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¿Encontré a Carlota?

Leandro

Llevó, no sé cuánto tiempo tratando de procesar la información que me está diciendo el investigador y sigo sin entender que tiene que ver los Messer, con Carlota.

—Explícame, dices que los Messer tienen que ver con ella, pero no estás seguro.

—Seguí las pistas que me dio la última vez que nos vimos. En el hotel no había ninguna persona registrada con el nombre de Carlota Dunna, para esas fechas; sin embargo, con la foto que me envió pude indagar con los trabajadores y la reconocieron.

—Es decir, que sí se hospedó en ese hotel.

—Sí, pero ambas habitaciones estaban a nombre de Darío Messer, una la habitaba él con su esposa y la otra, su hija Yudia Messer acompañada de una señorita.

—¿Carlota? Pero, no tiene sentido. Dijo que estaba con su prima.

—El nombre que tengo registrado no corresponde con el que me dijo usted. ¿Conoce a los Messer?

—Tenemos negocios en común, pero no veo la relación de los Messer con Carlota y ninguna de sus hijas se llama de esa manera.

—Me tomé el trabajo de investigar un poco de los Messer para indagar sobre la señorita Carlota, pero no encontré nada, aunque sí las han visto juntas.

—No estoy entendiendo nada, dame noticias más claras y buenas.

—La tengo. Indagando, descubrí que viven aquí.

—¡¿Aquí?! ¿Dónde?

—Rüschlikon. — Es una zona prestigiosa —, fui a preguntar por ellos, pero los vecinos me dijeron que habían salido de viaje. En el último año, estuvieron una gran temporada fuera del país, pero de vez en cuando venía la hermana del señor a darle vuelta junto a su sobrina. No solo eso, le mostré la foto que me dio de la señorita Carlota al personal de trabajo, y la reconocieron, aunque no me quisieron dar más información.

—Debo ir ahora mismo.

—No ganaría nada, en estos momentos no están en el país.

—¿Cuándo vuelven? Necesito encontrar a Carlota.

—No lo sé, pero le pagué a una chica para que cuando llegue alguien de la familia se comunique conmigo y llamarle.

Eso es mejor que nada, pero ¿por qué con los Messer?

—¿Tienes la dirección de la casa?

—Por supuesto. De hecho, le traje una carpeta con todos los datos, apenas consiga más información, lo contactó —tomó la carpeta y empiezo a leer. — Su novia es bastante escurridiza.

—Escurridiza y misteriosa. ¿No sabes algo más de la familia Messer?

—Además de lo que le he dicho, no. Pero, seguiré indagando.

—Sí, te lo agradecería. Sí, debe extender su investigación al resto de su familia, hazlo.

—De acuerdo, ¿algo en especial?¾ Mm…

—No, solo todo lo que puedas averiguar de la familia Messer y qué tiene que ver con Carlota.

Se retira y me deja solo con mis pensamientos.

Flashback

Elías, ¿de verdad me amas?

La palabra amor es muy grande para dos semanas, Carlota. Pero, si eres importante para mí, eres mi mujer, y cómo mi mujer te daré todo.

Darme todo, suena muy lindo. Pero tengo una familia que no lo permitirá, son muy cerrados, además estoy comprometida con un viejo que sabrá Dios cómo me va a tratar.

No te vas a casar con nadie que no sea conmigo, ya hemos hablado de eso. Tú y yo vamos a estar juntos para siempre.

Mi familia es muy mala, Elías. Empezando por mi hermana, que es caprichosa, manipuladora y mentirosa, y mi prima también, con sus ínfulas de niña rica, yo no tengo nada.

No te dejes humillar por nadie, solo tú permites que eso suceda.

Quiero huir de mi casa, no quiero volver, no me quiero casar, me quiero quedar contigo. Aquí soy feliz.

Seremos felices, quédate conmigo, no regreses a casa. Es más, no vuelvas esta noche, quédate conmigo desde hoy.

¿Qué? Estás loco, no puedo. Mi prima está sola en el hotel, vinimos juntas, no puedo dejarla a su suerte por muy mala que sea conmigo. Si algo le sucede, no podría vivir con eso en mi conciencia.

¿Están solas en el hotel?

Sí, vivo en Francia, así que solo estamos nosotras dos. Dejemos de hablar de mi cruel y despiadada familia y hazme feliz.

Fin del flashback

—Su familia, su prima, Messer. ¿Qué tienen que ver los Messer contigo? ¿A dónde andas, Carlota? Me dijiste que vives en Francia, pero estás en Suiza. ¿A qué estás jugando?


No sé cuántas horas duré pensando y pensando hasta que vi que eran más de las ocho de la noche y recordé la reunión.

—¡Demonios!, lo que me faltaba llegar tarde con la presumida.

Llamó a la dueña de L&E. No contestó, es que es terca y obstinada. Vuelvo a llamar y nada.

—Son diez minutos tarde, mujer. No creo que no me conteste.

Lo vuelvo a intentar y al quinto tono me responde.

—Buenas noches, Señor Koller. Su reunión era a las ocho, llega quince minutos tarde.

Aquí vamos, control, Leandro.

—Estaba llamando desde hace rato y no me contestaba.

—¿Hace rato? Son tres minutos, señor Koller. Le pedí que no llegara tarde y es lo primero que hace.—No se le escapa ninguna.

—Estaba llamando, ¿vio mis llamadas y no me respondía?

—Estoy entrando a otra reunión, y como verá, no puedo dejar a un cliente que sí fue puntual. Por lo tanto, hasta luego.

—No se atreva…— me interrumpe.

—Le doy un espacio a las nueve y esta vez, espero que sea puntual. Hasta luego —me colgó.

—¡Ah! ¿Qué voy a hacer con esta mujer?Me irrita igual o más que…, por ahí no.

No puedo creer que me colgará. Fui un imbécil, ¿cómo se me pasó la hora? Quedé como un irresponsable ante esta terca.

Veo el reloj y falta una hora,

—¿Qué se supone que debo hacer? ¿Dibujar? —sin darme cuenta, hago justo eso y al culminar veo mi diseño “Häxa”.

Me río; insólito, le acabo de hacer un dibujo a la bruja irritante.

Veo de nuevo la hora, y falta un minuto para las nueve, y la llamo, no responde; pasan dos, tres, cuatro y cinco minutos.

—La chica puntual llega tarde, vamos a ver su excusa.

Mi teléfono suena y es ella, ¿será que la hago esperar? Mejor no, con ese carácter es capaz de no responder más una llamada.

—Esta vez es usted quien llega tarde, señorita. —¿Cómo dijo Aarón que se llamaba?

—No he llegado tarde, su reunión era a las ocho, agradezca que le saque un cupo, — insolente —. Ahora, ¿tiene una computadora cerca para que se conecte al enlace que le voy a enviar a su correo?

—Obviamente, ¿no me iba a enviar una presentación?

—No dije que iba a presentarle algo, solo dije que nos íbamos a reunir.

—Pero…—No puedo creer que me haga perder el tiempo.

—Entre al enlace.

Hago lo que me dijo y veo un programa de diseño, con trazos.

—¿Esto que significa? No veo nada.

—Pensé que, con lo quisquilloso y arrogante que es usted, además del tiempo tan corto, es mejor hacerlo juntos y no perder más tiempo.

—Habíamos quedado en que me enviaría el eslogan.

—No. Le dije que era una reunión, ¿a usted le gusta interpretar las cosas a su conveniencia, cierto? — Dios…

—Dame paciencia.

—La vamos a necesitar bastante, porque con su carácter no debió dejar esto de último. ¿Ya está en el programa? —respiro profundo porque me va a dar un coraje.

—Sí, estoy en una hoja en blanco. Ya se lo dije.

—Calmé su genio, que esto es para usted y su empresa. —Sabe cómo callarlo a uno.

Veo cómo se mueve algunos elementos en el programa y parece una imagen en el medio con una “K”

—Solo veo una letra.

—Ya lo sé. Haga clic encima de ella.

Hago lo que me pide y se revela un diseño impactante.

—¿Qué le parece? Es solo un boceto, tomando en cuenta lo que nos envió de su producto al correo. Todo es modificable, pero sí me gustaría usar los colores que están presentes por lo que representan.

El diseño estaba cubierto de negro, blanco, azul y destellos dorados.

—¿Qué quiere cambiar o no es de su agrado? —pregunta.

—Es un buen boceto, pero no entiendo mucho lo de los colores. Mi empresa siempre ha usado los colores rojos, verdes y blanco, es lo que nos representa.

—Lo sé, pero estamos hablando de innovación, y ver siempre lo mismo aburre. Según su pedido, eso quiere, algo nuevo y esto es un producto especial por los cuarenta años de aniversario de la empresa.

—¿Podría explicarme mejor el diseño?

—Esperaba que dijera eso. Primero que todo, el color negro es para realzar el glamur, la elegancia y el poder junto con los destellos dorados; el blanco le da un toque de perfección, mientras que el azul la confianza y frescura.

—¿Y el morado?

—Ese color sí tiene diverso significado, que va desde la riqueza, al romance y le da un aire de nostalgia y misterio. Pero como le dije: todo es modificable.

—¿Y el resto de los detalles, que representa?

—Es sencillo, el número 40, es por los años que cumple en el mercado. La corona resalta la superioridad, las letras K y W identifica la empresa, y las estrellas la excelencia y la posición que tiene en la industria.

—Somos los mejores.

—Si usted lo dice, yo no lo discutiré.

—¿No cree que seamos los mejores? No hay un whisky o tequila, mejor que el nuestro.

—Mi opinión no sería objetiva en este caso.

—¿Eso a qué se debe? ¿No le gusta tomar o no le gusta el whisky?

—No me gusta. Soy de las que prefiere el vino — era de esperarse. — Es más, me considero enófilo.

—¿En serio? Habría que comprobarlo. Yo soy experto en alcohol y sobre todo el whisky.

—Debe serlo si lo crea. ¿Le gusta o quiere modificarle algo? Debo recordarle que solo este es el logo, falta el eslogan y le tengo tres que igualmente pueden ser modificables a menos que tenga uno.

Está presumida, sí que es buena, con razón es tan exigente.

—No le mentiré, me gusta, pero siento que le falta algo.

—¿Será que necesita ver el color verde?

No lo había pensado, todo lo nuestro lleva ese color.

—Déjeme y le hago un retoque a ver qué le parece.

En minutos, el logo presenta un destello verde detrás de la letra W muy sutil.

—¿Qué le parece? —pregunta, y me gusta.

—Me gusta, pero prefiero el anterior.

—Buen gusto, el anterior esta mejor.

—Presumida.

—Ser buena en mi trabajo me da el poder de presumir, señor Koller.—Me río. — ¿Tiene el eslogan?

—Prefiero escuchar ideas. Aunque mi personal mandó la información.

—No lo hizo; si fuera el caso, no se lo estaría preguntando.

—Mi personal sabe hacer su trabajo, no son descuidados.

—No juzgaré el trabajo que hace su equipo, pero sí el mío, y le aseguro que no sé envío esa información, porque yo misma lo revisé dos veces.

Mataré a estos idiotas, por incompetentes.

—¿Se quedó mudo? —La imagino con esa sonrisa de superioridad.—¿Tiene el eslogan o le creo uno?

—Lo tengo, es tan bueno como nuestro whisky, pero dígame el suyo, es parte de su trabajo, ¿no? Espero que no se moleste.

—Con su carácter sería muy raro no expresar su modestia,—¿eso qué significa? — Créame que hay peores que usted.

—¿Es así de altanera con todos sus clientes?

—Cuando el cliente cree tener la razón y no la tiene, y aún no es mi cliente, ¿El eslogan lo va a querer en el logo o solo para la publicidad?

—Como usted lo considere.

—Mm. Eso sonó como a que confía en mi criterio — soberbia, si la tuviera al frente…

—Aún no sé la gana, pero me gusta lo que veo.

—Le dije que soy buena en lo que hago y usted lo sabe.

Unos segundos después veo dos logos iguales, pero con diferente eslogan.

“El mejor y exclusivo sabor, siempre con WK”, o “Cuarenta años acompañándote en cada ocasión, con el exclusivo sabor que está a tu mano y la mejor confianza, porque tú lo vales”.

—El último sería para la publicidad a nivel del mercado como televisión, folletos, posts, etc.

—Obvio. ¿Me da su eslogan?

—Pensábamos “Un buen whisky siempre viene con el nombre de WK”.

—No está mal, ¿a quién se le ocurrió?

—A mí, obviamente.

—Y la presumida soy yo, —reímos —. Podemos quedarnos con la frase: “La felicidad está en una buena compañía y en un vaso de WK” —Me mandó una nueva imagen.

Me gusta. Sí que es buena la condenada.

—Si quiere seguimos pensando la frase, pero recuerde que tiene el tiempo en contra y yo, con obligaciones.

—¿Quiere decir que acepta mi proposición?

—Buen intento, las condiciones siguen siendo las que le propusimos, aceptar o no, depende de usted.

El programa se cerró y muestra el eslogan de su empresa.

—Le doy veinticuatro horas para que lo piense porque no hay más tiempo.

—Eso es presionarme, señorita Emma.

—¿Emma?

—¡Acaso no es su nombre?

—Qué descansé, señor Koller.

—Me gusto el eslogan. Mañana le daré mi decisión, espérela con ansias.

—No soy la ansiosa en este dúo, Koller. Buenas noches.

Colgó, está mujer.

Pienso en el diseño que me envió, y me encanta. ¡Por fin! Alguien sabe hacer su trabajo.

A la hora entra una llamada de Demetry.

—El hermano menor decide hacer acto de presencia.

—Envié mis informes esta mañana con Aarón, y hablé con Nio.

—Sí, lo sé. ¿Cómo está el abuelo y tu vida en ese pueblo?

—De maravilla, se me había olvidado lo feliz que me hace este lugar, decidí ayudar en las cosas de la hacienda junto con Guille.

—Los dos fiesteros haciendo un desastre. Cuidado con lo que hacen Demetry.

—Descuida, el abuelo ya nos dio la cátedra.

—No le paraste mucho si dices que encontraste a la futura señora Koller.

—Bueno, aún estoy indeciso.

—Ahí estas pintado con tu inmadurez. Te lo advierto, esta vez resuelves tú solo con tus asuntos emocionales, al abuelo no lo vas a cargar con tus problemas, es hora de madurar.

—Quién te escuche, pensará que soy un loco de la vida.

—No, pero cada mujer que vez te enamoras, no sabes ni lo que quieres.

—Te equivocas, mi idea es una chica de ojos verdes, pecosa, piel blanca, y muy dulce.

—Messer.—No es posible.

—¿Qué dijiste?

—¿Qué si has visto a los Messer?

—Obvio, son nuestros socios y amigo de la familia, y sus hijas son hermosas, la tía y el abuelo ya me quieren casar con una de ellas. De hecho, te llamo porque puede que haya encontrado alguien que te haga el diseño para el lanzamiento, aunque sea.

—¿En ese pueblo?

—Sorprendente. Voy a esperar que me muestre algo de lo que hace, ya le dije más o menos lo que queríamos y dijo que en unos días me lo muestra.

—Vamos a ver que conseguiste, pero tiene que superar a lo que vi.

—¿Por fin tenemos publicista? — Sí.

—Ya veremos.

Demetry empezó a ponerme al día de las cosas del abuelo, su aventura con las mujeres del pueblo y la charla de don Juan, cuando recordé lo que me dijo el investigador sobre los Messer y Carlota, luego como describió Carlota a su familia y comparándola con ese pueblo, tal vez sea de ahí.

—¿Me estás escuchando?

—Sí, una pregunta. Te has reunido con los Messer. ¿No has conocido a alguien llamada Carlota?

—Mm, no que recuerde, pero mañana le pregunto a una de las jóvenes Messer o al servicio. ¿Por qué la pregunta?

—Por nada, olvídalo. Envíame el diseño de esta persona para mañana.

—Le acabo de decir, dame más tiempo.

—No.

Colgué y volví a retomar toda la conversación con el investigador. ¿Será? Carlota está en ese pueblo, pero dijo que vivía en Francia, estoy divagando.

Lo último que quiero es que Carlota tenga algo que ver con los Messer.

Monik.A.B

Mis queridos lectores. Espero que disfruten mucho de esta historia, no se les olvide seguir mis RS para avances y noticias. Los quiero mucho, recuerden dar like y dejar sus comentarios y teorias.

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