Capítulo 118Jazmín Zabaleta VillaLlegó el día que Eva y Julián se recibieron de la escuela y ahora ambos eran administradores de empresas formalmente, lo mejor de todo es que mis papás, mis hermanas y la señora Francesca vinieron para celebrar ese importante momento para mi mejor amigo y para Julián. Yo estaba orgullosa de ambos y se podía decir que ahora yo he recuperado mis ganas de vivir.–Muchas felicidades, chicos – les dije a los dos – ya son todos unos profesionistas. Esto es perfecto.Me daba tanto gusto que ellos hayan logrado este sueño, ahora los tres habíamos logrado lo que nos habíamos propuesto, me siento la mujer más feliz del mundo por tener a mi gran amiga y a mi novio celebrando el cumplimiento de sus sueños, son unas excelentes personas y me alegra que no me dejaron sola cuando más los necesité.–Gracias, Jazmín – Eva estaba feliz – después del día del nacimiento de Clara, se puede decir que hoy es el día más feliz de mi vida.Por supuesto que el mejor día de su v
Capítulo 119EpílogoEva Mondragón CuevasLuego de un fin de semana lleno de celebraciones por mi graduación y por la de Julián, por el éxito de Jazmín y de Virgil también, nos tocaba ese lunes a mi hija Clara y a mí volver a la rutina. Ese día yo iba a ir a una entrevista de trabajo recomendada por la universidad y Julián iría a lo mismo, estábamos desayunando los tres juntos como ya era costumbre y después llegó Jazmín.–Hola, amiga, pasa por favor. Llegas justo a tiempo para que nos acompañes a desayunar – La dejé entrar – Sirve que le das su beso de buena suerte a Julián para su entrevista laboral.Me encanta la linda pareja que hacen, ellos se merecen su final feliz, han pasado muchas cosas juntos y sé que se aman, me alegra que Jazmín haya superado su pasado tormentoso y le haya abierto su corazón a Julián dejándolo entrar. Mi amigo no se había desanimado y le había dado su tiempo, ahora son novios y hacen una hermosa pareja, solo espero que no se demoren y se casen pronto.–Hol
Rodrigo De la SierraSentí como un dolor en el pecho me atravesaba por completo, era una sensación desconocida e incómoda que me avisaba que algo demasiado malo había pasado. Estaba solo en mi casa, mi matrimonio se había acabado por ese trabajo mal habido que acepté y yo sabía en el fondo que había sido lo mejor, aceptar ese trabajo sucio que me ofreció Dora Zabaleta Fernández porque ese trabajo me llevó a conocer lo que es el amor.–Rodrigo, tienes que abrirme – Mi amigo Enzo tocaba la puerta de mi casa – Por favor, tengo que decirte algo, es urgente.–Voy, no es para que hagas tanto escándalo.Abrí la puerta y dejé pasar a mi amigo Enzo y él apenas entró en mi casa, se sentó en la sala y se cubrió su cara con ambas manos, como cuando estaba desesperado o que no sabía cómo decirme algo.–Dime ¿Qué te pasa amigo? Vienes y montas un escándalo y solo llegas a sentarte a la sala sin decirme nada.Si esa era su prisa, no le veía la razón de venir a hacer ese escándalo, para quedarse call
Rodrigo De la Sierra2 años atrásRecibí una llamada de un número desconocido, estando dando mis clases de literatura en la Universidad de Guanajuato, ignoré esa llamada y seguí con mis clases con el grupo de alumnos con el que me tocaba enseñar, pero sentía sonar y sonar en repetidas ocasiones el teléfono dentro de mi chamarra que en cuanto terminé de dar mis clases, esperé a que volvieran a llamarme y tomé la llamada. Tenía que saber de una vez por todas, quién me estaba llamando tan insistentemente.–Sí, diga – Dije al responder – ¿Quién habla?–La solución a todos tus problemas, bueno no solo a los tuyos, también a los de Sandra. Necesito que me ayudes, necesito que nos veamos, es algo que nos conviene a los dos – Dijo la voz de una mujer – No te vas a arrepentir.–Sea quién sea usted, señora. Yo no tengo tiempo para este tipo de juegos, tengo muchas cosas en la cabeza y problemas de los que debo ocuparme.–Lo sé, problemas de dinero y yo te estoy ofreciendo la salida de ellos – L
Jazmín Zabaleta VillaTenía poco que había entrado a la Universidad y ya había conocido a mi amor platónico, era él mi profesor de literatura Rodrigo De la Sierra, era alto de cabello negro, tenía un cuerpo muy bien trabajado y unos ojos azules y hermosos como el azul del cielo, me tenía encantada y su materia aún más, era mi asignatura favorita de todas las que llevaba en la licenciatura de letras.–Jazmín, no puedo creer que te guste el profe y no te atrevas a decirle nada – Me dijo Eva, mi mejor amiga – Se ve que a él también le gustas tú.Como había sido posible que dejara ver que me gustaba nuestro profesor Rodrigo, estaba segura de que nadie se había dado cuenta de eso, pero me había equivocado y mi amiga se había dado cuenta de mi enamoramiento.–Eva, amiga mía, estás bien loca y no puedo creer que me digas esas cosas – Me reí – No le puedo decir nada al profesor De la Sierra, no quiero que me corran de la Universidad.–No te pueden correr, además el profe es un bombón y si yo
Jazmín Zabaleta VillaSentía que todo me temblaba al acomodar el café del profesor debidamente en la mesa, él me miraba como nunca lo vi, mirarme en clases y eso me produjo una sensación extraña en el estómago, sentía volar dentro de mí millones de mariposas que amenazaban con salirse por doquier, mi mano debió temblar porque sentí la suya, sujetar la mía y desatando en mí, un estremecimiento involuntario.–Gracias, Jazmín. Eres muy amable, pero no tienes por qué ponerte nerviosa conmigo – Me descifró enseguida – Soy solo otro cliente más del lugar y aquí no soy tu profesor.Tenía razón el profesor, pero eso no quitaba que estuviera por demás nerviosa, pues lo tenía al frente mío, donde podía ser alcanzable.–Sí, bueno – Respondí muy nerviosa – No sé, si le gustaría ver la carta de los postres.–No soy mucho de postres, pero dime ¿Qué hay de postres? – Demonios, no me acuerdo, pensé – O podrías traerme, el pastel del día.Se me había borrado todo de repente, estaba como si por primera
Rodrigo De la Sierra Sabía que Jazmín me iba a llamar o a enviar un mensaje, eso lo tenía claro, ella estaba loca por mí o eso era lo que me había dicho Dora, aparte de lo que yo ya había notado en las clases de literatura, cuando ella se me quedaba viendo o me sonreía. La chica no estaba nada mal, estaba preciosa y no iba a ser ningún sacrificio para mí, tener algo con una mujer como ella, pero al recibir ese mensaje de saludo que ella me envió, me invadió un poco la culpa. –Rodrigo, estás muy disperso – Dijo mi esposa Sandra – Te recuerdo que hoy por la noche, vamos a cenar con mis padres. Ahora si tenía que hacer uso de la excusa que me había inventado de las clases extras que iba a dar en la universidad, así poder salir sin dar ningún tipo de explicaciones, ahora que Jazmín ya me había mandado el mensaje que estaba esperando. –Lo siento, amor. Hoy no puedo, tengo que dar una clase extra por la tarde en la Universidad y no alcanzo a llegar aquí a tiempo para encontrarme con mis
Rodrigo De la Sierra –Para nada, he heredado ese gusto por el café de mis padres y de trabajar en la cafetería, claro. –Bien, pues vamos caminando a comprar un café y después nos sentamos por ahí a tomarlo y claro a platicar. –Muy bien. La tomé de la mano nuevamente y noté como ella se estremeció ante mi agarre, comprobando todo lo que me dijo Dora de ella, que es una chica inocente, virgen, que nunca ha tenido un novio y ahora mismo, yo lo estaba comprobando todo y aquí estaba haciendo el papel de un profesor que se finge enamorado de una de sus estudiantes, solo por sacar un dinero y un muy buen dinero que me dé esa vida holgada por la que siempre he luchado. Qué Dios me perdone por todo lo que estoy haciendo solo para que mi hijo pueda nacer en condiciones. –Hemos llegado – Dije al llegar al establecimiento del café – Vamos a ver la carta o ya sabes de qué café vas a tomar. –No es necesario, quiero un latte ¿Y tú? –Tomaré uno igual, voy a pedirlos y nos vamos. –Gracias. Fui