Llevaba una semana sin saber nada de él, aunque me constaba que seguía quedando con mi hermano, aunque no fuese a buscarlo a casa. Ignoraba que era lo que le había contado, o cuanto sabría él sobre nosotros, pero en aquel podía preocuparme por ello, pues no dejaba de pensar en cómo habían terminado las cosas entre Tae Sang y yo, cuando vino a buscarme a mi casa, el mismo día de la comida, cuando mi hermano y Kevin hablaban sobre trabajo en el estudio, como de costumbre en aquellos días.
Cuando llegué a casa, aquella noche, me encontré a mi hermano preparando la mesa para comer, cosa que me extrañó bastante, ya que yo no había avisado de que iría a cenar.¿para qué es todo esto? – pregunté, al percatarme de que había sacado tres copas de vino para brindar.Estamos de celebración, hemos conseguido a un nuevo cliente – aseguró, haciendo que comprendiese que había preparado todo aquello para él y su nuevo mejor amigo, Kevin.¿en serio? – le dije con ironía mientras él me miraba sin comprender – pues yo estoy muerta, he tenido un día muy largo, así que discúlpame si no me uno a la fiesta – le dije, algo molesto, aunque no sabía muy bien por qué lo estaba.Ana, hija mía – me llamó mi hermano, bastante harto de mi humo
Aquella mañana se me pegaron bastante las sábanas, Kevin parecía haberse marchado, pues no había ni rastro de él por mi habitación, donde habíamos terminado la noche anterior, haciendo el amor. Y mi hermano se había marchado temprano en la mañana a su reunión de trabajo.Buenos días – dijo una voz frente a mí, cuando hube llegado a la cocina para prepararme el desayuno, mientras se acercaba un poco a mí, me cogía el rostro con su mano izquierda y me besaba suavemente sobre los labios.Levanté mi mano izquierda para coger su rostro y devolverle el beso, aún algo sorprendida por su actitud.¿te apetece desayunar? – preguntó, separándose de mí un poco, para mirar hacia mi rostro, aunque sin soltarme aún – cocinaré para ti – aseguró, provocando que le
Pasamos una mañana de lo más entretenida, hacía un día de perros fuera, no dejaba de llover y se fue la luz un par de veces, esa era la razón de que tuviésemos velas encendidas por toda la casa, mientras comíamos nuestro plato de pasta, el uno frente al otro, sin dejar de mirarnos.Sonreí cuando la luz regresó, provocando que el riese divertido.Oye, ¿sabes que estoy viviendo un tiempo en casa de mi madre? – preguntó de pronto, cuando casi habíamos terminado de comer, provocando que le mirase, sorprendida – he dejado el apartamento.Eso es bueno ¿no? – le dije, para luego dar un sorbo al vaso de agua.Deja que yo recoja – pidió, mientras se levantaba de la silla, y recogía los platos, para luego llevarlos al fregadero.Me senté sobre el sof&aa
La señora Chang estaba de viaje en Boston, arreglando asuntos familiares con su exmarido, Duncan se había marchado con ella para cuidarla, pues opinaba que aquellos viajes ponían realmente nerviosa a su madre.Había salido tarde de trabajar, y estaba realmente cansada, pero bastó con una sola llamada de Kevin para olvidarme de todo y correr hacia su casa, pues sabía que estaba sólo en casa, y tenía demasiadas ganas de verle, pues desde hacía ya un par de semanas no le veía, más concretamente desde que pasó el día en mi casa y no paramos de follar como conejos.Ni siquiera me había cambiado de ropa, llevaba una camiseta negra básica y unos jeans, y el cabello recogido en un despeinado moño.Estaba esperando a que el semáforo se pusiese en verde para cruzar la calle, cerca de la casa de la señora Chang, cuando sentí com
Me desperté sobresaltada al sentir un cosquilleo sobre mi cuello, era Kevin, que me besaba dulcemente. Siseó para que me calmase, mientras me susurraba…Sigue durmiendo – me ordenó mientras acercaba su rostro al mío y me besaba con dulzura sobre la mejilla – Tengo que ir a trabajar, pero quédate.¡El trabajo! – exclamé sobresaltada de nuevo, enervándome de la cama y mirando hacia él, nerviosa, mientras él sonreía hacia mí divertido, al mismo tiempo que negaba con la cabeza.Hoy no, es tu día libre. - Me recordó, haciendo que lo mirase estupefacta, pues no entendía cómo podía saberlo, ya que yo no le había informado sobre el tema.¿cómo sabes cuándo es mi día libre? – Pregunté, para luego abrir la bo
Caminaba con aquel vestido blanco que compré en Londres, con el agradable sol primaveral sobre nuestras cabezas, al mismo tiempo que él mantenía su mano agarrada a la mía.Sonreí al darme cuenta de que lo había conseguido, había logrado que Kevin no me apartase de su lado.Miré hacia él, sin dejar de sonreír, haciendo que él sonriese también hacia mí.Tengo que marcharme pronto, hoy tenemos entrenamiento – me informaba, haciendo que recordase como solían ser aquellos días cuando me dedicaba al grupo activo de la empresa. Pues desde que trabajaba con Jonas, como sólo nos ocupábamos del trabajo de campo, no teníamos que entrenar, pues rara vez tendríamos que enfrentarnos a una situación de lucha.Yo he quedado con Jonas para estudiar las pruebas de un caso – le inform&eacu
Durante todo el camino hacia casa no podía dejar de pensar en él, y él viaje fue largo, pues había venido en el autobús, así que fue un viaje realmente largo.No podía recordarle, en qué momento le había conocido, no podía recordar su rostro, no podía, y entonces, cuando caminaba por mi calle, me percaté de algo. Yo ya le conocía de antes, ya le había visto alguna vez, antes de trabajar con él yo ya le había hablado, siempre para ofrecerle café, pues solía sentarse en una de las mesas, cercanas a la barra, con su ordenador, y trabajaba duramente toda la mañana, incluso algunas tardes también venía. Recuerdo que solía acercarme con la jarra de café para ofrecerle un poco más, admirando como él me sonreía, agradecido de que lo hiciese.Levanté la vista al llegar a la puer
Nos encontrábamos en el restaurante de un lujoso hotel, junto a él, comiendo una deliciosa langosta, mientras él bebía un poco de vino de su copa.¿cómo puedes permitirte todo esto con el dinero que ganamos en la agencia? – Pregunté con curiosidad, mientras abría la langosta para seguir devorándola.Tengo más negocios aparte de ese – aseguraba, mientras ponía la copa sobre la mesa, y se preparaba para atacar la langosta.Kevin – le llamaba su padre, llegando hasta nosotros, haciendo que ambos mirásemos hacia él sin comprender que hacía allí – es toda una suerte encontrarte aquí…Suerte mis cojones – espetaba él, mientras yo le miraba con los ojos desorbitados por la forma en la que le respondía a su progenitor – sabías perfectamente que estaba aquí,