Y así comenzó todo para Nammi, horas y horas en las que la reina de chicago, le explico el porqué de tan sustanciosa paga, y es que en su club ingresaba solo gente importante, políticos, magnates, empresarios, mafiosos, asesinos, todos eran bienvenidos al infierno, como se llamaba el club principal que dirigía Valentina Constantini, todo estaba permitido allí, siempre que fuera para placer de ambos y consensuado, al menos de eso se trataba el club en lo que el edificio se refería, aunque en sus sótanos…era otra cosa, allí, era donde el verdadero infierno se desataba, un lugar neutro dispuesto para que las mafias hicieran sus acuerdos, y los mejores calabozos de torturas para quienes necesitaran implementar su justicia, la de la mafia, por supuesto, y Nammi, debería guardar silencio, sin importar lo que viera o escuchara, nada salía del infierno que la reina de Chicago manejaba, esa era su garantía, ni identidades, ni gustos, nada, y Nammi sería una tumba, o iría a parar a una.Las sem
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