KIRA
Estaba aburrida hasta el punto de enloquecerme, y apenas llevó tres dos días en este pueblo machista y retrógrado. Si no salía de aquí, pronto era capaz de terminar el psiquiatra. Nada comparado con la ciudad, una de verdad, no está pocilga.
—Señorita Kira, tiene una linda ropa —comento una de las jóvenes del servicio. —¿Es cierto que la ciudad es más avanzada y las mujeres como los hombres son tratados por igual? —llevo dos días escuchando la misma pregunta de todas las tontas de este pueblo.
—Sí, los hombres no te miran como si fueras nada, te respetan como a su igual, no todos. Obviamente, debes aprender a vivir en ese mundo porque son diferentes a esta prisión de pueblo. Allá puedes ser libre y nadie te juzga por lo que haces o piensas.
—Debe ser grandioso. Quisiera probar esa libertad.
—Sal de este pueblo y lo serás. No sé por qué aún siguen empeñadas en estar bajo el yugo de unos hombres trogloditas.
—No es tan fácil.
—La vida puede ser tan fácil como deseas, uno mismo es quien se la complica por estar pensando en los demás y no en uno mismo, cuando al final nadie te lo agradecerá. Primero piensa en ti, lucha por lo que quieres y luego en los demás, esa es la manera de conseguir lo que deseas.
—Eso sería un sacrilegio en este pueblo.
—Este pueblo es tan antiguo, aún viven en el siglo XX. Es deprimente.
Me acerco a la ventana mientras la chica sigue balbuceando algunas palabras que no escuché.
—Hablas mucho —, la interrumpí —. Mejor cuéntame algo interesante de este pueblo, como: ¿mi hermana tiene novio o pretendiente? ¿Qué hace?, ¿qué sabes de los chicos de este pueblo?
—La señorita Liah no tiene novio y no es por falta de pretendiente. Con lo hermosa que es, tiene a muchos de este pueblo detrás de ella, se rumora que más de uno han ofrecido una fortuna a su padre para casarse, pero el señor no cede. A penas sale de la casa, y cuando lo hace siempre está con la señorita Emma o la señora Míriam.
—Era de esperarse. Desde niña parece que fuera un tesoro que hay que cuidar como cristal.—Siempre odie como acaparaba la atención de mis padres, la niña perfecta. La rosa única.
—También se ve con la señorita Myla o el joven Carlos. —La observo y está distraída con mis prendas.
—¿Quiénes son ellos?
—Myla, es la hija de Don Juan, trabaja en la tienda de ropa con ellos y Carlos, también. Digo, trabaja con ellas, no que es hijo de Don Juan. Era el antiguo muchacho de la tienda.
—Vaya, pensé que había salido de este pueblo.
—Lo hizo, hace un año se fue a la capital a estudiar y a buscar a su prometida. O esa decía él, regreso unos meses después, algo cambiado y empezó a trabajar en la tienda con la señorita Liah y Emma.
—¿Está casado?
—No, nunca volvió a mencionar nada de su prometida. Creo que la chica ha partido su corazón y si me lo pregunta fue una estúpida. ¿Quién podría dejar ir a un chico como ese?
—No te lo estoy preguntando. Mejor cállate ya.
Vuelvo a mirar por la ventana y me encuentro con Liah hablando con un hombre, ¿quién será?
—¡Oye! Ven acá. ¾La joven se acerca y le muestro al par de tontos con sonricita estúpida. —¿Sabes quién es el hombre que acompaña a Liah?
—No, nunca lo he visto. ¡Oh!, tal vez es el joven nieto de los Koller, escuche que llego anoche.
—Así que ese es Demetry Koller, con Liah —, qué rápida.—Termina con mi vestido, esta noche me debo ver espectacular y cierras la puerta al salir. Voy con mi madre a la sala.
Bajé corriendo y encuentro a mi madre mandando por todos lados a los del servicio, no puedo negar que, aunque no son las fiestas típicas de la capital o de cualquier país fuera de estas fronteras, no tengo nada que envidiar. Tal vez el alcohol, del resto, mi madre era experta en hacer grandes fiestas.
—Kira, aún no estás lista.
—Estaba organizando mis maletas, aún no sé qué ponerme, y Liah no está para ayudarme. Papá, dijo que me ayudaría.
—Tu hermana está en la tienda, trabaja con tu tía, eso ya lo sabes.
—Lo sé, pero no te parece raro que ella regrese más tarde que mi tía. Mira lo que sucedió ayer, se lanzó al carro del joven Koller. ¿Sabes lo que debe estar pensando en este instante? Qué lo queremos atrapar.
—No te preocupes por eso, ya tu padre se encargó de aclarar ese asunto. ¿Por qué no vas a cambiarte? Ya es tarde, y esta noche eres la fuente de todas las miradas y recuerda que viene Demetry, debes dar una buena impresión.
—Ay, mamá. ¿Y si no le gusto?, ¿si termina entusiasmado con otra joven en este pueblo o con Liah?
—No pienses en eso, y si tu hermana tiene suerte con Demetry, siempre habrá otro hombre para ti en este pueblo. ¾Aburrido, viejo y machista. Asco.—Voy a ver algo en la cocina y termina de peinarte.
A los minutos se abre la puerta y veo entrar a la pelirroja mojigata que tengo por hermana, con sus mejillas enrojecidas, sus ojos brillantes, sonrisa de tonta y de seguro no es por el calor de este pueblo.
—¡Por fin llegas! ¿Dónde estabas con esa cara de tonta? ¾menciono y me mira como si fuera una molestia. Pero, esta también es mi casa, aunque le moleste.
—Estaba trabajando y no me grites ¿Qué tienes en la cabeza?
—Es mi peinado, aún no está listo. Deberías ayudar a mamá con los preparativos.
—¿Yo? ¿Y tú qué has hecho?
—Arreglarme, ¿qué esperabas?, es mi fiesta.—Enarca sus cejas como siempre hace cuando va a dar su sermón de la niña responsable y yo la que no sirve.
—Por lo mismo que es tu fiesta, debiste ayudar a mamá a arreglar las cosas. ¿No te parece? Nada te cuesta ser empática. —Ahí está, ese tono de superioridad. —¿Por qué me miras así? ¿Estás molesta por algo?
—Me preguntaba, ayer te lanzaste al carro de Demetry Koller y hoy llegas con él muy contenta, ¿eso era lo que buscabas? Querías que te viera antes que a todas y atraparlo.
—Haré cuenta de que no escuché lo que acabas de decir, y ¿me estabas espiando?
—No. Los vi, no hay que ser ciegos y en este pueblo todo se sabe. —Aunque no lo había revisado, no había motivos cuando aquí son pocas las personas que lo usan.
—¿Y en vez de ayudar a mamá, decides esperarme como niña malcriada que le han quitado un juguete?
—Pierdes tu tiempo, ese hombre viene de la ciudad, tiene mucho mundo, uno que no conoces; ellos no se conforman con las mujeres tontas, sumisas y santurronas de aquí. Les gustan las mujeres de mundo, que sean divertidas, hermosas, sociables, que conozcan lo que le gusta, que tengan sangre en las venas, no como tú.
—Vaya, ¿y qué tanto mundo puedes tener tú? Según le dijiste a mis padres, te la pasaste viajando, pero siempre seguiste las costumbres de este pueblo, apenas y salía de la casa de mis tíos o ¿mentiste? —Santurrona perfecta.
—Yo nunca miento, pero viví mucho tiempo afuera de este pueblo y uno conoce. A esos hombres les gustan las chicas con mentalidad abierta que conozcan países y otras costumbres, no están acostumbrados a lidiar con las bobas que viven en este pueblo tan poco desarrollado y sin inspiraciones.
—Sigo sin entender, ¿por qué volviste? Es evidente que odias este pueblo.
—No lo odio, solo expreso lo que sé, para que no pierdas tu tiempo en tratar de conquistar al nieto de los Koller. Además, me han dicho que tiene un mal carácter, que es serio, machista como su abuelo, de aspecto misterioso, frío, arrogante, posesivo y odioso.
—No me lo ha parecido, pero aun así fuiste con mi madre a invitarlo a la fiesta. A mí lo que me parece es que estás molesta porque aún no lo conoces y temes que lo impresione antes que tú. —Me carcajeo de la estupidez que acaba de decir.
—Lo que uno tiene que escuchar. Tú impresionando a un hombre como Koller, por Dios. Es cierto que es un buen partido, y que, a diferencia de ti, yo sé manejar a los hombres como él, he tenido que lidiar con muchos así en mi vida. Tú no sobrevivirías a eso.
—Hablas como si tuvieras mucho mundo para estar encerrada en casa.—Kira, piensa con más calma y habla con sutileza.
—Soy yo quien busca pretendiente, no tú, y nos estás haciendo quedar como unas desesperadas al atosigarlo.
—¿Quién dice que lo atosigo?
—No voy a seguir discutiendo contigo, mejor deja de pensar en estupideces y termina de organizar esta fiesta. Eres creativa, entonces lúcete.
—Te dije que no me grites y pensándolo bien, te puedo a ayudar quitándote lo niña rica y malcriada con un par de golpes.
—La niña se baja de su pedestal de perfección. ¿Qué diría mamá si te escuchara?
—Yo no soy perfecta, pero ya que tienes curiosidad, averigüémoslo —. Subo las escaleras corriendo cuando escucho la voz de mi madre e intento agarrarla.
Me encierro en mi habitación del coraje, ella no me conoce, nadie en este pueblo lo hace, solo hay una persona que puede arruinar mis planes y sé que no sería capaz, por lo tanto, debo pensar bien mis movimientos, pero Liah no me va a quitar a Demetri Koller y mi boleto a salir de este mugroso pueblo.
Demetry¿Quién diría que encontraría una hermosa mujer en un lugar como este? Me gusta. Pensé que me iba a encontrar con una mujer solapada, cubierta de pie a cabeza, con ropas grises y desaliñadas, y un carácter amargado como las viejitas, pero no. Fue todo lo contrario, una pelirroja hermosa, con una piel blanca y pecosa, son esos ojos verdes que te hipnotizan y muy bien vestida. Además, tiene una picardía inocente que me atrae, hermosa. Definitivamente, ya vale la pena haber visitado este pueblo.—Creo que encontré a la mujer que he estado buscando, la que se adueñara de mi dulce corazón.—¿Hablando solo cariño? —Aparece mi tía como arte de magia. No sé cómo hace, pero aparece cuando uno menos lo espera.—Pensando en voz alta. ¿Cómo está el abuelo?—Bien, ya sabes que no hay quien lo detenga. Se está alistando para ir a la fiesta de los Messer y tú, deberías hacer lo mismo. —No es tanto lo que debo hacer, tía. Un buen traje, un buen peinado y un perfume que enloquezca a las mujeres
LiahSiempre he sido la chica callada, la que deja que su familia diga y disponga su vida, quería ir a la mejor escuela del país, pero decían que en la ciudad son muy liberales con ideas muy desarrolladas dónde la mujer tiene los mismos derechos y deberes que los hombres; algo que no está bien visto en este pueblo que se quedó en el siglo pasado, por lo tanto, tuve tutores privados hasta que llegó el momento de entrar a la universidad, algo que a mi familia no le agrado para nada, así que la única opción era estudiar desde casa, después de todo soy la hija mayor y el futuro de mi familia depende de mí.Mi padre me dio permiso de estudiar en la universidad siempre y cuando fuera algo referente a los negocios de la familia, administración de empresa; aburrido y; por vía online. Internet, en este pueblo atrasado, fue casi el fin del mundo, pero gracias a la familia Koller la gente ha sabido sobrellevar el tema, pero con restricciones, algo absurdo.La familia Koller, son los más adinerad
Leandro Esto es lo más absurdo que he escuchado en mi vida, en vez de estar en un lugar más productivo, estoy escuchando estupideces de personas sin ningún sentido de creatividad, ni ideas.—Leandro, ¿qué te parece? —observe a los tres seres sentados a mi alrededor, además de la persona que está parada frente a nosotros—¿De verdad quieren que les diga lo que pienso de esto sobre este proyecto o por todos los que he visto?—Necesitamos un eslogan para la nueva producción, hay proyectos interesantes —dice Nio, es un buen relacionista público, pero su sentido de creatividad me preocupa. Miro a la joven sin decir ninguna palabra, ¿Por qué sigue ahí parada?—Puedes retirarte, te estaremos llamando —ordena Aarón, mi mejor amigo y colega. Esperamos a que saliera y empieza el ataque.—Por tu rostro debo pensar que no te agrado —interrumpe Demetry, mi querido y relajado hermano menor.—Todos son de baja calidad y falta de creatividad —respondí.—Leandro debes escoger, llevamos dos
LEANDRO Luego de repasar horas de presentaciones, propuestas y documentos, decepcionantes, decidí hacer una rutina de ejercicios, la cena y darme un buen baño; para encontrarme dos horas después en la terraza de mi departamento con mi whisky, de la mejor cosecha que está por lanzarse pensando en Carlota y España.FlashbackEstaba en Inglaterra por un asunto de negocios, teniendo un pésimo día, el negocio no había salido como esperaba, las esencias que estaba creando no tenían el olor que deseaba y, si no fuera suficiente había recibido una llamada de Suiza informándome que papá estaba enfermo y a Demetry se le ocurrió la brillante idea de aconsejarme que me tomara las dos próximas semanas de vacaciones para relajarme y aunque al principio lo había ignorado.Mi vieja amiga, Isabel, me convenció de distraer mi mente ayudándola en su trabajo de medio turno. Según ella, me ayudaría a mirar la vida de otra perspectiva, buscar inspiración y, sobre todo, aplacar las pesadillas que habían r
LiahHoy no es mi día. Empezando porque no dormí bien, me volvieron a invadir las pesadillas, el fuego y esos ojos. Llegué tarde a la oficina de mi papá, imperdonable. Cuando está rodeado de machistas que se dedicaron, fue a ignorarme, incluyendo a Liam, su mano derecha, aunque no quitaba sus ojos de mí.Incómodo.Después llegué a la tienda para encontrarme con la mayoría de todas las mujeres del pueblo por la dichosa fiesta de bienvenida, gritando por todos lados.Emma, en un ataque de histeria por una pelea con un cliente en la ciudad que quiere una campaña para un lanzamiento inmediatamente y sin garantía de contrato, más el logo de mi padre y dos campañas que tenemos en puerta. Como si fuera poco, amanecí con un dolor en la pierna por que anoche un insensato casi me atropella y termine aterrizando en el piso dentro de un charco de agua sucia y tuve que aguantar las quejas de mi madre y Kira porque posiblemente haya sido el nieto de los Koller, y le haya dado una mala impresión.¡Q
LiahNo podría creer la mala suerte que tenía el día de hoy. Acabo de pelearme con este hombre y ahora lo tengo detrás de la puerta buscándome.—Espera un momento, ¿por qué ese hombre vendría a buscarte? —Menciona Emma.—No tengo idea. Ya suficiente tengo con lidiar a ese engreído por vía telefónica para que también lo deba hacer en persona.—¿Cómo sabe que estás aquí? ¿Qué es tu tienda, nuestra tienda? No entiendo nada.—Emma, deja de hacer preguntas, que sabes que no tengo respuestas, es molesto.—Tu molestia no es que haga preguntas, es que estás de pésimo humor desde anoche cuando casi pasas a mejor vida. ¡AAA!Termina gritando para luego cubrirse la boca con sus propias manos mientras Myla y yo la observamos.—¿Estás bien?—Por eso está aquí, Liah —mencionó corriendo hacia mí —. De seguro se enteró de que estuvo a punto de mandarte a ver a San Pedro y se vino a disculpar. Porque si lo pensamos bien, no podría saber que somos las publicistas.—¿Casi la mata? —Nos interrumpe Myla.