LEANDRO
Llevaba horas sentado, viendo y escuchando a una cantidad de personas que se hacían llamar publicistas, pero no tenían ni una pizca de ingenio y creatividad.
—Leandro, ¿qué te parece? —Observé a los tres seres sentados a mi alrededor.
—¿De verdad quieren que les diga lo que pienso de este proyecto o de todos?
—Necesitamos un eslogan para el nuevo lanzamiento, hay proyectos interesantes, —dice Nio.
Es un bueno relaciones públicas, pero su sentido de creatividad me preocupa. Miró a la joven, sin entender por qué sigue aquí.
—Puedes retirarte, te estaremos llamando, —ordena Aarón, mi mejor amigo y abogado de la empresa.
Esperamos a que saliera y empieza el ataque.
—Por tu rostro debo pensar que no te agrada, —interrumpe Demetry, mi querido y relajado hermano menor.
—Todos son mediocres —respondí.
—Leandro, debes escoger, llevamos dos meses con este plan, el lanzamiento va a ser pronto y no tenemos publicidad.—Menciona Aarón.
—Sé que eres exigente, pero puedes ser flexible —menciona Nio.
—No tengo la culpa de que todo lo que se presenten parezca diseño de niños escolares.
—¿Nos dejan a solas?, por favor, —les pide Demetry.
Una vez se retiran, inicia el discurso.
—La exigencia es importante, sin embargo, he visto algunos proyectos que son buenos, revísalos con calma.
—No me gustan, carecen de ideas, esencia, creatividad, parecen copia y pega de internet. Lo sabes.
—Algunos. —Respira profundo y continua —. Últimamente, cargas un humor insoportable y me temo que nada tiene que ver con el trabajo, pero sí con el abuelo y su insistencia de irlo a visitar.
El tema menos agradable que podría mencionar.
—Odio ese pueblo a la antigua y no me gusta perder mi tiempo. Además, no hay que ser adivino para saber que lo que quiere el abuelo es casarnos con una de esas mujeres sin criterio propio, sumisas y sin un sentido de gracia, y si quiere hablar de la herencia, no tengo problema con que te la dé a ti, a mí no me hace falta.
—El abuelo, es un romántico, dulce y está viejo, complácelo, no te cuesta nada. En cuanto a las mujeres, con ignorarlas será suficiente, ya sabemos que tus gustos son exigentes, sofisticados y que ya te han robado el corazón.
—Si hablas de aquella mujer que conocí hace dos años, diré que me gusta su manera de pensar, de ver la vida y otras cosas que, por respeto, no diré, pero no es amor. No aún.
—Lo que hace una aventura de verano en España, dejarte embobado. Olvídala, y disfruta la vida.
—El día en que conozcas a una mujer que te den ganas de vivir y que te caliente el alma, vas a entenderme. Esa mujer es mía, pero su familia es muy estricta y retrógrada. Según me contó, estaba comprometida desde niña con un viejo por dinero y odia ese compromiso. ¡Dinero!, ¿puedes creer que la venden como si una persona fuera una cosa?
—Te he dicho que no me creo ese cuento, pero es tu asunto y conociéndote la vas a encontrar. Ahora, lo primordial es el abuelo. ¿Qué te cuesta ir? Despejas la mente, revisas los diseños, lo ves y, si surge algún problema, tenemos el internet.
—No hay nada mejor que algo presencial.
—No todo puede ser como tú dices, te quejas del abuelo y sus ideas retrógradas, pero tú también eres machista. No has mostrado interés en ningún proyecto presentado por una mujer.
—Deja de decir estupideces, tenemos secretarías, ejecutivas y accionistas mujeres, pero las que se han presentado son mediocres y odio la mediocridad, hermanito.
—Ese mal humor tuyo te va a matar algún día. Hazte a la idea de que vamos a tener que ir a ese pueblo y te aconsejo que escojas de una vez la agencia de publicidad.
—Si estás tan apurado, escoge tú. Me voy a mi oficina; si sigo viendo un desastre más, me va a dar una isquemia cerebral.
—¡Qué exagerado! Y yo no voy a cargar con la culpa de tu trabajo.
Lo dejo hablando solo y me dirijo a mi oficina para encontrar a Aarón con su gran sonrisa y revisando algunos documentos.
—¿No tienes tu propia oficina?
—Sí, pero me gusta más la tuya; ¿Demetry ya te hizo escoger una agencia de publicidad?
—No.
—Eso es porque nada te gusta.
—En la campaña anterior hubo una agencia que presentó un buen proyecto, ¿por qué no se les llama? Nos podemos evitar tanta pérdida de tiempo.
—Porque no te gusta trabajar con la misma agencia dos veces y te gusta verlas pelar por trabajar con nosotros.
—¿Esa agencia no presentó un proyecto?
—Presencial, no. Tal vez online, pero no estoy seguro.
—Localízalos y diles que tenemos un lanzamiento, que presenten un proyecto en una semana si quieren trabajar con nosotros y que no significa que sea seguro.
—¿Hablas en serio? No creo que se nieguen, pero, está bien. ¿Qué te tiene de tan mal humor?
—Carlota. Prometió esperarme y cuando volví al hotel ya no estaba. Me preocupa que su familia la haya obligado a casarse con ese viejo por dinero, y mi abuelo quiere que regrese al pueblo.
—La chica que te conquistó en España. Nunca entendí por qué hacerle creer que eras un simple camarero.
—Ella lo dedujo y yo no la saqué de su error. Era tan inocente, delicada y pura, que no quise que se avergonzara. Las muchachas humildes se cohíben con hombres como yo, aunque ella era todo menos ingenua, se sabía defender muy bien, decidida, caprichosa, celosa y muy hermosa.
—De receta como te la mandó el médico.
—El investigador que contraté para buscarla aún no sabe nada, y eso me desespera. Quiero que sepa que no jugué con ella, que no tome su inocencia y luego la dejé tirada por ahí.
—Todavía me cuesta creer que hubiera mujeres vírgenes a su edad.
—Aarón, no todas las mujeres tienen una mentalidad tan abierta, además te he dicho que su familia es muy conservadora, eso es lo que más me preocupa, que su familia se haya enterado de que perdió su inocencia y la repudiaron, o ese viejo con el que querían casarla le hiciera daño.
—La vas a encontrar, siempre consigues lo que deseas.
—No siempre. Cuando la consiga, le diré quién soy y le daré el mundo que se merece; cumpliré todos sus caprichos. ¿Puedes creer que sus padres ni siquiera le permitieron estudiar una carrera porque no es para mujeres?
—Esa familia sí que es muy antigua.
—Según sé, la mujer no puede estudiar, saber de negocios y mucho menos opinar delante de un hombre, es decir, para su familia la mujer no puede pensar, son objetos. Me enfurece saber la vida que tiene, me contó que tenía una hermana que era muy mala con ella, envidiosa, coqueta y que ha engañado a sus padres siendo una blanca paloma. ¿Ves por qué necesito encontrarla? Ella debe estar conmigo.
—Nunca te he visto de esta manera por ninguna mujer.
—Me gusta y creo que me puedo enamorar de ella.
—Palabras mayores. Voy a trabajar y deja de pensar tanto que te va a explotar la cabeza.
-*-
Al llegar la noche regreso a mi oficina y encuentro a Nio y a Aarón.
—Leandro, menos mal que llegaste, aunque no esperaba que volvieras.
—Eso es evidente, al ver sus rostros emocionados, ¿qué sucede?
—Dos cosas. Las distribuidoras piden fecha de lanzamiento y tu hermano, viajó esta tarde a ver a tu abuelo por algo que paso. Me pidió que te dijera que no te preocupes, y que puedes viajar en la fecha estipulada.—Menciona Nio.
—Mi abuelo y su terquedad, ¿tanto le cuesta vender sus propiedades en ese pueblo y venirse con nosotros?
—Los abuelos son así, como niños obstinados y tercos.—Interrumpe Aarón —. Llamé a la agencia de publicidad, técnicamente nos rechazaron y creo que estuve a punto de ser asesinado por teléfono. Tal vez haya sido mi culpa.
—¡¿Qué?! ¿Quiénes se creen que son? Nadie me rechaza.
—No lo puedes culpar, sabemos que tenemos poco tiempo y aún no escoges un proyecto, eres exigente y se lo pides de un día para el otro, —menciona Nio.— Una agencia responsable se negaría.
—No puedo creer que dijeran que no.
—¿Quieres hablar tú mismo con esa empresa? Tienes mejor poder de convencimiento que yo—menciona Aarón.
—¿Quieres que la asesine yo? Ya veremos.
Se despiden mientras llamo a Demetry, no puedo creer que se haya marchado sin decirme. ¡Qué día!
—¿Un par de horas afuera y ya me extrañas?
—No le veo la gracia, ¿cómo está el abuelo que te hizo irte así?
—Sorprendido de verme, al parecer se le subió la presión y el azúcar, está algo inestable. El médico le exige una alimentación balanceada, cuidados, cero estrés y preocupaciones. Pregunto por ti, le dije que tenías que trabajar, pero que venías en la fecha estipulada.
—¿Por qué le dijiste eso? Sabes que no pensaba ir.
—Vas a venir, lo veo cansado y triste, se puso muy feliz al verme.
—¿La tía que te ha dicho? Conociéndolo, tal vez es una treta para que vayamos.
—Puede ser, pero lo extraño, así que no me molestaba adelantar el viaje a diferencia de ti.
—¿Te tomas vacaciones mientras yo trabajo y resuelvo tus asuntos?
—Deja el drama, que sabes que no descuido mis deberes. Hazme un favor.
—¿Cuál?
—No mates, ni despidas a nadie, no voy a estar para controlarte.
—Si la gente no es incompetente, no tengo por qué despedirlos.
—Deja de ser tan psicorrígido.
—¿Cuánto tiempo te quedarás por allá?
—Hasta que vengas.
—Eso es en un mes, ¿me dejarás todo por un mes? Increíble. Estamos por lanzar un nuevo producto de whisky y tú decides irte.
—Merezco unas vacaciones, y el proyecto es tu responsabilidad, no mía,—mejor cambio el tema.
—El pueblo, ¿cómo está?, ¿ya te saltaron las damiselas?
—No he tenido el placer de conocer a ninguna, aunque el chófer casi atropella a una joven.
—¿No se habrá lanzado al carro a propósito?— Se ríe.
—Tal vez, aunque el chofer dijo que estaba ofendida y que era bastante guapa.
—Ya tendrás la oportunidad de conocerla, en ese pueblo fantasma. Me saludas a Don Juan y al abuelo.
—Leandro, sal, baila, bebé, cógete a un par de mujeres, deja el trabajo, Dios. Necesitas vivir.
—Yo vivo, no necesito estar de fiesta en fiesta para eso y te dejo. Cuidado con lo que haces.—Colgué.
Buena broma, ahora estoy obligado a ir a ese pueblo con el poco tiempo que tengo.
Después de mi rutina de ejercicio y cena, decido ver todos los proyectos que enviaron por online, uno peor que el otro, uno más o menos, pero ninguno es lo que buscaba.
—¿No podrá existir alguien que haga un buen trabajo? ¡Demonios! ¿Por qué todo lo debo hacer yo?
Veo el papel que me dejó Aarón, sobre la agencia de publicidad “L&E, llamar”. — Llamar a una agencia cuando son ellos los que se pelean por trabajar aquí.
Observo en mi repisa el adorno del logo de la temporada pasada; es bueno, algo así es lo que quiero.
—Estúpida agencia, ¿quién se creen para rechazarnos o presionarnos? Se quedarán con las ganas.
-*-
Dos horas después de repasar documentos, decidí descansar e irme a la terraza con un vaso de mi mejor cosecha de whisky y mis recuerdos me llevaron de nuevo a una niña pelirroja, la cual ignore y después me concentre en Carlota y nuestros momentos en España.
Flashback
Estaba en España por un asunto de negocios, teniendo un mal día, mis esencias no tenían el olor que deseaba, había recibido una llamada de Suiza informándome que papá estaba enfermo y Demetry, estaba en una crisis de despecho por una mujer, otra vez. Solo quería relajarme y una amiga me pidió que la ayudara en un café, según ella me ayudaría a inspirarme y, sobre todo, aplacar las pesadillas que habían regresado.
No puedo negar que después de cuatro horas de un lado para el otro, había conseguido algo, nada de lo que buscaba, pero tenía más de seis servilletas con números telefónicos, una amenaza de dos caballeros, había querido matar a unos cuantos clientes y a otros le daba uno que otro consejo.
Sin embargo, pensaba que era un día perdido hasta que me tropecé con Carlota. Elegante, atractiva, altanera y a simple vista se notaba que era caprichosa.
—¿Tienes problema de visión? Me has tropezado y ensuciado mi traje con tu ineptitud —qué lengua tan afilada.
—Es usted quien está abriendo la puerta, por lo tanto, debió verme al entrar si no estuviera entretenida con su celular.
—Y tiene el atrevimiento de contestar. ¿Sabe qué puedo hacer que lo despidan?
—Con esa actitud de niña malcriada, no me extrañaría, pero no cambia el hecho que tengo razón.
—Es un atrevido por hablarme de esa manera.
—Y usted es una malhumorada, para ser tan hermosa. —Sí, soy un hombre que sabe admirar la belleza y ella era una.
Mujer alta, cabello castaño, liso y largo, ojos como la miel, piel tostada por el sol, labios gruesos, mirada desafiante y atrevida. Sí, me gustó, y mucho más después que me mostró su sonrisa coqueta.
—Ah, sí, tiene una sonrisa. Así se ve más bonita que estar peleando por unas cuantas gotas de café en su vestido, que le queda muy bien. —Le guiño un ojo y paso por su lado para seguir con mi trabajo de último momento.
Pasaron las horas y ella aún estaba en el café junto a su amiga, una pelirroja. Volteé hacia la mesa en varias ocasiones, y su mirada estaba en mí.
—Desde que llego, no te ha quitado la mirada de encima, y tú a ella, y hablo de la morena. Sé por demás que tienes una alergia hacia las pelirrojas.—Menciono Isabela, entregándome la cuenta de esa mesa.
—No me parecen atractivas.—Enarca una de sus cejas.
—Voy a venir creyendo que Aarón tiene razón cuando dice que una mujer te rompió el corazón y de seguro era pelirroja. —Mejor cambiemos el tema.
—Nadie me ha roto el corazón, y creo que las pelirrojas carecen de actitud, elegancia, porte, belleza, y todo lo que me atrae de una mujer.
—Sí tú lo dices, solo resuelve esa tensión, porque si sigue mirándote como postre en Navidad, voy a vomitar.
Me acerco a la mesa de las señoritas con mi atención en la morena, le entrego la cuenta.
—¿Desean algo más?
—No creo que un simple mesero tenga lo suficiente para cumplir mis necesidades —menciono.
—Este simple mesero puede sorprenderla.
—Suficiente, —nos interrumpe la pelirroja —. Hora de irnos.
Su amiga se levanta dejándonos a solas.
—Su amiga se molestó.
—Es mi prima, y es así de amargada.
—Es de familia lo del mal humor.
—No tengo mal humor, pero no soporto a las personas que no saben hacer su trabajo. Procura mañana ser mejor y tal vez te deje una propina.
Me llevó tres días para que aceptara salir conmigo a solas, mostrarme su amabilidad, sus ganas de comerse el mundo, sus sueños, sus miedos, contarme su vida y, cinco días más, para tenerla entre mis sábanas.
—No quiero que pienses que soy una chica fácil.
—No pienso eso. Creo que eres la mujer más hermosa, seductora, y valiente que conozco.—Se quedó pensativa por unos momentos, como si su mente hubiera viajado a otro lado, muy lejos de aquí —. Carlota.
—¿Lo soy? Nadie me había dicho eso —,mencionó —en mi casa todo es tan diferente. La atención de mis padres está dirigida, es a la perfección de mi hermana, la dejan hacer de todo, mucho he logrado con que me dejaran salir del pueblo y vivir con mis tíos hasta que me casé con el hombre que han escogido
—¡Casarte! ¿Estás comprometida?
—Desde que soy niña, con un señor que podría ser mi abuelo.
—¿Bromeas?
—No, sé que estás enojado, pero mi familia es a la antigua. Creen que las mujeres solo son para estar en casa, atender al marido y tener hijos como conejas. Lo que yo piense o sienta no tiene importancia, mucho menos cuando no soy nadie.
—No vuelvas a decir eso, jamás te quiero volver a escuchar decir eso.
—Yo no soy lo que ves. Toda esta ropa no es mía, no soy rica como mi prima. Ella dice que, si pretendo acompañarla, debo tener su misma actitud y parecer una niña de sociedad.
—No tienes por qué casarte —no lo va a hacer.
—Claro que me casaré, no puedo negarme. Mi familia depende de mí.
—Carlota, eres mía, mi mujer, y no serás de nadie más. ¿Está claro?
—Me gusta cómo suena eso —. Sonrió y me dio un beso.
Duramos dos meses en esos encuentros fortuitos. Cuando lograba escaparse de su prima, podría llevarla a lindos restaurantes y lugares, pero se burlaba de mí creyendo que no tenía con qué pagar. Si solo le hubiera dicho la verdad en nuestro último encuentro.
—No sé cómo alguien tan sensible, inocente y maravilloso como tú puede tener una familia tan horrible. Es difícil de creer.
—¿Crees que te miento? Después de todo lo que te he contado sobre mi familia y de mí, ¿piensas que lo invento?
—¡No, claro que no! Solo que no lo entiendo. ¿En qué cabeza cabe que a una hermana le hagan pasar un infierno y a la otra la tratan como una princesa?
—Mi tía es su cómplice; ambas le dieron la idea a mi padre de que me casara, porque las chicas hermosas e inocentes como yo son para formar una familia.
—En eso estoy de acuerdo, —la abrazo colocándola sobre mis caderas —, te vas a casar conmigo. No regresarás a tu casa, quédate conmigo, te voy a dar la vida de reina que te mereces.
—Suena muy bonito, ojalá fuera verdad; pero papá nunca permitiría que me casara con un humilde mesonero por muy guapo y dominante que sea. — Me río y sé que es el momento de decirle la verdad.
Mañana cierro el contrato y regreso a casa, me la llevaré conmigo, sabrá quién soy y no saldrá corriendo.
—Carlota, tengo un pésimo carácter, ya te has dado cuenta de eso, no me gusta que me digan qué hacer, tampoco que me controlen la vida, mucho menos que me celen. Por eso las mujeres no me soportan, contigo es diferente, me gustas como nadie lo hace desde hace mucho tiempo, hasta siento que puedo enamorarme de ti.
—Me alegra escuchar eso porque yo te amo, estos meses han sido los mejores de mi vida.
—Y los míos. Hace mucho que no me sentía a gusto con ninguna mujer y mucho menos me planteaba la idea de casarme. Sé que ahora no me entiendes, pero mañana te lo explicaré todo. Acepta casarte conmigo y te haré la mujer más feliz del mundo.
—Me pides que deje a mi familia, mi reputación quedará manchada en bocas de todos. Seremos una familia humilde con defectos, pero son mis padres y me duele.
—Lo entiendo, pero no les debes nada. Te han tratado como un objeto, no te valoran y no voy a permitir que vivas en ese infierno. ¿No me amas?
—Claro que te amo.
—Entonces, vente a vivir conmigo. Vámonos mañana juntos, te juro que no te arrepentirás.
—¿Hablas en serio? —afirmé —. Dios, está bien. Me iré contigo, me casaré contigo y me olvidaré de mi familia.
—Esa es la respuesta que esperaba.
Fin del flashback
Carlota, Carlota, ¿Dónde estás? ¿Por qué no me esperaste? ¿Qué te impidió cumplir nuestra promesa? ¿Qué te sucedió? ¿Tu familia te habrá hecho algo? ¿Te habrás casado con ese viejo que no querías? Debiste esperarme, solo me dejaste una nota.
“Gracias por el mejor verano de mi vida, siempre seré tuya”.
Te encontraré y te daré la mejor vida que puedas tener; tu familia se arrepentirá por haberte vendido como mercancía.
LIAHHoy no es mi día. Empezando porque no dormí bien, me volvieron a invadir las pesadillas, el fuego y esos ojos. Llegué tarde a la oficina de mi papá, imperdonable. Cuando estaba rodeado de machistas que se dedicaron a ignorarme, incluyendo a Liam, aunque no quitaba sus ojos de mí. Incómodo. Después llegué a la tienda para encontrarme con la mayoría de todas las mujeres del pueblo por la dichosa fiesta de bienvenida, gritando por todos lados. Emma, aún tenía un ataque de histeria por los Koller.C.C Querían que le hiciéramos una campaña de lanzamiento inmediatamente y sin garantía de contrato. Al parecer, el nieto del señor Nelio no era nada amable, para hacer que Emma lo quisiera asesinar. Además de eso, teníamos el proyecto de mi padre y dos campañas que tenemos en puerta. Como si fuera poco, amanecí con un dolor en la pierna porque anoche un insensato casi me atropella y termine aterrizando en el piso dentro de un charco de agua sucia y tuve que aguantar las quejas de m
LIAHSigue empeorando mi día. El hombre se me presenta aquí mientras acabamos de discutir; debe ser una burla.—¿Por qué ese hombre vendría a buscarte? —Menciona Emma.—No tengo idea. Ya suficiente tengo con lidiar a ese soberbio por vía telefónica para que también lo deba hacer en persona.—¿Cómo sabe que estás aquí? ¿Qué es tu tienda, nuestra tienda? No entiendo nada.—Emma, deja de hacer preguntas, que sabes que no tengo respuestas, es molesto.—Tu molestia no es que haga preguntas, es que estás de pésimo humor desde anoche cuando casi pasas a mejor vida. ¡AAA! Termina gritando para luego cubrirse la boca con sus propias manos mientras Myla y yo la observamos.—¿Estás bien?—Por eso está aquí, Liah —mencionó corriendo hacia mí —. De seguro se enteró de que estuvo a punto de mandarte a ver a San Pedro y vino a disculparse. Si lo pienso bien, no podría saber que somos las publicistas y que lo acabas de mandar al diablo.—¿Casi la mata? —Nos interrumpe Myla.—Me atropelló anoche o
KIRA Estaba aburrida hasta el punto de enloquecerme, y apenas llevó dos días en este pueblo machista y retrógrado. Si no salía de aquí pronto, era capaz de terminar en el psiquiatra. Nada comparado con la ciudad, una de verdad, de fiestas, lujos y vida, no está pocilga.—Señorita Kira, tiene una linda ropa —comento una de las jóvenes del servicio. —¿Es cierto que la ciudad es más avanzada y tanto las mujeres como los hombres son tratados por igual? —llevo dos días escuchando la misma pregunta de todas las tontas de este pueblo.—Sí, los hombres no te miran como si fueras nada, te respetan como a su igual, no todos. Obviamente, debes aprender a vivir en ese mundo porque son diferentes a esta prisión de pueblo. Allá puedes ser libre y nadie te juzga por lo que haces o piensas.—Debe ser grandioso. Quisiera probar esa libertad.—Sal de este pueblo y lo serás. No sé por qué aún siguen empeñadas en estar bajo el yugo de unos hombres trogloditas.—No es tan fácil.—La vida puede ser tan
DEMETRY¿Quién diría que encontraría una hermosa mujer en un lugar como este? Porque no se podían negar las mujeres bellas que abundaban en el pueblo. Primero, la joven que me tropecé en la calle por estar corriendo, muy simpática, callada y tímida. Luego una que otra joven en la tienda de modas, pero la señorita Messer terminó por superarlas a todas. Pensé que me iba a encontrar con una mujer solapada, cubierta de pie a cabeza, con ropas grises y desaliñadas, y un carácter amargado como las viejitas, por cómo la describió su padre y mi abuelo esta mañana, pero no. Fue todo lo contrario, una gran sorpresa, una mujer hermosa, con una piel blanca y pecosa, con esos ojos verdes que te hipnotizan y muy bien vestida. Además, tiene una picardía inocente que me atrae, no es muy conversadora y se sonroja de nada, pero me gusta. Definitivamente, vale la pena haber visitado este pueblo.—Creo que encontré a la mujer que he estado buscando, la que se adueñara de mi dulce corazón. —me r
LIAHRespiro profundo y ayudo a terminar de arreglar la casa para la fiesta mientras mi madre se va a vestir hasta que se acerca la hora de la recepción y me doy cuenta de que soy la única que no está presentable.Me pongo a pensar en las horas que compartí con Demetry, es un hombre agradable, caballero, gracioso, coqueto y un poco confianzudo, ¿será que tiene novia? Si es así, mi hermana tendrá que buscarse otro pretendiente.—Liah, ve a cambiarte. Ya van a llegar los invitados.—Escucho a mi madre.—¿No pueden prescindir de mi presencia? — ya conocía la respuesta, pero quise intentarlo.—Muy graciosa. Ve a ponerte presentable. ¡Ya!Me voy a mi habitación, me doy un rico baño y ya empiezo a escuchar a las personas llegar, no sé, cuantas horas pasé en la comodidad de mi jacuzzi hasta que el sonido de mi celular me interrumpe con un mensaje de Emma.E: ¿Dónde estás? Ya llegué. No te veo.L: Estoy en mi habitación, sube.Salgo de mi comodidad y en minutos escucho que la puerta se abre.—¡
LEANDRONo puedo creer lo que estoy haciendo. En mi vida me imaginé estar rogándole a alguien por un trabajo; es que si no fuera porque todos los proyectos son mediocres y tengo el tiempo en contra, no pensaría en volver a llamar a esta mujer.—Es que está loca, ¿cómo se le ocurre colgarme? Y no una, sino tres veces. Debería mandarla al diablo, pero es la única posibilidad que tengo a la mano.—¡Demonios! Vuelvo a llamar, si esta vez no me contesta, se lo pierde y veré qué hago.—Buenas noches, —, ahí está esa voz melodiosa. No sé qué tiene que me causa algo extraño.—Señorita, dueña de L&E. Necesito hablar con usted.—Señor Koller, una vez más, ¿cómo consiguió mi número personal?—Unas cuantas amenazas y unos cuantos francos suizos.—Tengo mis mañas, señorita. Me urge hablar con usted.—Uso mi tono más amable antes de perder la paciencia.—Me imagino, si ya le he dicho que no es horario de oficina y aun así insiste en llamar. Creí que habíamos dejado claro toda esta tarde—ese to
LIAHSiempre he sido la chica callada, la que deja que su familia disponga de su vida, quería ir a la mejor escuela del país, pero decían que en la ciudad son muy liberales, con ideas muy desarrolladas dónde la mujer tiene los mismos derechos y deberes que los hombres; algo que no está bien visto en este pueblo que se quedó en el siglo pasado, por lo tanto, tuve tutores privados hasta que llegó el momento de entrar a la universidad, algo que a mi familia no le agrado en absoluto, así que la única opción era estudiar desde casa, a diferencia de mi hermana. Ella sí tuvo y tiene todas las libertades que yo desearía, a ella sí le ha permitido viajar multitudinariamente, nacional e internacionalmente, estudiar en la escuela del pueblo con todos los niños, e incluso ha vivido los últimos cuatro años en España con mis tíos. Nunca he entendido por qué a ella sí se le permite y a mí no. ¿Qué puedo decir?, después de todo soy la hija mayor y el futuro de mi familia depende de mí, o esa es la