A la mañana siguiente, cuando desperté, el ya no se encontraba allí, supuse que se había marchado a casa, y me preocupó bastante lo que había pasado entre los dos de nuevo. No quería volver a caer en sus brazos y era justo lo que había hecho, tirarme de cabeza a ellos, y sabía que el coscorrón estaba cerca. Pues a pesar de habérselo prometido, yo no podía olvidarme de aquella noche como si nada, no después de que hubiese abierto su corazón de esa manera.
Había llegado el día, tras meses aplazándolo, el jefe había decidido que la cena de empresa sería esa noche. Estaba bastante nerviosa, puesto que yo ya no pertenecía a aquel equipo, pero, aun así, Olivares había decidido invitarme, pues solía decir que era muy buena en mi trabajo, aunque en aquel momento estuviese desaprovechando mis habilidades con Jonas.Llevaba un lujoso vestido en tono rojo, un poco más alto de la rodilla, de tirantes, y con poco escote, ya que no quería incitar a nadie con él, tenía demasiado miedo en aquellos días de provocar algún tipo de sentimiento en Kevin, y siempre que coincidíamos intentaba evitarle.La cena tenía lugar en uno de los sitios más emblemáticos de Nueva York, Rainbow Room.Esperaba al ascensor, con una enorme sonrisa en mi rostro, pues estaba algo nerviosa por volver a ver a
Meryem y yo nos levantamos, cuando ya íbamos por la quinta copa, Kevin parecía ir por la primera, aún, parecía que le estaba costando más de lo que debería beberse aquella copa.¡Vamos tío! – le azuzó Paul – ¡Alegra esa cara! – proseguía - ¡Pareces que vienes de un funeral! – bromeaba.Deberías venir a bailar con nosotras – comencé, intentando animarle, ya que me molestaba bastante verle en aquel estado, y más sin saber que era lo que le ocurría. Esto provocó que él mirara directamente hacia mí, levantándose del sillón y caminando hacia mí, bastante serio, lo que hizo que me arrepintiese de haber abierto la boca.Tengo que irme – informó, para luego caminar hacia la salida, dejándonos a todos totalmente sorprendidos por ello.Deber&
Cuando desperté, a la mañana siguiente, sobre mi cama, no tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí.Desayunaba en la cocina, cuando Marcos llegó, disculpándose por no haber venido a dormir, pero había pasado la noche en casa de Kevin, pues habían estado hasta tarde haciendo negocios y ya se había quedado a dormir allí. Ahora comprendía que las palabras de él, diciendo que tenía una cita eran ciertas, había quedado con mi hermano. No era una excusa para no quedarse a solas conmigo.Ana, ¿me estás escuchando? – preguntaba mi hermano, haciendo que su voz retumbase en mi cabeza.Habla más bajo – le rogué, mientras me tocaba la cabeza, dolorida.No deberías de beber tanto si sabes que tu cuerpo no lo tolera… - me reprochaba mi hermano, haciendo que le mirase con cara
Llevaba una semana sin saber nada de él, aunque me constaba que seguía quedando con mi hermano, aunque no fuese a buscarlo a casa. Ignoraba que era lo que le había contado, o cuanto sabría él sobre nosotros, pero en aquel podía preocuparme por ello, pues no dejaba de pensar en cómo habían terminado las cosas entre Tae Sang y yo, cuando vino a buscarme a mi casa, el mismo día de la comida, cuando mi hermano y Kevin hablaban sobre trabajo en el estudio, como de costumbre en aquellos días.Llevo todo el día llamándote – aclaró, haciendo que recordase aquello en lo que había caído en la calle pero que al llegar a casa acababa de olvidar, había cogido el móvil del trabajo en vez del personal, que había dejado sobre la mesilla de noche, en mi habitación.Olvidé el teléfono en casa – l
Cuando llegué a casa, aquella noche, me encontré a mi hermano preparando la mesa para comer, cosa que me extrañó bastante, ya que yo no había avisado de que iría a cenar.¿para qué es todo esto? – pregunté, al percatarme de que había sacado tres copas de vino para brindar.Estamos de celebración, hemos conseguido a un nuevo cliente – aseguró, haciendo que comprendiese que había preparado todo aquello para él y su nuevo mejor amigo, Kevin.¿en serio? – le dije con ironía mientras él me miraba sin comprender – pues yo estoy muerta, he tenido un día muy largo, así que discúlpame si no me uno a la fiesta – le dije, algo molesto, aunque no sabía muy bien por qué lo estaba.Ana, hija mía – me llamó mi hermano, bastante harto de mi humo
Aquella mañana se me pegaron bastante las sábanas, Kevin parecía haberse marchado, pues no había ni rastro de él por mi habitación, donde habíamos terminado la noche anterior, haciendo el amor. Y mi hermano se había marchado temprano en la mañana a su reunión de trabajo.Buenos días – dijo una voz frente a mí, cuando hube llegado a la cocina para prepararme el desayuno, mientras se acercaba un poco a mí, me cogía el rostro con su mano izquierda y me besaba suavemente sobre los labios.Levanté mi mano izquierda para coger su rostro y devolverle el beso, aún algo sorprendida por su actitud.¿te apetece desayunar? – preguntó, separándose de mí un poco, para mirar hacia mi rostro, aunque sin soltarme aún – cocinaré para ti – aseguró, provocando que le
Pasamos una mañana de lo más entretenida, hacía un día de perros fuera, no dejaba de llover y se fue la luz un par de veces, esa era la razón de que tuviésemos velas encendidas por toda la casa, mientras comíamos nuestro plato de pasta, el uno frente al otro, sin dejar de mirarnos.Sonreí cuando la luz regresó, provocando que el riese divertido.Oye, ¿sabes que estoy viviendo un tiempo en casa de mi madre? – preguntó de pronto, cuando casi habíamos terminado de comer, provocando que le mirase, sorprendida – he dejado el apartamento.Eso es bueno ¿no? – le dije, para luego dar un sorbo al vaso de agua.Deja que yo recoja – pidió, mientras se levantaba de la silla, y recogía los platos, para luego llevarlos al fregadero.Me senté sobre el sof&aa
La señora Chang estaba de viaje en Boston, arreglando asuntos familiares con su exmarido, Duncan se había marchado con ella para cuidarla, pues opinaba que aquellos viajes ponían realmente nerviosa a su madre.Había salido tarde de trabajar, y estaba realmente cansada, pero bastó con una sola llamada de Kevin para olvidarme de todo y correr hacia su casa, pues sabía que estaba sólo en casa, y tenía demasiadas ganas de verle, pues desde hacía ya un par de semanas no le veía, más concretamente desde que pasó el día en mi casa y no paramos de follar como conejos.Ni siquiera me había cambiado de ropa, llevaba una camiseta negra básica y unos jeans, y el cabello recogido en un despeinado moño.Estaba esperando a que el semáforo se pusiese en verde para cruzar la calle, cerca de la casa de la señora Chang, cuando sentí com