Atenea: Vamos, por favor, solo una, si no te gusta no insisto más.
Aquí vamos de nuevo, lleva insistiendo mucho tiempo para que tenga una cita y ahora el chico con el que salió el otro día tiene un amigo... guapo, vamos a decirle.
Y según Ate me va a gustar, me mostró una foto, es... lindo, alto, cuerpo promedio, pelirrojo, ojos verde esmeralda, ni muy pobre ni muy rico, eso no me interesa en lo más mínimo.
No es mi tipo.
En realidad no sé cuál es mi tipo, pero no es pelirrojo, no es definitivamente un chico al que necesita de un amigo para buscar una mujer que quiera una cita con él.
Y absolutamente no es él.
Pero no puedo negarle mi ayuda a Ate, porque no solo sería yo en la cita, QUIEREN UNA CITA DOBLE, ¿en qué maldito planeta esas cosas terminan bien?
Atenea: Por favor, por favor.
Junta sus manos suplicando y me hace pucheros.
La m*****a siempre me convence cuando hace eso.
Alessandra: Bien.
Digo derrotada.
Atenea: ¡Sí! Ponte un vestido bonito.
Alessandra: Sabes que eso no va a pasar.
Se encoge de hombros con una sonrisa.
Atenea: Tenía que intentarlo, eres hermosa Aless, no es malo mostrar lo que eres, y si te miran los ignoras, no dejes que sus miradas te incomoden.
No me interesa que me miren, me incomoda el tipo de mirada que me dan, cómo si solo fuera un culo el cual follar.
Viví dos años con esas miradas y nunca me gustaron, ni me van a gustar.
Izan: Ponte la ropa que gustes, que si te miran yo los mato.
Puta costumbre que tienen estos gemelos de andar escondidos por toda la casa.
Atenea: ¿De dónde saliste?
Izan: De aquí y allá —se encoge de hombros— ¿A dónde van?
Atenea: No te importa.
Izan: ¿Por qué no nos invitan?
Me encantaría, aunque nos peleemos y jodamos, creo que son los únicos hombres con los que me siento en total confianza.
Podría estar desnuda, que ellos no me van a tocar o mirar si yo no lo permito.
Atenea: Porque es una cena de mujeres.
Con citas, pero no le puedo decir eso, se ponen tan malditamente locos cuando ven a Ate con un hombre.
Izan mira mi rostro buscando un indicio de mentira, no lo es, es una cena de mujeres, bueno, es la mitad de la verdad, eso cuenta ¿No?
Izan: ¿Qué es eso?
Señala mi celular que estaba desbloqueado con... la foto del pelirrojo.
Alessandra: ¿Eres bruto? Un celular, no sé si lo conoces, pero es táctil, pueden enviar mensajes, llamar, sacar fotos, entrar a redes sociales.
Izan: ¿Te crees muy graciosa? —acerca su rostro al mío hasta que nuestras narices se rozan y su aliento se mezcla con el mío— ¿Qué es esa foto, porque está en tu celular y quién es él?
¿Pensará que es la cita de Ate?
Debe ser, si no, por qué otra razón estaría tan furioso.
Alessandra: Es... la foto de un chico, pero no te preocupes, no es nada de tu hermana, es... es... ¿Mi cita?
Izan: ¿Es o no es tu cita?
Alessandra: Sí.
Contestó con más confianza, a lo que Ate se pega con la palma de la mano en la cabeza.
¿La cagué? Pero ¿por qué? Si no dije que ella también iba a la cita
Las fosas nasales se le ensanchan y aprieta la mandíbula.
Izan: ¿Ibas a ponerte un vestido para él?
Atenea: Yo le dije que lo haga, y a ti, no tiene por qué importarte lo que se ponga.
Izan: ¡Deja de decirle que se ponga vestidos para otros hombres! Ella es hermosa con todo lo que se ponga y si alguien dice lo contrario que se considere muerto.
Huy, creo que tengo que ir a verme los oídos, me pareció escuchar que me dijo hermosa.
Sin que los hermanos me vean me doy golpecitos en las orejas, sigo igual, eso quiere decir...
¡Me dijo hermosa!
¿Está mal que eso haya hecho latir un poco mi corazón? Si está supermal, no puedo pensar en esas cosas.
Ellos son familia y unos mujeriegos de cuarta, bueno, eso dicen, no han traído a ninguna mujer aquí.
¿Por qué sigo hablando en plural? No hay ellos, ni siquiera hay un él.
Me escapé de la habitación de Ate mientras ellos seguían discutiendo, antes de seguir pensando incoherencias prefiero ir a visitar a Tom.
Voy por los pasillos de la casa hasta llegar a su estudió, no quiero ver algo que me deje traumada de por vida, así que golpeó la puerta.
¿Qué? Vi en un documental el otro día, que los adolescentes de 15 años son propensos a masturbarse varias veces al día.
"Entre" lo hago, ahí está Tom, sentado frente a un lienzo enorme cubierto de pinturas, formando la silueta del perfil del rostro de una mujer, pero la silueta está formada por la ciudad y el mar.
Las dos cosas preferidas de Ate...
Hermoso, como todo lo que hace.
Tomasso: Aless, ¿Qué sucede porque te escondes aquí?
Me conoce tan bien.
Alessandra: ¿No podía venir a ver a mi hermanito porque lo extrañaba?
Me mira a los ojos como diciendo ¿estás de broma?
Alessandra: Bien, sí, me escapé de dos de los trillizos.
Tomasso: ¿Por qué?
Alessandra: Son muy intensos juntos.
Nos reímos, ese trío vive haciendo quilombos por toda la casa.
Tomasso: ¿Se estaban peleando otra vez?
Alessandra: Así demuestran su amor.
Y m****a que lo hacen, varias veces al día, por no decir todo el día.
Alessandra: ¿Quién es?
Preguntó refiriéndome al cuadro que está pintando, aunque ya sé la respuesta.
Tomasso: Mi musa.
Narra AlessandraTuve tres malditos días para elegir el outfit para la cita, pero como hago normalmente en estos casos, los pospongo hasta último momento. Ya estamos a 8 de la noche, estoy bañada, secada, preparada para cambiarme, solo tengo un pequeño problema... No sé qué ponerme. Podría usar lo de siempre, jogging, camisetas y zapatillas, es lo más cómodo para desplazarse en la cocina y no es como si me importará como me veo. No puedo ponerme eso para una cita ¿O si? Mi familia diría que sí, pero cualquier persona del resto del mundo que le preguntes te dirá que no. Así que me decido por unos de esos trajes que mi madre me hace comprar para ocasiones especiales... no es que lo sea, pero entre eso y un vestido, elijo el traje. Este es de color crema, es un conjunto de tres piezas, short, blusa y chaqueta que llega hasta donde termina el short, me pongo unos tacones negros abiertos, que dejan ver mis pies. Ato mi cabello en una coleta alta, no me maquillo, me veo bien sin nada,
Narra Izan Estoy cabreado y quiero matar al bastardo que incómodo a Aless, no debió poner ese brazo ahí, menos sin preguntarle. Si ya por ponerlo me enojo, estoy furioso porque ni siquiera le pregunto y no la soltó cuando notó que la incomodaba. Esto es la m*****a culpa de mi hermana, siempre anda metiendo en problemas a Alessandra. Y ahora está aquí, en medio de un restaurante vacío, tan mojada que los pezones se le marcan en la blusa, buscándonos porque sabe que fuimos nosotros los que activamos los extintores. Claro que no se quedó por la m****a de ayudar, que le dijo a esos idiotas que la menospreciaron, ella no ayuda a nadie que no sea su familia. Porque a ella nadie la ayudó cuando lo necesitó. Alessandra: Salgan, no hace falta que se escondan, ya sé que fueron ustedes. Iker: ¿Quién dijo que nos escondemos? Alessandra: ¿Cómo le llamas a ponerte detrás de unas columnas? Izan: ¿Distracción? Abre grande sus ojos al entender y mira hacia todos lados. Alessandra: ¿Dónde es
Narra AlessandraEstán locos, completamente locos. Izan: Eres nuestra, preciosa. Iker: En el momento en que cruzaste la puerta de la casa sellaste tu destino, bonita. Isaac: Siempre has sido nuestra, ángel, solo no te habías enterado. Están desquiciados, esto está mal, completamente mal. ¿Por qué me hacen esto? ¿Por qué me ponen esos apodos que hacen latir mi pequeño corazón? ¿En serio pueden amarme? ¡No! ¡Me niego a dejarles las cosas fáciles!... Que comience el juego. Alessandra: Yo no soy de nadie. Isaac: Eres nuestra. Es inquietante lo mucho que me desagradaron esas palabras en la boca de los otros tipos y lo poco y nada de la de ellos. Alessandra: Nunca. Izan: Preciosa, no voy a hablar por mis hermanos —estos lo miran mal, está haciendo algo que no acordaron— pero permíteme a mí, ser tuyo. Ser tuyo. Es la primera vez que alguien me dice eso, y no puedo negar lo que me gustó. Por primera vez en mi vida, no soy de nadie, alguien quiere ser mío. Izan: Permíteme ser
Narra AlessandraYa pasaron dos días y no he visto a ninguno de los hermanos, sé que me están dando espacio, que no pedí. Pero eso no va a arruinar el buen humor que tengo, mi madre al fin decidió darle sepultura a María. Se despertó con la loca sensación de que su amiga ya fue vengada, no hace 7 años cuando incendió el prostíbulo y mató al padre de mi saco. No cuando le cortó los dedos de la mano derecha, no cuando fileteo sus nalgas, tampoco cuando le cortó las orejas y le perforó los tímpanos para que no pueda escuchar las voces de mis padres. Ni siquiera después de ser usada durante casi siete años como saco de boxeo y tiro al blanco, la cuenta de mi madre se sentía saldada, pero hoy sí. María va a tener el privilegio de tener a cuatro personas de la familia vaciando sus cargadores en ella hoy. Mi madre, mis padres, Mattia y Matteo y por supuesto yo. Ya estamos fuera de su jaula esperando que salga. ¿Olvide decirles que antes de que la dejarán sorda se le obligó a aprender
Narra AlessandraAkio: Es un placer conocerte, ¿Vienes a comer aquí seguido? Me preguntó girando su cabeza viendo todo el puesto, es un carro que tiene una plancheta encima de una hornalla conectada a un tubo de gas y una freidora conectada en el mismo tubo. Alessandra: La verdad es que si, el señor Franco hace las mejores hamburguesas de Sicilia. Contestó con una sonrisa amistosa. El señor Franco me hace una seña avisándome que mi pedido está listo. Alessandra: Ya está mi pedido, nos... ...: ¡Preciosa! Por el apodo diría que es Izan, pero lo que me lo confirma son sus ojos el izquierdo gris y el derecho azul, su copia lo tiene al revés. Akio: Disculpe, ¿lo conoce o necesita ayuda para algo? ¿Dónde estaba la gente así cuando me secuestraron? Cuando gritaba por ayuda nadie me preguntaba si los conocía, todos asumieron que eran familiares y yo era muy rebelde. Alessandra: Sí, descuide, lo conozco. Izan: Preciosa, la enana me mandó a buscarte, dijo que estabas un poco incómoda
1 mes más tarde...Narra IzanHoy salimos en el jet de mi madre a Japón, Aless tiene una presentación en una academia culinaria, es la invitada de honor en una clase especial de mochis. Que son unos pastelitos rellenos cocinados al vapor, son muy ricos, pero lo que más me gusta que cocina son los cupcakes. Hace unos de chocolate que tienen un relleno de crema de dulce de leche que matan. Y últimamente para la bronca de mis hermanos, soy al único de los tres al que se los hace, lleva un mes haciéndoles la vida imposible. Si le hablan los ignora, si entran a una habitación ella se va, si cocina algo les convida a todos menos a ellos dos. Isaac está que hecha humo por los oídos, escuché a nuestros padres quejarse de que trata a todos mal en la empresa de mi madre. Y mi copia, que decir de él, no está encabronado como el mayor, está dolido, quería que nos acepte a los tres. Pero ellos se lo buscaron, no entendieron a las buenas que ella no va a ser tratada como objeto, según ellos s
Narra AlessandraLo llamé mi novio. Bueno, es lo que quiero. ¿Él lo querrá? No le pregunté antes de decirlo. Tampoco lo negó y dijo, mi preciosa novia, ¿Se estaba burlando? ¡Ah! Alessandra: Izan, yo... este... Estoy nerviosa, ¿Qué se supone que haga si me dice que no quiere? No podría volver a mirarlo. Izan: ¿Quisiste decir lo que dijiste? ¿Que si quería? Joder, me moría por hacerle saber al mundo que es mío y no entiendo de dónde salió ese sentimiento posesivo. Mío, esa palabra hace bombear más rápido a mi corazón, un escalofrío me recorre la columna y una incomodidad desconocida se instala en mi entrepierna. Alessandra: ¿Tú quieres? Izan: Joder, preciosa, sí. Alessandra: Menos mal, porque estaba considerando decirle a tu mamá que me cambie el nombre y me desaparezca donde no pueda volver a verte por la vergüenza. Izan: ¿Segura que quieres que sea tu novio? No me pasa desapercibido que dijo ser tu novio y no, ser mi novia. Alessandra: Segurísima. Izan: ¿Y cómo te hace
Narra IzanAlessandra: Es... hermosa. Nunca habían dicho eso de mi polla, pero no me molesta en lo absoluto viniendo de ella. Izan: Y tuya. Recalcó eso, necesito que sepa que siempre lo será, desde el momento que me aceptó, soy suyo en cuerpo, corazón y alma. Nadie podría reemplazarla, ni siquiera llegar a igualarla, la vida no tendría sentido sin ella. Alessandra: ¿Puedo tocarla? Puta madre, puedes hacer lo que quieras con ella, eso quiero decirle, pero lo que digo es: Izan: Sí preciosa. Se acerca más a mí en la cama, me senté apoyado en el respaldo con las piernas estiradas cuando termine de bajarme el pantalón y el bóxer. No quiero que se asuste y si eso significa romperme las muelas, para que cuando se acerque no intente que sus labios me rocen la polla, que así sea. Pone su pequeña mano rodeando el ancho y con curiosidad hace hacia abajo y después hacia arriba y unas gotas de pre semen salen de la punta. La desparrama por la cabeza con el pulgar y se lo chupa cuando ter