¿Les gustaría que actualizase a diario uno o dos capítulos? Caleb es todo un travieso, quiere encerrar a Kat en su despacho. Estoy deseando que eso suceda XD
KAT No sé por qué ese nombre ha salido de mis labios tan rápido que no he podido controlar lo que digo. Las bolsas de la compra se caen, todo su contenido se vacía en la hierba llena de nieve. Maldigo varias veces, arrodillándome para recogerlas. Agradezco que haya pasado, porque no estoy segura de que pueda sujetarle más la mirada a ese hombre atractivo y rico. —¿Qué haces en mis terrenos? —pregunta brusco. Meto los guisantes en la bolsa, no puedo mirarlo. Mi piel vibra al escuchar su voz. Tan varonil, sexy y malditamente adictiva. ¡Espera! ¿Él es el alcalde? Pero si es demasiado joven y atractivo. Eso no puede ser posible. Yo pensaba que sería un viejo cara verde. ¡Ah, por qué soy tan idiota! ¡Encima le tiré tomates y uno de ellos le dio en la frente! ¡Por supuesto es el alcalde! —Lo siento, una conocida me dijo que podría venir a pedir trabajo —musito —. Ya veo que es un error, perdón Alpha. Él se arrodilla conmigo, me ayuda a guardar las cosas y sus grandes manos lo hacen más
KATCreo que coquetear a este tipo para que me consiga un trabajo, no servirá de mucho. La verdad es que la mansión de Caleb me tiene fascinada, es una bella estructura hecha de un material que reluce bajo la nieve. Creo es mi imaginación, porque incluso la veo brillar en algunos lugares por los laterales. Los ventanales son amplios, pero privados, no llegas a ver lo que sucede en el interior. Existe un gran jardín nevado que rodea la mansión, algunos árboles están desnudos. También observo cómo hay pequeñas calzadas que das a otras viviendas más sencillas. Pero no se compara con la mansión que hay en mis narices. Ojalá pudiera vivir aquí. Sería mágico. En silencio sigo a Caleb, dentro de la mansión todo es mucho más hermoso que fuera. Es una decoración sencilla, pero a la vez única. Muevo mis pies detrás de él, tener la vista de sus anchos hombros no me está haciendo bien. Pero intento respirar. Solo es un chico guapo que va a conseguirme un trabajo. Si, es eso. No puede ser na
KAT —¿De verdad le dijiste eso? —pregunta Alma riendo —. No te puedo creer. ¡Qué cruel eres! Me encojo de hombros. —Me estaba coqueteando, es un adulador. No sé con cuáles intenciones lo hacía, pero se merecía que le dijera eso de su nariz —murmuro alzando la cabeza para mirarla —. Aunque tenga la nariz más perfecta que pueda existir. La luz de la luna nos alumbras mientras recogemos corteza de los árboles. Bueno, yo observo mientras Alma corta la parte exterior de los troncos, lo hace con bastante agilidad y rapidez. Si yo tuviera que hacerlo, estoy segura de que solo la atrasaría. Solo le doy las gracias por no haberme pedido en que la ayudara con eso. No sirvo para muchas cosas. Ella se gira un poco, esta vez su trabajo está siendo un poco más rudo. Sigo iluminándole con la linterna, la noche hace unas cuantas horas que ha caído y ahora la gran luna resplandeciente lo opaca todo. Su brillo me parece hermoso, atrayente, misterioso. —¿Te parece atractivo? —pregunta ella,
KAT El imponente edificio se alza hacia los nubarrones grises que surca por el cielo, se ve tan majestuoso desde aquí abajo. El chofer cierra la puerta del auto detrás de mí y arranca para después irse a otro lugar. Me quedo en mi lugar, al frente de la edificación pensando en sí esto es buena idea. Al final, abandono el miedo. Me introduzco en el sitio lentamente, las puertas amplias de cristal reforzado se abren mientas ingreso. La calidez rápido me llega para tranquilizar mis músculos helados. Hay una recepción con una mujer detrás del escritorio, también sillas, mesas bajas, cuadros para decorar y plantas reales, más atrás se encuentra par de ascensores. Aprieto mi bolso contra mis manos cuando me dirijo hasta ella. En cuanto sus oídos oyen los pasos de mis botas, levanta sus ojos y me analiza. —Tú debes ser la señorita Lamont —sonríe llena de felicidad. Se levanta de su silla y me hace una especie de reverencia rara. Yo se la devuelvo, no sé mucho sobre elegancia. La verdad
KAT La tormenta de nieve sacude todo el edificio, haciendo que todas las puertas o zonas de salida queden selladas. Quedamos atrapados en la oficina. Creo que ahora mismo, estar en la sexta planta es mejor que estar afuera y que mueras aplastado por la nieve. Aunque el viento azote la oficina queriéndola destrozar. Mantengo mi dedo introducido en mi oído para que pare de sangrar. El dolor ha sido tan fuerte, que aún me siento un poco adormilada. ¿En qué momento se ha formado una tempestad de nieve? Observo desde mi posición el paisaje blanco, como la brisa levanta la nieve y hace un completo caos. Tengo miedo de que el cristal se rompa y que me dañe con sus trozos rotos. El sofá me abraza cuando me echo hacia atrás temiendo. —Qué no salga nadie de aquí —ordena él desde su enorme escritorio, mantiene su teléfono cerca de la oreja —. Esperaremos. Sí. Sí. Anne, por favor deja de joderme. ¿Y a mí que más me da? Que nadie venga a mi despacho. Su despacho es la sexta y última planta, es
KAT ¡Por supuesto que la respuesta es sí! ¡Este hombre me encanta, y podría enamóralo en todo este lío del compromiso falso! Entonces no tiene ninguna novia y tengo vía libre para coquetearle. Pero entonces, ¿quién era la chica que estaba detrás de él? ¡No pensaré en eso! Seguro será su amiga o su secretaria, o alguna ayudante. Lo cierto es que esta parece una oportunidad caída del cielo. El aseo personal de Caleb es como si fuera en el paraíso de los aseos. Hay una gran regadera, espejos grandes y encimeras de mármol. Tiene jabones, un poco de ropa en un armario improvisado y toallas negras. Creo que este hombre tiene una obsesión con el negro. Admiro mi reflejo en el lavamanos de mármol. Verifico que mi rostro esté limpio, que el poco maquillaje que me he echado esta mañana esté en su sitio. Yo ya sé la respuesta. Ahora solo falta que él lo sepa. Me giro para abrir de nuevo la puerta, pero algo me detiene. Mis ojos vuelven lentamente al reflejo del espejo, en específico, a l
KAT Parpadeo, varias veces. Asimilando. Metiendo la información bien en mi mente, para que nunca más se me pueda olvidar. Me siento terriblemente idiota, débil y vulnerable. Los golpes en la puerta no cesan, atrapo el aire gélido que viene desde el exterior por la ventana rota. El puñal permanece entre mis dedos. Lo observo un par de segundos antes de guardarlo en el amplio bolsillo de mi abrigo. —¡Kat! ¿Estás bien? —pregunta él, parece desesperado —. ¿Qué demonios estás haciendo ahí dentro, joder? El baño está intacto, solo hay una pequeña ventana rota. De dónde ha salido Caín en forma de murciélago. ¿En serio puede convertirse en uno? Bueno, no había visto a ningún vampiro comvertirse en eso. En realidad, nunca vi a un vampiro. Miento. Mi madre era uno de ellos. ¿También se convertiría? Hay tantas preguntas de las que necesito respuestas. Otro golpe más. —¡Caleb! —le llamo, mi voz tiembla—. Todo está bien. La nieve rompió una ventana, y la puerta se ha trabado. Menti
KAT La oscuridad me llama. Me devora. Me tienta con sus garras filosas llenas de maldad, así que no puedo evitar caminar hasta ella. Mis brazos vibran debido a eso, porque mi visión está negra mientras atravieso lo que sea que sea esto. Mis pies descalzos queman. Intento respirar, pero el humo es lo único que obtengo a modo de oxígeno. Se entra tan profundo de mis pulmones, que casi puedo sentir como se adhieren a ellos a modo de ceniza. —Tienes que matarlo —susurran. La voz es un eco en el espacio. Abro los ojos y no veo nada, solo la oscuridad de mi alma. —Destruye el lazo, Katherine —obliga otra voz. —No dejes que ese monstruo te seduzca. No voy a caer en sus garras. No volveré a sentir nada por él. ¿Entonces porque quiero besarlo hasta el amanecer y mucho más allá de la eternidad? —Tu sitio no está en él, no está con los licántropos. —Eres un vampiro, un bello vampiro del inframundo. Un demonio que conquistará a la muerte. Más y más voces, es un caos de palabra