Aún con los ojos cerrados podía notar la luz que entraba en la habitación, pero aún quería permanecer un rato más en la cama, al fin y al cabo, no tenía que ir a trabajar, a causa de aquella nueva situación que Olivares quería investigar por su cuenta.
Me levanté de la cama, cuando apenas eran las diez, y caminé por el pasillo hacia el salón, arrastrando los pies al andar, con desgana, percatándome de que la habitación de invitados estaba abierta y que se escuchaba la ducha del baño. Seguramente mi hermano se estaba dando una ducha.
Me encaminé hacia la cocina, abrí el mueble de la despensa y agarré la caja de cereales, sacudiéndola un poco, dándome cuenta de que me quedaban pocos, debía ir a hacer la compra pronto.
Llamaron a la puerta con insistencia, haciendo que saliese de mis pensamientos y mirase hacia ella, al mismo tiempo que mi perro ladraba con fuerza.
Dejé la caja de cereales sobre la encimera de la cocina, me di la vuelta y caminé a paso ligero hacia la puerta, pues quien sea que fuese no dejaba de pulsar el timbre, y este sonaba como loco.
Abrí la puerta, cabreada, sin tan siquiera mirar por la mirilla, descubriendo frente a mí al gilipollas de turno.
Llevaba unos jeans y su famosa camisa de cuadros azul y blanca, entre abierta. Tenía la mano metida en el bolsillo y me miraba con aquella pose chula que tanto le caracterizaba. Miré hacia él con cara de pocos amigos.
Cerré la puerta sin tan siquiera esperar a que se marchase del todo y caminé por el pasillo, de camino a la cocina, admirando como mi hermano salía del baño con la toalla puesta, y miraba hacia mí, para darme los buenos días con un beso mañanero.
Agarré un poco de pan del que había comprado cortado y lo metí en la tostadora, me sentía genial con él allí, gracias a ello comería tostadas.
Se encaminó por el pasillo hacia la puerta, con aquella toalla rodeándole los bajos, mientras seguían llamando con insistencia.
La abrió sin miramientos y observó desairado a un hombre al otro lado de la puerta, que miraba hacia él algo sorprendido de encontrarle allí.
Me levanté de la mesa con el café en la mano y caminé hacia el salón, pues las tostadas aún tardarían un poco y quería saber quién era la persona que había llamado al timbre.
Acababa de salir de casa junto a mi hermano, pues le había prometido que lo llevaría al Palace, donde había quedado con su posible inversor.Cuando salimos a la calle y vio la moto aparcada en la puerta casi se echa las manos a la cabeza, preocupado, pues en ningún momento le dije que tenía un coche.Sube – le animé, mientras me acomodaba el casco y le cedía el suyo, haciendo que él me mirase desconfiado.Hace mucho que no monto en una de estas – aseguró, mientras se ponía el casco, divertido y se subía a la moto, justo detrás de mí.+++++El día pasó bastante deprisa. ¿habéis escuchado eso que dicen que el tiempo pasa más deprisa cuando lo estás pasando bien? Pues estoy totalmente de acuerdo.Estuvimos todo el día juntos, lo llevé a un par de
Cuando llegamos a casa todos estábamos demasiado borrachos, yo la primera, pues sin otra compañía que la botella de alcohol, me había liado a beber como una loca, mientras observaba como Juan y Kevin hablaban como cotorras sobre la importancia de importar y exportar en los negocios. No entendía en que momento Kevin se había vuelto un experto en todo aquello.Kevin abrió la puerta y entré sin pensármelo demasiado, mientras observaba como Juan y Kevin se dirigían hacia su cuarto.Tan sólo es un prototipo – aseguraba mi hermano, mientras le enseñaba la esterilla que era para ponerla sobre la cama antes de irte a dormir, la idea era usarla unos 10 minutos antes de irte a la cama, y luego retirarla para irte a dormir.Me llevaré esta – aseguraba – la probaré durante las cuatro semanas que me indicaste y te comentaré el resul
A la mañana siguiente, cuando desperté, el ya no se encontraba allí, supuse que se había marchado a casa, y me preocupó bastante lo que había pasado entre los dos de nuevo. No quería volver a caer en sus brazos y era justo lo que había hecho, tirarme de cabeza a ellos, y sabía que el coscorrón estaba cerca. Pues a pesar de habérselo prometido, yo no podía olvidarme de aquella noche como si nada, no después de que hubiese abierto su corazón de esa manera.¿ya te has despertado? – Preguntó mi hermano cuando hube llegado a la cocina, donde Kevin desayunaba un café y unas tostadas, junto a Juan. Me quedé mirando a ambos totalmente sorprendida – Kevin va a llevarme al centro – explicaba – así puedes disfrutar del resto del día.¿Kevin va a llevart
Había llegado el día, tras meses aplazándolo, el jefe había decidido que la cena de empresa sería esa noche. Estaba bastante nerviosa, puesto que yo ya no pertenecía a aquel equipo, pero, aun así, Olivares había decidido invitarme, pues solía decir que era muy buena en mi trabajo, aunque en aquel momento estuviese desaprovechando mis habilidades con Jonas.Llevaba un lujoso vestido en tono rojo, un poco más alto de la rodilla, de tirantes, y con poco escote, ya que no quería incitar a nadie con él, tenía demasiado miedo en aquellos días de provocar algún tipo de sentimiento en Kevin, y siempre que coincidíamos intentaba evitarle.La cena tenía lugar en uno de los sitios más emblemáticos de Nueva York, Rainbow Room.Esperaba al ascensor, con una enorme sonrisa en mi rostro, pues estaba algo nerviosa por volver a ver a
Meryem y yo nos levantamos, cuando ya íbamos por la quinta copa, Kevin parecía ir por la primera, aún, parecía que le estaba costando más de lo que debería beberse aquella copa.¡Vamos tío! – le azuzó Paul – ¡Alegra esa cara! – proseguía - ¡Pareces que vienes de un funeral! – bromeaba.Deberías venir a bailar con nosotras – comencé, intentando animarle, ya que me molestaba bastante verle en aquel estado, y más sin saber que era lo que le ocurría. Esto provocó que él mirara directamente hacia mí, levantándose del sillón y caminando hacia mí, bastante serio, lo que hizo que me arrepintiese de haber abierto la boca.Tengo que irme – informó, para luego caminar hacia la salida, dejándonos a todos totalmente sorprendidos por ello.Deber&
Cuando desperté, a la mañana siguiente, sobre mi cama, no tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí.Desayunaba en la cocina, cuando Marcos llegó, disculpándose por no haber venido a dormir, pero había pasado la noche en casa de Kevin, pues habían estado hasta tarde haciendo negocios y ya se había quedado a dormir allí. Ahora comprendía que las palabras de él, diciendo que tenía una cita eran ciertas, había quedado con mi hermano. No era una excusa para no quedarse a solas conmigo.Ana, ¿me estás escuchando? – preguntaba mi hermano, haciendo que su voz retumbase en mi cabeza.Habla más bajo – le rogué, mientras me tocaba la cabeza, dolorida.No deberías de beber tanto si sabes que tu cuerpo no lo tolera… - me reprochaba mi hermano, haciendo que le mirase con cara
Llevaba una semana sin saber nada de él, aunque me constaba que seguía quedando con mi hermano, aunque no fuese a buscarlo a casa. Ignoraba que era lo que le había contado, o cuanto sabría él sobre nosotros, pero en aquel podía preocuparme por ello, pues no dejaba de pensar en cómo habían terminado las cosas entre Tae Sang y yo, cuando vino a buscarme a mi casa, el mismo día de la comida, cuando mi hermano y Kevin hablaban sobre trabajo en el estudio, como de costumbre en aquellos días.Llevo todo el día llamándote – aclaró, haciendo que recordase aquello en lo que había caído en la calle pero que al llegar a casa acababa de olvidar, había cogido el móvil del trabajo en vez del personal, que había dejado sobre la mesilla de noche, en mi habitación.Olvidé el teléfono en casa – l
Cuando llegué a casa, aquella noche, me encontré a mi hermano preparando la mesa para comer, cosa que me extrañó bastante, ya que yo no había avisado de que iría a cenar.¿para qué es todo esto? – pregunté, al percatarme de que había sacado tres copas de vino para brindar.Estamos de celebración, hemos conseguido a un nuevo cliente – aseguró, haciendo que comprendiese que había preparado todo aquello para él y su nuevo mejor amigo, Kevin.¿en serio? – le dije con ironía mientras él me miraba sin comprender – pues yo estoy muerta, he tenido un día muy largo, así que discúlpame si no me uno a la fiesta – le dije, algo molesto, aunque no sabía muy bien por qué lo estaba.Ana, hija mía – me llamó mi hermano, bastante harto de mi humo