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Capítulo 3 ☾

KAT

—Consigue un vuelo para todos y que regresen a casa —esa voz es lo que oigo cuando estoy plenamente consciente —. Me quedare unos días más. Sí. Sí. Solo haz lo que te digo. No hace falta. Sí. ¿Vas a dejar de joderme ya o tengo que arrancarte la cabeza?

Me hago la dormida por temor a abrir los ojos y experimentar lo peor.

La voz masculina atraviesa mis oídos, respiro hondo conteniendo el temblor de mi cuerpo. De un momento a otro los recuerdos me atraviesan. El lobo que se convirtió en un hombre. Los otros lobos alrededor de mí, divisaban la escena como si estuvieran asistiendo a algo maravilloso.

Y después, lo último que recuerdo, es cuando me desmayé. ¿Dónde estoy ahora?

¿Será que solo fue una pesadilla? Oh...

Una puerta se cierra y por fin me animo a abrir mis ojos. Lo primero que percibo es la comodidad de una cama, el colchón es bastante blando. Las piernas me duelen cuando me estiro, pero por eso no evita que me siente con las piernas cruzadas.

Estoy en una habitación bastante elegante, tiene una ventana con la cortina echada. Todo estaría en plena oscuridad de no ser por la pequeña lámpara que descansa encendida sobre la mesita de noche.

Me reviso mi parte íntima, todo está en perfecto lugar, mi ropa interior no se ha movido ni un solo centímetro.

Respiro aliviada, estaré secuestrada o algo por el estilo, pero no violada.

Me incorporo a la misma vez que la puerta se hace a un lado. Doy un paso atrás por la sorpresa viendo cómo un hombre, ese hombre, aparece con los mechones negros en su frente, sacude la cabeza para después detener sus pies en el comienzo de la entrada de la habitación.

Su mirada me arde, sube por mi cuerpo mandando escalofríos por mi ser, sus ojos envenenados de lujuria se detienen en cada punto de mis curvas femeninas.

Jodido pervertido.

—Oh, vaya... Has despertado —me sonríe con una sonrisa llena de seguridad —.Estás linda con el cabello todo alborotado.

Sus dientes están perfectamente rectos, ¡pero eso no va a distraerme! ¡El jodido condenado está muy rico, pero recuerdo perfectamente lo que sucedió!

Es una bestia.

Sí, lo es. Ha debido de salir del mismísimo infierno y así lograr transformarse en lobo. Entonces no fue una pesadilla, porque este hombre es igual al que estaba encima de mí, desnudo y besándome con su cuerpo de lobo.

Mi cuerpo se calienta al recordarlo. Me siento como una jodida zoofílica. Qué horror.

—¡Atrás! —uso como arma la lámpara que está en la mesita.

Su sonrisilla se ensancha al oír como mi voz suena dudosa contra él.

—¿Qué piensas hacer con la lámpara, gatita? —pregunta saboreando la última palabra, da un paso más.

Mi ceja se arquea al oír su inapropiado apodo.

—Tirártela a la cabeza por ser un secuestrador. ¿Qué hago aquí? —le exijo que me diga, él solo se adelanta un poco más, está solo a unos metros de mí —. Dime o te golpeo.

M****a. Puedo oler su increíble aroma. La sensación es indescriptible, quiero que corte la pequeña distancia que nos separa, pero a la vez no. Mi consciencia me dice que es un ser malo, y que yo soy su presa. Una presa que estará muy gustoso de comerse, eso es lo que me dicen sus ojos. En ningún momento mira a otro lado, solo a mí. Su mirada quema, me altera y me prende.

¿Qué demonios te pasa Katherine?

—Sé que puede que no te lo creas, pero es verdad —comienza a decir —. Mis amigos y yo salíamos a cazar...

Mis alertas se activan y mis musculos se tensan.

—Aquí no se puede cazar. La zona del bosque está protegida y cualquier persona que entre con malas intenciones se llevará una sanción por parte del ayuntamiento de la cuidad. Los animales están protegidos.

Mi interrupción parece sorprenderle, porque sus labios hacen una pequeña mueca. Oh, qué labios. Me siento como si fuera una adolescente por estar alterandome de esta manera. Aunque se el hombre más delicioso que he visto en toda mi corta vida, ¡debo centrarme! Puede que sea un posible acosador o un secuestrador. Tengo que llegar al fondo de esto.

—Ya, bueno. Nosotros no somos de aquí, pero te vimos tirada en el bosque y pensábamos que te había pasado algo. Así que decidimos traerte a nuestro hotel, ya cuando despertarás veríamos si llamaríamos a la policía o no. Pensé que eso podría meterte en problemas —explica lentamente, mi mirada permanece en sus apetitosos labios.

—¿Entonces no me has secuestrado?

—Si quisiera llevar a una mujer preciosa como tú a mi cama, no me haría falta secuestrarla —afirma, cuánto vuelvo a mirarme a los ojos sé que me ha pillado viéndome los labios —. ¿Quieres que te lo demuestre, bonita? Estoy seguro de que podemos solucionar esto mientras te lo enseño.

Arrugo mi nariz haciéndole creer que siento asco. Mantengo mi cabeza alta mientras le digo:

—Puede que tú respuesta sea muy bien pensada, pero te vi. Vi como tú te convertías en hombre después de intentar devorarme como lobo —termino de hablar porque mi boca se queda seca.

Su enorme cuerpo arremete contra el mío en cuestión de segundos, me quita la lámpara de la mano y la lleva a su lugar, mientras con la que le sobra me sostiene de las caderas para atraparme contra la pared.

Mi corazón pega un latido errático al tenerlo tan cerca, al sentir su sangre ardiente por todo su cuerpo pegado al mío y degustar más el olor a limpio mezclado con más sustancias.

Sus labios se acercan amenazadoramente a los míos, se detiene para rozarlos. Siento un hormiguero placentero que me sacude el cuerpo.

—Mírame —ordena.

Subo la mirada por su voz tan intimidante y dura. Nadie podría objetar algo, así que simplemente le obedezco.

—Lo que viste en el bosque solo fue una pesadilla. Ningún lobo se convirtió en hombre. Fue tu cabeza la que creo eso después de que te tropezaras con un tronco al querer regresar rápidamente a casa. Yo y mis amigos te vimos, solo me conoces porque me viste ahora, en ningún otro lugar —el brillo en sus ojos me ciega por un momento, empiezo a asentir absorta en sus palabras que penetran en mi mente queriendo reordenando los sucesos.

El oxígeno parece acabarse mientras se queda helado en la posición, sus labios rozan cuando habla y no puedo pensar en otras cosas más que en sentir el sabor de su boca. Su mano por otro lado, masajea mi cadera y su brazo me impide huir, porque lo tiene colocado a un lado de mi cabeza.

—¿Cuál es tu nombre? —susurro con dulzura.

—Caleb Delacroix —responde esbozando una sonrisa triunfal.

—¿Te importaría soltarme? Usualmente le daría una patada en las bolas a quien quisiera acorralarme de esta manera.

Se relame los labios, m****a, está haciendo todo esto para provocarme. Su ancha y pícara sonrisa se trasforma en una que te hace querer quitársela por lo poderoso que se ve.

—¿Esperas que después de encontrar a mi Ninfa en el bosque, podré soltarla? Creo que vas a tener que golpearme las bolas sí...

Me arrepiento enseguida de hacerlo. Su cuerpo se inclina hacia atrás por el fuerte rodillazo que le he asestado en sus partes íntimas. Las facciones de la cara se le endurecen del dolor y deja escapar un gemido de sus carnosos labios. Ruge de dolor apoyándose en un sillón de cuero que está al lado del ventanal. Es entonces cuando veo mi oportunidad.

Agarro mi bolso que está a los pies de la cama y me encamino veloz como rayo hacia el exterior.

—Oh, Katherine, quise hacer esto por las buenas, ¡pero no hay otro remedio más que domarte como la salvaje que eres! —oigo su grito al salir.

Oh, dioses. ¿Que hice? ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Agredí a la persona que me ayudó a salir de ese bosque? Qué además era guapísimo, fuertísimo y muchos isimos más. Su acercamiento me provocó unas sensaciones muy raras, eso hizo que me asustara y le diera un rodillazo. ¡No estoy preparada para vivir algo como esto!

Estoy segura de que voy a tener problemas.

Y lo peor de todo es que mientras me voy alejando más de él, más siento su distancia. Eso no me gusta, me lastima el alma. ¿Qué clase de brujería es esta?

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