KIRA
Después de que cenamos, Demetry me dio un paseo por la casa. Es muy linda, la recordaba diferente, aunque le falta vida. Estuvimos hablando de mis viajes, mis estudios y lo que me gustaría ser en la vida hasta que mencionó lo que no debía.
—Hay algo que sigo sin entender, y no se ofenda, pero ¿por qué tú has podido viajar y Liah no?
—Papá nos dio una oportunidad a ambas de estudiar afuera del país, pero Liah no quiso, ella es una chica muy estricta, con todo, y miedosa. Si es por ella, saldría corriendo de este lugar y al mismo tiempo se perpetuaría, además mis padres siempre la han sobreprotegido.
—Eso es contradictorio. Y usted, ¿por qué regresó? Normalmente, las chicas que ven el mundo no regresan.
—Extrañaba a mi familia, mi hogar y, aunque he visto muchos países, nada como mis raíces. Además, aunque no me crea, soy una chica de tradición; algo que no hay fuera de este pueblo.
—En eso, si la entiendo, yo soy feliz en la capital, pero me gusta la mentalidad de las chicas de este pueblo.—¿En serio?
—Nos gusta el cortejo, la caballerosidad, el respeto de los hombres, ellos no solo buscan… Usted entiende. Pero, diría que yo le sumo los viajes, mi independencia, mi carrera.
—En la capital, las mujeres son más liberales, atrevidas y la mayoría conoce bien a los hombres. La mujer ideal para mí está en este pueblo.—Que aburrido.
—Espero que la encuentre, y lo haga muy feliz. —Demetry mira a todos lados.
—Yo también, pero con calma. Lástima que su hermana y su tía no hayan asistido a la cena.—Otra vez, Liah.
—Liah cuando está trabajando, se olvida del mundo, a veces se aprovecha de la nobleza de mi tía, que la cubre en todo. Si no vino de seguro algo le inventó, si ella no saca provecho de alguna situación, no le interesa.
—No se ve como una joven de ese tipo— claro que no, si sabe engañar a la gente.
—Liah, es difícil de descifrar. A veces es muy seria, estricta, respetuosa, pero también es muy caprichosa y malcriada, aunque no lo crea. ¿Piensa viajar pronto a la capital?
—Por ahora pienso quedarme, mi abuelo me necesita, tal vez, más adelante. Lo que sí es seguro, es que regresaré a la ciudad.
—¿Nos va a privar de su grata presencia?
Volvimos a la casa y ya mis padres nos estaban esperando para regresar a la casa.
—¿Se divirtieron?—pregunta mi madre.
—Sí, la señorita Kira es una muy buena compañía.
—Gracias, lo mismo digo.
—Fue un gusto verlos y gracia por la cena—comenta mi padre.
—Siempre que deseen. —Menciona el señor Nelio —. Kira, espero que puedas ayudar a tu padre con los diseños de la empresa —. Ya que mi obligada, ¿qué puedo hacer?
—Espero que a mi papá le agrade tener a una mujer dirigiendo su marca, ya saben cómo es él.
—Si acepta la opinión de tu hermana en los negocios, no veo por qué no aceptaría la de su hija consentida.
—Las dos son mis hijas y las consentimos por igual — opina mi padre. ¡Como si yo no supiera la verdad!
Duramos un buen rato conversando sobre los chismes de este pueblo, hasta que papá dijo que debíamos irnos, al fin. Nos despedimos y Demetry quedó en tomar la merienda mañana en nuestra casa.
—No puedo creer que Liah haya faltado a la cena, me va a escuchar cuando lleguemos.—Replica mi padre mientras vamos camino a la casa.
—No te enojes, de seguro tiene una razón. Ella no es de faltar a las reuniones, mucho menos con los Koller.
—Sí, la niña perfecta siempre tiene una razón para todo.—Mencioné.
—Kira, no quiero peleas con Liah como cuando eran niñas. Ya crecieron y no me mires, así que me di cuenta en la cena lo que intentaste hacer —me regaña mi madre.
—¿Qué hice? Solo expresé la verdad.
—Tú sabes bien que si Liah no viaja es porque no se lo tenemos permitido.
—¿Saben? Eso es algo que yo tampoco entiendo. Es mejor deshacerse de mí que de ella.
—¿De dónde sacas semejante estupidez?—grita mi padre.
—Digo la verdad, desde ese dichoso accidente todo gira alrededor de Liah. Ella fue la que estudio en casa, es la que participa en los negocios y a mí me mandaban a la calle y luego de viaje.
—Fuiste tú la que no rogó irte a la capital con tus tíos y a esos dichosos viajes que no me gustaban nada —. Eso es verdad, pero tampoco es que pelearon mucho para yo quedarme.
—¿Qué sucede? —interrumpe mi tía que aparece de la nada en la sala.—¿Cómo les fue en la cena con los Koller?
—Bien, ¿por qué Liah y tú no fueron? Las estábamos esperando.—Pregunta mi padre.
—¿A nosotras? Yo no sabía nada, cuando llegamos me encontré con que se habían ido.—¡Rayos!
—Liah sabía. Kira, le informo.
—¿En serio? —Mi tía me mira con esos ojos acusadores como de costumbre.
—Sí, yo le dije a Liah sobre la cena. Si no le dijo nada a mi tía, ¿qué culpa tengo yo? Me voy a dormir.
Subo a mi habitación y antes de entrar veo la luz del cuarto de Liah prendida y decido entrar sin tocar la puerta.
—Se toca antes de entrar, —dice mientras guarda lo que está diseñando.
Por más que lo niegue, si estudié diseño digital es porque me encantaba ver los dibujos que Liah hacía y me regalaba mientras crecíamos.
—Es un pasatiempo, ¿qué haces aquí? Recuerdo haberte dicho que no me gusta que entren sin mi permiso.
—¿Por qué? ¿Escondes algo?, ¿estabas dibujando? Creí que ya no lo hacías. —Me mira molesta.
—Solo lo hago como un pasatiempo.
—Nunca he entendido por qué te gusta tanto complacer a mis padres aun cuando no estás de acuerdo.
—Eso no es cierto, si fuera así ya estaría casada con uno de sus… amigos.
—Los Viejos, zorros y babosos amigos. Di lo que piensas, Liah. Deja de ser tan amable, y me alegra que por lo menos tienes cerebro para negarte a esa locura. ¿Nunca has querido viajar? ¿Salir de estas paredes? ¿De este aburrido pueblo? ¿Hacer lo que te gusta?
—Claro que sí, pero eso no fue decisión mía, sino de papá, y te escogió a ti para viajar por el mundo y a mí me toco quedarme aquí.
—¿Por eso me odias?, porque tuve más libertad y oportunidad que tú. — Lo sabía.
—Qué no te odio, nunca lo haría, eres mi hermana, pero no apruebo tu conducta y tu manera de ver la vida, hay responsabilidades que uno como persona debe tener y tú huyes de ella; la vida no es solo un hombre rico que te solucione la vida.—Habla como si supiera de mí.
—Por supuesto que no, pero te la facilita. ¿Por qué trabajar y matarse tanto cuando alguien puede hacerlo por ti? Prefiero disfrutar de la vida, viajar, comprar y si un hombre rico puede darme eso, ¿por qué negarme?, aunque en realidad no necesito a un hombre para eso.
—Juro qué no te entiendo. Dices que te quierescasar y ahora cambias de opinión.
—No lo hago, viene a eso. Estoy dando, es mi humilde opinión, que es igual que la tuya, solo que yo sí te lo digo mientras tú te escondes detrás de esa actitud de niña perfecta.
—No soy perfecta. —No, solo aparentas —. ¿Cómo les fue en la cena? Cuando llegamos nos dijeron que fueron a cenar a donde los Koller.
—Bien, Demetry me llevo a pasear por todo el jardín de su casa, hablamos sobre nuestros viajes y cosas de la capital. Es un hombre caballeroso, atractivo, un poco idealista, pero pasable, y muy divertido.
—Sí, he notado que es muy carismático, noble y se puede hablar con él gratamente, ¿Cuánto tiempo se piensa quedar?
—No dijo, pero va a ayudar con la hacienda. Mañana viene a almorzar, lo invito mi madre.
—¿No pregunto por mí? —¿Desde cuándo le importa?
—No, ni siquiera saliste en la conversación. ¿Por qué lo preguntas?
—Curiosidad, me extraño que mamá no me avisara.
—Estabas en la tienda, y sé que adoras estar metida en ese lugar, por eso no te dije nada, ¿querías ir? —me quedé mirando sin mencionar ninguna palabra.
—¿Me habían invitado?
—Nos invitaron a todos anoche, Liah. Sí, no prestaste atención, no culpes a los demás.
—Kira…
—Mira, ya te lo dije. A los hombres como Demetry no les gustan las mujeres santurronas, metidas en la iglesia o en el trabajo, les gusta que puedan hablar del mundo, que sea sociable, con pasión. Mírate al espejo, no tienes nada de eso. Me voy para que te quedes haciendo tus dibujos, hermanita.
—¿Te gusta Demtery? Sé sincera.
—Es guapo, caballero, pero no. Es muy tranquilo y respetuoso.
—¿No es así como deben ser todos los hombres?
—Tal vez, pero a mí me gustan con sangre en las venas, que te enciendan con la mirada y te hagan tener sueños indebidos.
—¡Kira! —me carcajeó al ver su cara tan roja como un tomate y su mirada de mojigata—. Muy graciosa.
—Enserio Liah, mira cómo te pones por una simple conversación conmigo, ¿crees que vas a poder con un hombre que viene de la ciudad?
—Eres una pesada.
—Ya, deja el drama. Y no, no me gusta, es todo tuyo, aunque no creo que te dé ni la hora de lo aburrida que eres.
Salgo de su habitación y entro en la mía, que gracias al destino y mis padres está a distancia de la suya. Al entrar, pienso en lo que me pregunto. ¿Realmente me gusta Demetry? Recuerdo el paseo por su casa. Es guapo, con unos ojos hermosos, facciones delicadas, una sonrisa encantadora, le encanta viajar; es rico; sería un buen partido. Aunque no es mi dulce tarro de miel y carece de la pasión de mi verano.
—¿Qué será de él? — ¿Estará en la cárcel, como me dijeron? —pensándolo bien, fue lo mejor, así no le partí el corazón, aunque se haya robado la mitad del mío.
De repente observo el frasco de perfume que me regalo hecha por él mismo, era tan inocente, solo a él se le ocurriría que una mujer como yo podría usar algo tan barato.
—Pobre. Tan valiente, apasionado, domínate, pero tonto e ingenuo.
Lo vuelvo a colocar en la gaveta y me voy a cambiar olvidando algo que nunca va a ocurrir, no entiendo por qué siempre debo poner mis ojos en pobres.
A la mañana siguiente estamos todos en la mesa desayunando como la familia perfecta que, según somos, cuando mi padre comenta el tema que pensé habíamos olvidado.
—Liah, ayer no fuiste a la cena de los Koller, fue una grosería que no te presentarás —parece sorprendida y me observa.
—Lo siento, no lo recordé, padre.
—Tu hermana, te avisó y le dijiste que nos alcanzabas junto con tu tía — menciona mi madre y Liah vuelve a verme, esta vez enojada.
—Hoy viene a merendar, procura estar en casa —le ordena madre.—Con la grosería de ayer fue suficiente.
—Madre, tengo cosas que hacer, ¿Por qué no avisan? — menciona Liah.
—Yo no tengo nada que hacer, pero, quería salir a pasear por el pueblo con mis amigas, estoy cansada de estar encerrada en estas paredes.
—Puedes ver a tus amigas otro día — menciona mi papá —. Y Míriam puede encargarse de la tienda con Emma y Myla. Además, deben pasar tiempo juntas. Kira acaba de llegar; de hecho, pueden pasear juntas el pueblo.
—No es mala idea, podemos ponernos al día de los detalles que desconozco de la gente— algo es algo, con tal de no estar encerrada aquí.
—No soy muy consciente de los chismes del pueblo, pero no me molesta pasar tiempo contigo— ¿será que le creo?
Una vez dichas las palabras de mi madre, pasamos a otro tema que tampoco era de mi agrado.
—Kira, no te olvides de iniciar con tu trabajo si quieres ayudarme en la empresa —menciona mi papá y me sorprende. Pensé que estuvo de acuerdo con los Koller solo para quedar bien.
—Sí, pero ¿realmente no te molesta? Sé que no te gusta que estemos entrometidas en tus negocios. —Por favor, di que no.
—Ya va, ¿qué harías en la empresa? —preguntó Liah.
—Resulta que tu hermana terminó la carrera de diseño digital y a Nelio se le ocurrió la idea de que ayudara en la empresa—Liah y mi tía se quedan sorprendidas.
—¿En serio?, ¿Cuándo lo empezaste? —Indaga.
—Cuando me fui a la capital, todo se manejaba de forma digital, así que me gustó la idea y le dije a mi papá para estudiar y acepto.
—¿Estudiaste los cinco años? —siempre tan entrometida.
—No. Estudie un año y medio —respondí —. Papá, creo que eso te puede ayudar mucho en la empresa y a posicionarnos mejor en el mercado, aunque mi tío y mi prima lo hacen bien.
—No me gusta el internet, pero Liam me hizo entender que la tecnología es necesaria en el negocio. Hemos crecido el doble.
—Te puedo ayudar a las nuevas actualizaciones, vengo de muchos países y sé lo que le puede gustar —. No negaré que me emociona.
—Espera, —interrumpe Liah —. ¿A ella sí le diste permiso de estudiar lo que deseaba, mientras que a mí me impusiste lo que debía estudiar?
Al fin, la niña saca las garras; ya era hora.
—Liah, cuidado con tu tono de voz. —Recalca mi padre. —Tú estudiaste lo que debías para poder manejar la empresa.
—¿Manejarla? ¿O que mi esposo no me engañe cuando él la maneje?
—Es lo mismo, y cuida el tono de voz.
—No dañemos el desayuno —interrumpe mi madre —. Lo importante es que ahora, las dos podrán intervenir un poco en la empresa. Liah con los casos administrativos y Kira con los diseños y la publicidad.
De pronto vemos y escuchamos a Liah toser cuando casi se ahoga con el agua.
—Hija, ¿estás bien? — Liah me mira con ganas de matarme. Esta vez sí parece bastante enojada.
—Sí, solo es un mañana llena de sorpresas.
—Bien. Kira, puedes empezar con los diseños. Lo de la publicidad, vamos a pensarlo porque Liam ya contactó una agencia para eso y es buena, se llaman L&E.
—Son muy buenos — mencioné —, he visto su trabajo en varias partes, no solo con nuestra marca, sino también con los Koller, y otras grandes empresas, aunque es muy difícil llegar a conocer a sus dueños.
—O dueñas — comenta Liah —, lo digo porque afuera de este pueblo es normal ver a una mujer ser dueña de grandes empresas.
—Eso es verdad, hermanita, pero conociendo a mi papá y a los Koller no creo que contraten mujeres, son machistas natos, sin ofender papá.
—No ofendes, pero es cierto que las mujeres ahora se han superado mucho, algo que no veo mal, siempre y cuando en esta familia se mantengan las costumbres.—Era de esperarse.
—Lois, debes cambiar esa manera de pensar, tus hijas son estudiosas y si quieren superarse, debes dejarlas. Ambas quieren ejercer su profesión a lo grande como las demás mujeres fuera y fuera de este pueblo — menciona mi tía, y por primera vez estoy de acuerdo.
—A mí no me molesta seguir las costumbres del pueblo, todo para ver feliz a mi papá, pero sí me haría feliz ejercer el diseño si me lo permite —hasta que me casé con un hombre rico e importante, que me lleve a conocer muchos países y me dé todo lo que le pida.
—Ninguna hija mía va a ser como las mujeres de la ciudad. Tienen valores y costumbres que seguir.
Terminamos de desayunar y subo a mi habitación, cuando escucho la puerta abrirse detrás de mí.
—Liah, se toca antes de entrar, ¿qué deseas?
—Papá te envió estos papeles, son sobre el producto del nuevo lanzamiento.
—Gracias, ahora los leo. ¿Algo más?
—Quería preguntarte algo —la observo mientras camina de un lado al otro de mi habitación.—Le mentiste a mis padres sobre la cena.
—Hablamos de eso ayer, no soy mensajera para recordarte las cosas.
—Pero sí, para dejarme mal ante ellos.
—No hay manera que la hija perfecta y consentida quede mal, no dramatices.
—No soy la hija perfecta y mucho menos consentida, cuando es a ti a quien han llenado de privilegios. —¿Bromea? —¿Por qué estudiaste diseño digital?
—¡Qué cambio de tema tan brusco!
—Nunca te gustó estudiar y, la última vez que nos vimos, te dije que estudiaras algo, que aprovecharas la suerte que te habían dado mis padres de conocer el mundo y recuerdo que dijiste que los estudios se hicieron para mí, no para ti. —Cambie de opinión. Me gusta el diseño, eso te lo debo a ti, que insistía en que explotara mi creatividad contigo mientras dibujabas.
—Últimamente, cambias de opinión con todo.
—Solo pensé en unir las dos cosas que me gustan: el diseño y la era digital. Me gustan las redes sociales, el internet te abre muchas puertas y es entretenido; algo que tú no entiendes, encerrada en este pueblo, ¿qué tiene de malo?
—Ni siquiera dibujabas las tareas del colegio, me pedías que yo lo hiciera.
—Es diferente, en internet ya todo este hecho solo debes jugar con la imaginación, los colores y… No lo entenderías.
—Ves todo muy fácil, espero que aproveches la oportunidad. La empresa es importante, es nuestro futuro; si algo sale mal, pones en riesgo todas nuestras comodidades y los viajes que tanto te gustan.
—Eso no va a pasar porque papá maneja muy bien los negocios y en todo caso eres tú la que va a asumirla, así que es tu responsabilidad. — Ni loca asumo las empresas, no nací para eso.
—La empresa va a ser de las dos, empieza a entenderlo.
Mientras me da un discurso de responsabilidad, empiezo a botar una cantidad de cosas que tenía guardadas sin prestarle mucha atención.
—No me ignores, esto no es un juego, Kira. —Me arrebata el perfume que tenía en mis manos —. Son los diseños de la empresa.
—Ya te escuché. Sé que es importante y no le voy a fallar a mi papá. —Le quito el perfume.
—¿Qué es eso? — señala el perfume que tengo en la mano, el que me dio Elías.
—Es un perfume, mejor dicho, un intento de perfume. ¿No lo ves?
—Lo estoy viendo, mi pregunta es: ¿Por qué lo vas a botar? Está nuevo, aunque no es de lo que estás acostumbrada a utilizar, no es de marca.
—Fue un regalo de uno de mis viajes a Argentina, un joven estaba regalando esencias en la calle para hacerse conocer y nos dio uno a Yudia y a mí.
—¿Argentina? No recuerdo que Yudia haya viajado a Latinoamérica.—A esta no se le pasa nada por alto.
—No te cuenta todo, pregúntale si no me crees. Además, ¿qué te importa?
—No te alteres. Me extraño porque conozco tus gustos, pero me alegra que haya personas que quieran surgir. ¿No lo piensas usar?
—¿Estás loca? Eso debe oler horrible —ni lo he abierto, aunque me traiga lindos recuerdos —. Lo hizo un mesonero, sabrá qué materiales habrá usado, eso jamás tocará mi piel.
—No seas tan prejuiciosa, la gente humilde es la razón de por qué existen los ricos como nosotros, no sabes el esfuerzo que pudo hacer ese hombre para crearlo.
—¿Te escuchas, Liah? ¿Cómo se te ocurre compararnos con esa gente?
—Kira, que tengamos la suerte de nacer en una buena familia y con comodidades, no significa que no debas apreciar y agradecer a las personas que hicieron y hacen posible que tú y yo disfrutemos la vida que tenemos—ella y sus ideas de igualdad.
—Papá es el que trabaja y a esas personas se les paga para que hagan justo eso.
—Papá trabaja porque es el dueño de una gran empresa, y esa gran empresa se mantiene gracias a la gente humilde que trabaja con él.
—Como sea, no dejan de ser gente sin clase, sin educación y sin un apellido prestigiado, yo jamás me mezclaría con ellos, sé el lugar que tengo y donde quiero estar.
—¿Cuándo empezaste a pensar de esa manera? Cuando éramos niñas, jugabas con todos los niños del pueblo, incluso solías hablar y pasar tiempo con Carlos, el repartidor de la tienda.—¿Por qué lo menciona?
—Tú lo has dicho, éramos niñas, luego entendí que había clases y niveles, deberías aprenderlo para mantener la distancia.
—No tienes por qué molestarte. Es evidente que no nos vamos a entender en este tema. Espero que no te arrepientas de lo que dices.
—No hay nada que entender, excepto que ellos son pobres y nosotras ricas; son dos mundos que no se pueden mezclar, aunque queramos. —Aunque sea lo que más deseamos.
—Estás equivocada, mira, solo vine para dejarte claro lo de la empresa y los diseños, y guarda ese perfume, quizás un día sea muy famoso y te lleves la dicha de ser la primera que lo usó.
Me río, no me imagino a Elías haciendo perfumes, por mucho llega a un cajero de un restaurante, por muy educado que pareciera.
—No te rías, no es bueno subestimar a las personas y mucho menos juzgarla por su apariencia o el lugar de dónde vienen, te pueden sorprender, la vida da vueltas.
—Si tanto te gusta, te lo regalo, yo jamás lo voy a usar, seguro te irrita la piel o hueles peor que un perro mojado en la calle. Llévatelo o mejor, recógelo —. Terminó de lanzarlo por la ventana.
—¿Había necesidad de hacer eso? Eres una malcriada. Las cosas que se regalan no se desprecian.
—Si lo quieres, ya sabes dónde está. Ahora, si no tienes más nada por lo que regañarme, sal de mi habitación.
Quería que se fuera, no tenía que recordarme a quien no quiero.
—Tal vez alguien lo consiga y le saque provecho. —Me dobla los ojos y sale.
No voy a llorar, no voy a llorar. «Mi dulce ojos de miel». Debo sacarlo de mi cabeza y de mi corazón, al igual que a Elías.
—¡Es una fastidiosa y entrometida!
Puede que haya sido un lindo y tierno regalo de Elías en hacerlo para mí, pero ni muerta me pongo eso; si hubiera sido un hombre rico y de buena familia, no hubiera dudado ni un minuto en casarme con él y olvidarme de este pueblo, de mi familia y de todos.
Estaría disfrutando mi vida sin que nadie me moleste, sin recuerdos innecesarios de él. Sería feliz con Elías.
LIAHAl día siguiente llego a la oficina o tienda, para armar todo un paquete para el señor Koller e investigar, porque tiempo es lo que no tenemos, y sé que va a decir que sí. Aunque… ¿Por qué me llamaría Emma? No solemos usar nuestros nombres de pila.—¡Liah!—¡Emma! Un día de estos me vas a desgastar el nombre. ¿Ahora qué ocurrió?—Eso te pregunto yo, te estoy hablando y pareces en la nebulosa.—Pensaba porque anoche el amargado Koller me llamó Emma mientras hablábamos sobre el logo y la campaña de su empresa, y al despedirse me dijo así.—Momento. ¿A qué te refieres cuando dices que estaban reunidos?, ¿Qué campaña? No tenemos tiempo. ¡¿Estás loca?!—Calma, es un gran proyecto. Tenemos bastantes proyectos adelantados y con tiempo de sobra para su manejo, y le dije que nosotras manejaríamos los tiempos.Quieren hacer el proyecto para dos semanas, no somos diosas, aunque lo parezca.—Lo atrasaremos a un mes, es lo que tenemos. Si no le gusta, se buscará a otra y se lo dejaré claro cu
KIRAA la mañana siguiente me alisto para el almuerzo, quiero que Demetry me vea hermosa, y me encuentro con un olor delicioso, vainilla y flores en los pasillos. Al bajar, veo a Koller junto a Liah. No es posible que le guste, jamás tendríamos los mismos gustos, ¿qué hacen juntos?Aprovecho una conversación para sugerirle a Demetry que nos invite a su hacienda, y lo acompaño a la puerta.—Espero que haya disfrutado el almuerzo.—Menciono y sonríe.—Muy agradable, espero verlas el fin de semana en la hacienda y no te olvides del diseño, mi hermano lo necesita con urgencia.—¡Rayos! A penas estaba diseñando lo de mi padre.—Por supuesto. —Miro al señor Nelio —. Espero verlo el fin de semana.—¿Por qué no lo haría? No me he muerto, muchacha, espero que se porte bien y estés a la altura del trabajo y la confianza que se te ha dado.—Lo que me faltaba, ¿qué me digan qué hacer?—No voy a decepcionar a mi padre y mucho menos a su nieto.—¿No debería ser al revés? — Aquí está con su actitud —.
DEMETRYHe decidido irme muy temprano a la hacienda y terminar de recorrer los alrededores porque hace unos días no pude. Los Messer han venido los últimos dos fines de semana a la hacienda. He pasado tiempo con ambas hermanas, cada una con su estilo; de ambas, la pelirroja tiene algo que me encanta, me enloquece y quiero descubrir, es como un caparazón que hay que romper, y Kira es un fuego dulce que quiero descubrir.—¿Qué piensas, muchachos? Te estoy hablando de las finanzas y tu mente parece estar en otro lado.—Menciona don Juan.—Lo siento, Don Juan, lo que sucede es que pensaba en Liah.—¡Ah, ya! La niña te está robando los pensamientos y apenas tienes unas semanas de conocerla.—Sí, es muy linda y entretenida. Sea sincero conmigo, ¿qué piensa de ella y de Kira?—No se trata de lo que yo pienso, sino tú. ¿Qué quieres de la vida y de una mujer a tu lado? Lo único que puedo decirte es que son hermanas, pero son como agua y aceite.—Lo he notado. Yo deseo a una mujer que tenga valo
LEANDROEstoy entre la espalda y la pared, entre el orgullo y la razón, como un demonio. ¿Por qué la condenada tenía que ser tan buena en lo que hace?No podía hacerlo mal, es que hasta la idea supo implantarla.—Leandro, llamaron de la sala de distribución y algunos clientes, saben que tenemos un evento en puerta, pero les extraña que aún no tengan su invitación.—Si fastidian, si no se les ha mandado tal vez es porque no están invitados.—Le respondí a Nio.—Es un poco difícil no invitar a nuestros mejores clientes y catadores de whisky, ¿no crees?—¿Nio me quieres hacer enojar?—No, pero hasta lo que se nos queda menos de una semana para el evento y tú aún no te decides.—Es que es una altanera, odiosa, presumida.—¿Mi reina de ojos verdes? Tenías una reunión con ella hace unos días, Aarón lo mencionó, pero como no has dicho nada.—Sí, nos reunimos, la condenada es buena.Le entregó el diseño y el eslogan, se quedó embelesado viéndolos.—Esto es perfecto.—No exageres, está bien; pero
LIAHLas semanas han pasado muy rápido y los proyectos están avanzando. Me he enfocado en el plan de los Koller, porque el hombre está demente si cree que en una semana conseguirá todo lo que me pidió. No es que no pueda conseguirlo, es que es poco tiempo y eso va a costar algunos favores.Organizo algunas cosas después de pasar toda la noche llorando por culpa de Kira y su afán de hacerme sentir menos.«Jamás serás una mujer de verdad, eres insípida, rara y tan pálida como un fantasma. Por eso ningún hombre se fijaría en ti, en una mojigata de pueblo, manipulable, pelirroja y sin gracia, ni siquiera un mensajero muerto de hambre como Carlos. ¿No has notado que ni mis padres confían en ti para salir de esta casa sin supervisión? Eres una tonta».Olvídalo, Liah. No piensen en bobadas, mucho menos si vienen de Kira, mejor concéntrate en el trabajo, que hay bastante.Le escribo a Emma para que venga con urgencia y ponernos de acuerdo en las últimas presentaciones sobre todo la que presen
LIAHEstos dos me va a meter en problemas, ¿cómo me puede llamar justo ahora?—Tu hermana te hizo una pregunta. No puedes estar en bocas de todos, ten cuidado con lo que haces. Ahora que Demetry y tú están comprometidos, se creerá con ciertos derechos y no lo puedes permitir. —Aclara mi padre —. Tu madre te hablará de eso.—Hablamos de una llamada, no es para tanto.—Le arrebato mi celular a Kira y subo a mi habitación.Le envié un mensaje a Koller aceptando la reunión, luego me enfoqué en trabajar, editando post, reels y materiales para las redes sociales y divulgar la información. Después me planteo una idea para el video de publicidad y se la envió a Emma. A los segundos me responde con una nota de voz.—Está increíble, me sorprende que puedas hacer eso en unas cuantas horas.—¿De verdad te gusta? Creo que si le damos vida con actores reales será más impactante. Se me ocurría usar el viñedo de la mi hacienda y usar a los trabajadores.—Liah, ¿estás loca? La gente se puede dar cuenta
DEMETRYLos Messer habían llegado muy temprano a su hacienda, no recordaba que estuvieran a pocas horas de aquí y mucho menos que éramos vecinos, pero me hubiera gustado que se quedaran aquí en mi hacienda, pero ni modo. Este fin de semana debo acercarme más a Liah, quisiera más intimidad, conocerla en todos sus estándares, me parece que es mucho más de una cara bonita y sumisa.—¡Demetry! —Escucho a Guille desde los senderos. No sé cómo pasó de trajes y de oficina, a ropa informal y a trabajar en el campo.—Deberías estar alistándote para recibir a tu familia política y futura esposa, no aquí viendo a la nada.—No veía a la nada, supervisaba unos trabajos y ellos vendrán más tarde.—¿Qué te pasa? Te veo muy pensativo.—Preguntó subiéndose a su caballo para regresar a la casa.—En Liah, me parece que estaba un poco enojada en la cena por no decirle lo del compromiso.—Y con toda razón. Aún no entiendo por qué cambiaste de opinión. Pensé que elegirías a Kira, tiene todo lo que te gusta: c
KIRANo puedo creer que no sean ni las siete de la mañana y ya me estén levantando.— Vamos Kira. Te demoras una eternidad cambiándote y a tu padre no le gusta llegar tarde. Y no me salgas con que no quieres ir. —Dice mi madre mientras me levanta.—No creo que nos esperen tan temprano, en todo caso la novia es Liah.—Y nosotros, la familia y ayer estabas entusiasmada, levántate. ¡Ya!Increíble que lleve unas semanas en este aburrido pueblo y Yudia siga en Irlanda, yo debería estar con ellos, no aquí viendo cómo el guapo de Demetry hace el intento de conquistar a la sin gracia de mi hermana. No puedo creerlo, ¿qué pudo ver en ella? Además de que se delata con su comportamiento tonto ante él, se sonroja con cualquier halago que le hace, principiante. Si supiera que hay peores cosas que dicen los hombres para envolverte, como Elías, que juega con sus palabras de doble sentido que te enamoran.—¿Dónde estará? Lástima que no se puede tener todo a la vez. Él tenía todo para ser el hombre pe