4 años después...Narra AlessandraEstoy asustada, cagada hasta las patas. Dejé a mi hija que ahora tiene 11 años en el instituto, no le gusta mucho, le dije que si quiere dejarlo y hacerlo en casa no había ningún problema. Pero me dijo que primero quería intentarlo unas semanas, si no es lo suyo, lo hace en casa junto con las mellizas. Estoy sola, mis esposos tenían cosas que hacer, así que estoy yendo a la empresa que tengo con Massimo a ver cómo está. Lleva enculado unos días, seis para ser exactos, ¿Por qué? Logré mi cometido. Junte a Massimo, Tom, Junior y el chini para que juntos le dijeran a Ate de una relación, pero salió huyendo. Ya va a caer, el que se rinde pierde, y si de ella hablamos, ellos perderían mucho. Llegó hasta su oficina, entró sin golpear, si me dice algo lo tiro por la ventana, para loca estoy yo y últimamente por dos. Alessandra: Joder, pareces muerto. Tiene su frente en el escritorio, cuando la levanta, sus notables ojeras me llaman la atención. Mas
Narra AlessandraMi nombre es Alessandra D'Angelo, Ricci, Brown, Vitale y mi vida comenzó hace 7 años, cuando mi ahora madre me rescató de un prostíbulo. Hoy en día tengo 22 años y no soy ni la sombra de lo que alguna vez fui. Para el ojo público soy una militar destacada, influencer, la chef y pastelera número uno del mundo, una persona cerrada que no tiene amigos. Pero para mi familia soy, mi niña, hija, Aless, mi orgullo, sister. Y con ellos solo soy yo, una mujer que supera día a día sus demonios, graciosa, cariñosa, a la que no le gusta salir de compras, ni ver desconocidos, hombres en particular. A la que no le gusta el ruido, pero tampoco el silencio. Que ama con todo su ser a su familia, que consiente con postres a su madre, que pelea a sus celosos padres. Lejos de todo eso a las sombras de los ojos de todos, incluidos los de mi familia, solo soy Alessandra, la que lucha en peleas clandestinas, la que junta el dinero y lo dona a asociaciones contra la violencia y la trat
Narra AlessandraAtenea: Vamos, por favor, solo una, si no te gusta no insisto más. Aquí vamos de nuevo, lleva insistiendo mucho tiempo para que tenga una cita y ahora el chico con el que salió el otro día tiene un amigo... guapo, vamos a decirle. Y según Ate me va a gustar, me mostró una foto, es... lindo, alto, cuerpo promedio, pelirrojo, ojos verde esmeralda, ni muy pobre ni muy rico, eso no me interesa en lo más mínimo. No es mi tipo. En realidad no sé cuál es mi tipo, pero no es pelirrojo, no es definitivamente un chico al que necesita de un amigo para buscar una mujer que quiera una cita con él. Y absolutamente no es él. Pero no puedo negarle mi ayuda a Ate, porque no solo sería yo en la cita, QUIEREN UNA CITA DOBLE, ¿en qué maldito planeta esas cosas terminan bien? Atenea: Por favor, por favor. Junta sus manos suplicando y me hace pucheros. La m*****a siempre me convence cuando hace eso. Alessandra: Bien. Digo derrotada. Atenea: ¡Sí! Ponte un vestido bonito. Alessan
Narra AlessandraTuve tres malditos días para elegir el outfit para la cita, pero como hago normalmente en estos casos, los pospongo hasta último momento. Ya estamos a 8 de la noche, estoy bañada, secada, preparada para cambiarme, solo tengo un pequeño problema... No sé qué ponerme. Podría usar lo de siempre, jogging, camisetas y zapatillas, es lo más cómodo para desplazarse en la cocina y no es como si me importará como me veo. No puedo ponerme eso para una cita ¿O si? Mi familia diría que sí, pero cualquier persona del resto del mundo que le preguntes te dirá que no. Así que me decido por unos de esos trajes que mi madre me hace comprar para ocasiones especiales... no es que lo sea, pero entre eso y un vestido, elijo el traje. Este es de color crema, es un conjunto de tres piezas, short, blusa y chaqueta que llega hasta donde termina el short, me pongo unos tacones negros abiertos, que dejan ver mis pies. Ato mi cabello en una coleta alta, no me maquillo, me veo bien sin nada,
Narra Izan Estoy cabreado y quiero matar al bastardo que incómodo a Aless, no debió poner ese brazo ahí, menos sin preguntarle. Si ya por ponerlo me enojo, estoy furioso porque ni siquiera le pregunto y no la soltó cuando notó que la incomodaba. Esto es la m*****a culpa de mi hermana, siempre anda metiendo en problemas a Alessandra. Y ahora está aquí, en medio de un restaurante vacío, tan mojada que los pezones se le marcan en la blusa, buscándonos porque sabe que fuimos nosotros los que activamos los extintores. Claro que no se quedó por la m****a de ayudar, que le dijo a esos idiotas que la menospreciaron, ella no ayuda a nadie que no sea su familia. Porque a ella nadie la ayudó cuando lo necesitó. Alessandra: Salgan, no hace falta que se escondan, ya sé que fueron ustedes. Iker: ¿Quién dijo que nos escondemos? Alessandra: ¿Cómo le llamas a ponerte detrás de unas columnas? Izan: ¿Distracción? Abre grande sus ojos al entender y mira hacia todos lados. Alessandra: ¿Dónde es
Narra AlessandraEstán locos, completamente locos. Izan: Eres nuestra, preciosa. Iker: En el momento en que cruzaste la puerta de la casa sellaste tu destino, bonita. Isaac: Siempre has sido nuestra, ángel, solo no te habías enterado. Están desquiciados, esto está mal, completamente mal. ¿Por qué me hacen esto? ¿Por qué me ponen esos apodos que hacen latir mi pequeño corazón? ¿En serio pueden amarme? ¡No! ¡Me niego a dejarles las cosas fáciles!... Que comience el juego. Alessandra: Yo no soy de nadie. Isaac: Eres nuestra. Es inquietante lo mucho que me desagradaron esas palabras en la boca de los otros tipos y lo poco y nada de la de ellos. Alessandra: Nunca. Izan: Preciosa, no voy a hablar por mis hermanos —estos lo miran mal, está haciendo algo que no acordaron— pero permíteme a mí, ser tuyo. Ser tuyo. Es la primera vez que alguien me dice eso, y no puedo negar lo que me gustó. Por primera vez en mi vida, no soy de nadie, alguien quiere ser mío. Izan: Permíteme ser
Narra AlessandraYa pasaron dos días y no he visto a ninguno de los hermanos, sé que me están dando espacio, que no pedí. Pero eso no va a arruinar el buen humor que tengo, mi madre al fin decidió darle sepultura a María. Se despertó con la loca sensación de que su amiga ya fue vengada, no hace 7 años cuando incendió el prostíbulo y mató al padre de mi saco. No cuando le cortó los dedos de la mano derecha, no cuando fileteo sus nalgas, tampoco cuando le cortó las orejas y le perforó los tímpanos para que no pueda escuchar las voces de mis padres. Ni siquiera después de ser usada durante casi siete años como saco de boxeo y tiro al blanco, la cuenta de mi madre se sentía saldada, pero hoy sí. María va a tener el privilegio de tener a cuatro personas de la familia vaciando sus cargadores en ella hoy. Mi madre, mis padres, Mattia y Matteo y por supuesto yo. Ya estamos fuera de su jaula esperando que salga. ¿Olvide decirles que antes de que la dejarán sorda se le obligó a aprender
Narra AlessandraAkio: Es un placer conocerte, ¿Vienes a comer aquí seguido? Me preguntó girando su cabeza viendo todo el puesto, es un carro que tiene una plancheta encima de una hornalla conectada a un tubo de gas y una freidora conectada en el mismo tubo. Alessandra: La verdad es que si, el señor Franco hace las mejores hamburguesas de Sicilia. Contestó con una sonrisa amistosa. El señor Franco me hace una seña avisándome que mi pedido está listo. Alessandra: Ya está mi pedido, nos... ...: ¡Preciosa! Por el apodo diría que es Izan, pero lo que me lo confirma son sus ojos el izquierdo gris y el derecho azul, su copia lo tiene al revés. Akio: Disculpe, ¿lo conoce o necesita ayuda para algo? ¿Dónde estaba la gente así cuando me secuestraron? Cuando gritaba por ayuda nadie me preguntaba si los conocía, todos asumieron que eran familiares y yo era muy rebelde. Alessandra: Sí, descuide, lo conozco. Izan: Preciosa, la enana me mandó a buscarte, dijo que estabas un poco incómoda