Me levanté con desgana, y caminé hacia la parte de arriba de la casa, pues necesitaba ponerme la ropa y alejarme de aquellos degenerados.
Reí ante sus palabras, mientras llegábamos a la puerta de mi habitación.
Meryem entró en su habitación, y comenzó a desnudarse, pues necesitaba darse una ducha caliente, había pasado mucho frío ahí abajo, y necesitaba entrar en calor. Aún podía imaginar las manos de Paul acariciando sus pechos cuando David le había obliga
Caminé hacia la piscina, en albornoz, me serví una copa de wiski, pero al final terminé por coger la botella y llevármela junto a la piscina. Me senté sobre una de las hamacas y comencé a beber como si no me importase nada en el mundo, tan sólo yo y la bebida. Aún no podía quitarme de la cabeza lo que me había hecho, lo vulnerable que me había sentido a causa del alcohol y de mi deseo de ser saciada.Mis lágrimas comenzaron a salir en ese justo instante, me sentía sucia, estúpida, por haber permitido que de nuevo otro hombre que no era Kevin tocase mi cuerpo, como ya había tenido que hacer con Ivanov, cuando aquel rufián me hizo suya a traición. En aquel momento David lo había hecho también.Mi rostro se tiño de negro, al deshacerse el rímel con las l&a
El resto del trayecto fue un infierno para mí, no podía dejar de pensar en lo que había pasado, lloré hasta que mis lágrimas dejaron de salir, y entonces me quedé dormida sobre el regazo de mi amiga, mientras esta seguía acariciándome la cabeza, intentando transmitirme paz.Cuando Paul se detuvo frente a mi casa, Meryem le indicó que debía llevarme arriba él mismo, pues yo no estaba con fuerzas de hacerlo sola.No – le dije, cuando intentó tocarme, asustada de sentir el tacto de su piel con la mía.Sólo voy a subirte a casa – me comunicó, intentando calmarme, pero yo parecía fuera de mí.No – repetí, mientras Meryem me abrazaba con fuerza – él me encontrará si me dejas aquí – dije, totalmente horrorizada, mientras la abrazaba de nuevo.
Llevaba casi dos semanas acostándome con él, con Han Tae Sang, intentando llenar el vacío que Kevin había dejado. Pero por más que lo intentaba aquel vacío seguía ahí.Mi ex novio seguía intentándolo con creces, seguía regalándome flores, llevándome a cenar, haciéndome el amor apasionadamente casi a diario, pero mi corazón seguía roto. Ya nada de eso podría volver a llenarme nunca, y fue en ese justo instante cuando me di cuenta de que me había enamorado de ese cabrón.Me sentía como una idiota, ¿cómo podía haberme enamorado de un idiota como él? Él no lo merecía en lo absoluto. Han Tae Sang tenía razón, él nunca me trataría con amor, ya lo había comprobado con creces.Aquel día estaba espec
Acababa de llegar al garito, donde mis amigos, mis antiguos amigos me esperaban. Allí estaban todos: Gustaff, Steve, Philip y Nerea. El resto no estaba en la ciudad, así que tan sólo estaban ellos para celebrar conmigo.Estaban impacientes por verme, ya que hacía bastante que no nos veíamos.En cuanto al tiroteo de esa misma tarde, todo había sido un éxito. El jefe se encontraba a salvo y nosotros también. Pero Ivanov había escapado.Aún recordaba la conversación que habíamos tenido en la comisaría de policía, donde nos había llevado Jonas…Kevin estaba sentado en el sofá del despacho del jefe de policía, junto a mí, mientras Olivares hablaba deliberadamente con aquel señor.Seis coches han volado por los aires, multitud de heridos, el p&aac
Llegué a la sala VIP totalmente desanimada. Ahora sí que sentía que todo había acabado, ahora sí que sentía que no podría tenerle.Me senté en el sofá y me bebí la copa de Gustaff, haciendo que este me mirase con cara de pocos amigos.Estaba realmente enfadada con él. Sabía que aquello pasaría, que tan pronto como hubiese conseguido lo que quería volvería a apartarme, volvería a hacerme daño. Y en aquel momento sentía que yo era la culpable de todo aquello, al fin y al cabo, él me lo había advertido antes de empezar todo aquello, antes si quiera de enamorarme de él.Me levanté, caminé hacia la barra, admiré como Kevin se encontraba allí hablando con Dante y ligando con Carla de nuevo. Por más que él dijese que sólo est
Ya estábamos muy cerca de mi casa, cuando el teléfono comenzó a sonar, lo descolgué sin tan siquiera ver de quién se trataba.¿Ana? – me llamó una voz al otro lado del teléfono, haciendo que me despertase de golpe, se trataba de él, y no tenía ni idea de por qué me llamaba - ¿dónde estás?Eso no te importa, ¿no crees? – pregunté, molesta, mientras le escuchaba maldecir, furioso.¿crees que me importa una mierda dónde estás? – Preguntaba, mientras alguien le arrebataba el teléfono y ese alguien comenzaba a hablarme.Hola cariño – comenzaba ese alguien al otro lado del teléfono – soy yo – explicaba, haciendo que reconociese aquella voz, que no era otra que Meryem – si aún no estás en casa podrías venir, tenemos que cel
¿qué has dicho? – Preguntó, mientras me agarraba del brazo y me traía hacía él – repite eso – me ordenó.Tu madre tenía razón – proseguía, ignorando su pregunta – todos tenían razón, eres un monstruo.¿por qué me quieres? – Preguntó, sin poder creerse lo que acababa de decirle sobre que estaba enamorada de él, parecía haberse quedado en shock después de eso.Porque soy una idiota – le dije, haciendo que él me mirase sin comprender – una idiota que cree en tus palabras, una idiota que piensa que hay algo bueno en ti, una idiota que …¡Maldita sea Ana! – me espetó, malhumorado, haciendo que le mirase sin comprender por qué actuaba de aquella manera – Te dije que era una mala persona, te dije que yo n
Aún con los ojos cerrados podía notar la luz que entraba en la habitación, pero aún quería permanecer un rato más en la cama, al fin y al cabo, no tenía que ir a trabajar, a causa de aquella nueva situación que Olivares quería investigar por su cuenta.Me levanté de la cama, cuando apenas eran las diez, y caminé por el pasillo hacia el salón, arrastrando los pies al andar, con desgana, percatándome de que la habitación de invitados estaba abierta y que se escuchaba la ducha del baño. Seguramente mi hermano se estaba dando una ducha.Me encaminé hacia la cocina, abrí el mueble de la despensa y agarré la caja de cereales, sacudiéndola un poco, dándome cuenta de que me quedaban pocos, debía ir a hacer la compra pronto.Llamaron a la puerta con insistencia, haciendo que