Regresé a mi antigua vida, llena de miseria y limitaciones, justo después de haberme prometido no regresar jamás. Ahora debo verlo, justo a él, a la persona que me arrebató todo. Señor Black lo maldijo. Juro que me vengaré por lo que me hizo. Lo haré pagar por todo lo que hizo e incluso por lo que no ha hecho. Lo prometo. Durante mi juventud me dispuse a ganar dinero para dejar de tener limitaciones en mi vida, acepto que los caminos que tomé para ganar dinero no fueron los mejores, pero al menos me ayudaron a llegar a donde quería. Ahora, 8 años después de haber construido un emporio llega él. El hombre al que desprecié hace mucho tiempo. Recuerdo que llegó a visitarme varias veces al lugar donde estuve trabajando y siempre lo traté con respeto y amabilidad. Quizás había perdido el rumbo de mi vida por un tiempo, pero jamás los modales. Rechacé su propuesta muchas veces, esperando que lo comprendiera, pero en lugar de hacerlo se lo tomó personal. Ahora, cuando todo marchaba perfect
Había pasado una semana desde mi reunión con Erick y no había recibido ninguna llamada de él. Seguí visitando empresas, intentando lograr que alguna me aceptara como ejecutiva, pero fue inútil. Nadie deseaba darme una oportunidad para demostrar mi talento. El trabajo y la experiencia no es todo lo que importa en una empresa y ahora lo entiendo. Mi trabajo nocturno de bailarina me excluía de toda oportunidad laboral que me pudieran dar en empresas enormes y prestigiosas y me habría camino en todos los burdeles de la ciudad, casi diario recibía flores de algún bar para que aceptara su propuesta laboral. La carta que recibí esta mañana era del Royal, el mejor night club de toda la ciudad. Elisa me había hablado de ese Club, según decía, pagaban el doble de lo que normalmente pagaban en los demás y a mí, me pagaría el triple. Era mi opción antes de ir a ver a Erick y ese día estaba decidida a visitar ese lugar. –No lo hagas –dijo una voz, justo a unos metros de la entrada del Royal–.– ¿
El día en que dejaba a un lado mi orgullo y egocentrismo había llegado, era lunes, la lluvia de esa mañana, era algo que no sabía como interpretar, yo amaba la lluvia, pero tenerla ese día, después de tantos días soleados, no estaba tan segura de su significado, ¿Acaso era algo bueno o la lluvia delataba que algo malo pasará?Me preparé para todas las posibles conversaciones o comentarios que Erick pudiera hacer al verme llegar, había cubierto todos los posibles escenarios y esperaba que no hubiera alguna sorpresa. −Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle? −Preguntó la recepcionista del lujoso edificio en que se encontraban las oficinas de EB concesionarios–.−Soy Mariana Sandoval, busco al señor Black–. −Señorita Mariana, el señor la está esperando en su oficina, quinto piso, pase adelante. −dijo la recepcionista con una gentil sonrisa–. Tomé el ascensor teniendo en cuenta el miedo que este me provoca, tan solo entré toqué el botón, me tomé de la barra y cerré los ojos. −Señorita, ¿E
Escuché murmullos en la oficina, podían ser gritos, pero no pude entender ni una palabra de lo que decían. Después miré a Rafael salir de la oficina, aventando todo a su paso, no me limité a decir nada. –Mariana –dijo Erick, antes que la puerta de su oficina se cerrara–. –¿Sí? –.–Por favor pide en el área de recursos humanos la liquidación de Rafael, a partir de este momento ya no trabaja más aquí, por favor encárgate de informarles a todos–. –Entendido –dije, sin preguntar nada al respecto–. El gesto que veía en el rostro de Erick me quitó el interés y la curiosidad de conocer los detalles de aquella decisión, tan solo me limité a hacer mi trabajo. El anuncio sorprendió a todos, incluyéndome a mí. Rafael era uno de los trabajadores con más tiempo de estar al lado de Erick, que Erick haya tomado la decisión, fue por algo que no le gustó de Rafael. Salí de la oficina y me dirigí hacia la casa de Jones, Elisa aún no había llegado a casa y era muy probable que llegara pasada la med
El chofer de Eliot nos dejó en uno de los mejores moteles de la ciudad, Eliot dijo que no nos preocupáramos por la estadía de esa noche, que corría por su cuenta. Tanto Elisa como yo, sabíamos que ese gesto de generosidad, tendría un cobro que terminaríamos pagando tarde o temprano. –No debimos aceptar –protesté–. –Ya estamos aquí, ahora solo debemos atenernos a las consecuencias de haber aceptado, sabes perfectamente que rechazarlo no era una opción –.–Lo sé, es solo que me molesta saber que le deberé algo a ese viejo asqueroso–.–A mi igual, pero no teníamos muchas opciones que digamos –.Dormimos un par de horas, al menos para tomar fuerzas. La cama me brindó un sueño profundo que, en años no había tenido. Me desperté de repente y miré que el reloj marcaba las 6.40 am, no me refresqué ni un poco, dejé la cama y me dirigí al baño. El horario en la oficina comenzaba a las 7.00 am y no podía llegar tarde, estaba a más de 20 minutos en el transporte público. Me alisté en cuestión de
Las personas me miraban sin decir nada, quizás la tristeza era tan contagiosa que ni siquiera deseaban acercarse. Recibí una llamada. No distinguí el número de lo borroso que miraba debido a las lágrimas, pero contesté de igual manera.–Hola –.–Mariana, en las citas agendadas hay una con un proveedor que no conozco, podrías decirme porque concretaste esa cita –preguntó Erick–.–Revisaré y le enviaré el dato – dije, con la voz entrecortada y halando los mocos nuevamente hacia mi interior–.–¿Estás bien? –.–No– dije, soltándome nuevamente en llanto–.–Dime dónde estás–.–No lo sé, ni quiero saberlo, no se preocupe por mí señor Black, mañana estaré en la oficina a primera hora –comenté–.–¿Dónde estás? –.–Calle Navarro–.–Enseguida llego, quédate ahí –.Me senté en la maleta que llevaba, no sabía siquiera los sentimientos que tenía en ese momento, tan solo quería llorar, llorar por todas las veces que me había contenido de hacerlo, por todas esas cosas que me habían sucedido, por el d
La conversación era mucho más deshonesta y descarada de lo que me esperaba, el hombre comentaba sobre las mujeres de los Night club a los que había asistido como si fueran piezas de colección. Sentí que me había echado un balde de agua encima cuando mencionó a Marianette en una de las conversaciones. Ese era el nombre artístico que usaba en esos lugares, Erick lo conocía mejor que nadie, me enviaba flores y poemas siempre que podía, antes que lo despreciara. –Esa mujer es una belleza, solo que la perra quiere fingir ser la niña buena que no se acuesta con nadie, he escuchado que muchos se lo han propuesto y por cantidades que ni siquiera lo imaginas, pero la desgraciada los ha rechazado a todos. Esa es una de las que no se me puede escapar, sabes perfectamente cómo es esto, sino desea estar conmigo a las buenas, lo hará a las malas y créeme que cuando eso pasé, deseará haberme aceptado a las buenas–. Erick miró como cambié de color al escuchar esa amenaza indirectamente, me levanté
Íbamos camino a la oficina, cuando comencé a recordar las palabras que ese idiota había dicho. Mi aspecto cambió en tan solo un par de segundos y Erick lo notó fácilmente.–Ha sido un largo día ¿No crees? –preguntó Erick–.–Ya lo creo –dije, sin siquiera pensar en mis palabras–.–Mañana seguiremos con las citas, tengo muchos clientes a quien debo visitar y solo tú llevas el control de mis horas libres–dijo–.–De acuerdo –dije –.De cierto modo había entendido lo que Erick había hecho, con el primer cliente me presentó como una persona respetable, no comentó nada sobre mi pasado. En este no fui el centro de atención, pero los comentarios siempre estuvieron de por medio, para el segundo cliente, si mostro mi pasado, quizás queriendo conocer mi reacción o