Regresé a mi antigua vida, llena de miseria y limitaciones, justo después de haberme prometido no regresar jamás. Ahora debo verlo, justo a él, a la persona que me arrebató todo. Señor Black lo maldijo. Juro que me vengaré por lo que me hizo. Lo haré pagar por todo lo que hizo e incluso por lo que no ha hecho. Lo prometo.
Durante mi juventud me dispuse a ganar dinero para dejar de tener limitaciones en mi vida, acepto que los caminos que tomé para ganar dinero no fueron los mejores, pero al menos me ayudaron a llegar a donde quería. Ahora, 8 años después de haber construido un emporio llega él. El hombre al que desprecié hace mucho tiempo. Recuerdo que llegó a visitarme varias veces al lugar donde estuve trabajando y siempre lo traté con respeto y amabilidad. Quizás había perdido el rumbo de mi vida por un tiempo, pero jamás los modales. Rechacé su propuesta muchas veces, esperando que lo comprendiera, pero en lugar de hacerlo se lo tomó personal. Ahora, cuando todo marchaba perfectamente en mi nueva vida. Su nombramiento como vicepresidente de la empresa más grande de Tobago le dio la oportunidad de destruirme. –Señorita Mariana, puede pasar –dijo la secretaria de Erick Black. El hombre a quien odio con toda mi alma. –Muchas gracias –dije–. Tomé mi bolso y entré a la oficina, dispuesta a enfrentar a ese hombre. Toqué la puerta y el hombre estaba en su escritorio, con un traje fino y muy elegante. Su cabello bien peinado y rubio. Algo que me encantaba de los hombres pero él era la excepción. Levantó su vista de los documentos y la clavó en mí, sus ojos azules y brillantes destilaban arrogancia y sus labios rojizos y húmedos, estaban llenos de soberbia. –No sabía que tendría el honor de recibirte –dijo el arrogantemente–.–Solo he venido por una cosa y tú sabes lo que quiero –dije-.–Lo sé y mi respuesta es No –dijo él–.– ¿Qué es lo que quieres? –pregunté–.–Eso es lo difícil, no puedo tener nada de ti. –dijo él–.– ¿No puedes o no quieres? –dije–.–No sé a qué estás dispuesta esta vez –dijo él sonriendo–.Sabía que esa sonrisa escondía una sucia propuesta, pero en el punto donde me encontraba no tenía muchas opciones. –Dilo de una vez o comenzaré a mover a mis peones –dije–. –Hablas como toda una experta en los negocios –dijo con el ceño fruncido–.–Lo soy, que no desees reconocerlo no es mi problema –dije muy confiada en el conocimiento que había adquirido–. –Bueno. No pondré en duda tu capacidad de envolver a los hombres. En eso estamos claros. –dijo él, con una leve sonrisa en su rostro que hacía que mi sangre se sintiera caliente y espesa en mi interior. Las ganas de propinarle una cachetada brotaban por montón–.–Dime de una vez que es lo que deseas–dije–. –Pero desde este momento te dejo claro que no me acostaré contigo–. –No quiero que lo hagas –dijo–.–Bueno, entonces dime de una vez que quieres–. –Quiero que seas mi secretaria –dijo él–.Me quedé desconcentrada con su respuesta. ¿Qué clase de hombre es Erick? Primero te destruye y luego quiere tenerte a su lado como su secretaria. No entiendo sus motivos pero es más que obvio que no aceptaré. – ¿Qué clase de broma es esta? –pregunté–. Mi ceño se encontraba levente fruncido, mordí un poco mi labio inferior para no dejarme llevar por mis impulsos. –Dices que eres la mejor negociadora. Es lo que necesito ahora que he tomado este puesto –dijo Black–.– ¿Por qué crees que aceptaría? –dije–. –Bueno, tengo fe en ello. Debido a todo lo que se ha descubierto sobre ti, dudo que te den una oportunidad laboral en otro lugar. Si decides trabajar para mí, no solo me probarás tu talento, sino que me encargaré personalmente de eliminar todos esos rumores. –Claro, como si no hubieras sido tú quien los hizo público –dije–.–No tuve nada que ver en eso, pero no haré nada más para convencerte. Te ofrezco una oportunidad, es tú decisión si la tomas o no. – ¿Qué ganarás tú con contratarme? –pregunté–.–Conocer a las personas desde otro punto de vista, además de probar que no tuve nada que ver en todo este asunto. Jamás he sido tu enemigo Mariana. Quise ofrecerte otra vida pero no fuiste lo suficientemente inteligente para verlo. Ahora solo deseo de tu conocimiento para hacer de mi trabajo el mejor. No deberás hacer nada más que tu trabajo, acostarme contigo es algo que ya no deseo. Sus palabras lograron convencerme pero lo último que dijo, logró herirme. Pensé que seguía interesado en mí y aunque su forma de acosarme no era la mejor, ahora deseaba que lo hiciera. – ¿Por qué quieres que yo sea tu secretaria? –pregunté–.–Ya te lo dije. Tú conoces a todos mis socios mejor que yo. Tu trabajo social te ayudó mucho con eso –dijo sonriendo–.–No te atrevas a insultarme idiota –dije, en un tono de voz agresivo–.– ¿Acaso te avergüenza tu pasado? –. –Claro que no. Hablar de ello es algo que no deseo. Dejé eso hace mucho tiempo–dije–. Bajé mi cabeza un poco, quizás fue un impulso hacerlo y sé que fue un error. –No cuestionaré eso. En ese caso ¿Debo tomar eso como un Sí? –. El tono soberbio en que lo dijo, me dio un impulso lleno de coraje. –Tómalo como un vete al carajo –dije–. Levanté mi cabeza y al verlo su mirada ya se encontraba en mí, con esa estúpida sonrisa que mostraba su victoria. Salí enfurecida de su oficina, mi corazón latía a mil y mis manos temblaban un poco. Tomé aire y seguí caminando. Sabía que no tenía otra opción más que aceptar su propuesta, a pesar de que su comentario hirió mi ego, no me dejaría llevar por sentimentalismos en este momento. Debía encontrar una manera de regresar a la vida llena de lujos a la que me acostumbré durante todo este tiempo y para ello, debo hacer lo que sea necesario. – ¿Cómo te fue? –Preguntó Elisa al verme llegar al apartamento–. – ¿Cómo crees? Ese maldito me tiene en sus manos –dije–. En ese momento me encontraba enfurecida conmigo y con todo el mundo por lo que había pasado. – ¿Acaso te propuso que te acostarás con él? –ella sonrió–. –Ay amiga, ya desearía que hubiera puesto sus ojos en mí, Erick es todo un galán, disfrutaría estar entre sus sabanas –decía Elisa, vanagloriándose de solo imaginarse en el acto–.–Me propuso que fuera su secretaria–dije–. – ¿Solo eso? –preguntó en un tono presuntuoso–.–Claro que solo fue eso. ¿Acaso crees que aceptaría acostarme con él? –pregunté–. –Bueno, solo era una pregunta, pensé que seguía teniendo interés en ti –dijo ella–. –Ya no tiene interés en mí –dije–. – ¿Por qué lo dices? –Me dijo que solo deseaba que fuera su secretaria, que acostarse conmigo es algo que ya no desea–. – ¿Y tú le creíste? –.–Lo dejaré en duda, como su palabra al decir que no fue él quien me expuso, pero de cierta manera si le creí–. –No creo que eso sea cierto, después de seguirte por años, simplemente decidió rendirse, no es propio de alguien como él–.–Lo sé–. –Y bueno, no me dijiste ¿Cómo se ve ahora? –.–Uff, más guapo que antes –dije suspirando de solo recordarlo–. Elisa comenzó a reírse a carcajadas por mi expresión. –Sé que te gusta y no entiendo porque no lo aceptas –dijo ella–. –No lo sé. Creo que es por orgullo. Siempre he dicho que él no me interesa y he querido hacer de esa mentira una realidad pero realmente no puedo hacerlo–. –Y ¿Qué harás al respecto? –preguntó ella–.–Sí realmente me necesita como su secretaria me buscará y estoy segura que aceptaré –dije–.– ¿Y si no te busca? –Preguntó Elisa–. –Espero que sí lo haga. Porque no soportaría tener que presentarme a su oficina después de haberle dicho que se fuera al carajo–. –No lo hiciste, dime que no lo hiciste –.–Lo hice–. –Amiga eres una grosera–. –Estaba furiosa porque él dijo que ya no le interesaba acostarse conmigo–. –Sí, eso ni dudarlo. Ahora deberás comenzar a rezar para que él venga a ofrecerte el puesto de nuevo, sino, tendrás que ir y créeme que haré que vayas aunque no quieras –.Había pasado una semana desde mi reunión con Erick y no había recibido ninguna llamada de él. Seguí visitando empresas, intentando lograr que alguna me aceptara como ejecutiva, pero fue inútil. Nadie deseaba darme una oportunidad para demostrar mi talento. El trabajo y la experiencia no es todo lo que importa en una empresa y ahora lo entiendo. Mi trabajo nocturno de bailarina me excluía de toda oportunidad laboral que me pudieran dar en empresas enormes y prestigiosas y me habría camino en todos los burdeles de la ciudad, casi diario recibía flores de algún bar para que aceptara su propuesta laboral. La carta que recibí esta mañana era del Royal, el mejor night club de toda la ciudad. Elisa me había hablado de ese Club, según decía, pagaban el doble de lo que normalmente pagaban en los demás y a mí, me pagaría el triple. Era mi opción antes de ir a ver a Erick y ese día estaba decidida a visitar ese lugar. –No lo hagas –dijo una voz, justo a unos metros de la entrada del Royal–.– ¿
El día en que dejaba a un lado mi orgullo y egocentrismo había llegado, era lunes, la lluvia de esa mañana, era algo que no sabía como interpretar, yo amaba la lluvia, pero tenerla ese día, después de tantos días soleados, no estaba tan segura de su significado, ¿Acaso era algo bueno o la lluvia delataba que algo malo pasará?Me preparé para todas las posibles conversaciones o comentarios que Erick pudiera hacer al verme llegar, había cubierto todos los posibles escenarios y esperaba que no hubiera alguna sorpresa. −Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle? −Preguntó la recepcionista del lujoso edificio en que se encontraban las oficinas de EB concesionarios–.−Soy Mariana Sandoval, busco al señor Black–. −Señorita Mariana, el señor la está esperando en su oficina, quinto piso, pase adelante. −dijo la recepcionista con una gentil sonrisa–. Tomé el ascensor teniendo en cuenta el miedo que este me provoca, tan solo entré toqué el botón, me tomé de la barra y cerré los ojos. −Señorita, ¿E
Escuché murmullos en la oficina, podían ser gritos, pero no pude entender ni una palabra de lo que decían. Después miré a Rafael salir de la oficina, aventando todo a su paso, no me limité a decir nada. –Mariana –dijo Erick, antes que la puerta de su oficina se cerrara–. –¿Sí? –.–Por favor pide en el área de recursos humanos la liquidación de Rafael, a partir de este momento ya no trabaja más aquí, por favor encárgate de informarles a todos–. –Entendido –dije, sin preguntar nada al respecto–. El gesto que veía en el rostro de Erick me quitó el interés y la curiosidad de conocer los detalles de aquella decisión, tan solo me limité a hacer mi trabajo. El anuncio sorprendió a todos, incluyéndome a mí. Rafael era uno de los trabajadores con más tiempo de estar al lado de Erick, que Erick haya tomado la decisión, fue por algo que no le gustó de Rafael. Salí de la oficina y me dirigí hacia la casa de Jones, Elisa aún no había llegado a casa y era muy probable que llegara pasada la med
El chofer de Eliot nos dejó en uno de los mejores moteles de la ciudad, Eliot dijo que no nos preocupáramos por la estadía de esa noche, que corría por su cuenta. Tanto Elisa como yo, sabíamos que ese gesto de generosidad, tendría un cobro que terminaríamos pagando tarde o temprano. –No debimos aceptar –protesté–. –Ya estamos aquí, ahora solo debemos atenernos a las consecuencias de haber aceptado, sabes perfectamente que rechazarlo no era una opción –.–Lo sé, es solo que me molesta saber que le deberé algo a ese viejo asqueroso–.–A mi igual, pero no teníamos muchas opciones que digamos –.Dormimos un par de horas, al menos para tomar fuerzas. La cama me brindó un sueño profundo que, en años no había tenido. Me desperté de repente y miré que el reloj marcaba las 6.40 am, no me refresqué ni un poco, dejé la cama y me dirigí al baño. El horario en la oficina comenzaba a las 7.00 am y no podía llegar tarde, estaba a más de 20 minutos en el transporte público. Me alisté en cuestión de
Las personas me miraban sin decir nada, quizás la tristeza era tan contagiosa que ni siquiera deseaban acercarse. Recibí una llamada. No distinguí el número de lo borroso que miraba debido a las lágrimas, pero contesté de igual manera.–Hola –.–Mariana, en las citas agendadas hay una con un proveedor que no conozco, podrías decirme porque concretaste esa cita –preguntó Erick–.–Revisaré y le enviaré el dato – dije, con la voz entrecortada y halando los mocos nuevamente hacia mi interior–.–¿Estás bien? –.–No– dije, soltándome nuevamente en llanto–.–Dime dónde estás–.–No lo sé, ni quiero saberlo, no se preocupe por mí señor Black, mañana estaré en la oficina a primera hora –comenté–.–¿Dónde estás? –.–Calle Navarro–.–Enseguida llego, quédate ahí –.Me senté en la maleta que llevaba, no sabía siquiera los sentimientos que tenía en ese momento, tan solo quería llorar, llorar por todas las veces que me había contenido de hacerlo, por todas esas cosas que me habían sucedido, por el d
La conversación era mucho más deshonesta y descarada de lo que me esperaba, el hombre comentaba sobre las mujeres de los Night club a los que había asistido como si fueran piezas de colección. Sentí que me había echado un balde de agua encima cuando mencionó a Marianette en una de las conversaciones. Ese era el nombre artístico que usaba en esos lugares, Erick lo conocía mejor que nadie, me enviaba flores y poemas siempre que podía, antes que lo despreciara. –Esa mujer es una belleza, solo que la perra quiere fingir ser la niña buena que no se acuesta con nadie, he escuchado que muchos se lo han propuesto y por cantidades que ni siquiera lo imaginas, pero la desgraciada los ha rechazado a todos. Esa es una de las que no se me puede escapar, sabes perfectamente cómo es esto, sino desea estar conmigo a las buenas, lo hará a las malas y créeme que cuando eso pasé, deseará haberme aceptado a las buenas–. Erick miró como cambié de color al escuchar esa amenaza indirectamente, me levanté
Íbamos camino a la oficina, cuando comencé a recordar las palabras que ese idiota había dicho. Mi aspecto cambió en tan solo un par de segundos y Erick lo notó fácilmente.–Ha sido un largo día ¿No crees? –preguntó Erick–.–Ya lo creo –dije, sin siquiera pensar en mis palabras–.–Mañana seguiremos con las citas, tengo muchos clientes a quien debo visitar y solo tú llevas el control de mis horas libres–dijo–.–De acuerdo –dije –.De cierto modo había entendido lo que Erick había hecho, con el primer cliente me presentó como una persona respetable, no comentó nada sobre mi pasado. En este no fui el centro de atención, pero los comentarios siempre estuvieron de por medio, para el segundo cliente, si mostro mi pasado, quizás queriendo conocer mi reacción o
Había pasado una semana y yo seguía de inquilina en el caserón de los Black. Me sentía tan bien en ese lugar que no quería marcharme de ahí, sin embargo, la noticia de la llegada de los padres de Erick cambió mis planes de estadía. Erick me dijo que prefería no tener a nadie en casa para evitar dar explicaciones sobre su vida, al fin de cuentas ellos no creerían que nosotros solo éramos compañero de trabajo y que mi estadía en la casa, era un acto de caridad. Erick comentó que, si su madre miraba a una mujer muy cerca de él, la euforia de hacerlo casar y que aquel amor diera como resultado un par de nietos, siempre rondaban por su cabeza. Así que prefería no darle paso a que esos pensamientos se apoderaran de ella.–No te preocupes por eso, me iré antes de que ellos puedan venir –comenté–.–¿Ya tiene