La mañana siguiente llegó envuelta en una luz cálida, de esas que se cuelan por las ventanas del hospital con la promesa de que, pese a todo, las cosas pueden mejorar.Valeska se sentía mucho mejor. El dolor de cabeza había disminuido, su cuerpo, aunque adolorido, ya no le pesaba tanto, y su ánimo, aunque tambaleante, parecía querer encontrar un punto de equilibrio.Adrián dormía plácidamente en sus brazos mientras ella daba pequeñas vueltas por el pasillo, moviéndose despacio, disfrutando de ese raro momento de calma. Acariciaba con la mejilla la cabeza de su hijo, absorbiendo ese aroma inconfundible de bebé que siempre lograba centrarla, cuando escuchó una voz familiar llamándola.Se giró y vio a su padre acercándose con pasos rápidos, el rostro surcado por una mezcla de preocupación y alivio. No necesitó palabras para saber que estaba molesto consigo mismo por no haber estado antes.—Valeska —dijo apenas llegó a su lado, sus manos temblando ligeramente mientras acariciaba su mejill
El alta médica llegó como un suspiro aliviado. Aunque Valeska todavía sentía cierta debilidad en las piernas, la fuerza que brotaba de su pecho era innegable. Una energía nueva, vibrante, diferente a cualquier otra que hubiera sentido en los últimos meses.El médico les había dado permiso para marcharse aquella misma tarde, después de los últimos controles de rutina, y allí estaban esperándola: su padre, con esa paciencia inquebrantable que era su refugio; Fabricio, con esa mezcla de seriedad y ternura que lo hacía parecer parte de la familia, y Oliver, moviéndose de un lado a otro como si no pudiera contener la emoción de lo que venía a continuación.Cuando Valeska salió de la habitación con su bolso de mano, a Adrián bien protegido en el portabebés contra su pecho, sintió que cada paso la acercaba no solo a una nueva etapa, sino también a una nueva versión de sí misma.Una que ya no estaba dispuesta a agachar la cabeza. Una que entendía, al fin, que a veces quien más te rompe no es
El celular de Valeska sonó en medio de la noche, cuando finalmente estaba logrando descansar. Era Theo, para ser exactos, era el hombre con el que firmó un contrato que declaraba su estado civil de casados, pero que, de ninguna manera, llegó a ser un hombre amoroso, no más que el primer año de matrimonio.Deseaba seguir descansando, pues todo el día había estado en el hospital cuidando de su madre, quien estaba terminando su recuperación y, de paso, terminaba de hacerse unos chequeos prenatales. Hace tres meses, un impulso de Theo bajo los efectos del alcohol la dejó embarazada, pero aún no decidía si decírselo o no. El médico le había aconsejado que, desde el aborto espontáneo anterior, quedar embarazada de nuevo ya era un milagro, por lo que debía prestar aún más atención al descanso.Con un poco de lentitud y aturdimiento contestó, su voz apenas podía distinguirse en medio del ruido y música que se escuchaban de fondo. El ajetreo de la gente en el fondo de la llamada, era testigo d
Mientras Valeska repetía sus mantras para mantener la calma y resistir un poco más, sentía las miradas de todos alrededor. Algunos la observaban con lástima y otros, con desprecio.¿Quién esperaría que le aplaudieran por ser una mujer que se dejaba pisotear por la amante de su marido en público? Solo ella conocía la razón detrás de su tolerancia, de su resiliencia: su madre era lo más importante en ese momento. Y siempre.—Gracias por la ropa. Estaba bebiendo y, sin querer, derramé algo en la mía. Te prometo que la lavaré y te la devolveré —dijo la mujer con una voz tan dulce y falsa que le daba náuseas.En ese momento, Valeska estaba mordiendo la parte interior de sus mejillas, intentando refrenar las palabras que luchaban por salir finalmente. Pero, ¿valdría realmente la pena? Tomó aire y decidió hacerle caso a sus impulsos.—No hace falta, quédate con ella. Al fin y al cabo, siempre se te ha dado bien apropiarte de cosas que no te pertenecen, ¿no? —replicó con frialdad, disfrutando
Valeska condujo de regreso a casa mientras el cielo comenzaba a aclararse. Su mente seguía trabajando a toda velocidad, pensando en cada cosa que estaba sucediendo en su vida.No tenía ánimo para volver a dormir, así que sacó la maleta que había guardado en un rincón. Dentro de ella ya había algo de ropa doblada, la cual había ido guardando poco a poco en los últimos días.Su armario estaba quedando casi vacío; sin embargo, Theo no se había percatado de ello. Al final de cuentas, él pasaba más tiempo en casa de Celine que en la suya propia.Celine había aparecido en el momento más feliz de la relación entre Theo y Valeska, en su primer aniversario de bodas. Theo acababa de superar el dolor de perder a su exesposa, Celeste, y ver una sonrisa en su rostro alegraba más a Valeska que a nadie. Entonces, le pidió con insistencia que fueran a cenar a un restaurante para conmemorar el nuevo comienzo de sus vidas juntos.En ese momento, Valeska realmente imaginaba su futuro. Tal vez tendrían t
Hoy es el último día. Desde la última confrontación en el club, Valeska no había vuelto a ver a Theo. Pensó que, al menos, deberían terminar ese matrimonio de una manera decente, así que lo llamó.—¿Qué quieres? —soltó él, con evidente mal humor.—¿Regresarás a casa hoy? Hay algo importante que quiero decirte, Theo —expuso ella con una voz tranquila, a pesar de que caminaba de un lado a otro—. Necesito hacerlo en persona, no por teléfono —añadió.No le parecía correcto decirle que tendrían un hijo por medio de una llamada; no se sentía bien. Aunque, ¿cómo reaccionaría Theo si le decía que iban a tener un hijo?¿Y si no lo quería?Valeska se rehusaba a la idea de que su hijo creciera sin una figura paterna, pero si ponía las posibilidades en una balanza, lo más probable era que Theo no estuviera feliz con la llegada de un niño al caótico remanente de su familia.Prestaba atención a lo que fuera que saliera de la boca de Theo; sin embargo, lo que escuchó fue la voz de Celine, al fondo,
En cuanto a Theo, el mismo día en que Valeska decidió irse de casa, se encontraba pensativo, lo rodeaba una extraña sensación de inquietud. Theo no pudo evitar recordar lo ocurrido esa noche. Lisandro, en medio de la fiesta, de repente preguntó por su esposa, y aprovechó la oportunidad para llamar a Valeska. ¿Por qué Lisandro estaría interesado en Valeska? Él es el CEO de un imperio comercial en ascenso, con solo un proyecto de colaboración podría salvar su empresa. Y Valeska, ¿qué es ella? Una ama de casa tonta y celosa, obsesionada consigo misma y reacia a divorciarse. ¿Cómo podría alguien como ella llamar la atención de Lisandro?Mientras pensaba en esa noche, su esposa lo llamó. ¡Valeska le dijo que quería divorciarse! La primera reacción de Theo fue pensar que esa mujer, para alejarlo de Celine, había ideado una nueva estrategia; siempre le gustaba tanto sentir celos de Celine. Pero Celine solo era una chica bondadosa e inocente, que había perdido a su hermana. Sin embargo, el t
A la tarde siguiente, y ajeno a todo lo que estaba sucediendo en su matrimonio, Theo regresaba finalmente a casa. Una extraña sensación de inquietud lo invadía al recordar que, no sabía desde cuándo, pero cada vez que Valeska lo miraba, veía en sus ojos indiferencia y paciencia, como si ya no lo amara.Pero luego pensó que no podría irse tan fácilmente. Ella era Valeska, la misma que cuando él estaba al borde de la desesperación y el alcohol, fue paciente, lo consoló, lo cuidó, y pasó noches enteras aprendiendo sobre la gestión de su empresa solo para hacerle una propuesta urgente. Ella fue la que, en un momento, se arrodilló ante él, rogándole que no se divorciaran. Esta vez, solo estaba intentando atraer su atención con algún truco.Al principio, fue su padre quien lo amenazó con la herencia, forzándolo a casarse con una mujer desconocida. Nadie podía reemplazar el lugar que ocupaba su exesposa en su corazón. Para él, volver a enamorarse de otra persona parecía como una traición a s