KATBueno pues creo que estoy muerta.No recuerdo mucho sobre este chico, solo que nos conocimos después de que me cayera en el bosque y se obsesionara conmigo. Hay algo raro en él, ni siquiera es sus ojos brillantes, ni su cuerpo musculoso, sino algo más que corre entre mis venas.Y ese algo me hace recordarlo.—¿Qué m****a haces aquí, Katherine? —interroga con la voz tomada por la rabia.El oficial se ha quedado callado y algunos hombres que veían con Caleb también. Están expectantes a la escena tan extraña que se acaba de formar, la verdad yo también estoy esperando a despertarme en mi nueva cama.No quiero que se enoje y termine aplastándome junto con las rejas. Entonces me quedo muda, eso no parece agradarle. ¡Maldición!—Habla, Katherine. Habla porque voy a...Me trago un gemido de angustia.—Vaya, Caleb. Así que tú por aquí —intento sonreírle.Creo que las sonrisas no servirán hoy con él. Las venas de su cuello sobresalen palpitando, oh, se ven jugosas supongo.—¿Dónde m****a es
KATMamá aparca en una gasolinera cercana, aprovecha para llenar el tanque de la furgoneta y me compra algunas golosinas para que me quedé tranquila. Pero eso es algo imposible. No puedo respirar con normalidad sabiendo que soy la compañera de ese licántropo.¿Que hay de malo en mí? No soy malvada.Pero el universo se empeña en ponerme trabas de las que no podré salir.—Todo estará bien —intenta tranquilizarme.Parpadeo, pero en ningún momento giro para mirarla.—No, mamá. Todo está mal. Me tienes que contar muchas cosas.—No es el momento, cariño —asegura, sus dedos se vuelven blancos mientras conduce, puedo percibir su rabia.Fijo mi vista en la inmensidad de árboles blancos que tiene Alaska. La carretera está un poco hecha m****a, pero eso a mamá no le importa. Sortea los baches y sigue conduciendo hasta casa. Ojalá las cosas no se pongan peor.Ojalá nadie salga herido.Ojalá esos lobos nos dejen en paz.Yo no quiero ser la compañera de nadie. Quiero estar con mamá, conocer a chicos
KATSiento un dolor agonizante en mi pecho. Me asfixia el alma ver como todo sigue en su mismo lugar, cómo a pesar de cerrar los ojos, mi madre esta degollada. Muerta. Sin vida. Y toda la culpa la tiene Caleb Delacroix.Me las va a pagar.Observo como él se aleja del vehículo, ni siquiera mira atrás cuando camina hacia sus amigos lobos. Se detiene cerca del cuerpo de mi madre y habla sobre algo, pero no logro escuchar. No me hace falta. Porque veo lo que está a punto de pasar.Uno de esos lobos convertidos clavan una estaca en el corazón de mi madre.Mi respiración se detiene.Mi mano temblorosa se desplazada lentamente por la manilla de la puerta, quito el seguro sin hacer mucho ruido. Alzo mis ojos una vez más hacia arriba, esos hombreslobos están ocupados descuartizando a mi madre. ¿Cómo ha podido hacerme esto Caleb? Yo pensé que él sentía algo por mí. Que sentía lo mismo que yo.Pero no es así. Nunca será así, porque ni en otra vida podré perdonarlo.Yo no puedo enamorarme de un se
CALEBAhora si que la he jodido. Yo solo pretendía protegerla de el monstruo de madre que tenía, y hubiera hecho cualquier cosa por sacarla del mismísimo infierno. Pero no, mis garras eran incontrolables y la ira escaló alto en mi consciencia. Ahora Kat me odia, y tiene razones para hacerlo. Siento como mi corazón se estruja de dolor, advirtiendo un mal presagio. Ella es mi compañera, no puede odiarme. No podría vivir el resto de mi vida con este dolor insufrible. No la conozco demasiado, pero si lo suficiente para que todo de ella me obsesione y me enloquezca. La deseo. La deseo para mí. Ella es mía. Es mi mujer, la Luna de mi manada. La madre de mis futuros cachorros, claro, si ella quiere en el futuro tenerlos. Me comunico con mi segundo al mando a través de conexión mental lobuna, al ser el Alfa, puedo comunicarme con ellos sin necesidad de hablar. Le mando que la rodeen y no le hayan ningún daño, tan solo bastará con asustarla un poquito. Después activaré mi plan, porque
En algún lugar tenebroso. Caín deja de besar a la mujer que tiene entre sus brazos y se incorpora para mirar al sirviente que se adentra en sus fríos aposentos. El harem de mujeres a su alrededor emitió un murmullo de protesta, se lo estaban pasando en grande con ese robusto y sensual hombre. —¿Qué pasa, Ebrain, quieres unirte a la fiesta? —se burla él dirigiéndose desnudo hacia el sirviente. Baja la cabeza en señal de respeto. —Señor, encontró a su compañera —informó Ebrain con la voz entrecortada. Caín no supo cómo tomarse eso, la verdad es que la noticia tarde o temprano iba a pasar, Caleb no tardaría en contrar a su compañera de vida. El joven sonríe pícaramente, lame la sangre reseca de sus dedos y se vuelve hacia sus bellas mujeres. Tiene un estupendo harem de vampiresas ardientes y promiscuas. —¿Oyeron? —vocifera él. Las chicas se emocionan, empiezan a aplaudir y alegrarse por tal acontecimiento. Él aprieta el hombro de Ebrain que está totalmente tenso, las lámparas de v
KAT Observo mi reflejo detenidamente. Mis facciones. Mi color de cabello. Todas las imperfecciones de mi rostro. Prácticamente todo, no me quedo nada por analizar. Y aún así, siento que no me reconozco. Como si hubiera un velo delante de mis ojos. Han pasado un par de semanas desde que la anciana Morgan me alojó en su cabaña, lejos del hospital. Un día desperté allí, sin recuerdos, sin pasado. No hay nada en mi mente. Tan solo oscuridad y vacío. No puedo evitar pensar si mi olvido fue mi culpa. Tal vez estaba en el bosque, resbalé con la hierba y me di fuerte en la cabeza con una piedra. Sea como sea, es algo que me carcome por dentro. Mi interior me dice que podré conseguir esos recuerdos, pero rápido esa oscuridad vuelve a mí. Para torturarme. Nada. Absolutamente nada. No sé de dónde soy, ni de dónde vengo, tampoco si tengo familia o amigos. Tan solo estoy en la casa de una anciana, lejos del pueblo más cercano y que le ayudo a hacer sus oficios. No hay más de mí. A veces cr
KAT —Mi nombre es Caín. ¿Cómo te llamas? Auch. No recordé mi nombre. Le observo extraño mientras doy pasos hacia atrás. Dirigiéndome de nuevo al pueblo, este ser me da mala espina. No sé. Se ve peligroso, aparenta ser un chico guapo, pero estoy segura de que es un depredador en potencia. Pero hay algo de él que te atrapa, que te hace querer quedarte a descubrirlo. Y siento que esta sensación es conocida para mí. Pero no pienso hacer caso a esos pensamientos. —¡Lo siento, Caín! En otro momento, tengo prisa —le grito. Le doy la espalda para comenzar a andar más rápido, Black está detrás de mí, creo que se asegura de que ese tipo no nos siga. Por eso lo amo tanto, él también me protege mucho en el poco tiempo que nos conocemos. Sé que nunca se atrevería a hacerme daño, puedo sentirlo en mi corazón. Tengo un extraño vínculo con este lobito que me hace amarlo. Me da igual que cace o todos piensen que me comerá en cuanto me descuide. Black es mi amigo. Jamás me haría daño. Pronto e
KAT No sé por qué ese nombre ha salido de mis labios tan rápido que no he podido controlar lo que digo. Las bolsas de la compra se caen, todo su contenido se vacía en la hierba llena de nieve. Maldigo varias veces, arrodillándome para recogerlas. Agradezco que haya pasado, porque no estoy segura de que pueda sujetarle más la mirada a ese hombre atractivo y rico. —¿Qué haces en mis terrenos? —pregunta brusco. Meto los guisantes en la bolsa, no puedo mirarlo. Mi piel vibra al escuchar su voz. Tan varonil, sexy y malditamente adictiva. ¡Espera! ¿Él es el alcalde? Pero si es demasiado joven y atractivo. Eso no puede ser posible. Yo pensaba que sería un viejo cara verde. ¡Ah, por qué soy tan idiota! ¡Encima le tiré tomates y uno de ellos le dio en la frente! ¡Por supuesto es el alcalde! —Lo siento, una conocida me dijo que podría venir a pedir trabajo —musito —. Ya veo que es un error, perdón Alpha. Él se arrodilla conmigo, me ayuda a guardar las cosas y sus grandes manos lo hacen más