Narra Alessandra
Están locos, completamente locos.
Izan: Eres nuestra, preciosa.
Iker: En el momento en que cruzaste la puerta de la casa sellaste tu destino, bonita.
Isaac: Siempre has sido nuestra, ángel, solo no te habías enterado.
Están desquiciados, esto está mal, completamente mal.
¿Por qué me hacen esto?
¿Por qué me ponen esos apodos que hacen latir mi pequeño corazón?
¿En serio pueden amarme?
¡No! ¡Me niego a dejarles las cosas fáciles!...
Que comience el juego.
Alessandra: Yo no soy de nadie.
Isaac: Eres nuestra.
Es inquietante lo mucho que me desagradaron esas palabras en la boca de los otros tipos y lo poco y nada de la de ellos.
Alessandra: Nunca.
Izan: Preciosa, no voy a hablar por mis hermanos —estos lo miran mal, está haciendo algo que no acordaron— pero permíteme a mí, ser tuyo.
Ser tuyo.
Es la primera vez que alguien me dice eso, y no puedo negar lo que me gustó.
Por primera vez en mi vida, no soy de nadie, alguien quiere ser mío.
Izan: Permíteme ser tuyo, no vamos a hacer nada que tú no quieras, pero déjame ser el primero en verte al levantarte y el último al acostarte, aunque eso signifique dormir en el suelo si te es más cómodo.
Izan: Quiero ver tu felicidad y saber que contribuyó en ella, quiero ser al que le cuentes tus problemas y el que desaparezca las cosas que te incomodan, quiero ser tu amigo, tu primo, tu hermano, tu novio, tu esposo, tu futuro.
Izan: Por favor, preciosa, déjame ser tuyo.
Repite.
Salgo corriendo del restaurante sin contestarle, no puedo dejar que vean las lágrimas que estoy reteniendo.
Sus palabras movieron una fibra sensible que había olvidado que había en mi cuerpo, me gusto lo que dijo y sé que lo cumpliría, pero es algo que tengo que pensar.
Tengo que ir a una pelea hoy mismo.
Quizás golpear a alguien baje la bruma de mi cabeza y me haga ver las cosas bien.
[•••]
Ya estoy cambiada con un jogging, remera, sudadera y zapatillas deportivas, todo en negro, colgado de mis hombros llevo los guantes que me regaló mi mamá.
Fueron hechos especialmente para mí.
Me gusta pensar que son mi amuleto de la suerte.
Voy caminando hacia el ring, me subo por entre medio de las cuerdas y empiezo a colocarme los guantes, mientras el presentador habla.
Presentador: Hoy, es una lucha muy especial, hay una persona muy importante presenciando la pelea entre el público —aplausos y gritos, no prestó atención y sigo en lo mío— esta noche contra nuestra campeona invicta Alessa, está él...
Lo señala con la mano abierta.
Presentador: Salido de los barrios bajos de Rusia, el novato, Yaroslav.
Más vítores «mata a esa perra» gritan muchos de ellos.
Veo a mi oponente, nada mal, bastante grandote, brazos y piernas anchas, torso trabajado, la cara y el resto de él no me interesa.
Da unos pasos hacia el medio para chocar los puños, tiene una leve cojera en la pierna derecha, como si alguien le hubiera dado una patada en la rodilla y quedó mal.
Su problema es mi ventaja.
Chocamos los guantes y me voy a mi esquina a esperar que la campana suene.
Presentador: ¡Me han avisado que el hombre que está en el público de hoy es japonés y es el patrocinador de Yaroslav!
Más chiflidos y vítores.
Presentador: No menosprecien a mi chica, no ha llegado el hombre o la mujer que logre vencerla.
"Wu" abuchean el elogio del presentador.
CLIN CLIN CLIN.
Suena la campana, dando saltos de uno en uno con ambos pies, voy al centro del ring con la guardia en alto.
Cuando llega le lanzó un par de guantazos tranquilos, me tira un golpe que me llega al pómulo y me hace girar la cara.
Intenta seguir pegándome en el mismo lugar, pero en un movimiento rápido me agachó y le pegó en el vientre, dejándolo sin aire y haciéndolo dar dos pasos hacia atrás.
Presentador: ¡Esa es una mujer a la que hay que tenerle miedo!
Me acerco a mi oponente y pateó el costado de su rodilla derecha, está queda en el piso.
Presentador: ¿¡Le va a pedir matrimonio!?
Me río para mis adentros, le faltaría la cajita con el anillo, la pose ya la tiene.
Se levanta más rengo de lo que llegó, es una lesión mal curada o algo así, lo dejó acercarse lo suficiente para tirarme algunos golpes que esquivo.
Escupo sangre y sonrió cuando logra darme uno en la mandíbula.
Maldito desgraciado, me va a dejar marcas.
No debí haber sido buena con él, ya ves como te pagan.
Le vuelvo a patear la rodilla, pero esta vez con más fuerza y cuando cae al suelo lo agarro de la remera y le doy puñetazos fuertes en el rostro.
Por la sangre que le está saliendo le hice fractura de nariz, le sigo pegando, nariz, pómulo, mandíbula y así hasta que me separan.
Presentador: Tranquila chica, la campana sonó hace rato.
Me dice bajo.
Me suelto del agarre que tenía en mi brazo, y limpio mis guantes en su ropa.
Bajo del ring y voy hacia el hombre de las apuestas.
Alessandra: Sabes que hacer con lo que gané, por tu bien que esta vez llegué todo, no quieres terminar como el ruso.
Y me voy, no hay nadie en ese lugar que me interese, y ya terminé con mi oponente.
Hay algo que pude decidir entre toda la niebla de adrenalina que me generó la pelea...
Es mío.
Todos lo van a ser.
No pienso volver a rebajarme a ser de otra persona, soy mía.
Puedo ser de ellos, pero solo si primero ellos son míos.
Van a tener que arrodillarse primero si quieren que yo lo haga. Porque primero estoy yo, segundo sigo yo y terceros están ellos.
Uno ya lo hizo, vamos a ver cuánto les cuesta a los otros.
Narra AlessandraYa pasaron dos días y no he visto a ninguno de los hermanos, sé que me están dando espacio, que no pedí. Pero eso no va a arruinar el buen humor que tengo, mi madre al fin decidió darle sepultura a María. Se despertó con la loca sensación de que su amiga ya fue vengada, no hace 7 años cuando incendió el prostíbulo y mató al padre de mi saco. No cuando le cortó los dedos de la mano derecha, no cuando fileteo sus nalgas, tampoco cuando le cortó las orejas y le perforó los tímpanos para que no pueda escuchar las voces de mis padres. Ni siquiera después de ser usada durante casi siete años como saco de boxeo y tiro al blanco, la cuenta de mi madre se sentía saldada, pero hoy sí. María va a tener el privilegio de tener a cuatro personas de la familia vaciando sus cargadores en ella hoy. Mi madre, mis padres, Mattia y Matteo y por supuesto yo. Ya estamos fuera de su jaula esperando que salga. ¿Olvide decirles que antes de que la dejarán sorda se le obligó a aprender
Narra AlessandraAkio: Es un placer conocerte, ¿Vienes a comer aquí seguido? Me preguntó girando su cabeza viendo todo el puesto, es un carro que tiene una plancheta encima de una hornalla conectada a un tubo de gas y una freidora conectada en el mismo tubo. Alessandra: La verdad es que si, el señor Franco hace las mejores hamburguesas de Sicilia. Contestó con una sonrisa amistosa. El señor Franco me hace una seña avisándome que mi pedido está listo. Alessandra: Ya está mi pedido, nos... ...: ¡Preciosa! Por el apodo diría que es Izan, pero lo que me lo confirma son sus ojos el izquierdo gris y el derecho azul, su copia lo tiene al revés. Akio: Disculpe, ¿lo conoce o necesita ayuda para algo? ¿Dónde estaba la gente así cuando me secuestraron? Cuando gritaba por ayuda nadie me preguntaba si los conocía, todos asumieron que eran familiares y yo era muy rebelde. Alessandra: Sí, descuide, lo conozco. Izan: Preciosa, la enana me mandó a buscarte, dijo que estabas un poco incómoda
1 mes más tarde...Narra IzanHoy salimos en el jet de mi madre a Japón, Aless tiene una presentación en una academia culinaria, es la invitada de honor en una clase especial de mochis. Que son unos pastelitos rellenos cocinados al vapor, son muy ricos, pero lo que más me gusta que cocina son los cupcakes. Hace unos de chocolate que tienen un relleno de crema de dulce de leche que matan. Y últimamente para la bronca de mis hermanos, soy al único de los tres al que se los hace, lleva un mes haciéndoles la vida imposible. Si le hablan los ignora, si entran a una habitación ella se va, si cocina algo les convida a todos menos a ellos dos. Isaac está que hecha humo por los oídos, escuché a nuestros padres quejarse de que trata a todos mal en la empresa de mi madre. Y mi copia, que decir de él, no está encabronado como el mayor, está dolido, quería que nos acepte a los tres. Pero ellos se lo buscaron, no entendieron a las buenas que ella no va a ser tratada como objeto, según ellos s
Narra AlessandraLo llamé mi novio. Bueno, es lo que quiero. ¿Él lo querrá? No le pregunté antes de decirlo. Tampoco lo negó y dijo, mi preciosa novia, ¿Se estaba burlando? ¡Ah! Alessandra: Izan, yo... este... Estoy nerviosa, ¿Qué se supone que haga si me dice que no quiere? No podría volver a mirarlo. Izan: ¿Quisiste decir lo que dijiste? ¿Que si quería? Joder, me moría por hacerle saber al mundo que es mío y no entiendo de dónde salió ese sentimiento posesivo. Mío, esa palabra hace bombear más rápido a mi corazón, un escalofrío me recorre la columna y una incomodidad desconocida se instala en mi entrepierna. Alessandra: ¿Tú quieres? Izan: Joder, preciosa, sí. Alessandra: Menos mal, porque estaba considerando decirle a tu mamá que me cambie el nombre y me desaparezca donde no pueda volver a verte por la vergüenza. Izan: ¿Segura que quieres que sea tu novio? No me pasa desapercibido que dijo ser tu novio y no, ser mi novia. Alessandra: Segurísima. Izan: ¿Y cómo te hace
Narra IzanAlessandra: Es... hermosa. Nunca habían dicho eso de mi polla, pero no me molesta en lo absoluto viniendo de ella. Izan: Y tuya. Recalcó eso, necesito que sepa que siempre lo será, desde el momento que me aceptó, soy suyo en cuerpo, corazón y alma. Nadie podría reemplazarla, ni siquiera llegar a igualarla, la vida no tendría sentido sin ella. Alessandra: ¿Puedo tocarla? Puta madre, puedes hacer lo que quieras con ella, eso quiero decirle, pero lo que digo es: Izan: Sí preciosa. Se acerca más a mí en la cama, me senté apoyado en el respaldo con las piernas estiradas cuando termine de bajarme el pantalón y el bóxer. No quiero que se asuste y si eso significa romperme las muelas, para que cuando se acerque no intente que sus labios me rocen la polla, que así sea. Pone su pequeña mano rodeando el ancho y con curiosidad hace hacia abajo y después hacia arriba y unas gotas de pre semen salen de la punta. La desparrama por la cabeza con el pulgar y se lo chupa cuando ter
Narra AlessandraIzan: Bonita, Tengo que ir a buscar unos papeles a la empresa para llevarlos al despacho, ¿Quieres ir conmigo? Ese no es el apodo que usa mi novio, pero es él, su ojo izquierdo es gris y el derecho azul, es claro que es él, pero él nunca me dice así. Alessandra: ¿Bonita? Izan: Es lo que eres. Alessandra: ¿Qué pasó con el, preciosa? Izan: Eres todo eso y más, preciosa, bonita, hermosa, el amor de mi vida. Me olvidé de todos los apodos que me dijo y me centré en lo último. El amor de mi vida. No me había dicho eso. Izan: ¿Vamos? Alessandra: Claro. Me agarra la mano y una nueva electricidad me recorre el brazo, ya lo había agarrado así, pero se sintió diferente esta vez. Seguramente solo es mi mente enloqueciendo. Nos montamos en el auto y nos llevó hacia la empresa de tecnología de Addy. Es probable que me crucé con Isaac o Iker, no me apetece hacerlo hoy, los he estado ignorando varias semanas, y cuando llegamos de nuestro viaje hace una semana no aparecie
Narra IkerVeo a Aless limpiarse las lágrimas antes de que la puerta se cierre y mi sangre hierve. Isaac: ¿¡Por qué te llamó Izan y por qué usas lentillas!? Iker: ¡Qué hace esta mujer todavía aquí! Secretaria: Este es mi lugar de trabajo. Estúpida, todavía se da el tupé de hablarme. Iker: Ya no tendría que serlo, hace mucho, mucho tiempo, así que me preguntó hermano, ¿Qué hace aquí? Isaac: Ninguna de las seleccionadas por recursos humanos hace bien su trabajo. ¿Cómo la gente dice que este hombre es inteligente O ser ignorado por Aless lo hizo estúpido? Iker: ¿Te refieres a recursos humanos donde el jefe es Davide Ferrara, el amante de esta mujer? Secretaria: ¡Mentira!, Isaac yo jamás te haría algo así, tenemos algo lindo juntos. ¿Se gana el Nobel a la más estúpida o a la más inteligente? Isaac: Sasha, nunca tuvimos ni íbamos a tener nada, te follé dos veces porque estaba borracho y fue hace meses, ni siquiera me acuerdo si llegue a follarte, solo sé que desperté en tu casa,
Narra AlessandraLas cosas han estado tensas en la casa últimamente, Ate no ha vuelto de Colombia, mis padres andan a los gritos junto con Addy y sus psicópatas. A los únicos que no he visto gritar es a los tres hermanos, en realidad no les he visto directamente, desde el día que fui a la empresa. También he sentido a alguien seguirme cuando hago mis escapadas a las peleas, no sé por qué mi mente evoca a mi tío, bueno, el que era eso. Pero es el único que podría hacerme daño o querer más plata, son dos opciones válidas, por qué hasta donde recuerdo no le he hecho mal a nadie. Así que aquí estoy, golpeando la puerta del estudio de Tom, por qué necesito asegurarme de que no va a odiarme después de cumplir con la decisión que tomé en la mañana. Tom: Pasa Aless. Entró y lo encontró haciendo un boceto del bosque que le fascina a nuestra madre. Alessandra: ¿Cómo sabías que era yo? Tom: Nadie viene, solo tú y Ate, ella no está y tampoco golpea, aparte tú golpeas dos veces con una paus