Acababa de llegar al garito, donde mis amigos, mis antiguos amigos me esperaban. Allí estaban todos: Gustaff, Steve, Philip y Nerea. El resto no estaba en la ciudad, así que tan sólo estaban ellos para celebrar conmigo.
Estaban impacientes por verme, ya que hacía bastante que no nos veíamos.
En cuanto al tiroteo de esa misma tarde, todo había sido un éxito. El jefe se encontraba a salvo y nosotros también. Pero Ivanov había escapado.
Aún recordaba la conversación que habíamos tenido en la comisaría de policía, donde nos había llevado Jonas…
Kevin estaba sentado en el sofá del despacho del jefe de policía, junto a mí, mientras Olivares hablaba deliberadamente con aquel señor.
Nos había caído una buena bronca, pero al menos había servido para volver a encontrarme con él y comprobar que él estaba bien, no parecía que le afectase mucho estar lejos de mí.
¿Inauguración? ¿Nuevo garito? Me había perdido. ¿Este era el lugar del que me había hablado Kevin?
Continuamos bebiendo, riendo, bailando al son de las canciones que ponían en el local. La verdad es que me estaban gustando bastante. Estaba siendo un cumpleaños de lo más animado, y apenas me acordaba ya de Kevin y el tiroteo.
El teléfono comenzó a sonar mientras admiraba que era Han Tae Sang, seguramente para felicitarme, ya que no había podido hablar con él en todo el día. Guardé el celular en el bolso y lo dejé sobre el sofá. No podía salir ahora de allí para cogérselo, y tampoco podría cogerlo allí ya que había demasiado ruido.
Me reí cuando me di cuenta de que estaba intentando ligar conmigo, pues no dejaba de intentar cogerme de la cintura a cada movimiento de baile.
Miré hacia la barra donde Nerea y su novio hablaban con un muchacho. Tenía el pelo corto por detrás, y llevaba puesto una camiseta negra de tirantas y unos pantalones negros bastante anchos.
Me quedé mirando hacia ellos con curiosidad y dejé de bailar en aquel justo instante.
En aquel momento pude sentir que todo lo demás no importaba, era como si todo pasase más despacio, como si el mundo fuese a detenerse.
El muchacho se dio la vuelta mientras se reía de uno de los chistes que Dante había contado y volteó un poco la cabeza mientras levantaba su mano y tocaba su cuello, parecía nervioso. Y yo acababa de darme cuenta de que era él, era Kevin.
Me di la vuelta en ese justo instante, temiendo que el pudiese haberme visto. De nuevo tenía miedo de hablar con él, aunque ya sabía, por aquella tarde, que no había nada que temer. Pero aun así no pude evitarlo.
Pero yo ya no podía escucharla, porque Kevin seguía allí mirando hacia mí mientras reía divertido para luego seguir hablando con Dante como si nada.
¿Se estaba riendo de mí? ¿Era eso? Me preguntaba mientras sentía como un nudo comenzaba a formarse en mi garganta.
Una muchacha bastante atractiva se acercó a Dante y le dijo algo al oído para luego acercarse a Kevin divertida. Este la agarró por la cintura y empezó a ligar con ella de forma exagerada. La chica reía de cada broma, y el cada vez se acercaba más a ella para hablarle al oído.
Nerea me cogió de la mano mientras tiraba de mí hacia Dante y Kevin, yo aún seguía demasiado… ¿en shock? Como para darme cuenta de nada.
Kevin perdió la sonrisa en ese mismo instante. Soltó a la mujer con la que hablaba y me miró bastante serio.
Se acercó a mí despacio, mientras yo seguía allí parada incapaz de moverme. Agarró mi mano, entrelazándola con la suya mientras yo me derretía al sentir aquello, tragué saliva, de nuevo, mientras el tiraba de mí hacia una de las puertas laterales.
Acabábamos de entrar por la puerta trasera del guardarropa.
Le miré preocupada, con el corazón a mil por hora. No sabía qué era lo que pretendía, pero temía no apartarle a tiempo. Intenté centrarme en lo que había pasado… había estado ligando con una mujer delante de mí. Si, era un capullo.
Levanté la mano contra su pecho para separarle de mí, pero tan pronto lo hice me di cuenta de que no había sido una buena idea, podía sentir sus abdominales bajo aquella camiseta. Miré hacia él nerviosa mientras el agarraba mi barbilla y acercaba mi rostro al suyo.
Reí divertida ante sus palabras, pues se veía a leguas que estaba intentando retenerme a su lado y no sabía cómo hacerlo.
Agarré su hombro, sin dejar de sonreír, admirando como él miraba hacia el lado en el que me encontraba, con detenimiento.
Acarició mi mano, la que aún permanecía sobre su hombro, con la yema de sus dedos, de su mano libre, haciendo que un escalofrío me recorriese en aquel justo instante. Levanté la cabeza para mirar hacia sus ojos, mientras él miraba hacia mis labios y de nuevo hacia mis ojos.
Miré hacia sus labios despacio, percatándome de que lo tenía entre abierto y de nuevo levanté la vista hacia sus ojos.
Mi corazón latía realmente rápido en ese momento, y podía notar mi deseo hacia él.
Ambos nos besamos, sintiendo el deseo sobre la boca del otro. Jadeábamos mientras nos abrazábamos sin dejar de devorarnos el uno al otro.
Me empotró contra la puerta y levantó su pierna izquierda para meterla entre mis piernas, agarró la mía y subió la mano hasta llegar a mis nalgas, mientras dejábamos de besarnos y ambos nos mirábamos el uno al otro.
Sin decir media palabra, agarró mi cachete con fuerza y me atrajo hacia él mientras me cogía de la cintura con la otra mano. Levantó su pierna un poco más, lo que hizo que tuviese que agacharse un poco para no caerse, hasta que acarició con ella mi intimidad.
Bajó la mano de la cintura y me agarró la otra nalga, para luego impulsarme hacia arriba y subirme al mueble que teníamos a la derecha, dejando la abertura de la puerta a nuestra izquierda.
Acarició mi pierna de nuevo, esta vez por el interior, y subió hasta arriba, haciendo que yo gimiese al sentir el contacto de su piel con mi parte más frágil. El rostro de Kevin se encendió al escucharme, pues en ese momento agarró mis bragas y me las quitó, sin poner demasiado cuidado en ello.
Le agarré de la camiseta y tiré de ella con fuerza, obligándole a acercarse más a mí. Tiré con tanta fuerza que la di de sí.
Miré hacia él mientras sentía como la lujuria me invadía. Le quité el botón del pantalón con impaciencia mientras abría las piernas hacia él.
Me penetró con impaciencia mientras yo gemía en busca de más.
Apreté las piernas contra su cintura y me aferré a su espalda mientras sentía como me penetraba con fuerza.
Gemía como loca por el placer que me hacía sentir mientras él tapaba la boca con su mano, para evitar que pudiésemos ser descubiertos por mis alaridos, y seguía empujándomelo. Miré hacia él admirando como su cara desencajada me miraba con placer y apretaba los dientes mientras me la metía una y otra vez.
Me besó de nuevo mientras jadeaba.
Me rompió en ese justo instante, mientras yo emitía un último y largo gemido. Y luego escuchaba como él terminaba también.
Le miré despacio, admirando como el bajaba la mirada y se subía los pantalones. Su camiseta estaba totalmente estropeada, pero aun así tiré de ella para volver a acercarle a mí, para volver a besarle, pero él me miró con seriedad, haciendo que le soltase en aquel justo instante.
Dejó de apoyarse en la puerta y agarró mi muslo entre sus manos, para luego subir despacio con su mano izquierda hacia mi intimidad.
Me había pasado, lo sabía, pero estaba harta de que él siempre me hiciese sentir como una cualquiera, como si fuese inferior a él.
Me solté de él y caminé hacia la puerta con lágrimas en los ojos. Sin decir una palabra más me marché hacia la sala VIP y lo dejé en aquella habitación totalmente desconcertado.
Llegué a la sala VIP totalmente desanimada. Ahora sí que sentía que todo había acabado, ahora sí que sentía que no podría tenerle.Me senté en el sofá y me bebí la copa de Gustaff, haciendo que este me mirase con cara de pocos amigos.Estaba realmente enfadada con él. Sabía que aquello pasaría, que tan pronto como hubiese conseguido lo que quería volvería a apartarme, volvería a hacerme daño. Y en aquel momento sentía que yo era la culpable de todo aquello, al fin y al cabo, él me lo había advertido antes de empezar todo aquello, antes si quiera de enamorarme de él.Me levanté, caminé hacia la barra, admiré como Kevin se encontraba allí hablando con Dante y ligando con Carla de nuevo. Por más que él dijese que sólo est
Ya estábamos muy cerca de mi casa, cuando el teléfono comenzó a sonar, lo descolgué sin tan siquiera ver de quién se trataba.¿Ana? – me llamó una voz al otro lado del teléfono, haciendo que me despertase de golpe, se trataba de él, y no tenía ni idea de por qué me llamaba - ¿dónde estás?Eso no te importa, ¿no crees? – pregunté, molesta, mientras le escuchaba maldecir, furioso.¿crees que me importa una mierda dónde estás? – Preguntaba, mientras alguien le arrebataba el teléfono y ese alguien comenzaba a hablarme.Hola cariño – comenzaba ese alguien al otro lado del teléfono – soy yo – explicaba, haciendo que reconociese aquella voz, que no era otra que Meryem – si aún no estás en casa podrías venir, tenemos que cel
¿qué has dicho? – Preguntó, mientras me agarraba del brazo y me traía hacía él – repite eso – me ordenó.Tu madre tenía razón – proseguía, ignorando su pregunta – todos tenían razón, eres un monstruo.¿por qué me quieres? – Preguntó, sin poder creerse lo que acababa de decirle sobre que estaba enamorada de él, parecía haberse quedado en shock después de eso.Porque soy una idiota – le dije, haciendo que él me mirase sin comprender – una idiota que cree en tus palabras, una idiota que piensa que hay algo bueno en ti, una idiota que …¡Maldita sea Ana! – me espetó, malhumorado, haciendo que le mirase sin comprender por qué actuaba de aquella manera – Te dije que era una mala persona, te dije que yo n
Aún con los ojos cerrados podía notar la luz que entraba en la habitación, pero aún quería permanecer un rato más en la cama, al fin y al cabo, no tenía que ir a trabajar, a causa de aquella nueva situación que Olivares quería investigar por su cuenta.Me levanté de la cama, cuando apenas eran las diez, y caminé por el pasillo hacia el salón, arrastrando los pies al andar, con desgana, percatándome de que la habitación de invitados estaba abierta y que se escuchaba la ducha del baño. Seguramente mi hermano se estaba dando una ducha.Me encaminé hacia la cocina, abrí el mueble de la despensa y agarré la caja de cereales, sacudiéndola un poco, dándome cuenta de que me quedaban pocos, debía ir a hacer la compra pronto.Llamaron a la puerta con insistencia, haciendo que
Acababa de salir de casa junto a mi hermano, pues le había prometido que lo llevaría al Palace, donde había quedado con su posible inversor.Cuando salimos a la calle y vio la moto aparcada en la puerta casi se echa las manos a la cabeza, preocupado, pues en ningún momento le dije que tenía un coche.Sube – le animé, mientras me acomodaba el casco y le cedía el suyo, haciendo que él me mirase desconfiado.Hace mucho que no monto en una de estas – aseguró, mientras se ponía el casco, divertido y se subía a la moto, justo detrás de mí.+++++El día pasó bastante deprisa. ¿habéis escuchado eso que dicen que el tiempo pasa más deprisa cuando lo estás pasando bien? Pues estoy totalmente de acuerdo.Estuvimos todo el día juntos, lo llevé a un par de
Cuando llegamos a casa todos estábamos demasiado borrachos, yo la primera, pues sin otra compañía que la botella de alcohol, me había liado a beber como una loca, mientras observaba como Juan y Kevin hablaban como cotorras sobre la importancia de importar y exportar en los negocios. No entendía en que momento Kevin se había vuelto un experto en todo aquello.Kevin abrió la puerta y entré sin pensármelo demasiado, mientras observaba como Juan y Kevin se dirigían hacia su cuarto.Tan sólo es un prototipo – aseguraba mi hermano, mientras le enseñaba la esterilla que era para ponerla sobre la cama antes de irte a dormir, la idea era usarla unos 10 minutos antes de irte a la cama, y luego retirarla para irte a dormir.Me llevaré esta – aseguraba – la probaré durante las cuatro semanas que me indicaste y te comentaré el resul
A la mañana siguiente, cuando desperté, el ya no se encontraba allí, supuse que se había marchado a casa, y me preocupó bastante lo que había pasado entre los dos de nuevo. No quería volver a caer en sus brazos y era justo lo que había hecho, tirarme de cabeza a ellos, y sabía que el coscorrón estaba cerca. Pues a pesar de habérselo prometido, yo no podía olvidarme de aquella noche como si nada, no después de que hubiese abierto su corazón de esa manera.¿ya te has despertado? – Preguntó mi hermano cuando hube llegado a la cocina, donde Kevin desayunaba un café y unas tostadas, junto a Juan. Me quedé mirando a ambos totalmente sorprendida – Kevin va a llevarme al centro – explicaba – así puedes disfrutar del resto del día.¿Kevin va a llevart
Había llegado el día, tras meses aplazándolo, el jefe había decidido que la cena de empresa sería esa noche. Estaba bastante nerviosa, puesto que yo ya no pertenecía a aquel equipo, pero, aun así, Olivares había decidido invitarme, pues solía decir que era muy buena en mi trabajo, aunque en aquel momento estuviese desaprovechando mis habilidades con Jonas.Llevaba un lujoso vestido en tono rojo, un poco más alto de la rodilla, de tirantes, y con poco escote, ya que no quería incitar a nadie con él, tenía demasiado miedo en aquellos días de provocar algún tipo de sentimiento en Kevin, y siempre que coincidíamos intentaba evitarle.La cena tenía lugar en uno de los sitios más emblemáticos de Nueva York, Rainbow Room.Esperaba al ascensor, con una enorme sonrisa en mi rostro, pues estaba algo nerviosa por volver a ver a