Tessa lo siguió sin protestar, su mirada fija en el suelo mientras caminaban hacia el auto. La distancia entre ellos parecía cargada de palabras no dichas.Una vez dentro del vehículo, Lyam encendió el motor con un suave giro de llave. El sonido del motor llenó el silencio, pero él se quedó mirando al frente durante cinco segundos que se sintieron como una eternidad. El interior del auto era oscuro y acogedor, lo que contrastaba con la personalidad de LyamFinalmente, giró su cabeza hacia Tessa, todavía absorta en su bebida gaseosa. Con un tono directo pero suave, le preguntó:—¿Dónde vives, niña?La pregunta flotó entre ellos como una invitación a abrirse.Tessa parpadeó, como si despertara de un trance, y lo miró con una mezcla de sorpresa y vulnerabilidad—: ¿Para qué quiere saberlo?—Es para saber si tu casa queda de paso a la empresa, así te dejo allá —dijo Lyam, intentando sonar práctico.Tessa resopló, dejando escapar el aire de sus pulmones con un gesto que reflejaba su descont
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