¿Creen que Kat es mala? Bueno, si lo es, ¿no hace todo esto más interesante? Abran su mente y disfruten de la historia. Estoy odiando a Caleb, espero que Kat le nalguee.
CALEBAlejo a Anne de mis labios con un poco de brusquedad. No puedo creer que me haya besado sabiendo lo que pasa aquí. Yo no puedo corresponderla. Nunca podría. Me observa con confusión en sus facciones, mientras se roza los dedos sobre su barriga. No está abultada ni nada, así que no puedo evitar pensar que lo que cuenta es mentira. —Creo que no me has entendido —murmuro bastante enojado. Sus labios no saben como los de Katherine. Los de ella son más deliciosos, más suaves, más tentadores. Mi alma gemela es la única que puede atreverse a robarle un beso. —No entiendo, cariño. —Te amo cómo amiga, no te quiero perder porque eres un gran apoyo para mi, Anne. Pero no te quieras poner en la misma posición que Kat, mis sentimientos son enormes por ella. Tanto que ni siquiera existe una cifra para contarlos. Es tan mágico, me siento bendecido por todos los dioses. Vibro cada vez que me mira. Añoro cada parte de ella cuando está lejos de mí. Es mi mate, mi pareja destina, la mujer que
KATUna suave llovizna cae de las nubes negras del cielo, me humedece el cabello, pero no me importa porque ya está mojado antes del baño en el lago. Me subo el gorro de la sudadera, su olor sigue estando aquí. Cada vez que respiro. Me altera tanto. Si no fuera tan calentita y suave, me quitaría su maldita prenda.Me duele el corazón.¿Cómo pude haber sido tan tonta? Caleb no me querrá, ya tiene a su propio amor con él.Me está engañando y estoy tan destruida que no puedo hacer nada para evitarlo.Cuando llego al campamento ya todos están alrededor de una fogata, una lona amarrada a unos extremos en los troncos altos, los protege de la lluvia. Están riendo mientras extienden ramas con malvaviscos ensartados, esperan que las llamas del fuego los derrita. Están bromeando. Están felices.Me siento como una nube gris en un cielo radiante.Camino despacio quitándome mechones de cabello del rostro, odio que se pegue cuando está húmedo. Poco a poco me voy acercando más. No hay rastro de Cale
KATQuiero pensar en las cosas, pero no puedo. La nube de pasión me ciega por completo, nunca me había pasado antes algo similar, así que supongo que debe ser temas sobrenaturales que no entiendo aún. Me esfuerzo por entender, pero esto es tan nuevo para mí que termino aterrorizada en medio de una sesión de besos en la lluvia.Caleb me besa como si no pudiera despegarse por nada del mundo de mi. Me pregunto si sentirá lo mismo que yo. A lo mejor por ser hombre su celo es más incontrolable. Si es así ahora. No me quiero imaginar cuando esté caliente a cada segundo.Las gotas de agua me empapan el rostro, mis ojos se mantienen cerrados mientras me dejo llevar por sus brazos. Estoy muy enojada, pero no puedo dejar de besarle. —¿Tú también tienes celo? —pregunto cuando se aleja un poco para tomar aire. —No. Al menos por ahora. No responde más, porque segundos después desliza una mano libre por mis caderas y me vuelve a acercar a su erección. Oh cielos. Bueno, prefiero no pensar e
KATUna suave caricia en mi vientre me hace despertar. Suelto un ronroneo disfrutando del contacto. Mis ojos se mantienen cerrados mientras unos dedos largos y calientes se aferran en mi cadera.Suspiro intentando moverme, pero cuando muevo una pierna para desenredarla de una contraria y ajena de mi cuerpo, un relámpago de dolor me atraviesa mi parte baja.M****a.Ayer no pensé en los dolores que tendría después del sexo.—Mhmm—susurra en mi oído Caleb.Escucho también la lluvia, no se que hora será, allí fuera de la tienda de campaña parece que se está creando una buena tormenta. Un trueno atraviesa en el silencio, me encojo un poco en sus brazos.—El clima está enojado —murmura él, atrayéndome hacia su cuerpo.—¿Tiene hago que ver con tu Diosa? No sé porqué, pero siempre que estamos juntos hay tormenta.El abdomen duro de Caleb se mueve cuando una risa varonil sale de su garganta. No le he escuchado reír muchas veces, creo que me gusta su risa.Es agradable.—¿Crees que tenemos tanto
KAT«Tu vida será un infierno al lado de tu amorcito.»«Elige, hazlo bien.»¿Elegir? No puedo hacerlo, solo quiero que este infierno acabe de una vez. Caleb volvió a ser él en unos minutos, abrió los ojos y sus ojos ya no poseían esa oscuridad abrasadora. Sino que eran dulces, me calentaban, pero no de una manera terrorífica. Hay algo en él. Oscuridad. Maldad. Y está enterrada. Ahora estoy entre la espada y la pared. Salvar una relación sobrenatural que apenas comienza, o matar a la persona que fue destinada para mi. ¿Lo amo? ¿Amo a Caleb? No estoy segura. Ya no estoy segura de nada. —Ey, Kat, cuidado con la rama —me avisa Penny una sonrisa. Hemos recogido el campamento para avanzar, según Cameron la cueva está cerca. Pero yo solo veo una montaña escarpada, un camino con un enorme precipicio. La garganta se me atasca cuando mis ojos miran hacia abajo, doy un paso y algunas piedras caen al abismo. ¿No podríamos subir la montaña por otro lugar? Esto es aterrador. Vale, esto no
KAT—Auch, ¿estoy viva? Mi quejido resuena en la cueva, abro los ojos para verificar el entorno que me rodea y no hay absolutamente nada. Solo olor a moho, bosque, tierra y humedad. Siento un dolor persistente en mi cadera, he caído para abajo derrapando en el estrecho hueco, golpeándome todo el cuerpo en el proceso.Genial, ahora estoy encerrada en este sitio. Y adolorida como la m****a. ¿Qué m****a es este lugar? ¿Mi cabeza a sufrido alguna especie de conmoción y por eso no veo una m****a? Basta de decir m****a. Tengo que mantener la calma, estoy segura de que nada es casualidad aquí. Pero simplemente me he tropezado con una raíz de árbol, tampoco debería ser tan dramática. —¡Caleb! ¡Sácame de aquí maldito! —grito. No hay respuesta. Bueno. Supongo que es hora de moverme. No puedo estar permanentemente aquí sin buscar ayuda. Hay bichos feos que me pueden morder. Podría morir. Se supone que soy un vampiro, ya estoy muerta. Me doy una patada mental, soy tan estupida a veces. E
—Señorita Lamont, el Concejo Licántropo, alega que usted fue la culpable de todas las catástrofes que se han formado en los últimos días. ¿Se declara culpable?Me declaro culpable. Una punzada de dolor me atraviesa el alma. Todos en la sala me miran con un odio que abrasa mi piel, piensan que lo hice, que yo soy la mala en este cuento plagado de monstruos. Lo que no saben, es que aquí nadie es el bueno o el malo. Existen secretos crueles. Todos están manchados de sangre.Incluso yo. —No —miento en voz alta —. Yo no fui la culpable. Ellos mienten. El silencio sepulcral me pone de los nervios.El juez masejea sus manos examinando cada movimiento que hago.—Entonces, ¿por qué ellos la acusan? Tengo entendido que usted guarda el cuerpo del Alpha Real con el único fin de hacer desaparecer la raza licántropa. —Eso es completamente mentira —alzo la voz, indignada —. Caleb no está muerto…Él duerme. La rabia trepa por mis venas, declarando que tengo que controlarme para que no me maten.
KATNo fue buena idea venir.No tuve que aceptar la propuesta de ese chico. ¡Soy una estupida!—¡Kat, cariño, espera! —exclama él, reduciendo la velocidad.Su coche se encuentra a mi lado cuando abrocho los botones de mi camiseta. No puedo creer que este tipo haya creído que podría manosearme así porque sí. ¡Ni siquiera me ha pedido salir! Estoy cabreada ahora mismo.—Por favor, Katy —suplica una vez más.No le escucho. Sigo caminando por la carretera humedecida por la reciente llovizna de la tarde. Mis botas se salpican de agua cuando doy un paso más y sigo oyendo las súplicas y perdones de ese idiota.—Vete a casa, Daniel —le espeto, saliendo del terreno asfaltado para bordear la linde del bosque.—Pensé que querías hacerlo —se justifica.—Pero no de esa manera, fuiste un bruto.Él resopla. Sé que su paciencia está en el límite porque sus fosas nasales se agrandan.—Sube, te llevare a casa —dice, mirándome fijamente.—Vete al infierno.Le doy la espalda cuando giro hacia el mar de ár