese encuentro, en ese momento se termina su misión, ya que me entregue dicho video a mí.

– ¿Para qué quiere que haga eso? Yo me encuentro casado y ¿Cómo se supone que debo enamorarla? Y además soy su profesor – Por supuesto que ella sabía todo eso.

–Ella no sabe que es usted casado y no tiene por qué saberlo. Le daré dinero para que inicie con el plan, 2, 500, 000) para los gastos y todo lo que deba hacer mientras la conquista y la enamora y un anticipo muy generoso y, ya que me entregue el video que le pido, le liquido su parte – Ella sonreía con descaro – ¿Tenemos un trato, profesor De la Sierra?

–Tenemos un trato – Estreché su mano, cerrando aquel trato.

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