Todos los capítulos de Venganza de una Madre Soltera con su Ceo Posesivo: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1
— Dime que me deseas, Eva — susurró Jason contra su piel, sus labios recorriendo su cuello con una mezcla de urgencia y posesión.— Te deseo, Jason... — susurró ella, sintiendo su cuerpo arder bajo su tacto.Era un amor secreto, un amor prohibido. Dos años de encuentros furtivos, de noches de pasión en habitaciones de hotel, de promesas susurradas en la penumbra. Dos años esperando que él finalmente la presentara a su familia. Pero eso nunca pasó.Y ahora entendía por qué.La oficina de Jason Barut era un reflejo de su poder: elegante, impecable, con ventanales que daban a la ciudad como si fuera su dueño. Ahí, en ese mundo de cristal y acero, Eva Martín había sido su sombra por dos años.Dos años siendo su asistente, su amante en la oscuridad, su secreto mejor guardado.Se ajustó la blusa color perla y echó un vistazo rápido a su reflejo en el espejo del ascensor. Ojos grandes, labios temblorosos. Se veía como lo que era: una mujer enamorada que, contra toda lógica, seguía creyendo e
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C2 - Mi bebé
— ¡Carajo!El mundo era un eco lejano cuando Eva abrió los ojos. El olor a desinfectante y la tenue luz del hospital la hicieron parpadear, desorientada. Su cuerpo se sentía pesado, adormecido, pero había un vacío en su interior que la hizo estremecerse de inmediato.Intentó moverse, pero un dolor punzante la detuvo. Bajó la vista y vio su brazo conectado a una intravenosa. El corazón le latía con fuerza en el pecho cuando la puerta se abrió y entró un médico con expresión sombría.— Señorita Moretti, me alegra que haya despertado — dijo con tono profesional, pero en su mirada había algo de compasión —. Lamento informarle que ha sufrido un aborto espontáneo debido al estrés severo y el impacto emocional.El mundo pareció detenerse.Aborto.Esa sangre, Jason, todo comenzó a golpearla fuertemente en ese momento, haciendo que su corazón comenzara a romperse. Estaba segura que el médico la miraba con lástima porque escuchaba como su corazón se rompía como ecos de un cristal lanzados a la
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C3 - Tengo un trabajo para ti.
Días más tarde, Eva caminaba sin rumbo fijo por las calles iluminadas por los faroles de la ciudad. Hacía frío y el cielo parecía querer caerse cobre ella. Su bolso estaba más liviano que nunca, y su cuenta bancaria prácticamente vacía. Sin trabajo, sin ahorros y con un hijo en camino, se sentía más sola que nunca. Jason la había tenido completamente dependiente de él y ahora, enfrentada a la dura realidad, no tenía un plan.Su departamento, el que durante dos años había sido su refugio, ya no era una opción. No podía pagar el alquiler y tuvo que dejarlo y donde creía tenía un hogar ya no lo era. Había pasado la última noche en un hotel barato, con el colchón duro y el aroma a humedad impregnado en las paredes. No quiso llamar a su abuela. No deseaba preocuparla ni enfrentar sus preguntas. Tampoco quería molestar a su amiga. Tenía que salir adelante por sí misma; sin embargo, cada vez se estaba volviendo más difícil.Pero la verdad era que estaba aterrada. El único pensamiento que la
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C4 - Necesito una asistente.
Eva apretó la carpeta contra su pecho, sintiendo cómo sus manos temblaban de rabia y nerviosismo. Miró a Valeria con el ceño fruncido antes de soltar las palabras que llevaban ardiendo en su lengua desde que recibió la noticia.— Conseguí el trabajo. — Su voz era áspera.Valeria saltó de emoción y la abrazó con fuerza.— ¡Sabía que lo lograrías, Isa! ¡Estoy tan feliz por ti! — exclamó con tanta emoción.Pero su risa se apagó cuando vio la expresión de Eva, seria, sombría. Se cruzó de brazos, observándola con suspicacia.— Espera un momento... ¿Por qué tienes cara de culo?Eva suspiró profundamente.— En primer lugar, no les dijiste que estoy embarazada. — Valeria abrió los ojos como platos, pero Eva levantó una mano antes de que pudiera interrumpirla —. En segundo lugar, el trabajo es fuera de la ciudad. Y en tercer lugar... — Tomó aire antes de soltarlo —. ¡Tú primo es el mismísimo Gabriel Montenegro!El silencio reinó por unos segundos antes de que Valeria estallara en una carcajada
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C5 - Ella es hermosa.
Eva llegó al imponente edificio de Montenegro Enterprises y contuvo el aliento al observar su magnitud. No podía creer lo elegante y moderno que era, mucho más grande y lujoso que la empresa de Jason. El suelo de mármol brillaba bajo sus pies, y los enormes ventanales reflejaban la ciudad como si fueran espejos.Respiró hondo, recordándose a sí misma que debía mantener la compostura. Entró y se dirigió al elevador, donde el chofer que la había recogido la acompañó hasta el piso ejecutivo. Eva le dirigió una mirada curiosa y rompió el silencio.— ¿Eres guardaespaldas también o solo chofer?El hombre la miró sin responder, sus facciones inamovibles como una roca.— Okeeeey... — murmuró Eva para sí misma, observando su reflejo en la brillante pared del ascensor. Se alisó el cabello con las manos, tratando de aparentar seguridad, aunque su estómago se revolvía de los nervios.Cuando el ascensor se detuvo en el piso más alto, el hombre dio dos golpes en la puerta de una oficina inmensa ant
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C6 -
Eva se sentó en su cubículo con la mandíbula tensa, el ceño fruncido y los ojos clavados en la montaña de documentos que tenía delante. Gabriel Montenegro se había convertido en una verdadera pesadilla. No podía dar un solo respiro sin que la llamara a su oficina para darle más trabajo, corregirle algo o simplemente molestarla.Respiró hondo y trató de enfocarse. Pero entonces, el intercomunicador resonó con una voz grave y autoritaria:— ¡Moretti, a mi m*****a oficina, ahora!«Santuario infernal diría yo.» pensó.Eva cerró los ojos con tanta fuerza que por un segundo vio chispas de colores tras sus párpados. Inspiró profundamente, sintiendo cómo su rabia burbujeaba peligrosamente bajo la superficie. ¿Por qué demonios no la dejaba en paz?Se levantó con furia contenida y caminó con pasos firmes hasta la oficina de Gabriel. Abrió la puerta sin ceremonias y lo encontró sentado detrás de su imponente escritorio de madera oscura, con el ceño fruncido y los ojos clavados en documentos con u
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C7 - Es niña.
El reloj marcaba las once de la mañana cuando Eva tomó aire profundamente antes de llamar a la puerta de la oficina de Gabriel. Había esperado el momento oportuno para hablar con él y pedirle permiso para salir unas horas. No iba a negar que temía que le dijera que no, pues este sería su tercera cita con la obstetra desde que llegó. Ya iban a ser dos meses nuevamente, pero esta vez, su cita estaba programada fuera del horario del almuerzo. Lo necesitaba con urgencia. Cuando escuchó su voz autorizando su entrada, empujó la puerta con suavidad y avanzó con paso firme, aunque sus dedos entrelazados delataban su nerviosismo.Gabriel alzó la vista de los documentos que revisaba y la observó fijamente.— ¿Qué necesitas? — preguntó con su tono de siempre, seco y directo.Eva tragó saliva.— Señor, necesito ausentarme un par de horas. Tengo una consulta en la clínica… un chequeo de rutina.Los ojos de Gabriel se estrecharon.— ¿Estás enferma?— No, no estoy enferma — respondió rápidamente —.
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C8 - Te importa una empleada.
Eva estaba inclinada sobre su escritorio, frotándose las caderas con suavidad. La incomodidad de su silla la estaba matando y, aunque trataba de ignorarlo, no podía evitar hacer pequeñas muecas de molestia. No se dio cuenta de que Gabriel la estaba observando desde las escaleras, habiendo decidido subir en lugar de tomar el ascensor. Desde allí, captó el momento exacto en que ella se retorcía en su asiento, pero decidió no darle importancia.Cuando Eva notó su presencia, se apresuró a ponerse de pie. En su afán por verse normal, dobló un poco el tobillo y tuvo que sostenerse del escritorio para no perder el equilibrio. Gabriel, que había estado a punto de ignorar la escena, aceleró el paso instintivamente, aunque se detuvo en seco antes de demostrar demasiada preocupación.— ¿Estás bien? — preguntó con voz neutra, aunque sus ojos oscuros la analizaban con detenimiento.Eva tenía los ojos cristalinos, pero se esforzó por ocultarlo. Asintió de inmediato y luego respondió con voz tensa:
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C9 - Él estaba allí.
Eva sintió un nudo en el estómago cuando escuchó su apellido en la voz firme y autoritaria de Gabriel.— Moretti, a mi oficina. Ahora.Pasó por su escritorio con algo en la mano. Una caja. Pero ni siquiera le dio una mirada a ella. Como siempre. No hubo ningún titubeo en su tono, ninguna señal de duda. No era una petición, sino una orden. Eva tragó en seco y se puso de pie con cuidado. Aunque la hinchazón había disminuido, todavía sentía una leve punzada en el tobillo, pero se obligó a ignorarla. Caminó con paso controlado hasta la oficina de su jefe y entró, cerrando la puerta tras de sí.Gabriel estaba de espaldas, observando por la ventana con los brazos cruzados. La tensión en su postura era evidente. No giró para mirarla, solo esperó en silencio.— ¿Va a despedirme? — preguntó Eva con la voz temblorosa.Gabriel se giró de inmediato, frunciendo el ceño con una expresión de incredulidad.— ¿Por qué te despediría? ¿Por torcerte el tobillo? Ciertamente eres la única que me soporta. —
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C10 -
Eva Moretti sintió el corazón martillándole el pecho cuando se excusó de Gabriel para ir al sanitario. Trató de mantener la compostura, forzó una sonrisa y aseguró que estaba perfectamente, pero su jefe no era tonto. Gabriel Montenegro notó la tensión en su mirada y la rigidez de su postura. Algo la había asustado, alguien en esa mesa. Decidió dejarlo pasar, pero más tarde se aseguraría de averiguar la verdad.Con su elegancia habitual, Gabriel se acercó a la mesa donde lo esperaban Jason Barut, su padre James Barut y una mujer de cabellera cobriza que irradiaba arrogancia. Saludó de manera cortés y, aunque el mayor de los Barut respondió con la misma cordialidad, su hijo parecía distraído, su mirada perdida en la multitud, como si buscara a alguien. Gabriel sabía que Jason provenía de la misma ciudad que Eva, pero no haría suposiciones apresuradas.En su carpeta tenía detalles del currículum de Eva, donde figuraba su paso por Corporaciones Barut, aunque él nunca había llamado para co
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