CALEB
Luna de sangre.
Este acontecimiento sucede, para que, los licántropos encontremos a nuestras compañeras o compañeros mientras los buscamos por el bosque. Y está noche la diosa Luna por fin me ha premiado con mi alma gemela. Creo que he sido demasiado salvaje tirándome encima de ella para sentirla, pero admito que no he podido controlarme.
Fue en contra de mi voluntad, mis impulsos de lobo fueron los que me alentaron.
Ahora mi manada está alrededor de mí. No pueden creer que su alfa haya encontrado a su compañera, yo tampoco lo creo. Es mucho por procesar.
Cuando llegue a esta ciudad pensé que simplemente iba a hacer negocios con mis socios y después volvería a Alaska, pero no fue así, he encontrado a mi alma gemela. La sensación cálida en el pecho me abruma, pero es tan deliciosa que no lucho por controlarla.
—Lo ves como tenías que salir hoy —me palmea en el hombro Chris, un amigo —. Nunca hay que desperdiciar la ocasión. No puedo creer que vayas a asentar la cabeza.
Levanto una ceja mientras acomodo a la humana que se ha desmayado.
A mí humana.
La levanto para sostenerla entre mis brazos, su liviana cabeza cae sobre mi hombro y mi corazón convulsiona. Estoy seguro de que puede sentir el calor qué desprendo por su culpa. Su olor es una mezcla de coco y hierbabuena. Me encanta que huela así, solo quiero olisquearla hasta que su olor quede permanente en mi nariz.
—No asentare la cabeza, tan solo...
Sus labios entreabiertos se ven tentadores, los míos hormiguean por saber como se sienten junto a ellos. M****a, debo controlarme. Puedo hacer que le de un caro cardiaco, ella seguramente no sepa de la existencia de seres cambiantes.
—Es muy linda, Alpha —comenta Eric acercándose a nosotros —. Sin duda te han bendecido. ¿Para cuando los cachorritos?
Alzo mi cabeza para mirarlo.
—Ella no es una máquina de hacer hijos, primero quiero disfrutar nuestros años solos antes de tener descendencia. Ella es muy joven. Y no sé te ocurra mirarla de esa manera —le advierto sonando duro.
Chris se carcajea a mi lado, pero Eric tan solo se muestra divertido.
—¿De cuál modo? —se divierte —. No seas tan celoso, no dije nada malo.
—La estás mirando como si quisieras preñarla —suelto ladeando la cabeza.
—Es que está como para preñarla.
Le gruño y él levanta las manos en señal de paz.
—Traquilo, alpha —mira a mi otro amigo —. Seguro la secuestras. Pobre muchacha.
Los dos se carcajean llamando la atención de más integrantes de la manada.
Ruedo los ojos y sigo caminando hasta el claro del bosque donde quede aparcado mi jeep. Los integrantes de mi manada me felicitan cuando paso por delante de ellos, todos están desnudos, pero ahora mismo la única persona desnuda que me importa está entre mis brazos, cubierta por una fina capa de tela que podría rasgar en este mismo instante para saber que esconde.
—No la secuestrare, no estoy tan psicópata como para hacer eso.
—¿No? –cuestionan, de sus bocas amenazan una sonrisita. Eric habla—. Dile eso al vampiro que capturamos esta mañana.
—La dejare en algún lugar de la ciudad, cuando despierte estaré ahí para ayudarla. Le acompañaré a casa y ella como compensación me invitará a tomar un café, yo accederé y eso nos llevará a tener una noche caliente en su catre mientras se enamora de mí. Prepararé el camino antes de decirle la verdad sobre mí, claro, después de follarla toda la noche como un jodido animal.
Mis amigos se carcajean.
—¿Estás excitado, amigo? —pregunta jocoso Chris.
Mi mirada va directamente hasta los pechos pequeños, quiero comprobar si caben en mis manos. Sus pezones aceitunados aún se marca bajo la tela, tengo que tragar saliva y mirar hacia adelante para no hacer una locura.
La sangre se acumula en mi entrepierna y maldigo.
—¡La polla te está creciendo, Caleb! —chilla Chris.
—Cállate.
Los dos estallan en carcajadas de nuevo, solo que esta vez resuenan por todo el bosque.
—Seguro Caleb ya está organizando la boda en su mente —asegura Chris.
—Y pensando en los nombres de sus futuros cachorros.
—¡Ya basta! —grito enfadado.
—Uyyy, que se sonroja —se ríe Erick.
—Nunca me sonrojo, idiota.
Ignorándolos por completo camino con velocidad sobrenatural para llegar a mi coche. Cuando estoy el claro, giro para abrir la puerta del copiloto y dejar a la pequeña hermosura en el asiento. Le colocó el cinturón con suavidad, mientras el dorso de mi mano se calienta al sentir su piel. ¡Demonios!
No quiero parecer un completo pervertido caliente, pero es que no puedo contenerme.
—Mhmm —ella susurra algo —. Daniel, déjame. No me beses más.
Retrocedo por instinto. Oh, m****a. ¿Quien coño es Daniel? ¿Y por que le está besando?M*****a sea. ¿Ella tiene novio? Seguro está con alguien más. En vez de sentir rabia, de querer matar a ese tipo para que solo tenga ojos para mí, siento decepción.
Pero lucharé. No voy a perderla por un gilipollas que no la merece. Ella es mía. Mi compañera. Mi hembra. La madre de mis futuros cachorros.
Busco su identificación para saber quién es. En unos segundos la encuentro en el interior de su bolso que está cruzado por su pecho.
Nombre: Katherine Lamont.
Nacionalidad: Francesa.Edad: Diecinueve años.Es más joven de lo que pensaba, me veo en la necesidad de protegerla aún más si es necesario. No la llevaré a mi casa, aun, eso puede ser un problema. Necesito que no piense que soy un acosador, de lo contrario se alejara. No quiero alejarla de mí, me duele el corazón de pensar que podría perderla. ¿Esto es por el lazo? Estoy avergonzado de sentir esto por una desconocida.
Pero tampoco voy a hacerle saber que estoy enloqueciendo hasta los huesos. Todo es producto del lazo, si fuera un humano tardaría mucho tiempo más en sentir algo por ella. No puede saber que daría una eternidad por estar a su lado y vivir una vida eterna mientras la devoró en mi cama.
La verga me crece al pensar en las diferentes posturas que voy a preñarla. Oh, creo que será divertido tener una compañera. Nunca la he buscado como otros lobos hacen, solo me divierto y pensaba que cuando tendría llegar, entonces ya sabría que hacer.
Pero ni siquiera sé cómo empezar. No quiero lastimarla.
Tengo que respirar y tomar las cosas en calma.
KAT—Consigue un vuelo para todos y que regresen a casa —esa voz es lo que oigo cuando estoy plenamente consciente —. Me quedare unos días más. Sí. Sí. Solo haz lo que te digo. No hace falta. Sí. ¿Vas a dejar de joderme ya o tengo que arrancarte la cabeza?Me hago la dormida por temor a abrir los ojos y experimentar lo peor.La voz masculina atraviesa mis oídos, respiro hondo conteniendo el temblor de mi cuerpo. De un momento a otro los recuerdos me atraviesan. El lobo que se convirtió en un hombre. Los otros lobos alrededor de mí, divisaban la escena como si estuvieran asistiendo a algo maravilloso.Y después, lo último que recuerdo, es cuando me desmayé. ¿Dónde estoy ahora?¿Será que solo fue una pesadilla? Oh...Una puerta se cierra y por fin me animo a abrir mis ojos. Lo primero que percibo es la comodidad de una cama, el colchón es bastante blando. Las piernas me duelen cuando me estiro, pero por eso no evita que me siente con las piernas cruzadas.Estoy en una habitación bastante
CALEB—¡Me ha dado un puto rodillazo en el pene, madre! —vocifero en dirección al MacBook que está descansando sobre el escritorio de madera.Las facciones de mi madre se fruncen, para nadie es secreto que no me cree.—Vamos, Caleb hijo, no es para tanto. Eres un licántropo fuerte, lo vas a superar —asegura madre.Detrás de ella puedo observar el gran ventanal que da vista a los bosques de Alaska, la nieve cae bañando los pinos y abetos de esos diminutos pocos de nieve. Por primera vez en años, añoro esa sensación. El calor de mi tierra, la naturaleza y el olor a bosque húmedo.—¿Qué no es para tanto? Casi nos queda sin descendencia, es una bruta.De solo recordar sus acciones me da un intenso dolor de cabeza. Por la Luna, ¿qué compañera me regaló? Yo pensaba que sería más colaborativa, más responsable...—¡Tonterías! No seas tan dramático, ¿qué dirían los alphas de otras manadas al escucharte? Debes dejar de quejarte, hijo mío. Tuviste mucha suerte al encontrar a tu alma gemela, algun
CALEBMantengo mi semblante serio mientras por dentro muero de risa. La gatita ha caído en mi trampa. Lentamente me ayuda a sentarme en uno de los sillones de la sala de estar, que se encuentra a unos pocos pasos de la entrada principal.Se ve tan tierna preocupada por mí.Y yo me veo tan psicópata por hacer esto.—¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha atacado? —pregunta resbalándose con las palabras —. Llamaré a una ambulancia.Aprovecho para deslizar mi mano por su muslo y atraerla hacia mí. Pongo cara de dolor mientras me dobló en dos.—No, no lo hagas estará bien —intento que no me joda el plan, pero es demasiado lista.Sus cejas se arquean, se inclina para mirarme desde arriba. Sin quererlo me da una vista bastante agradable de sus pechos, m****a, ese pijama le queda pequeño.Tengo que respirar. No puedo excitarme ahora, no cuando he trazado todo esto para seducirla. Le pague a un licántropo para que me hiciera está herida en la puerta de su casa. Sabía que no podría resistirse a ayudarme.
KAT La ambulancia llega rápidamente a por mamá, está en una especie de shock raro que no le permite decir o hacer nada, sus ojos se han tornado de un color blanco con ojeras adornando debajo. Tiene el rostro más pálido de lo habitual. Es como si le pasara algo. Algo muy malo. Algo que se lo que es. Entonces recuerdo las palabras de Caleb. Él dijo que ella era algo. ¿Pero él qué? ¿Qué le pasa a mi madre? Estoy muy asustada en este momento. ¿Y si todo sale mal? Solo quiero volver a casa y olvidar todo lo que ha sucedido hoy. Ladeo mi cabeza mirando a Caleb, él se encuentra en este momento haciéndome compañía en la sala de espera del hospital. Su vista está fija en la pantalla de su teléfono móvil, varios mechones de su pelo negro caen a su frente debido a que está inclinado con los codos apoyado en sus piernas. No puedo aguantarlo más, los nervios me comen la consciencia. —¿Qué es mi madre? —pregunto débil —. Antes dijiste que era algo. La gente no me importa, no hay nadie aquí.
KATEl bosque se encuentra más silencioso de lo normal. Usualmente hay animalitos correteando por aquí y allá, pero ahora nada de nada. Solo silencio. Puedo llegar a escuchar los latidos de mi corazón, que me martillean en el pecho mientras avanzo.Mamá y yo hace más de dos semanas que nos mudamos a Alaska. Yo no estaba muy de acuerdo con eso, pero cuando me di cuenta, ya estaba subida a un avión con destino a este pueblito.Es curioso porque se llama VampyrVille y el de al lado WoolfVille. Ambos pueblos se encuentran enfrentados y con una barrera física que los separa. Para ingresar en el otro pueblo tienes que rellenar un formulario con tus datos y un expediente médico reciente.Aquí los locos abundan.Pero por lo menos no soy la única loca.A veces creo que mamá es vampira. Es gracioso, ¿verdad? Los vampiros no existen. Solo es ella, que tiene una especie de adicción a la sangre. Mis pensamientos no pueden mantenerse cuerdos cuando todo mi alrededor me demuestra que el mundo puede s
KATBueno pues creo que estoy muerta.No recuerdo mucho sobre este chico, solo que nos conocimos después de que me cayera en el bosque y se obsesionara conmigo. Hay algo raro en él, ni siquiera es sus ojos brillantes, ni su cuerpo musculoso, sino algo más que corre entre mis venas.Y ese algo me hace recordarlo.—¿Qué m****a haces aquí, Katherine? —interroga con la voz tomada por la rabia.El oficial se ha quedado callado y algunos hombres que veían con Caleb también. Están expectantes a la escena tan extraña que se acaba de formar, la verdad yo también estoy esperando a despertarme en mi nueva cama.No quiero que se enoje y termine aplastándome junto con las rejas. Entonces me quedo muda, eso no parece agradarle. ¡Maldición!—Habla, Katherine. Habla porque voy a...Me trago un gemido de angustia.—Vaya, Caleb. Así que tú por aquí —intento sonreírle.Creo que las sonrisas no servirán hoy con él. Las venas de su cuello sobresalen palpitando, oh, se ven jugosas supongo.—¿Dónde m****a es
KATMamá aparca en una gasolinera cercana, aprovecha para llenar el tanque de la furgoneta y me compra algunas golosinas para que me quedé tranquila. Pero eso es algo imposible. No puedo respirar con normalidad sabiendo que soy la compañera de ese licántropo.¿Que hay de malo en mí? No soy malvada.Pero el universo se empeña en ponerme trabas de las que no podré salir.—Todo estará bien —intenta tranquilizarme.Parpadeo, pero en ningún momento giro para mirarla.—No, mamá. Todo está mal. Me tienes que contar muchas cosas.—No es el momento, cariño —asegura, sus dedos se vuelven blancos mientras conduce, puedo percibir su rabia.Fijo mi vista en la inmensidad de árboles blancos que tiene Alaska. La carretera está un poco hecha m****a, pero eso a mamá no le importa. Sortea los baches y sigue conduciendo hasta casa. Ojalá las cosas no se pongan peor.Ojalá nadie salga herido.Ojalá esos lobos nos dejen en paz.Yo no quiero ser la compañera de nadie. Quiero estar con mamá, conocer a chicos
KATSiento un dolor agonizante en mi pecho. Me asfixia el alma ver como todo sigue en su mismo lugar, cómo a pesar de cerrar los ojos, mi madre esta degollada. Muerta. Sin vida. Y toda la culpa la tiene Caleb Delacroix.Me las va a pagar.Observo como él se aleja del vehículo, ni siquiera mira atrás cuando camina hacia sus amigos lobos. Se detiene cerca del cuerpo de mi madre y habla sobre algo, pero no logro escuchar. No me hace falta. Porque veo lo que está a punto de pasar.Uno de esos lobos convertidos clavan una estaca en el corazón de mi madre.Mi respiración se detiene.Mi mano temblorosa se desplazada lentamente por la manilla de la puerta, quito el seguro sin hacer mucho ruido. Alzo mis ojos una vez más hacia arriba, esos hombreslobos están ocupados descuartizando a mi madre. ¿Cómo ha podido hacerme esto Caleb? Yo pensé que él sentía algo por mí. Que sentía lo mismo que yo.Pero no es así. Nunca será así, porque ni en otra vida podré perdonarlo.Yo no puedo enamorarme de un se