Llevaba casi dos semanas acostándome con él, con Han Tae Sang, intentando llenar el vacío que Kevin había dejado. Pero por más que lo intentaba aquel vacío seguía ahí.
Mi ex novio seguía intentándolo con creces, seguía regalándome flores, llevándome a cenar, haciéndome el amor apasionadamente casi a diario, pero mi corazón seguía roto. Ya nada de eso podría volver a llenarme nunca, y fue en ese justo instante cuando me di cuenta de que me había enamorado de ese cabrón.
Me sentía como una idiota, ¿cómo podía haberme enamorado de un idiota como él? Él no lo merecía en lo absoluto. Han Tae Sang tenía razón, él nunca me trataría con amor, ya lo había comprobado con creces.
Aquel día estaba especialmente triste, más de lo habitual. Pues era mi cumpleaños y Han Tae Sang había tenido que irse a Boston por trabajo, así que no tenía a nadie con quien compartir ese día. Mis amigos, por supuesto, me habían organizado una fiesta, incluso Meryem insistía en reunirnos más tarde para celebrar algo, pero no me sentía con ganas de celebrar nada, eso era todo.
Me encontraba sobre la azotea de uno de los edificios más altos de Manhattan, con mi arma en la mano, mientras miraba por el objetivo hacia el parque. Buscaba al objetivo, aquel que llevaba una sudadera gris y leía el periódico junto al banco.
Apunté hacia su pecho mientras apretaba el gatillo, pero antes de que pudiese dispararle una segunda persona entró en el plano. Esperé paciente a que se alejase, pero no parecía dispuesto a alejarse.
Guardé el rifle en el estuche, y lo cerré de golpe, mientras escuchaba como mi jefe intentaba localizar a mi compañero para que me ayudase a salir viva de allí.
Agarré la puerta justo al mismo momento en que Kevin tiraba de mí y me ocultaba detrás de ella. Me miró calmado mientras negaba con la cabeza.
Me senté sobre el suelo mientras miraba hacia abajo. Podían verse las personas allí abajo y las luces, los coches…
No tengo ni idea de que fue lo que el jefe respondió ante aquello, pero fuese lo que fuese divirtió a Kevin que se rio durante unos segundos.
Levantó las rodillas para posar sus manos sobre ellas y dejó caer su cabeza un poco, mientras el silencio seguía rodeándonos.
Miré hacia él despacio, admirando como levantaba la cabeza y volvía la vista hacia el suelo.
Las horas pasaron realmente lentas aquel día. Seguía mirando el reloj, nerviosa y las agujas apenas se movían.
Miró el reloj tranquilo y volvió a colocarse el pinganillo, para luego negar con la cabeza mirando hacia mí. Era la primera vez que me miraba.
Volvió a ponerse el pinganillo para no tener que responderme. Sé que lo hacía por eso, se había hartado de seguir dándome explicaciones.
Pero aquello no cuadraba, los rusos no se alejarían si sabían que aún estábamos allí. Salimos del edificio y fue entonces cuando sucedió.
Ivanov comenzó a dispararnos con una ametralladora, haciendo que nos escondiésemos tras un auto y que la gente comenzase a gritar y a correr despavorida. Sabía que era él, que era Ivanov, porque había reconocido el coche que estaba aparcado al otro lado de la calle.
Me di la vuelta, con el arma en la mano y en cuclillas y me dirigí hacia el otro lado del coche para luego sacar la mano y empezar a disparar.
Seguí disparando hacia nuestro agresor mientras Olivares disparaba hacia él también desde el otro lado de la calle. Iba cargado con dos pistolas y disparaba como un verdadero héroe de película.
Acababa de llegar al garito, donde mis amigos, mis antiguos amigos me esperaban. Allí estaban todos: Gustaff, Steve, Philip y Nerea. El resto no estaba en la ciudad, así que tan sólo estaban ellos para celebrar conmigo.Estaban impacientes por verme, ya que hacía bastante que no nos veíamos.En cuanto al tiroteo de esa misma tarde, todo había sido un éxito. El jefe se encontraba a salvo y nosotros también. Pero Ivanov había escapado.Aún recordaba la conversación que habíamos tenido en la comisaría de policía, donde nos había llevado Jonas…Kevin estaba sentado en el sofá del despacho del jefe de policía, junto a mí, mientras Olivares hablaba deliberadamente con aquel señor.Seis coches han volado por los aires, multitud de heridos, el p&aac
Llegué a la sala VIP totalmente desanimada. Ahora sí que sentía que todo había acabado, ahora sí que sentía que no podría tenerle.Me senté en el sofá y me bebí la copa de Gustaff, haciendo que este me mirase con cara de pocos amigos.Estaba realmente enfadada con él. Sabía que aquello pasaría, que tan pronto como hubiese conseguido lo que quería volvería a apartarme, volvería a hacerme daño. Y en aquel momento sentía que yo era la culpable de todo aquello, al fin y al cabo, él me lo había advertido antes de empezar todo aquello, antes si quiera de enamorarme de él.Me levanté, caminé hacia la barra, admiré como Kevin se encontraba allí hablando con Dante y ligando con Carla de nuevo. Por más que él dijese que sólo est
Ya estábamos muy cerca de mi casa, cuando el teléfono comenzó a sonar, lo descolgué sin tan siquiera ver de quién se trataba.¿Ana? – me llamó una voz al otro lado del teléfono, haciendo que me despertase de golpe, se trataba de él, y no tenía ni idea de por qué me llamaba - ¿dónde estás?Eso no te importa, ¿no crees? – pregunté, molesta, mientras le escuchaba maldecir, furioso.¿crees que me importa una mierda dónde estás? – Preguntaba, mientras alguien le arrebataba el teléfono y ese alguien comenzaba a hablarme.Hola cariño – comenzaba ese alguien al otro lado del teléfono – soy yo – explicaba, haciendo que reconociese aquella voz, que no era otra que Meryem – si aún no estás en casa podrías venir, tenemos que cel
¿qué has dicho? – Preguntó, mientras me agarraba del brazo y me traía hacía él – repite eso – me ordenó.Tu madre tenía razón – proseguía, ignorando su pregunta – todos tenían razón, eres un monstruo.¿por qué me quieres? – Preguntó, sin poder creerse lo que acababa de decirle sobre que estaba enamorada de él, parecía haberse quedado en shock después de eso.Porque soy una idiota – le dije, haciendo que él me mirase sin comprender – una idiota que cree en tus palabras, una idiota que piensa que hay algo bueno en ti, una idiota que …¡Maldita sea Ana! – me espetó, malhumorado, haciendo que le mirase sin comprender por qué actuaba de aquella manera – Te dije que era una mala persona, te dije que yo n
Aún con los ojos cerrados podía notar la luz que entraba en la habitación, pero aún quería permanecer un rato más en la cama, al fin y al cabo, no tenía que ir a trabajar, a causa de aquella nueva situación que Olivares quería investigar por su cuenta.Me levanté de la cama, cuando apenas eran las diez, y caminé por el pasillo hacia el salón, arrastrando los pies al andar, con desgana, percatándome de que la habitación de invitados estaba abierta y que se escuchaba la ducha del baño. Seguramente mi hermano se estaba dando una ducha.Me encaminé hacia la cocina, abrí el mueble de la despensa y agarré la caja de cereales, sacudiéndola un poco, dándome cuenta de que me quedaban pocos, debía ir a hacer la compra pronto.Llamaron a la puerta con insistencia, haciendo que
Acababa de salir de casa junto a mi hermano, pues le había prometido que lo llevaría al Palace, donde había quedado con su posible inversor.Cuando salimos a la calle y vio la moto aparcada en la puerta casi se echa las manos a la cabeza, preocupado, pues en ningún momento le dije que tenía un coche.Sube – le animé, mientras me acomodaba el casco y le cedía el suyo, haciendo que él me mirase desconfiado.Hace mucho que no monto en una de estas – aseguró, mientras se ponía el casco, divertido y se subía a la moto, justo detrás de mí.+++++El día pasó bastante deprisa. ¿habéis escuchado eso que dicen que el tiempo pasa más deprisa cuando lo estás pasando bien? Pues estoy totalmente de acuerdo.Estuvimos todo el día juntos, lo llevé a un par de
Cuando llegamos a casa todos estábamos demasiado borrachos, yo la primera, pues sin otra compañía que la botella de alcohol, me había liado a beber como una loca, mientras observaba como Juan y Kevin hablaban como cotorras sobre la importancia de importar y exportar en los negocios. No entendía en que momento Kevin se había vuelto un experto en todo aquello.Kevin abrió la puerta y entré sin pensármelo demasiado, mientras observaba como Juan y Kevin se dirigían hacia su cuarto.Tan sólo es un prototipo – aseguraba mi hermano, mientras le enseñaba la esterilla que era para ponerla sobre la cama antes de irte a dormir, la idea era usarla unos 10 minutos antes de irte a la cama, y luego retirarla para irte a dormir.Me llevaré esta – aseguraba – la probaré durante las cuatro semanas que me indicaste y te comentaré el resul
A la mañana siguiente, cuando desperté, el ya no se encontraba allí, supuse que se había marchado a casa, y me preocupó bastante lo que había pasado entre los dos de nuevo. No quería volver a caer en sus brazos y era justo lo que había hecho, tirarme de cabeza a ellos, y sabía que el coscorrón estaba cerca. Pues a pesar de habérselo prometido, yo no podía olvidarme de aquella noche como si nada, no después de que hubiese abierto su corazón de esa manera.¿ya te has despertado? – Preguntó mi hermano cuando hube llegado a la cocina, donde Kevin desayunaba un café y unas tostadas, junto a Juan. Me quedé mirando a ambos totalmente sorprendida – Kevin va a llevarme al centro – explicaba – así puedes disfrutar del resto del día.¿Kevin va a llevart