KIRA
Estaba aburrida hasta el punto de enloquecerme, y apenas llevó dos días en este pueblo machista y retrógrado. Si no salía de aquí pronto, era capaz de terminar en el psiquiatra. Nada comparado con la ciudad, una de verdad, de fiestas, lujos y vida, no está pocilga.
—Señorita Kira, tiene una linda ropa —comento una de las jóvenes del servicio. —¿Es cierto que la ciudad es más avanzada y tanto las mujeres como los hombres son tratados por igual? —llevo dos días escuchando la misma pregunta de todas las tontas de este pueblo.
—Sí, los hombres no te miran como si fueras nada, te respetan como a su igual, no todos. Obviamente, debes aprender a vivir en ese mundo porque son diferentes a esta prisión de pueblo. Allá puedes ser libre y nadie te juzga por lo que haces o piensas.
—Debe ser grandioso. Quisiera probar esa libertad.
—Sal de este pueblo y lo serás. No sé por qué aún siguen empeñadas en estar bajo el yugo de unos hombres trogloditas.
—No es tan fácil.
—La vida puede ser tan fácil como deseas, uno mismo es quien se la complica por estar pensando en los demás y no en uno mismo, cuando al final nadie te lo agradecerá. Primero piensa en ti, lucha por lo que quieres y luego en los demás, esa es la manera de conseguir lo que deseas.
—Eso sería un sacrilegio en este pueblo.
—Este pueblo es antiguo, aún viven en el siglo XX. Es deprimente. Debes probar las delicias de la capital y del mundo.
Me sigo arreglando mientras la escucho balbucear un montón de tonterías.
—Hablas mucho —, la interrumpí —. Mejor cuéntame algo interesante de este pueblo, como: ¿mi hermana tiene novio o pretendiente? ¿Qué hace?, ¿qué sabes de los chicos que viven aquí?
—La señorita Liah no tiene novio y no es por falta de pretendiente. Con lo hermosa que es, tiene a muchos de este pueblo detrás de ella, se rumora que más de uno ha ofrecido una fortuna a su padre para casarse, pero el señor no cede. A penas sale de la casa, y cuando lo hace siempre está con la señorita Emma o la señora Míriam.
—Era de esperarse. Desde niña parece que fuera un tesoro que hay que cuidar como un cristal.—Siempre odié, como acaparaba la atención de mis padres, la niña perfecta. La rosa única.
—También se ve con la señorita Myla o el joven Carlos. — La observo y está distraída con mis prendas.
—¿Quiénes son ellos?
—Myla, es la hija de Don Juan, trabaja en la tienda de ropa con ellas y Carlos, también. Digo, trabaja con ellas, no que es hijo de Don Juan. Era el antiguo muchacho de la tienda.
—Vaya, pensé que había salido de este pueblo.—No quiere progresar.
—Lo hizo, hace unos años se fue a la capital a estudiar y a buscar a su prometida. O eso decía él, regreso al tiempo, algo cambiado, más guapo y empezó a trabajar en la tienda con la señorita Liah y Emma.
—¿Está casado?
—No, nunca volvió a mencionar nada de su prometida. Creo que la chica ha partido su corazón y si me lo pregunta fue una tonta. ¿Quién podría dejar ir a un chico como ese?
—No te lo estoy preguntando. Mejor cállate ya.
Me acerco a mirar por la ventana y me encuentro con Liah hablando con un hombre, ¿quién será?
—¡Oye! Ven acá. —La joven se acerca y le muestro al par de tontos con sonricita estúpida. —¿Sabes quién es el hombre que acompaña a Liah?
—No, nunca lo he visto. ¡Oh!, tal vez es el joven nieto de los Koller, escuche que llego anoche.
—Así que ese es Demetry Koller, con Liah —, qué rápida.—Termina con mi vestido, esta noche me debo ver espectacular y cierras la puerta al salir. Voy a la sala.
Bajé corriendo y encuentro a mi madre dando órdenes por todos lados a los del servicio, no puedo negar que, aunque no son las fiestas típicas de la capital o de cualquier país fuera de estas fronteras, no tengo nada que envidiar. Tal vez el alcohol, del resto, mi madre era experta en hacer grandes fiestas.
—Kira, aún no estás lista.
—Estaba organizando mis maletas, aún no sé qué ponerme, y Liah no está para ayudarme. Papá, dijo que me ayudaría.
—Tu hermana está en la tienda, trabaja con tu tía, eso ya lo sabes.
—Lo sé, pero ¿no te parece raro que ella regrese más tarde que mi tía? Anoche fue igual y mira lo que sucedió, se lanzó al carro del joven Koller. ¿Sabes lo que debe estar pensando en este instante? Qué lo queremos atrapar.
—No te preocupes por eso, te recuerdo que fuimos a su casa esta mañana a invitarlo personalmente y tu tía nos explicó que fue un accidente. ¿Por qué no vas a cambiarte? Ya es tarde, y esta noche eres la fuente de todas las miradas y, debes dar una buena impresión. Sobre todo, a Demetry, si es que te interesa.
—Ay, mamá. ¿Y si no le gusto?, ¿si termina entusiasmado con otra joven en este pueblo o con Liah?
—No pienses en eso, y si tu hermana tiene suerte con Demetry, siempre habrá otro hombre para ti. —Aburrido, viejo y machista. Asco.—Voy a ver algo en la cocina y termina de peinarte.
A los minutos se abre la puerta y veo entrar a la pelirroja mojigata que tengo por hermana, con sus mejillas enrojecidas, sus ojos brillantes, sonrisa de tonta y de seguro no es por el calor de este pueblo.
—¡Por fin llegas! ¿Dónde estabas con esa cara de tonta? —menciono y me mira como si fuera una molestia. Pero, esta también es mi casa, aunque le moleste.
—Estaba trabajando y no me grites. ¿Qué tienes en la cabeza?
—Es mi peinado, aún no está listo. Deberías ayudar a mamá con los preparativos.
—¿Yo? ¿Y tú qué has hecho? Es tu fiesta.
—Arreglarme, ¿qué esperabas? Soy la anfitriona.—Enarca sus cejas como siempre cuando va a dar su sermón de la niña responsable y yo, la que no sirve.
—Por lo mismo que es tu fiesta, debiste ayudar a mamá a arreglar las cosas. ¿No te parece? Nada te cuesta ser empática. —Ahí está, ese tono de superioridad.
—¿Por qué me miras así? ¿Estás molesta por algo?
—Me preguntaba, ayer te lanzaste al carro de Demetry Koller y hoy llegas con él muy contenta, ¿eso era lo que buscabas? Querías que te viera antes que a todas y atraparlo.
—Haré cuenta de que no escuché lo que acabas de decir, ¿me estabas espiando?
—No. Los vi, no hay que ser ciegos y en este pueblo todo se sabe. —Aunque no lo había revisado, no había motivos cuando aquí son pocas las personas que lo usan.
—¿Y en vez de ayudar a mamá, decides esperarme como niña malcriada que le han quitado un juguete?
—Pierdes tu tiempo, ese hombre viene de la ciudad, tiene mucho mundo, uno que no conoces; ellos no se conforman con las mujeres tontas, sumisas y santurronas de aquí. Les gustan las mujeres de mundo, que sean divertidas, hermosas, sociables, que conozcan lo que les gusta, que tengan sangre en las venas, no como tú.
—Vaya, ¿y qué tanto mundo puedes tener tú? Según le dijiste a mis padres, te la pasaste viajando, pero siempre seguiste las costumbres de este pueblo, apenas y salía de la casa de mis tíos o ¿mentiste? —Santurrona perfecta.
—Yo nunca miento, pero viví mucho tiempo afuera de este pueblo y uno conoce. A esos hombres les gustan las chicas con mentalidad abierta, que conozcan países y otras costumbres, no están acostumbrados a lidiar con las bobas que habitan en este pueblo tan poco desarrollado y sin aspiraciones.
—Sigo sin entender, ¿por qué volviste? Es evidente que odias este pueblo.
—No lo odio, solo expreso lo que sé, para que no pierdas tu tiempo en tratar de conquistar al nieto de los Koller. Además, me han dicho que tiene un mal carácter, que es serio, machista como su abuelo, de aspecto misterioso, frío, arrogante, posesivo y odioso.
—No me lo ha parecido, pero aun así fuiste con mi madre a invitarlo a la fiesta. A mí lo que me parece es que estás molesta porque aún no lo conoces y temes que lo impresione antes que tú. —Me carcajeo de la estupidez que acaba de decir.
—Lo que uno tiene que escuchar. Tú impresionas a un hombre como Koller, por Dios. Es cierto que es un buen partido, y a diferencia de ti, yo sé manejar a los hombres como él, he tenido que lidiar con muchos así en mi vida. Tú no sobrevivirías a eso.
—Hablas como si tuvieras mucho mundo para estar encerrada en casa.—Kira, piensa con más calma y habla con sutileza.
—Soy yo quien busca pretendiente, no tú, y nos estás haciendo quedar como unas desesperadas al atosigarlo.
—¿Quién dice que lo atosigo?
—No voy a seguir discutiendo contigo, mejor deja de pensar en estupideces y termina de organizar esta fiesta. Eres creativa, entonces lúcete.
—Te dije que no me grites y pensándolo bien, te puedo a ayudar quitándote lo niña rica y malcriada con un par de golpes.
—La niña se baja de su pedestal de perfección. ¿Qué diría mamá si te escuchara?
—Yo no soy perfecta, pero ya que tienes curiosidad, averigüémoslo —. Subo las escaleras corriendo cuando escucho la voz de mi madre e intento agarrarla.
Me encierro en mi habitación del coraje, ella no me conoce, nadie en este pueblo lo hace, solo hay una persona que puede arruinar mis planes y sé que no sería capaz, por lo tanto, debo pensar bien mis movimientos, pero Liah no me va a quitar a Demetry Koller, él es mi boleto a salir de este mugroso pueblo.
DEMETRY¿Quién diría que encontraría una hermosa mujer en un lugar como este? Porque no se podían negar las mujeres bellas que abundaban en el pueblo. Primero, la joven que me tropecé en la calle por estar corriendo, muy simpática, callada y tímida. Luego una que otra joven en la tienda de modas, pero la señorita Messer terminó por superarlas a todas. Pensé que me iba a encontrar con una mujer solapada, cubierta de pie a cabeza, con ropas grises y desaliñadas, y un carácter amargado como las viejitas, por cómo la describió su padre y mi abuelo esta mañana, pero no. Fue todo lo contrario, una gran sorpresa, una mujer hermosa, con una piel blanca y pecosa, con esos ojos verdes que te hipnotizan y muy bien vestida. Además, tiene una picardía inocente que me atrae, no es muy conversadora y se sonroja de nada, pero me gusta. Definitivamente, vale la pena haber visitado este pueblo.—Creo que encontré a la mujer que he estado buscando, la que se adueñara de mi dulce corazón. —me r
LIAHRespiro profundo y ayudo a terminar de arreglar la casa para la fiesta mientras mi madre se va a vestir hasta que se acerca la hora de la recepción y me doy cuenta de que soy la única que no está presentable.Me pongo a pensar en las horas que compartí con Demetry, es un hombre agradable, caballero, gracioso, coqueto y un poco confianzudo, ¿será que tiene novia? Si es así, mi hermana tendrá que buscarse otro pretendiente.—Liah, ve a cambiarte. Ya van a llegar los invitados.—Escucho a mi madre.—¿No pueden prescindir de mi presencia? — ya conocía la respuesta, pero quise intentarlo.—Muy graciosa. Ve a ponerte presentable. ¡Ya!Me voy a mi habitación, me doy un rico baño y ya empiezo a escuchar a las personas llegar, no sé, cuantas horas pasé en la comodidad de mi jacuzzi hasta que el sonido de mi celular me interrumpe con un mensaje de Emma.E: ¿Dónde estás? Ya llegué. No te veo.L: Estoy en mi habitación, sube.Salgo de mi comodidad y en minutos escucho que la puerta se abre.—¡
LEANDRONo puedo creer lo que estoy haciendo. En mi vida me imaginé estar rogándole a alguien por un trabajo; es que si no fuera porque todos los proyectos son mediocres y tengo el tiempo en contra, no pensaría en volver a llamar a esta mujer.—Es que está loca, ¿cómo se le ocurre colgarme? Y no una, sino tres veces. Debería mandarla al diablo, pero es la única posibilidad que tengo a la mano.—¡Demonios! Vuelvo a llamar, si esta vez no me contesta, se lo pierde y veré qué hago.—Buenas noches, —, ahí está esa voz melodiosa. No sé qué tiene que me causa algo extraño.—Señorita, dueña de L&E. Necesito hablar con usted.—Señor Koller, una vez más, ¿cómo consiguió mi número personal?—Unas cuantas amenazas y unos cuantos francos suizos.—Tengo mis mañas, señorita. Me urge hablar con usted.—Uso mi tono más amable antes de perder la paciencia.—Me imagino, si ya le he dicho que no es horario de oficina y aun así insiste en llamar. Creí que habíamos dejado claro toda esta tarde—ese to
DemetryEsta mañana, al despertar, me sentía feliz, alegre, lleno de vida, como hace mucho no me sentía, sobre todo en paz. Me gusta este pueblo, y la hacienda, se siente como cuando era niño y también sus mujeres, sobre todo las hermanitas Messer.—¡Demetry! —Escuché a Guille y a mi abuelo que venían detrás de mí sobre sus caballos.—Buen día, abuelo, pensé que dormías, pero me dijeron que habías venido a la hacienda desde muy temprano y aquí estoy, recorriendo todo. Han cambiado algunas cosas, pero me gusta y te trajiste al vago de Guille.—Vago, pero sirve. Este muchacho me ha ayudado con todo esta mañana.—Se siente mejor que estar encerrado en una oficina.— Responde.—Dile eso a Leandro para que veas cómo te despide de una.—El abuelo me contrata, ¿verdad, abuelo? Sus nietos me quieren despedir.—Esta hacienda te abre las puertas, pero cuidado con tus actos, sobre todo con las mujeres de este pueblo, y esto va para los dos.Ambos nos vemos, y luego al abuelo.—No me miren de esa
LeandroLlevó, no sé cuánto tiempo tratando de procesar la información que me está diciendo el investigador y sigo sin entender que tiene que ver los Messer, con Carlota.—Explícame, dices que los Messer tienen que ver con ella, pero no estás seguro.—Seguí las pistas que me dio la última vez que nos vimos. En el hotel no había ninguna persona registrada con el nombre de Carlota Dunna, para esas fechas; sin embargo, con la foto que me envió pude indagar con los trabajadores y la reconocieron.—Es decir, que sí se hospedó en ese hotel.—Sí, pero ambas habitaciones estaban a nombre de Darío Messer, una la habitaba él con su esposa y la otra, su hija Yudia Messer acompañada de una señorita.—¿Carlota? Pero, no tiene sentido. Dijo que estaba con su prima.—El nombre que tengo registrado no corresponde con el que me dijo usted. ¿Conoce a los Messer?—Tenemos negocios en común, pero no veo la relación de los Messer con Carlota y ninguna de sus hijas se llama de esa manera.—Me tomé el trabaj
KIRADespués de que cenamos, Demetry me dio un paseo por la casa. Es muy linda, la recordaba diferente, aunque le falta vida. Estuvimos hablando de mis viajes, mis estudios y lo que me gustaría ser en la vida hasta que mencionó lo que no debía.—Hay algo que sigo sin entender, y no se ofenda, pero ¿por qué tú has podido viajar y Liah no?—Papá nos dio una oportunidad a ambas de estudiar afuera del país, pero Liah no quiso, ella es una chica muy estricta, con todo, y miedosa. Si es por ella, saldría corriendo de este lugar y al mismo tiempo se perpetuaría, además mis padres siempre la han sobreprotegido.—Eso es contradictorio. Y usted, ¿por qué regresó? Normalmente, las chicas que ven el mundo no regresan.—Extrañaba a mi familia, mi hogar y, aunque he visto muchos países, nada como mis raíces. Además, aunque no me crea, soy una chica de tradición; algo que no hay fuera de este pueblo.—En eso, si la entiendo, yo soy feliz en la capital, pero me gusta la mentalidad de las chicas de es
LIAHAl día siguiente llego a la oficina o tienda, para armar todo un paquete para el señor Koller e investigar, porque tiempo es lo que no tenemos, y sé que va a decir que sí. Aunque… ¿Por qué me llamaría Emma? No solemos usar nuestros nombres de pila.—¡Liah!—¡Emma! Un día de estos me vas a desgastar el nombre. ¿Ahora qué ocurrió?—Eso te pregunto yo, te estoy hablando y pareces en la nebulosa.—Pensaba porque anoche el amargado Koller me llamó Emma mientras hablábamos sobre el logo y la campaña de su empresa, y al despedirse me dijo así.—Momento. ¿A qué te refieres cuando dices que estaban reunidos?, ¿Qué campaña? No tenemos tiempo. ¡¿Estás loca?!—Calma, es un gran proyecto. Tenemos bastantes proyectos adelantados y con tiempo de sobra para su manejo, y le dije que nosotras manejaríamos los tiempos.Quieren hacer el proyecto para dos semanas, no somos diosas, aunque lo parezca.—Lo atrasaremos a un mes, es lo que tenemos. Si no le gusta, se buscará a otra y se lo dejaré claro cu
KIRAA la mañana siguiente me alisto para el almuerzo, quiero que Demetry me vea hermosa, y me encuentro con un olor delicioso, vainilla y flores en los pasillos. Al bajar, veo a Koller junto a Liah. No es posible que le guste, jamás tendríamos los mismos gustos, ¿qué hacen juntos?Aprovecho una conversación para sugerirle a Demetry que nos invite a su hacienda, y lo acompaño a la puerta.—Espero que haya disfrutado el almuerzo.—Menciono y sonríe.—Muy agradable, espero verlas el fin de semana en la hacienda y no te olvides del diseño, mi hermano lo necesita con urgencia.—¡Rayos! A penas estaba diseñando lo de mi padre.—Por supuesto. —Miro al señor Nelio —. Espero verlo el fin de semana.—¿Por qué no lo haría? No me he muerto, muchacha, espero que se porte bien y estés a la altura del trabajo y la confianza que se te ha dado.—Lo que me faltaba, ¿qué me digan qué hacer?—No voy a decepcionar a mi padre y mucho menos a su nieto.—¿No debería ser al revés? — Aquí está con su actitud —.