Llegué a la sala VIP totalmente desanimada. Ahora sí que sentía que todo había acabado, ahora sí que sentía que no podría tenerle.
Me senté en el sofá y me bebí la copa de Gustaff, haciendo que este me mirase con cara de pocos amigos.
Estaba realmente enfadada con él. Sabía que aquello pasaría, que tan pronto como hubiese conseguido lo que quería volvería a apartarme, volvería a hacerme daño. Y en aquel momento sentía que yo era la culpable de todo aquello, al fin y al cabo, él me lo había advertido antes de empezar todo aquello, antes si quiera de enamorarme de él.
Me levanté, caminé hacia la barra, admiré como Kevin se encontraba allí hablando con Dante y ligando con Carla de nuevo. Por más que él dijese que sólo estaba hablando con ella, escuchando sus confidencias, yo sabía que estaba ligando con ella. Pero en aquel momento me importaba un bledo, estaba demasiado enfadada con él.
Cogí el vaso y me lo bebí de un solo trago, a pesar de que la bebida estaba realmente amarga y fuerte.
Volví a llenar el vaso con la botella y volví a hacer el mismo procedimiento unas cuatro veces más. Hasta que ya me empezó a dar igual todo. Ya no me importaba que estuviese allí, no me importaba que ligase con Carla, es más por mí podía tirársela, me daba exactamente igual.
Cogí la botella, que aún le quedaba un poco y me fui con ella a la pista de baile sin poder dejar de bailar, admirando como Nerea, Dante y Kevin miraban hacia mí. Pero como os digo ya no me importaba.
Kevin se sentó en los sofás, junto a la barra, mientras Dante, Nerea y Carla le seguían, mientras yo, estaba algo mareada de tanto bailar.
Nerea reía de la anécdota que Dante les contaba sobre los proveedores de ron, cuando se percató de que algo iba mal en la pista de baile, conmigo y Gustaf.
Nerea llegó hasta mí y me rescató de las garras de Gustaf, conduciéndome entonces al reservado donde se encontraba su novio junto a Carla y Kevin.
Me sentó junto a Kevin, para luego sentarse ella junto a Dante, de tal manera que me quedé allí mirando al frente, como una idiota. Aunque lo cierto era, que estaba tan borracha, que apenas podía darme cuenta de nada.
Miré hacia su hombro, mientras él hablaba con Carla sobre algo que no podía escuchar, pues la chica hablaba tan bajo que apenas podía oírla. Odiaba aquel secretismo entre ellos, odiaba la idea de que él no fuese mío jamás, odiaba estar enamorada de él de aquella manera.
Agarré su rostro con mi mano derecha, haciendo que todos me mirasen con sumo interés y le obligué a mirarme, mientras yo apoyaba la oreja sobre su hombro, y me quedaba allí, como si fuese el sitio más cómodo del mundo.
Lo supe entonces, me aprovecharía de aquella borrachera para aferrarme a él aquella noche, y me separaría de él al día siguiente, con la cabeza lúcida, y sin remordimientos.
Una delgada lágrima recorrió mi mejilla en ese justo instante, derramándose sobre su camisa, entonces.
Dejé de sujetar su rostro, dejando caer mi mano sobre su pecho, mientras Carla ponía los ojos en blanco al sentirle tan cerca de mí, en aquel momento.
Kevin me sacó del club y me llevó hasta el coche de Nerea, poniéndome luego sobre el capó del coche, vigilándome para que no me cayese al suelo, sin dejar de mirar hacia la puerta de la discoteca, esperando a que Nerea llegase.
Un sonido en el coche, me indicó que Nerea acababa de abrirlo, así que me bajé del capó y me monté en el asiento del copiloto, sin tan siquiera esperar a que nadie me ayudase. Estaba cansada de lucir patética frente a él.
Ya estábamos muy cerca de mi casa, cuando el teléfono comenzó a sonar, lo descolgué sin tan siquiera ver de quién se trataba.¿Ana? – me llamó una voz al otro lado del teléfono, haciendo que me despertase de golpe, se trataba de él, y no tenía ni idea de por qué me llamaba - ¿dónde estás?Eso no te importa, ¿no crees? – pregunté, molesta, mientras le escuchaba maldecir, furioso.¿crees que me importa una mierda dónde estás? – Preguntaba, mientras alguien le arrebataba el teléfono y ese alguien comenzaba a hablarme.Hola cariño – comenzaba ese alguien al otro lado del teléfono – soy yo – explicaba, haciendo que reconociese aquella voz, que no era otra que Meryem – si aún no estás en casa podrías venir, tenemos que cel
¿qué has dicho? – Preguntó, mientras me agarraba del brazo y me traía hacía él – repite eso – me ordenó.Tu madre tenía razón – proseguía, ignorando su pregunta – todos tenían razón, eres un monstruo.¿por qué me quieres? – Preguntó, sin poder creerse lo que acababa de decirle sobre que estaba enamorada de él, parecía haberse quedado en shock después de eso.Porque soy una idiota – le dije, haciendo que él me mirase sin comprender – una idiota que cree en tus palabras, una idiota que piensa que hay algo bueno en ti, una idiota que …¡Maldita sea Ana! – me espetó, malhumorado, haciendo que le mirase sin comprender por qué actuaba de aquella manera – Te dije que era una mala persona, te dije que yo n
Aún con los ojos cerrados podía notar la luz que entraba en la habitación, pero aún quería permanecer un rato más en la cama, al fin y al cabo, no tenía que ir a trabajar, a causa de aquella nueva situación que Olivares quería investigar por su cuenta.Me levanté de la cama, cuando apenas eran las diez, y caminé por el pasillo hacia el salón, arrastrando los pies al andar, con desgana, percatándome de que la habitación de invitados estaba abierta y que se escuchaba la ducha del baño. Seguramente mi hermano se estaba dando una ducha.Me encaminé hacia la cocina, abrí el mueble de la despensa y agarré la caja de cereales, sacudiéndola un poco, dándome cuenta de que me quedaban pocos, debía ir a hacer la compra pronto.Llamaron a la puerta con insistencia, haciendo que
Acababa de salir de casa junto a mi hermano, pues le había prometido que lo llevaría al Palace, donde había quedado con su posible inversor.Cuando salimos a la calle y vio la moto aparcada en la puerta casi se echa las manos a la cabeza, preocupado, pues en ningún momento le dije que tenía un coche.Sube – le animé, mientras me acomodaba el casco y le cedía el suyo, haciendo que él me mirase desconfiado.Hace mucho que no monto en una de estas – aseguró, mientras se ponía el casco, divertido y se subía a la moto, justo detrás de mí.+++++El día pasó bastante deprisa. ¿habéis escuchado eso que dicen que el tiempo pasa más deprisa cuando lo estás pasando bien? Pues estoy totalmente de acuerdo.Estuvimos todo el día juntos, lo llevé a un par de
Cuando llegamos a casa todos estábamos demasiado borrachos, yo la primera, pues sin otra compañía que la botella de alcohol, me había liado a beber como una loca, mientras observaba como Juan y Kevin hablaban como cotorras sobre la importancia de importar y exportar en los negocios. No entendía en que momento Kevin se había vuelto un experto en todo aquello.Kevin abrió la puerta y entré sin pensármelo demasiado, mientras observaba como Juan y Kevin se dirigían hacia su cuarto.Tan sólo es un prototipo – aseguraba mi hermano, mientras le enseñaba la esterilla que era para ponerla sobre la cama antes de irte a dormir, la idea era usarla unos 10 minutos antes de irte a la cama, y luego retirarla para irte a dormir.Me llevaré esta – aseguraba – la probaré durante las cuatro semanas que me indicaste y te comentaré el resul
A la mañana siguiente, cuando desperté, el ya no se encontraba allí, supuse que se había marchado a casa, y me preocupó bastante lo que había pasado entre los dos de nuevo. No quería volver a caer en sus brazos y era justo lo que había hecho, tirarme de cabeza a ellos, y sabía que el coscorrón estaba cerca. Pues a pesar de habérselo prometido, yo no podía olvidarme de aquella noche como si nada, no después de que hubiese abierto su corazón de esa manera.¿ya te has despertado? – Preguntó mi hermano cuando hube llegado a la cocina, donde Kevin desayunaba un café y unas tostadas, junto a Juan. Me quedé mirando a ambos totalmente sorprendida – Kevin va a llevarme al centro – explicaba – así puedes disfrutar del resto del día.¿Kevin va a llevart
Había llegado el día, tras meses aplazándolo, el jefe había decidido que la cena de empresa sería esa noche. Estaba bastante nerviosa, puesto que yo ya no pertenecía a aquel equipo, pero, aun así, Olivares había decidido invitarme, pues solía decir que era muy buena en mi trabajo, aunque en aquel momento estuviese desaprovechando mis habilidades con Jonas.Llevaba un lujoso vestido en tono rojo, un poco más alto de la rodilla, de tirantes, y con poco escote, ya que no quería incitar a nadie con él, tenía demasiado miedo en aquellos días de provocar algún tipo de sentimiento en Kevin, y siempre que coincidíamos intentaba evitarle.La cena tenía lugar en uno de los sitios más emblemáticos de Nueva York, Rainbow Room.Esperaba al ascensor, con una enorme sonrisa en mi rostro, pues estaba algo nerviosa por volver a ver a
Meryem y yo nos levantamos, cuando ya íbamos por la quinta copa, Kevin parecía ir por la primera, aún, parecía que le estaba costando más de lo que debería beberse aquella copa.¡Vamos tío! – le azuzó Paul – ¡Alegra esa cara! – proseguía - ¡Pareces que vienes de un funeral! – bromeaba.Deberías venir a bailar con nosotras – comencé, intentando animarle, ya que me molestaba bastante verle en aquel estado, y más sin saber que era lo que le ocurría. Esto provocó que él mirara directamente hacia mí, levantándose del sillón y caminando hacia mí, bastante serio, lo que hizo que me arrepintiese de haber abierto la boca.Tengo que irme – informó, para luego caminar hacia la salida, dejándonos a todos totalmente sorprendidos por ello.Deber&