Capítulo 394
Treinta segundos después, sonó un pitido en el teléfono indicando un mensaje.

Talia volvió a la pantalla principal y echó un vistazo. Efectivamente, era la notificación de la transferencia.

—Mi niña, ¿te llegó? —preguntó Helio desde el otro lado.

—¡Sí, sí, me llegó!

No eran doscientos mil, sino trescientos mil. ¡Increíble! Su papi le había enviado cien mil extra.

—No escatimes en comida ni en nada, si necesitas más dinero pídeselo a papi, ¿entendido?

—¡Sí, papi, entendido!

Terminó la llamada y guardó el teléfono. Al voltearse, Carlos y Lucía la miraban fijamente.

Talia parpadeó confundida. —Ya llegó el dinero... ¿por qué me miran así?

Carlos entrecerró los ojos y se cruzó de brazos. —Talia, no has sido sincera.

—¿Vives en un pueblo?

—Sí, en la villa urbana. Está rodeada de zonas comerciales y residencias de lujo, ¡el ambiente es genial y muy animado! —respondió Talia.

Carlos suspiró resignado.

—¿Tus padres están desempleados y cuidan edificios? —preguntó Lucía.

—Ajá, los más de ochenta
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