Durante los próximos meses, no sucedía nada diferente a lo que ya estábamos viviendo, bueno, algo diferente fue que mi bebé ya no estaba en mi vientre, sino que ahora podía sostenerlo entre mis brazos, seguía al mando de la empresa, ahora Ruth me había dado el poder absoluto, gracias a Sebastián, quien se adelantó a cualquier resultado y me dejó al mando de todo, mi mamá ahora estaba ejerciendo una carrera, seguía estudiando, pero era muy buena en el tema publicitario. Javier seguí en la cárcel y mi Sebastián, seguía en cama, era lo más doloroso que siempre mantenía en mi interior y que me hacía ver el mundo con una perspectiva diferente. –Pensé que cancelarías la cita–comentó Erick al verme llegar a su oficina–.–Bueno, aquí estoy, ¿de que querías hablar? –pregunté–.–Quiero liquidar parte de las acciones de EB Concesionarios–dijo–.–¿puedo saber a que se debe? –pregunté–.–Estoy en busca de un socio, Sebastián tiene un 30% de esta empresa y liquidaré un 5% de accionistas minoritari
No podía negar la sensación que aquel detalle de Erick había provocado en mi interior, llevaba mucho tiempo sin recibir afecto departe de mi amado Sebastián, mi cuerpo necesitaba sentirse amado, pero sabía que Erick no era la persona adecuada para tener ese momento de intimidad que tanto deseaba. Ni siquiera podía creer que yo me encontraba pensando en Erick de esa manera, aunque se me hacía muy fácil imaginar su cuerpo cerca del mío y su respiración en mi oído después del cansancio de entregarnos, la simple idea atemorizaba mi juicio y mi decencia, era una mujer comprometida, ahora madre de un hermoso niño, no era algo que podía hacer solamente por un momento de pasión, cualquier acto traería una gran consecuencia y yo lo tenía claro, pero, ¿Qué debía hacer? Dejé aquel pensamiento relinchar en mi mente, tratando de no darle ni un segundo más de mi atención, pero era casi imposible evitar que mi mente lo considerara. Trabajé lo más concentrada para sacarlo, pero no lo conseguí, Erick
Llegué a casa, disfruté de la alegría de Richard, sin duda, esa bella sonrisa me daba la fuerza para enfrentarme al mundo cada día. Richard se había convertido en mi motivación, es un sentimiento distinto, puro y sincero que ni siquiera hay palabras para describirlo, tan solo me hacía sentir viva. –¿Vas a salir? –preguntó mi madre–. –Si, ¿Cómo lo supiste? –pregunté–.–Creo que fue intuición. ¿Puedo saber con quién saldrás? –.–Con Erick–.–Sientes algo por él, ¿verdad? –.–MAMAAÁ ¿Por qué me haces esa pregunta? –.–Quiero saber, al menos tener todo claro. Erick me parece una buena persona a pesar de todo–. –A que te refieres con “a pesar de todo”–.–A pesar de que te acosaba al principio, a pesar de que siempre te trató mal, a pesar de que sea el hermano de Sebastián y se aproveche de la situación para estar contigo–.–Voy a pretender no haber escuchado eso–.–Es verdad, aunque debo aceptar que me alegra la idea de que te ayude a salir, distraerte, disfrutar tu vida, porqué quizás
–Te agradezco haberme dado esa noche tan fuera de la normal, me hacía falta disfrutar de la vida–dije, mientras íbamos en el auto camino a casa–.El silencio incomodo después de mi pequeño discurso me hizo sentir mal. Al menos durante los segundos que duró. Erick detuvo el carro a un lado de la carretera, aún faltaban un par de kilómetros para llegar a casa y ese lugar oscuro y apartado de la civilización parecía maquiavélico. –Mariana, solo quiero decirte que… Te amo, mis sentimientos por ti no han cambiado, ni por un minuto, te amo desde que te vi y te amaré por siempre, lamento no haberlo dicho antes y haber hecho todo lo posible por alejarte de mí, siempre pensé que merecías a alguien mejor que yo y no dudo ni por un segundo que Sebastián no sea ese hombre, sé que él es un buen hombre y que te hará muy feliz si despierta, pero créeme que me mata por dentro saber que no luché por ti, que te dejé sola, que te aparté de mí, si pudiera cambiar algo, fuera eso, sé que Sebastián te mer
Pasaron muchos días desde aquella cena, Erick me llamaba, pero siempre me limitaba a no responder o pedían que dijera que me encontraba lo bastante ocupada para no poder contactarme con él. Durante mucho tiempo había pasado ocultando todo el amor que en algún momento sentí por él, pero después de su confesión, se me ha hecho muy difícil disimular, he recordado mucho cuando nos conocimos, todas las cosas que ha hecho por mí y todo por lo que hemos pasado, pero no sabía que hacer en ese momento, tan solo me sentía entre la espada y la pared. Entre días, tardes y noches con la misma rutina, ya ni siquiera sabía que tanto tiempo había pasado desde que Sebastián no estaba con nosotros, prontamente me di cuenta que era el mes 35 desde aquel entonces y cada día que pasaba veíamos menos probabilidades de su despertar. –Señora Mariana, el señor Erick está aquí–dijo Glenda, mi secretaría–.–Dile que no estoy –dije de inmediato–.–Lo siento señora, no pude evitarlo–dijo ella, abriendo la puert
Llegué a casa abracé a Richard y lloré con él en mis brazos. Me sentía triste y sola, no tenía a nadie con quien hablar, mi madre nunca había sido tan cercana a mí, tenerla cerca era de gran ayuda, pero no me atrevía a contarle mis sentimientos o mis problemas.–Gracias por hacerme tan feliz–le dije a Richard mientras lo tenía en mis brazos–.–¿Son de felicidad? –preguntó mamá al ver las lágrimas en mis ojos–.Dejé a Richard en su cunita y me dirigí a la sala, el whisky se había vuelto mi mejor amigo durante todos estos meses.–¿Está todo bien? –preguntó mamá–.–Todo está bien–.–Tu suegra no se escuchaba muy tranquila hoy–.–Creo que no perdió tiempo para ponerte al corriente de la situación–.–Solo me dijo que al parecer que Erick se vaya a otro país te había descontrolado–.–Y como siempre solo cuenta lo que le conviene–.–Bueno, tú puedes contarme lo que pasó–dijo mamá–.–La verdad no quiero hablar de eso, es un tema en el que no tengo control–.–Tú tienes el control de tu vida hi
–Bueno, cuéntame como te está yendo–dije con toda la felicidad del mundo. Veía a Mariana atrapada en su mundo, triste consigo misma y con todos a su alrededor, sin embargo, seguía resplandeciendo como solo ella sabía hacerlo, aún en sus peores días, era esa luz que me ayudaría a superar cualquier dificultad. –¿Qué puedo decirte? Debo cuidar de un bebé, de una empresa y también de mí, el bebé y la empresa están bien y bueno, yo busco enderezar mi camino–.–¿Tan retorcido está? –pregunté–.–Más de lo esperado–.Quise ofrecerle salvarle la vida, llevármela lejos, cuidar de su hijo, pero a pesar de quererla tanto, mi orgullo me frenaba en hacer más estupideces, si algo me caracterizaba era eso, ya me había rebajado mucho, no podía darme el lujo de seguirlo permitiendo. –¿A quien fuiste a ver al cementerio? –preguntó, los labios de Mariana se movían y yo solo podía imaginar besarlos–.–Ana–.–Ya veo. La querías mucho–.–Ahora solo siento tristeza, era solo una niña cuando se fue, no con
Después de 25 años de viajar alrededor del mundo, de descubrir nuevas tradiciones, nuevas culturas, nuevas personas, un nuevo mundo, puedo decir que había disfrutado mi vida de la mejor manera, miré crecer a mi hermoso hijo Richard, 25 años después ya estaba mayor y en busca de una relación formal, creció creyendo en el amor verdadero, yo se lo inculqué desde pequeño, a decir verdad, lo cierto es que no fue difícil aprenderlo por su cuenta, era lo que siempre miraba en nuestra familia. Siempre pensé que la vida había jugado en mi contra todo el tiempo, siempre lanzándome dificultades, peligros e infelicidad justo después de creer que las cosas estaban a mi favor, pero ahora entiendo que todo fue para bien, aprendí mucho dirigiendo la empresa de los Cabrera, cumplí cada uno de mis sueños, como mujer, como hija, como madre y como esposa, seguí superándome, siendo mejor persona y creo que lo he logrado. También debo decir que cambié mi forma de pensar, ahora era más objetiva y prospera,