Capítulo 426
Sofía sonrió...De repente, la puerta del cuarto de servicio se abrió desde afuera y entró un hombre. Con su llegada, las luces se encendieron por completo.

—¡Mierda! ¡Esta mujer se cortó las venas! ¿Cómo diablos la estaban vigilando? —el gerente regañó a gritos a los dos hombres de negro, para luego inclinarse servilmente ante el hombre que los lideraba—. Lo siento mucho, señor Casas, fue mi error.

—Detengan el sangrado —dijo el hombre con voz indiferente—. Es una herida menor, no morirá por esto.

—Sí, sí, por supuesto...

Después de contener la hemorragia, el gerente le arrojó cerveza helada en la cara. Sofía finalmente comenzó a despertar poco a poco.

El hombre se acercó a ella y le levantó el mentón con la punta de su zapato.

—Vaya, si realmente querías morir, no debiste cortarte las muñecas sino el cuello.

Sofía, aún aturdida por la repentina aparición, se estremeció al escuchar su voz. —Tú... tú... —balbuceó mientras levantaba la mirada. Bajo la luz, el hombre esbozaba una sonrisa
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