KAT
No fue buena idea venir.
No tuve que aceptar la propuesta de ese chico. ¡Soy una estupida!
—¡Kat, cariño, espera! —exclama él, reduciendo la velocidad.
Su coche se encuentra a mi lado cuando abrocho los botones de mi camiseta. No puedo creer que este tipo haya creído que podría manosearme así porque sí. ¡Ni siquiera me ha pedido salir! Estoy cabreada ahora mismo.
—Por favor, Katy —suplica una vez más.
No le escucho. Sigo caminando por la carretera humedecida por la reciente llovizna de la tarde. Mis botas se salpican de agua cuando doy un paso más y sigo oyendo las súplicas y perdones de ese idiota.
—Vete a casa, Daniel —le espeto, saliendo del terreno asfaltado para bordear la linde del bosque.
—Pensé que querías hacerlo —se justifica.
—Pero no de esa manera, fuiste un bruto.
Él resopla. Sé que su paciencia está en el límite porque sus fosas nasales se agrandan.
—Sube, te llevare a casa —dice, mirándome fijamente.
—Vete al infierno.
Le doy la espalda cuando giro hacia el mar de árboles, juntos hacen una increíble vista desde mi posición. El aroma de la naturaleza me tranquiliza un poco, incluso el ruido que hacen mis pies al pisar ramitas sueltas.
—¡Entrar allí es peligroso! —grita avisándome.
—No me importa —suelto.
Estoy a punto de entrar dentro cuando su voz me lastima:
—¿Sabes, qué? ¡De acuerdo! ¡Que te coman los putos lobos de m****a! ¡No me importa! ¡Eres una puta calienta braguetas! Te pones ese escote para nada, porque solo sabes calentar las pollas para luego no comertelas —su indignación me atraviesa.
Unos segundos más tarde, acelera el auto para marcharse por la carrera sin mirar atrás. Puedo ver como su coche desparece de mi vista, hasta que me quedo completamente sola aquí. Mejor así. No me acostaré con un idiota, está era mi oportunidad, pero no la malgastare con ese cavernícola.
El bosque está silencio mientras lo atravieso, creo que los animales estarán dormidos porque no hay ruido que proceda de ellos. Es como si estuvieran escondidos. Suspiro hondo mientras intento que lo que ha pasado no me duela. Daniel me gusta desde hace un año, he intentado ocultar mis sentimientos desde entonces, pero ha sido inútil. Sus amigos se enteraron y se lo dijeron, casi me morí de la vergüenza cuando se sentó conmigo en la cafetería. Desde ese entonces me ha invitado varias veces a salir con él.
Esta es una de ellas.
Y ha acabado muy mal.
Una respiración me pone alerta, observo ambos lados de mí analizando el lugar por si hay una amenaza. Nada me parece extraño. A lo mejor ha sido mi respiración.
Camino por el bosque durante más de una hora, el sol se esconde entre los árboles haciendo que la iluminación sea un asco. No puedo estar sin luz, por lo que buscó mi teléfono para poner la linterna. Esto ayudará, aunque no mucho. Me detengo al ver que hay un cartel de madera con una advertencia inscrita.
CUIDADO CON LOS LOBOS.
Respiro hondo obviando las palabras.
La luna tintada de roja se deja ver en lo alto cuando pasan unos minutos más. Vaya... No sabía que hoy había este tipo de luna. La última vez fue hace mucho, recuerdo como todos los lobos merodeaban los bosques mientras aullaban.
Un aullido pone a mil mi corazón. Parpadeo sintiendo mis piernas pesadas, no tengo por qué temer.
Aunque no sea así, me muevo más deprisa. No me quedare a descubrirlo. Varias llamadas atraviesan la pantalla de mi teléfono, las ignoro porque ahora mismo estoy demasiado concentrada en salir de aquí. Mi mamá seguramente debe estar preocupada.
Otro aullido resuena en el bosque.
Vale. No pasa nada. Solo son lobos aullando. No pueden hacerme nada, ¿o sí? Son lobos salvajes, pero nunca hubo que lamentar una víctima por ellos. Siempre huyen de los humanos cuando los vemos en el comienzo del bosque. Supongo que no les gusta la carne humana, o solo esperan a que entremos para devorarnos.
Okey, ahora tengo miedo.
—Grrrr —un gruñido hace que de un salto.
¡Maldita mi suerte!
Mis manos tiemblan cuando enfoco con la linterna al animal que me ha gruñido. Y lo encuentro en seguida. El oxígeno se queda atascado en mis pulmones, tengo que carraspear para no morir asfixiada.
—Hola, lobito —digo temerosa, alejándome de donde viene —. No me hagas daño, ¿si?
—Grrrr.
El animal peludo salta un tronco seco tirando en el suelo. Sus patas delanteras se posicionan listas para acercarse hasta mí. Mis ojos van directos a su pelaje negro como las alas de un cuervo, no puedo creer que su mirada salvaje esté puesta en la mía. Me quema sus ojos que resplandecen por la luz de la luna roja.
—Quieto.
El lobo avanza sin quitarme la mirada. Me siento como si fuera su presa, sin duda puedo llegar a serlo.
—¡Jodida m****a! —exclamo cuando mis pies se mezclan por mi nerviosismo, por un momento me agarro de un tronco, pero no sirve de nada porque termino cayendo con mi móvil, que se precipita al suelo apagando así la linterna.
Quedo en completa oscuridad.
Las lágrimas se arremolinan en mi rostro, puedo sentir el hocico del lobo en mis piernas. Me esta olisqueando, su tamaño es mucho mayor que el de uno normal.
La calidez de su lengua me hace estremecer, me recorre toda la barriga subiendo por mis pechos. M****a. De repente la bestia peluda está encima de mi, quedo atrapada a su merced. Lame mis pezones erectos por encima de la tela haciéndolos reaccionar porque se erizan.
No que qué hacer. No sé si llorar o tan solo quedarme quieta.
—Mía —una voz masculina me acelera, sale del lobo —. Eres mía, pequeña humana.
Mis ojos se abren por la impresión. Creo que al caer me di bien feo en la cabeza y por eso estoy oyendo esto.
—¿Eh?
El lobo ronronea hundiendo su cabeza en el hueco de mi cuello. Siento sus lamidas en esa zona, tiemblo por instinto. Mientras él se encarga de lamerme, unos cuantos de lobos más aparecen desde los árboles cercanos. Se acercan sigilosos admirando la escena, observando como su cena está casi lista.
Oh Dios. Creo que me voy a desmayar.
Un estallido de luz blanca me ciega los ojos, los cierro para no lastimarme y cuando los vuelvo a abrir no puedo creer lo que estoy viendo.
Un hombre. Desnudo. Encima de mí. Totalmente musculoso y apetitoso. Me mira con una lujuria que llena sus círculos verdes. Las hebras de cabello negro húmedo le caen por la frente, haciendo que luzca sexy. Y una sonrisa de lado aparece para mojarme las bragas. Pero qué...
—Te he cazado —susurra con voz ronca —. Y pienso devorarte más tarde, gatita.
Lo último que veo es como la oscuridad me absorbe.
CALEBLuna de sangre.Este acontecimiento sucede, para que, los licántropos encontremos a nuestras compañeras o compañeros mientras los buscamos por el bosque. Y está noche la diosa Luna por fin me ha premiado con mi alma gemela. Creo que he sido demasiado salvaje tirándome encima de ella para sentirla, pero admito que no he podido controlarme.Fue en contra de mi voluntad, mis impulsos de lobo fueron los que me alentaron.Ahora mi manada está alrededor de mí. No pueden creer que su alfa haya encontrado a su compañera, yo tampoco lo creo. Es mucho por procesar.Cuando llegue a esta ciudad pensé que simplemente iba a hacer negocios con mis socios y después volvería a Alaska, pero no fue así, he encontrado a mi alma gemela. La sensación cálida en el pecho me abruma, pero es tan deliciosa que no lucho por controlarla.—Lo ves como tenías que salir hoy —me palmea en el hombro Chris, un amigo —. Nunca hay que desperdiciar la ocasión. No puedo creer que vayas a asentar la cabeza.Levanto una
KAT—Consigue un vuelo para todos y que regresen a casa —esa voz es lo que oigo cuando estoy plenamente consciente —. Me quedare unos días más. Sí. Sí. Solo haz lo que te digo. No hace falta. Sí. ¿Vas a dejar de joderme ya o tengo que arrancarte la cabeza?Me hago la dormida por temor a abrir los ojos y experimentar lo peor.La voz masculina atraviesa mis oídos, respiro hondo conteniendo el temblor de mi cuerpo. De un momento a otro los recuerdos me atraviesan. El lobo que se convirtió en un hombre. Los otros lobos alrededor de mí, divisaban la escena como si estuvieran asistiendo a algo maravilloso.Y después, lo último que recuerdo, es cuando me desmayé. ¿Dónde estoy ahora?¿Será que solo fue una pesadilla? Oh...Una puerta se cierra y por fin me animo a abrir mis ojos. Lo primero que percibo es la comodidad de una cama, el colchón es bastante blando. Las piernas me duelen cuando me estiro, pero por eso no evita que me siente con las piernas cruzadas.Estoy en una habitación bastante
CALEB—¡Me ha dado un puto rodillazo en el pene, madre! —vocifero en dirección al MacBook que está descansando sobre el escritorio de madera.Las facciones de mi madre se fruncen, para nadie es secreto que no me cree.—Vamos, Caleb hijo, no es para tanto. Eres un licántropo fuerte, lo vas a superar —asegura madre.Detrás de ella puedo observar el gran ventanal que da vista a los bosques de Alaska, la nieve cae bañando los pinos y abetos de esos diminutos pocos de nieve. Por primera vez en años, añoro esa sensación. El calor de mi tierra, la naturaleza y el olor a bosque húmedo.—¿Qué no es para tanto? Casi nos queda sin descendencia, es una bruta.De solo recordar sus acciones me da un intenso dolor de cabeza. Por la Luna, ¿qué compañera me regaló? Yo pensaba que sería más colaborativa, más responsable...—¡Tonterías! No seas tan dramático, ¿qué dirían los alphas de otras manadas al escucharte? Debes dejar de quejarte, hijo mío. Tuviste mucha suerte al encontrar a tu alma gemela, algun
CALEBMantengo mi semblante serio mientras por dentro muero de risa. La gatita ha caído en mi trampa. Lentamente me ayuda a sentarme en uno de los sillones de la sala de estar, que se encuentra a unos pocos pasos de la entrada principal.Se ve tan tierna preocupada por mí.Y yo me veo tan psicópata por hacer esto.—¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha atacado? —pregunta resbalándose con las palabras —. Llamaré a una ambulancia.Aprovecho para deslizar mi mano por su muslo y atraerla hacia mí. Pongo cara de dolor mientras me dobló en dos.—No, no lo hagas estará bien —intento que no me joda el plan, pero es demasiado lista.Sus cejas se arquean, se inclina para mirarme desde arriba. Sin quererlo me da una vista bastante agradable de sus pechos, m****a, ese pijama le queda pequeño.Tengo que respirar. No puedo excitarme ahora, no cuando he trazado todo esto para seducirla. Le pague a un licántropo para que me hiciera está herida en la puerta de su casa. Sabía que no podría resistirse a ayudarme.
KAT La ambulancia llega rápidamente a por mamá, está en una especie de shock raro que no le permite decir o hacer nada, sus ojos se han tornado de un color blanco con ojeras adornando debajo. Tiene el rostro más pálido de lo habitual. Es como si le pasara algo. Algo muy malo. Algo que se lo que es. Entonces recuerdo las palabras de Caleb. Él dijo que ella era algo. ¿Pero él qué? ¿Qué le pasa a mi madre? Estoy muy asustada en este momento. ¿Y si todo sale mal? Solo quiero volver a casa y olvidar todo lo que ha sucedido hoy. Ladeo mi cabeza mirando a Caleb, él se encuentra en este momento haciéndome compañía en la sala de espera del hospital. Su vista está fija en la pantalla de su teléfono móvil, varios mechones de su pelo negro caen a su frente debido a que está inclinado con los codos apoyado en sus piernas. No puedo aguantarlo más, los nervios me comen la consciencia. —¿Qué es mi madre? —pregunto débil —. Antes dijiste que era algo. La gente no me importa, no hay nadie aquí.
KATEl bosque se encuentra más silencioso de lo normal. Usualmente hay animalitos correteando por aquí y allá, pero ahora nada de nada. Solo silencio. Puedo llegar a escuchar los latidos de mi corazón, que me martillean en el pecho mientras avanzo.Mamá y yo hace más de dos semanas que nos mudamos a Alaska. Yo no estaba muy de acuerdo con eso, pero cuando me di cuenta, ya estaba subida a un avión con destino a este pueblito.Es curioso porque se llama VampyrVille y el de al lado WoolfVille. Ambos pueblos se encuentran enfrentados y con una barrera física que los separa. Para ingresar en el otro pueblo tienes que rellenar un formulario con tus datos y un expediente médico reciente.Aquí los locos abundan.Pero por lo menos no soy la única loca.A veces creo que mamá es vampira. Es gracioso, ¿verdad? Los vampiros no existen. Solo es ella, que tiene una especie de adicción a la sangre. Mis pensamientos no pueden mantenerse cuerdos cuando todo mi alrededor me demuestra que el mundo puede s
KATBueno pues creo que estoy muerta.No recuerdo mucho sobre este chico, solo que nos conocimos después de que me cayera en el bosque y se obsesionara conmigo. Hay algo raro en él, ni siquiera es sus ojos brillantes, ni su cuerpo musculoso, sino algo más que corre entre mis venas.Y ese algo me hace recordarlo.—¿Qué m****a haces aquí, Katherine? —interroga con la voz tomada por la rabia.El oficial se ha quedado callado y algunos hombres que veían con Caleb también. Están expectantes a la escena tan extraña que se acaba de formar, la verdad yo también estoy esperando a despertarme en mi nueva cama.No quiero que se enoje y termine aplastándome junto con las rejas. Entonces me quedo muda, eso no parece agradarle. ¡Maldición!—Habla, Katherine. Habla porque voy a...Me trago un gemido de angustia.—Vaya, Caleb. Así que tú por aquí —intento sonreírle.Creo que las sonrisas no servirán hoy con él. Las venas de su cuello sobresalen palpitando, oh, se ven jugosas supongo.—¿Dónde m****a es
KATMamá aparca en una gasolinera cercana, aprovecha para llenar el tanque de la furgoneta y me compra algunas golosinas para que me quedé tranquila. Pero eso es algo imposible. No puedo respirar con normalidad sabiendo que soy la compañera de ese licántropo.¿Que hay de malo en mí? No soy malvada.Pero el universo se empeña en ponerme trabas de las que no podré salir.—Todo estará bien —intenta tranquilizarme.Parpadeo, pero en ningún momento giro para mirarla.—No, mamá. Todo está mal. Me tienes que contar muchas cosas.—No es el momento, cariño —asegura, sus dedos se vuelven blancos mientras conduce, puedo percibir su rabia.Fijo mi vista en la inmensidad de árboles blancos que tiene Alaska. La carretera está un poco hecha m****a, pero eso a mamá no le importa. Sortea los baches y sigue conduciendo hasta casa. Ojalá las cosas no se pongan peor.Ojalá nadie salga herido.Ojalá esos lobos nos dejen en paz.Yo no quiero ser la compañera de nadie. Quiero estar con mamá, conocer a chicos