23.

Cuando ambos voltean a verme, sé que he pensado en voz alta. Aarón cubre su boca con disimulo para no mostrar que la situación le divierte y Gabriela me mira con el ceño fruncido.

—Quiero decir, eh… de ninguna manera va a faltar a la inauguración, señorita Arellano. Al menos que quiera tener problemas con Montserrat —bromeo, tratando de enmendar el asunto.

—Pues a los Díaz hay que enseñarles a respetar las decisiones ajenas —se zafa y Aarón alza las cejas. Dios mío, esto le divierte tanto—. De todas formas, no voy porque no quiera, sé cuán importante es la inauguración para mi amiga, sino porque no tengo nada que ponerme.

»De igual manera, gracias por querer invitarme, señor Irazábal. No lo veo conveniente, usted es mi jefe y sé que no lo hace con mala intención, pero los rumores… ―continúa, mirándome de reojo―… Ya sabe, no traen nada bueno.

―Entiendo, señorita Arellano. No se preocupe, continúe con su trabajo y gracias por ser tan honesta ―le responde él y ella se retira con rapidez―
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo