Narra Alessandra
Ya pasaron dos días y no he visto a ninguno de los hermanos, sé que me están dando espacio, que no pedí.
Pero eso no va a arruinar el buen humor que tengo, mi madre al fin decidió darle sepultura a María.
Se despertó con la loca sensación de que su amiga ya fue vengada, no hace 7 años cuando incendió el prostíbulo y mató al padre de mi saco.
No cuando le cortó los dedos de la mano derecha, no cuando fileteo sus nalgas, tampoco cuando le cortó las orejas y le perforó los tímpanos para que no pueda escuchar las voces de mis padres.
Ni siquiera después de ser usada durante casi siete años como saco de boxeo y tiro al blanco, la cuenta de mi madre se sentía saldada, pero hoy sí.
María va a tener el privilegio de tener a cuatro personas de la familia vaciando sus cargadores en ella hoy.
Mi madre, mis padres, Mattia y Matteo y por supuesto yo.
Ya estamos fuera de su jaula esperando que salga.
¿Olvide decirles que antes de que la dejarán sorda se le obligó a aprender a leer los labios? ¿Sí? Bueno ya saben.
María: Ama.
Si también eso, fue un capricho de mi madre, la hizo una sumisa, no de forma sexual si es lo que piensan.
Cada vez que mi madre entra al granero la tiene que saludar con un «ama», nunca, jamás, puede ver a alguien de mi familia a los ojos.
No le saco los ojos a ella porque si no, no podría leer los labios y según mi madre eso ya es benevolencia.
Opino lo mismo, personas como ella no merecen vivir, tampoco morir, por lo menos no tan fácil.
Edeline: Al campo de tiro, ahora.
María: Sí ama.
Camina lento y cojeando, tiene golpes por todos lados y sus piernas fueron muchas veces lastimadas por las balas.
Parece más un colador que una persona.
Y cuando terminemos lo será, tendrá tantos agujeros en su cuerpo que la luz del sol pasaría a través de ella.
Mi estómago gruñe recordando que no he desayunado, no importa cuando termine aquí, me voy a ir a comer una hamburguesa, total no me voy a manchar.
Alessandra: ¿Podemos hacerlo rápido? Quiero ir al puesto del señor Franco.
Franco Rossi, tiene 60 años y hace comida callejera para mantener a su familia, siempre que voy compro dos para Tom y algunas para tener en la heladera como antojo nocturno.
Son las mejores de toda Sicilia, mucho mejores que en esos restaurantes caros.
A veces para apoyarlo mando a los hombres de Addy a comer allí, yo lo pago claro, pero lo hago porque él no acepta mi ayuda.
Mattia: Va a llegar el día en que el señor deje de hacer hamburguesas y quiero ver qué haces con esa adicción que tienes.
Me encojo de hombros.
Alessandra: Le compró la receta y no hables de adicción cuando fueron ustedes los que me mostraron esa majestuosidad.
Matteo: Pero no para que tengas mal humor, si no comes al menos una al día, no es sanó.
Alessandra: El alcohol tampoco y los he visto beber, aparte de algo hay que morirse, de bonito no lo haces.
Matteo: Pero comiendo eso todos los días lo vas a hacer más rápido.
Me encojo de hombros y le hago un gesto con la mano restándole importancia.
Alessandra: Solo estoy adelantando lo inevitable.
Mattia: Puedo ayudarte con eso.
Putas, ¿Ya me quiere matar?
Me hago la ofendida.
Alessandra: ¿Ya no me quieres? ¿Por qué me quieres matar?
Suelto pocas lágrimas.
Matteo: Ni lo sueñes hija, tu madre usó ese mismo truco para hacernos sentir mal antes.
Pues sí, tengo que buscar nuevas técnicas u otras personas con quien usar estas.
Edeline: Ya está en su puesto, ¿Están listos?
Como nunca.
Nos ponemos uno al lado del otro, a unos metros de distancia de María, y alzamos nuestras armas.
La primera bala en perforarla es la de mi madre que entra justo en su ojo, es posible que ya esté muerta, pero como la ató a un poste no va a caer hasta que terminemos.
Y así uno a uno vaciamos nuestros cargadores.
Es... liberador, sentir el rebote del arma en mi mano y ver cómo cada bala entra en su cuerpo.
Alessandra: ¿Qué vas a hacer con el cuerpo?
Preguntó cuando terminamos.
Edeline: Lo mismo que con el de su padre.
Genial.
Alessandra: ¿Puedo verlo?
Matteo: Lo siento mi niña, no puedes.
Alessandra: ¿Por qué?
Me quejo como una niña chiquita.
Edeline: Aless, cariño, literalmente voy a hacer lo mismo que con su padre, encontré no muy lejos de aquí otro prostíbulo que secuestra niñas, las voy a sacar y prenderle fuego, con ella adentro.
Señala el saco, perforado y atado al poste.
Alessandra: Oh, bueno... en ese caso —me rasco la nuca incómoda.
Mattia: Tranquila mi niña, nosotros nos ocupamos, ve con el señor Franco, se debe estar preguntando dónde está la muchacha muerta de hambre que viene todos los días.
Frunzo el ceño.
Alessandra: No soy una muerta de hambre.
Edeline: Lo pareces cuando no comes una de tus benditas hamburguesas.
Se ríe.
Quién diría que estos mafiosos serían grandes padres, tíos, hijos, hermanos, nietos, bueno entendieron, quién diría que serían graciosos y amorosos.
[•••]
Llegó al puesto de comida rápida, no está muy alejado del centro, no está muy visible en este lugar, pero el municipio no le dio el permiso para ponerlo allí donde toda la gente pasa y va a comprar.
Me compro una hamburguesa y le digo que prepare 10 para llevar, me siento en una de las dos mesas que tiene, cada una con dos sillas.
Una de las mesas está ocupada por 2 hombres y una está vacía, en esa me siento mientras prepara mi pedido.
Veo los pocos autos pasar, la voz del señor Franco contestar a sus clientes y tararear las canciones que reproduce la radio.
...: Disculpe, si no le es incómodo, podría sentarme —señala la silla frente a mí— es que las otras están ocupadas.
Alessandra: Claro, no hay problema.
Es un hombre, musculoso en sus brazos y piernas, varios tatuajes en lo que se puede ver.
Apostaría mi fortuna a qué debajo de esa camiseta tiene un six pack bien marcado, y apostaría el resto a qué está en el gimnasio 6 días a la semana por lo menos tres horas.
Pelo negro y corto, ojos igual y medios chinos, mandíbula marcada, tiene rasgos asiáticos.
Alessandra: ¿Puedo saber el nombre del hombre que va a compartir una comida conmigo?
Me sonríe, es raro que mi cuerpo no se tense por su presencia, pero nada en él me genera miedo, es la misma sensación con los gemelos e Isaac, incluso con mi familia.
Confianza.
¿Cómo podría? Lo acabo de conocer hace 5 minutos.
...: Akio.
Alessandra: Bueno Akio, yo soy Alessandra.
Narra AlessandraAkio: Es un placer conocerte, ¿Vienes a comer aquí seguido? Me preguntó girando su cabeza viendo todo el puesto, es un carro que tiene una plancheta encima de una hornalla conectada a un tubo de gas y una freidora conectada en el mismo tubo. Alessandra: La verdad es que si, el señor Franco hace las mejores hamburguesas de Sicilia. Contestó con una sonrisa amistosa. El señor Franco me hace una seña avisándome que mi pedido está listo. Alessandra: Ya está mi pedido, nos... ...: ¡Preciosa! Por el apodo diría que es Izan, pero lo que me lo confirma son sus ojos el izquierdo gris y el derecho azul, su copia lo tiene al revés. Akio: Disculpe, ¿lo conoce o necesita ayuda para algo? ¿Dónde estaba la gente así cuando me secuestraron? Cuando gritaba por ayuda nadie me preguntaba si los conocía, todos asumieron que eran familiares y yo era muy rebelde. Alessandra: Sí, descuide, lo conozco. Izan: Preciosa, la enana me mandó a buscarte, dijo que estabas un poco incómoda
1 mes más tarde...Narra IzanHoy salimos en el jet de mi madre a Japón, Aless tiene una presentación en una academia culinaria, es la invitada de honor en una clase especial de mochis. Que son unos pastelitos rellenos cocinados al vapor, son muy ricos, pero lo que más me gusta que cocina son los cupcakes. Hace unos de chocolate que tienen un relleno de crema de dulce de leche que matan. Y últimamente para la bronca de mis hermanos, soy al único de los tres al que se los hace, lleva un mes haciéndoles la vida imposible. Si le hablan los ignora, si entran a una habitación ella se va, si cocina algo les convida a todos menos a ellos dos. Isaac está que hecha humo por los oídos, escuché a nuestros padres quejarse de que trata a todos mal en la empresa de mi madre. Y mi copia, que decir de él, no está encabronado como el mayor, está dolido, quería que nos acepte a los tres. Pero ellos se lo buscaron, no entendieron a las buenas que ella no va a ser tratada como objeto, según ellos s
Narra AlessandraLo llamé mi novio. Bueno, es lo que quiero. ¿Él lo querrá? No le pregunté antes de decirlo. Tampoco lo negó y dijo, mi preciosa novia, ¿Se estaba burlando? ¡Ah! Alessandra: Izan, yo... este... Estoy nerviosa, ¿Qué se supone que haga si me dice que no quiere? No podría volver a mirarlo. Izan: ¿Quisiste decir lo que dijiste? ¿Que si quería? Joder, me moría por hacerle saber al mundo que es mío y no entiendo de dónde salió ese sentimiento posesivo. Mío, esa palabra hace bombear más rápido a mi corazón, un escalofrío me recorre la columna y una incomodidad desconocida se instala en mi entrepierna. Alessandra: ¿Tú quieres? Izan: Joder, preciosa, sí. Alessandra: Menos mal, porque estaba considerando decirle a tu mamá que me cambie el nombre y me desaparezca donde no pueda volver a verte por la vergüenza. Izan: ¿Segura que quieres que sea tu novio? No me pasa desapercibido que dijo ser tu novio y no, ser mi novia. Alessandra: Segurísima. Izan: ¿Y cómo te hace
Narra IzanAlessandra: Es... hermosa. Nunca habían dicho eso de mi polla, pero no me molesta en lo absoluto viniendo de ella. Izan: Y tuya. Recalcó eso, necesito que sepa que siempre lo será, desde el momento que me aceptó, soy suyo en cuerpo, corazón y alma. Nadie podría reemplazarla, ni siquiera llegar a igualarla, la vida no tendría sentido sin ella. Alessandra: ¿Puedo tocarla? Puta madre, puedes hacer lo que quieras con ella, eso quiero decirle, pero lo que digo es: Izan: Sí preciosa. Se acerca más a mí en la cama, me senté apoyado en el respaldo con las piernas estiradas cuando termine de bajarme el pantalón y el bóxer. No quiero que se asuste y si eso significa romperme las muelas, para que cuando se acerque no intente que sus labios me rocen la polla, que así sea. Pone su pequeña mano rodeando el ancho y con curiosidad hace hacia abajo y después hacia arriba y unas gotas de pre semen salen de la punta. La desparrama por la cabeza con el pulgar y se lo chupa cuando ter
Narra AlessandraIzan: Bonita, Tengo que ir a buscar unos papeles a la empresa para llevarlos al despacho, ¿Quieres ir conmigo? Ese no es el apodo que usa mi novio, pero es él, su ojo izquierdo es gris y el derecho azul, es claro que es él, pero él nunca me dice así. Alessandra: ¿Bonita? Izan: Es lo que eres. Alessandra: ¿Qué pasó con el, preciosa? Izan: Eres todo eso y más, preciosa, bonita, hermosa, el amor de mi vida. Me olvidé de todos los apodos que me dijo y me centré en lo último. El amor de mi vida. No me había dicho eso. Izan: ¿Vamos? Alessandra: Claro. Me agarra la mano y una nueva electricidad me recorre el brazo, ya lo había agarrado así, pero se sintió diferente esta vez. Seguramente solo es mi mente enloqueciendo. Nos montamos en el auto y nos llevó hacia la empresa de tecnología de Addy. Es probable que me crucé con Isaac o Iker, no me apetece hacerlo hoy, los he estado ignorando varias semanas, y cuando llegamos de nuestro viaje hace una semana no aparecie
Narra IkerVeo a Aless limpiarse las lágrimas antes de que la puerta se cierre y mi sangre hierve. Isaac: ¿¡Por qué te llamó Izan y por qué usas lentillas!? Iker: ¡Qué hace esta mujer todavía aquí! Secretaria: Este es mi lugar de trabajo. Estúpida, todavía se da el tupé de hablarme. Iker: Ya no tendría que serlo, hace mucho, mucho tiempo, así que me preguntó hermano, ¿Qué hace aquí? Isaac: Ninguna de las seleccionadas por recursos humanos hace bien su trabajo. ¿Cómo la gente dice que este hombre es inteligente O ser ignorado por Aless lo hizo estúpido? Iker: ¿Te refieres a recursos humanos donde el jefe es Davide Ferrara, el amante de esta mujer? Secretaria: ¡Mentira!, Isaac yo jamás te haría algo así, tenemos algo lindo juntos. ¿Se gana el Nobel a la más estúpida o a la más inteligente? Isaac: Sasha, nunca tuvimos ni íbamos a tener nada, te follé dos veces porque estaba borracho y fue hace meses, ni siquiera me acuerdo si llegue a follarte, solo sé que desperté en tu casa,
Narra AlessandraLas cosas han estado tensas en la casa últimamente, Ate no ha vuelto de Colombia, mis padres andan a los gritos junto con Addy y sus psicópatas. A los únicos que no he visto gritar es a los tres hermanos, en realidad no les he visto directamente, desde el día que fui a la empresa. También he sentido a alguien seguirme cuando hago mis escapadas a las peleas, no sé por qué mi mente evoca a mi tío, bueno, el que era eso. Pero es el único que podría hacerme daño o querer más plata, son dos opciones válidas, por qué hasta donde recuerdo no le he hecho mal a nadie. Así que aquí estoy, golpeando la puerta del estudio de Tom, por qué necesito asegurarme de que no va a odiarme después de cumplir con la decisión que tomé en la mañana. Tom: Pasa Aless. Entró y lo encontró haciendo un boceto del bosque que le fascina a nuestra madre. Alessandra: ¿Cómo sabías que era yo? Tom: Nadie viene, solo tú y Ate, ella no está y tampoco golpea, aparte tú golpeas dos veces con una paus
Narra AkioHace un poco más de un mes que una mujer me obsesionó como ninguna antes. Jamás me había importado una, solo eran folladas de una noche o nada, pero no con ella. En el momento en que la vi ignorar el tamaño y el poco prestigio que mi luchador había ganado, supe que ella sería mi más grande obsesión. Y cuando se consagró ganadora lo confirme. Sería la perfecta reina de la Yakuza, solo había un problema para eso, yo ahí no soy el líder, y mi madre que no sé cómo sé enteró de ella, no la aprueba. No entiendo cómo mi madre, Hiroko Shimizu, se dio cuenta, solo había visto a Alessandra tres veces y con extrema cautela para que no se enterará. Después de que volví a Japón al otro día de encontrarla por "casualidad" en la hamburguesería, dos de mis hombres más fieles y discretos la siguieron, me decían a dónde iba, con quién, si alguien se acercaba. Me desconcertó saber que ella era militar, también qué es familia de dos de las mujeres más poderosas en la mafia, que no son n